Buenos días y buen fin de semana,

Acabamos la semana en cuanto a la sección del Trazo de Kalamos, pero no la actividad en el Instituto Symposium, con el comentario que une a Alemania, Ucrania y Rusia.

Un tribunal de Berlín condenó a un ciudadano ruso a cadena perpetua, acusado de matar al separatista checheno de etnia georgiana Zelimkhan Khangoshvili hace dos años y medio, en 2019. Alemania también expulsará a dos diplomáticos rusos involucrados en el asunto. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Federación de Rusia, Maria Zakharova, calificó de inmediato la sentencia como un "caso politizado", informando que "no quedará sin respuesta", en declaraciones al canal de YouTube Соловьёв LIVE (Soloviev LIVE).

"Berlín anunció ayer que expulsaba a dos diplomáticos rusos por un fallo judicial en el caso. Como todos entendemos, el caso está politizado, por decirlo suavemente, y no tiene nada que ver con ninguna noción de ley y justicia. Creo que Releer la declaración del abogado del ciudadano ruso [condenado] es suficiente para entender mucho", señaló Maria Zakharova.

El tribunal aceptó el argumento de la fiscalía de que agencias estatales rusas habían ordenado el asesinato. La ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, dijo tras el veredicto que Berlín consideraba el asesinato como "una violación de la ley y la soberanía" y por tal motivo anunció la expulsión de dos empleados de la embajada rusa.

El análisis

La sentencia judicial y las expulsiones diplomáticas subrayan la actitud ambigua de Berlín hacia Moscú, en la época de Merkel, pero también en la época de Scholz. La finalización del Nord Stream 2 y la adaptación de Estados Unidos permanente a los acontecimientos que siempre persiguen la no puesta en funcionamiento, vía sanciones y cuando fallan, vía diversos impedimentos como señalé en un Trazo de Kalamos, el expediente Navalny, las triangulaciones con Bielorrusia para exportar a Rusia por parte de Alemania en cualquier caso evadiendo las sanciones europeas y la indecisión sobre el apoyo técnico-militar a Ucrania señalan la ausencia de una política exterior coherente y lineal en el espacio geopolítico oriental de Alemania, tal y como se venía dando, y que se bifurca entre la necesidad de preservar las relaciones económicas y energéticas con Rusia y no romper definitivamente con Estados Unidos. Por lo tanto, las sanciones contra Moscú tienden a ser muy llamativas para hacerle un guiño a Washington, pero de importancia secundaria para no afectar los negocios. Tanto es así que Berlín ha bloqueado la venta en Kiev de 90 rifles de precisión semiautomáticos Barrett M82 (funcionales contra equipos enemigos en lugar de contra hombres) de Estados Unidos y 20 sistemas antidrone Edm4s Sky Wiper de Lituania, armas ya pagadas a principios de 2021. Provocando protestas del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, en una interesante entrevista de Pietro Del Re de diario la Repubblica, y que recomiendo leer.

A pesar de las declaraciones de la entonces ministra federal en funciones de Defensa Annegret Kramp-Karrenbauer, de la CDU/CSU, sobre la disuasión atómica, que Moscú debe saber que la OTAN está lista para hacer uso de su disuasión nuclear en caso de un ataque ruso contra un miembro de la Alianza. Pero Berlín quiere evitar enfrentarse a Moscú a nivel técnico-militar tanto por razones de política interna, de las que hablaremos más abajo, como por razones de seguridad vinculadas a una vulnerabilidad territorial. Las baterías de misiles tierra-tierra con capacidad nuclear Iskander-M desplegadas en el enclave ruso de Kaliningrado mantienen bajo control a la capital alemana, que está a tan sólo algo más de unos 500 kilómetros de allí, y como ya señalamos constituye una baza usada por los norteamericanos en sus relaciones con la República Federal de Alemania, y a su vez, forma parte de la línea roja trazada por el pensamiento estratégico ruso en réplica a los estrategas de Washington, como también expliqué en un Trazo de Kalamos.

