Buenos días,

El Trazo de Kalamos de hoy del Instituto Symposium, nuestra newsletter para nuestros suscriptores, versará hoy sobre las declaraciones del ministro de Defensa de la Federación de Rusia, Sergej Šojgu, y la réplica del Departamento de Defensa de Estados Unidos tildándolas de falsas.

El ministro de Defensa Šojgu se dirigía en conferencia del ministerio y afirmaba lo siguiente: "Se confirma la presencia de al menos 120 contratistas de defensa [compañías militares privadas] estadounidenses en Donbass, en la zona de Avdeevka ... Están preparando una 'provocación' con componentes químicos".

El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha replicado inmediatamente mediante conferencia de prensa fuera de cámara, el secretario de prensa del Pentágono, John F.Kirby, realizaba las siguientes declaraciones:

Q: And the other thing -- I'm not sure if you saw it -- but the Russian state media is quoting Defense Minister Shoygu as saying that "private military companies have shipped chemicals into Eastern Ukraine to commit provocations." Do you -- does the U.S. have any indication that private military companies are shipping chemicals into Ukraine?
MR. KIRBY: Those -- those statements by Minister Shoygu are completely false.
Q: How do you know that?
MR. KIRBY: They're false.
Q: Has it -- does the Secretary have any plans, or has he yet today or in the last couple of days, talked to Shoygu?
MR. KIRBY: He has not talked to Minister Shoygu and I don't have anything on his calendar to announce today.

Desde el 20 de febrero de 2014, momento en que el gobierno prorruso de Kiev fue derrocado en la llamada "Batalla de Jevromajdan" (o "Euro Maidan", transcribiendo la fonética ucraniana al español, en el centro de Kiev, el corazón de la revuelta contra el régimen del presidente Viktor Yanukovich, que más tarde acabaría por caer, momento en que Estados Unidos a través de la administración Obama amortizaba los oficialmente cinco mil millones de dólares invertidos en Ucrania desde el final de la Guerra Fría a lo que había que sumar por lo menos la misma cantidad informalmente para evitar que regresase a Moscú), y que fue el motor de la réplica de Putin en Crimea. Tras ello Washington jamás ha considerado establecer bases militares de carácter permanente en el centro-este de Ucrania, y esto es algo meridianamente claro por cualquier general o analista de geoestrategia del Superpower norteamericano.

Ucrania ya es en sí misma una bolsa, con lo que los embolsamientos de unidades es algo muy propicio, y en donde ya existen los medios por parte de los rusos para proceder a un gran embolsamiento de unidades al estar rodeada por los activos militares de Moscú, lo que incluye los misiles tácticos con capacidad nuclear:

1/ Al norte (Briansk y la cuña bielorrusa);

2/ El este (suroeste de Rusia y el Donbás); y,

3/ Al sur (Crimea y el Mar Negro).

Al respecto, recomendamos repasar los siguientes Trazos de Kalamos: 1 de diciembre de 2021, 22 de noviembre de 2021 y 23 de noviembre de 2021.

Concentrar allí las tropas aliadas sería una medida precipitada y una exposición a una derrota humillante, independientemente de la cantidad o la calidad de los hombres y los medios. De hecho, cuanto mayor sea el número (y la calidad) de lo desplegado en el corazón de ese enorme embolsamiento en caso de conflicto, mayor será la exposición y mayores las pérdidas humanas. Especialmente en ausencia de apoyo naval, que también es imposible de implementar en las aguas del Mar Negro.

No debemos olvidar que el Mar Negro es una cuenca semicerrada con una sola vía de acceso, que puede bloquearse artificialmente con accidentes inducidos. De ahí que la idea del Canal de Estambul de Erdoğan, cuyas obras empezaron este año, sea algo que potencialmente sea del interés atlántico de contención a Rusia y del juego de Turquía. Incluso la flota más poderosa del mundo (la estadounidense), una vez atrapada, sería vulnerable a los ataques costeros.

No es sin motivo que Estados Unidos y el Reino Unido sólo están dispuestos a enviar técnicos informáticos militares para establecer defensas en caso de un ciberataque de la Federación de Rusia contra la infraestructura ucraniana, como sucedió en 2015 y 2016 al atacar el sistema eléctrico de Ucrania. Pero esto es ante todo un movimiento simbólico, realmente nada concreto. En caso de una ofensiva real, las fuerzas cibernéticas aliadas no podrían hacer nada contra los equipos electromagnéticos rusos, un instrumento cuyo uso es más plausible que los equipos cibernéticos, por ejemplo el uso del Jibiny dentro de la variedad del panoplia de la guerra electrónica rusa, ya usado con éxito en un encuentro con un Su-24 y el USS Donald Cook en 2016. Además, no podrían proceder a contraataques cibernéticos en caso de que Rusia active el escudo RuNet, (gigantesca intranet nacional) que continúa rápidamente: en caso de una amenaza, la Federación de Rusia podrá aislar al país de Internet global, cortar de raíz la posibilidad de sufrir ofensivas cibernéticas exógenas y atacar desde sus diferentes elementos Internet de forma global.