El punto de inflexión en las relaciones entre Alemania y Rusia

Se puede trazar en una línea argumental-temporal perfectamente: el envenenamiento del activista Alexei Navalny, cosa que hizo que Alemania dejase de ser la parte asertiva que debía entender a la parte rusa, y sobre la base de cierta cooperación y entendimiento, actuar como una suerte de "traductores" de las posiciones defendidas por el Kremlin a los aliados de Alemania, pero no obstante, se ha mantenido la cooperación entre Rusia y Alemania que ha llevado a la finalización del Nord Stream 2.

La situación ponía fin a la línea abierta entre Kohl y Gorbachev con la reunificación de Alemania, una suerte de símbolo de reconciliación de carácter histórico y garantía de buenas relaciones entre ambos, y constituyéndose en una de las piedras angulares de la seguridad europea. La postura alemana, criticada con desdén desde Moscú incidiendo en el lenguaje histórico, al trazar un paralelismo Vladímir Putin con las acusaciones dirigidas al Komintern en 1933 tras el incendio del Reichstag provocado por los nazis, cristalizando un deterioro de las relaciones ruso-alemanas que se podían rastrear desde hacía prácticamente una década. Lo comentado ayer en el Trazo de Kalamos respecto a la actuación de Vladímir Putin con Londres y la llamada a Johnson sirve para escenificar la "asociación" desde Moscú de Berlín como parte del juego estratégico de Estados Unidos, aunque también con los respectivos límites comerciales (el propio Nord Stream y el Nord Stream 2, además de la triangulación comercial con Bielorrusia).

En fin, aunque se aventuró entonces el fin del Nord Stream 2 y que no se finalizaría, vemos que sí se ha finalizado, llevando a una nueva fase a las acciones norteamericanas de contención. En aquel contexto del expediente Navalny, se situó toda una serie de revelaciones, que ha seguido en el tiempo, y que superan a la esfera de Alemania. De hecho, varios políticos inclinados a la cooperación con el establishment ruso y su equilibrio de poder manifestado en el Kremlin han visto frenada, desde hace tiempo, su respectiva carrera política mediante escándalos o casos de corrupción, en el caso de Francia Dominique Strauss-Kahn y François Fillon, Matteo Salvini como viceprimer ministro en Italia, el vicecanciller Heinz-Christian Strache en Austria.

La sombra de Rusia se ha desvelado a través de conspiraciones atribuidas a Moscú o bien a agentes de los diferentes servicios de inteligencia de Rusia se han dado en España, Noruega, Grecia, Eslovaquia, Bulgaria, República Checa, Montenegro... la lista es larga. Pero también en el Reino Unido, con el envenenamiento de Sergei Skripal y su hija en Salisbury, con consecuencias negativas de gran alcance para el Kremlin.

En este contexto cabe situar también el ataque informático al Reichstag de 2015 y el asesinato a mediados de 2019 de Khangoshvili mientras paseaba por el Tiergarten en Berlín.

La reacción en Occidente consistió en una de carácter estratégico y supuso la eliminación de la influencia del enemigo, pero la campaña de Scholz como candidato del SPD se ha basado en la evidencia de que los países de Europa en general, incluida Rusia, compartimos intereses fundamentales y desafíos comunes, y neutralizar a estos y conseguir aquellos precisa de cierto grado de cooperación y cierta coordinación en los marcos adecuados, como puede ser la OSCE.

Esta situación ha hecho solidificar el telón de acero 2.0 alrededor de los nórdicos, buscando cortar la ruta ártica, y con ello también viene la cuestión de tratar de retener como sea el eje económico en el Norte de Europa en una tendencia que marca el inicio del despegue del Sur, que se puede observar en la misma Alemania como comento en uno de los artículos que analiza la nueva coalición de gobierno de Alemania entre SPD, FDP y Los Verdes. Digamos que esa línea desde los nórdicos, apoyándose en Gdansk y que avanza hasta Constanza en Rumanía y que corre en paralelo al eje Kaliningrado-Tiraspol está más cimentada y solidificada en el aspecto Norte, no así en el Sur, donde todo está algo más en movimiento y depende de cómo se sucedan los acontecimientos se fijará de una forma u otra, y en la que Turquía interviene por su propio interés pero en contención de Rusia alrededor del eje Mar Negro-Cáucaso, y que fruto de lo que a mi juicio han sido errores de Polonia y Lituania, han hecho caer a Bielorrusia bajo el paraguas ruso.

Esta tensión que implica un aumento del gasto, y esto puede potenciar a la industria armamentística europea... cosa que no es del agrado del pensamiento geoestratégico norteamericano. Se trataba de que los europeos comprasen armas norteamericanas, no de que las venda Francia y que se asocie con Alemania, Italia y España para ir incluyendo sistemas de armas de fabricación europea. Lo visto con los AUKUS en Australia y los submarinos de ataque nuclear o el intento de reventar el acuerdo entre Francia y Grecia, algo de lo que hablábamos el pasado lunes día 13 de diciembre de 2021 en el Trazo de Kalamos van en esta dirección, al igual que las acciones de Emiratos Árabes Unidos y sus preferencias por los sistemas de armas de Francia sobre los estadounidenses fruto de la desconfianza de estos últimos respecto a que China acabe accediendo a partes de los mismos, y que también muestran las acciones de los árabes y sus posicionamientos en el tablero geopolítico.

Alemania: necesidades energéticas y de transición de modelo

Alemania presenta una dependencia de las exportaciones que hace que la confrontación geoeconómica con China por parte de Estados Unidos sea percibida como una cuestión de seguridad nacional, pues Washington ha tomado la decisión de privar a China de cualquier tipo de ayuda, lo que incluye la comercial y ahí estaría Alemania, pero no sola pues entrarían en otra medida otros países europeos, y detener así la modernización económica y militar de la República Popular de China, en un momento en que la regionalización de los grandes espacios en marcada competencia entre sí dada la transición de hegemonía va a ser clave.

Este principio de contención a China, iniciado en 2014/2015 y continuado por Estados Unidos, también contó con un segundo pilar, que es precisamente Europa Occidental, y en concreto Alemania (al que se ha sumado Francia). Así que para alcanzar sus objetivos geoestratégicos Estados Unidos es consciente de que debe centrarse en dos regiones: Europa Occidental y evitar un proceso de unidad continental, una vez sacado fuera de esta estructura el Reino Unido y capturado en una cadena de intereses en la formulación del "Imperio anglosajón", una formulación ya propuesta en la fase de transición de hegemonía del Imperio británico que prefirió rechazar a la Europa continental, buscando un acuerdo con su socio minor de entonces, Francia al que también había que contener en ciertos aspectos, para "instrumentalizar" en una relación de dominación y por interés ante la formación de grandes espacios en competencia (con Alemania... y más tarde Japón), a Estados Unidos, y que se propuso en la línea del libro The Americanization of the World: or the Trend of the 20th Century, del británico W. T. Stead, una suerte de Rupert Murdoch de aquel momento.

Para ello, la doctrina económica y energética que se ha ido madurando desde Obama, pasando por Trump y siguiendo por ahora Biden, se fundamenta en la supervisión, o por ser más claros, la manipulación de los flujos comerciales, financieros, energéticos y de los datos, usando para ello el mecanismo de las sanciones o bien, si las sanciones no surten efecto, usar cuantas trabas sean posibles y de todo tipo para alargar y atrapar a los sujetos que son los enemigos a batir, China, Rusia, Alemania, Francia, en un laberinto donde dar vueltas y más vueltas. Y por supuesto, el uso del gas es clave para lanzar la Revolución Industrial 4.0 como elemento de transición, para lo que Estados Unidos utiliza su propio gas, más caro y que permite cortar la vertebración del espacio en un polo bien dirigido, y cabe pensar que intentará lo mismo con el escenario de Irán y su riqueza en hidrocarburos: abrirlo para volver a dar vueltas y más vueltas, como sucede con el Mediterráneo Oriental. El caso es tener la llave del gas en Washington y evitar la vertebración del polo autónomo, lastrando la transformación del espacio gran regional, a lo que se suma la dialéctica del soberanismo ("cada uno a lo suyo y nada de actuar como un bloque"), e incluso la esfera verde, ya usada contra el Nord Stream 2, al igual que el uso de la democracia, como hemos visto recientemente.