Otro elemento que empuja a los anglosajones a no asumir grandes compromisos militares es la conciencia de que varios miembros de la OTAN no adyacentes geográficamente a Rusia, algunos de los cuales mantienen buenas relaciones con la Federación de Rusia, se opondrían a la implicación militar en un país no adherido al Pacto Atlántico, como es el caso de Ucrania. Esto generaría divisiones internas en un frente que quiere estar unido... pero los anglosajones piensan en esos términos en China y no en Europa, Rusia es instrumental. Washington y Londres son mucho más proclives a fortificar el eje Gdansk-Constanza, también tal y como se ha propuesto por parte del Comandante Supremo Aliado de Europa (SACEUR), el general Tod D. Wolters, enviando nuevas tropas a Rumanía y Bulgaria, pues el eje del Norte de la línea Gdansk-Constanza lo tienen más firme. No quieren malgastar recursos en el continente europeo, ni realmente tampoco quieren que Rusia sea tragada por China. Sobre la línea Gdansk-Constanza se recomienda para la completa comprensión la lectura de este Trazo de Kalamos.

Entre las opciones estudiadas por la Casa Blanca está el envío de nuevos suministros de armamento pesado a las fuerzas armadas ucranianas, cuyo pago no puede darse por seguro.

Y luego tenemos la realidad sociológica de Ucrania: según una reciente encuesta del Instituto Internacional de Sociología de Kiev, sólo el 50,2% de la población estaría dispuesta a tomar partido en caso de invasión rusa y sólo el 33,3% estaría dispuesto a tomar las armas, y la mitad restante se limitaría a manifestarse.

El Kremlin carece de un casus belli válido para llevar a cabo una amplia acción militar en Ucrania. Hay que señalar que si lo desease hacer lo haría al estilo de la doctrina Gerasimov, es decir el clásico pongamos un espejo en el espejo, y copiemos los elementos usados por Estados Unidos, y lo harían de dos formas posibles en mi opinión: al estilo de sus intervenciones en Irak y de forma diferente en Siria. Insinuar el presunto uso de armas químicas contra residentes con pasaporte ruso en el Donbás podría "obligar" a la Federación de Rusia, tal y como sugieren, a tomar medidas defensivas fuera de sus fronteras, respetando plenamente los dictados constitucionales: a la manera de "Siria", o bien para lanzar un raid de castigo.

Contexto: los documentos enviados por la Federación de Rusia a la OTAN y a Estados Unidos

Velina Tchakarova resumía el pasado 20 de diciembre la posición de Rusia sobre la Unión Europea al respecto:

Esta respuesta de Rusia la anticipábamos unos días antes en un Trazo de Kalamos, un clásico de las Relaciones Internacionales una vez la etapa liberal fue dejada atrás, y el cosmopolitismo se reformula, con un choque de soberanías que exigen grandes espacios vertebrados y capaces de responder con una amplísima panoplia de elementos de todo tipo, también a la Revolución Industrial 4.0. Es decir, en caso de no tener una política exterior propia, unas Fuerzas Armadas capaces y que merezcan ese nombre, con eurobonos, una unidad monetaria, además de fiscal y bancaria y todo lo que de ello se deriva, no se cuenta con potencia, es decir "con poder", y sin tal no se cuenta en ningún aspecto, desde el tecnológico hasta el diplomático. En pocas palabras: sin un federalismo europeo Europa es vasalla en todos los aspectos, desde el militar hasta el tecnológico y económico. La respuesta de Rusia esta vez ha sido educada y no el choteo de hace unos meses con Borrell en la Federación de Rusia, porque no es para menos. El mismo choteo que realmente inspira la Unión Europea y sus discursos vacíos en un mundo de realidades durísimas, y la misma situación a la que nos vemos envueltos todos los países de la Unión Europea individualmente o con "pequeñas alianzas", es igualmente algo "ridículo".

Un Ejército comporta un Estado o una federación o una confederación. Comporta una unidad monetaria (y sí, también fiscal), y de paso sería una palanca geopolítica y estratégica para aplicar a toda Europa, Asia, América Latina y África.

Para simplificar, necesitas un Parlamento y un Gobierno, y en Europa tenemos varios y hasta en competencia. Hay que refundir Comisión Europea, Consejo Europeo y Consejo de Europa; BCE y Banco Europeo de Inversiones; el Parlamento debe funcionar verdaderamente como tal, con poderes y con listas transeuropeas. Hay que escoger un presidente federal, y que todo sea de todos.

Más: desarrollo autónomo de sistemas de armas. Un detalle que los que estudiamos a fondo el juego de hegemonía y competencia estratégica conocemos: desde el siglo XIX, particularmente desde la Guerra de Secesión, los norteamericanos copan las armas europeas mediante ventas y patentes. ¿Cuántas guerras hemos tenido en Europa? Dos mundiales que nos destruyeron como bloque y nos pusieron de rodillas ante Estados Unidos, ante todo, y Rusia/URSS, muy relativamente. ¿Cuántas tuvo Estados Unidos en su suelo continental, no en territorios adelantados en el Pacífico? Cero.