Como creo que merece la pena vamos a ver cómo lo verde se ha utilizado en términos de contención.

Detener el Nord Stream 2 mediante las políticas verdes, un juego de contención

Tras 16 años como canciller, mientras Angela Merkel encaraba sus últimas semanas en el cargo con actividades centradas en el momento de política internacional. Después de visitar Washington el mes pasado, visitaba a Vladimir Putin el viernes antes de acudir a Kiev el domingo 22 de agosto.

En Moscú, las discusiones giraron principalmente en torno al oponente Alexeï Navalny, y que acabaron con la canciller alemana pidiendo al presidente de la Federación de Rusia su liberación tras lo sucedido en febrero, asegurando que Alemania "seguirá en este asunto".

Angela Merkel viajaba a Ucrania en una atmósfera completamente diferente, cuando estábamos a las puertas del trigésimo aniversario de la independencia del país de la Unión Soviética. El símbolo es particularmente fuerte, porque la construcción del gasoducto Nord Stream 2 se acercaba a su finalización en el Mar Báltico, tras tres años de trabajo.

Alemania se encontraba en una posición particularmente incómoda sobre este tema. Como recordatorio, la operación de este gasoducto tendrá la consecuencia de pasar por alto a Ucrania, que hasta ahora era un importante país de tránsito del gas ruso con destino a Europa, y podría privar a Kiev de las palancas de negociación de las que ya carece el país, mientras que Crimea ha sido ocupada por Rusia desde 2014.

Desde febrero de este año, Polonia y Ucrania han sumado fuerzas. Ambos titulares de los ministerios de Asuntos Exteriores firmaban una columna en POLITICO en la que amenazaban con el fin de los tiempos para Occidente por el Nord Stream 2, y solicitaban al presidente Biden que actuara al respecto... y actuó, pero no haciendo caso en la línea beligerante directa que ellos esperaban, y con la mente puesta en el siglo XX, cuando ambos países nacieron como estados tapón de la geopolítica de posguerra del Segundo Reich alemán en la Primera Guerra Mundial, y luego fueron pillados entre los dos bloques de nuevo por el choque entre el III Reich y la Unión Soviética, previo reparto de Polonia. Estados Unidos también cuenta con otras prioridades en abrirle frentes a los rusos en el Cáucaso Sur o Asia Central, sin olvidar el delicado equilibrio de Oriente Medio o en África.

Del 24 al 26 de febrero, dentro de la Asamblea parlamentaria de la OSCE, Mykyta Poturayev, jefa de la delegación de legisladores de Ucrania insistía en la dinámica de Guerra Fría y una Rusia muy armada y agresiva.

Unos días antes empezaba una campaña muy activa de comunicación anti-Nord Stream 2 de los servicios de inteligencia de Ucrania, SZRU, según la cual Rusia destruye la naturaleza. Pero la propaganda es propaganda (ver la nota aquí de parte de SZRU). "Krieg ist Krieg und Schnaps ist Schnaps", en versión propaganda. El 1 de marzo insistía el SZRU.

Tras el fracaso de varias líneas de acción, el SZRU pasaba a criticar a los barcos como responsables del nuevo Chernobyl dialéctico. A ello se sumaron los polacos, porque como había un riesgo enorme y podía pasar cualquier cosa debido al contenido del lecho marino, pues claro, como a los polacos y a los ucranianos les preocupa el medio ambiente y Occidente decidieron desde emerger con un submarino por sorpresa y apuntar a los barcos en su trabajo entre otras cosas que se puede leer aquí, como lanzar pesqueros, etcétera, tal y como recogía Reuters.

En cuanto a las medidas adoptadas, Polonia se convirtió en el primer estado europeo en imponer sanciones a los subcontratistas del proyecto Nord Stream 2. El viceministro polaco de Infraestructura, Grzegorz Witkowski, anunció a finales de marzo que las autoridades darían de baja a dos buques de apoyo, el Krebs Geo y el Krebs Jet. Estos barcos pertenecen a una empresa alemana pero su puerto de origen es precisamente Gdansk, el punto al Norte de la línea trazadas por los estrategas de Washington entre la ciudad polaca y Constanta en Rumanía que replica la línea Kaliningrado-Tiraspol rusa. Ambos barcos navegan bajo pabellón de Polonia, como se puede ver aquí.

Es la línea ya usada en el Nord Stream y en el Nord Stream 2, también en la última década de empeoramiento de las relaciones entre Rusia y Alemania, consistente en una resurrección de la idea "Ribbentrop-Molotov", y que se centra también en Bielorrusia y Ucrania, y de ahí la línea estratégica de Varsovia con respecto a Moscú de postularse para liquidar el monopolio ruso energético primero en Polonia, y después en la región Trimarium, particularmente pivotando sobre Minsk y Kiev con Londres y Washington, discutiendo a Berlín-Moscú. En definitiva, la geopolítica polaca se basa en huir del vecino fuerte: Rusia, Prusia, Austria, el III Reich y la Unión Soviética y ahora la paradoja de Alemania/Unión Europea y Rusia, pero a su vez OTAN con eje en Londres y Washington (de nuevo la llamada de Putin a Johnson de la que hablamos ayer), donde está precisamente Alemania... y que se quiere proyectar en la beligerancia que rompe con Bielorrusia (donde triangula comercialmente Alemania con Rusia) y con Kiev.

Ahora también el Nord Stream 2 recibe el nombre de pacto Ribbentropp-Molotov 2.0 por parte de polacos, bálticos, ucranianos y una parte de los alemanes occidentales incrustados en el discurso impulsado por Washington, pero que tampoco dejan de renunciar a sus propios fines. Tanto los que están a favor del Nord Stream 2 en Alemania como los que se oponen en el fondo persiguen una política expansionista hacia la Europa del Este, un clásico de la geopolítica alemana, sólo que por caminos distintos, y con una contemporización con Estados Unidos que ahora ya no es posible llegados a este punto de la transición de hegemonía y regionalización de los grandes espacios. Y con una preocupación por parte de París ante el posicionamiento alemán en esa dirección... una reedición del juego del antipoder de Europa Occidental que mandó al traste a la Unión Europea Occidental y sus planes de integración hace 30 años, con conflicto en los Balcanes Occidentales incluido, y pulso entre Francia y Alemania mal disimulado que llevó a errores estratégicos de bulto que pudo salvar a la administración Clinton, mientras también se centraba en la nueva fase del neoliberalismo de las deslocalizaciones de los años 90 del pasado siglo XX y la contención al retador por Asia Oriental, entonces Japón.

En definitiva, Estados Unidos sacrifica el concepto liberal y piedra angular básica que establece que hay economías de mercado libres para tomar sus propias decisiones, y pasa a sustituirlo por una lógica de concepción mercantilista y preindustrial, y que dio inicio con Trump, continuada por Biden, y que entra en el meollo del realismo en las relaciones internacionales y del "poder duro" de Nye: el poder económico es una de las premisas básicas para el poder de coerción militar. Una línea defendida entre otros por el Dr. Peter Navarro, como se puede ver a continuación, en un discurso en la Harvard Kennedy School el pasado 25 de abril de 2019 y cuyo tema es "Ricardo is Dead. Long Live Fair, Balanced, and Reciprocal Trade":

En definitiva vamos a detener el comentario de hoy aquí y les emplazamos a mantenerse atentos a las nuevas publicaciones del Instituto Symposium sobre la nueva coalición de gobierno en Alemania, el espacio Trimarium, los AUKUS, Turquía, Francia e Italia, etcétera.