¿En qué se ha basado la prosperidad socialdemócrata de la época dorada del capitalismo? En la industria de defensa y de inteligencia de Estados Unidos. ¿En qué se ha basado la época posterior al patrón oro, por cierto en este verano ha hecho 50 años, como el Acuerdo Cuatripartito sobre Berlín, ironías históricas?

Y desde entonces, en imprimir dólares sobre el petróleo, armas y demás. Y después hay que poner en marcha una economía federal a escala como las de los grandes-grandes jugadores, en todos los planos y sin ninguna excepción.

Ya no se trata de hacer bien unas cosas, o bastantes de ellas o partes de ellas. Sólo se consigue ser parte de los grandes sistemas que ya aparecen pero no se crea ninguno.

Hasta el momento los únicos logros han sido declaraciones de intenciones, tan vacías como ya irritantes por lo absurdo en números y capacidades, de gobiernos, líderes de opinión, analistas e incluso generales que coinciden, como un disco rayado, en la necesidad de una identidad europea en el sector.

Respecto a la propuesta de Alemania, que no sé si ha estado entre nosotros esta última década, por no hablar de las últimas tres décadas, de invocar el artículo 44 del Tratado de Lisboa, que permite a un grupo de países que lo deseen unirse para actuar conjuntamente, hay evidencias de sobra, entre otras y de las que parece que Alemania no quiere comprender debido a su pensamiento (o falta del mismo) en el plano estratégico, la de Libia 2011, cuando la suma de los recursos de los países participantes en las operaciones no pudo contrarrestar la falta de numerosas capacidades militares, algunas de ellas "habilitantes", proporcionadas como es habitual por Estados Unidos una vez iniciado el conflicto y con las que la maquinaria bélica pudo por fin empezar a funcionar a pleno rendimiento.

Sin embargo, lo que hay que empezar hoy es la definición de una doctrina del uso de la fuerza, sin la cual no sería posible dar forma al instrumento relativo, que actualmente no existe en ningún ejército, nacional o colectivo. En otras palabras, ninguna maquinaria bélica de hoy en día es capaz de hacer frente a escenarios de crisis actuales o potenciales, como el de Afganistán, con una técnica operativa adecuada. Y es por ahí por donde deberían empezar los planificadores europeos, sin dejar la iniciativa en manos de la industria, como está ocurriendo ahora, guiados por otros parámetros de evaluación que desde luego no son los de equipar a un ejército con lo que necesita. Para permanecer en el dominio específico, se necesitarían otras capacidades, como aeronaves con alta permanencia en los objetivos; por decirlo brevemente, drones de todo tipo, helicópteros... La lista es larga, y desde luego poner atención en las plataformas C4/Istar (Mando, Control, Comunicaciones y Ordenadores / Adquisición de objetivos de inteligencia y reconocimiento), además de las capacidades de los satélites en sus diversas declinaciones, etc.

¿Qué es necesario? Muchísimo, pero esto requiere una transformación total de Europa para ser un tercer jugador colosal de los de verdad, que son los que hay y nos van a avasallar en todos los terrenos.

En esta línea ha entrado, resumiendo lo que acabo de explicar, Mario Draghi al hablar de Ucrania, Rusia, Estados Unidos y la OTAN, en el contexto de la conferencia de prensa de fin de año:

El primer ministro Mario Draghi se centró en la posición de Italia sobre las tensiones que rodean a Ucrania.

Mario Draghi explicó que los países europeos no tienen una disuasión militar creíble contra Moscú, no tienen misiles, barcos, ejércitos en común. Sólo existe la OTAN, que tiene diferentes prioridades estratégicas, y están centradas en el Indo-Pacífico. De modo que estaríamos hablando de un arma solamente en manos de los europeos y que es, en este contexto, intrínsecamente inútil para nosotros, pero no para los anglosajones y para Rosneft (de lo que hablaré más abajo): el arma económica, por consiguiente hablaríamos de sanciones al gas, ya que la Unión Europea no tiene la posibilidad de gestionar la presión rusa sobre el tema con el precio del gas disparado en un día del 25% para moverse en rangos de $ 2,100 por galón.

Draghi señala que Putin busca dialogar directamente con Estados Unidos. Indica que ya existe una solución entre Rusia y Ucrania: hablamos de los acuerdos de Minsk, que ninguna de las partes implicadas respeta, y que, por consiguiente, no hay necesidad de negociar otro rechazo implícito a las solicitudes rusas de garantías escritas. También confirma implícitamente que son los propios estadounidenses los que ya no piden a los europeos occidentales el mismo compromiso contra Rusia que a los europeos del este, porque en cambio, Roma, París, Berlín y compañía se les requiere su ayuda contra China, dividiéndose la OTAN en el suelo europeo (y con ello la Unión Europea) entre el bloque del Este, controlado por Washington y Londres, y Europa Occidental.

Desafiando cualquier práctica diplomática, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso publicó los textos, informando a todo el que quiera ver que la Alianza Atlántica debería comprometerse no sólo a detener la expansión hacia el Este, sino a volver al marco anterior a 1997, año en el que se firmó el Acta Fundamental para las Relaciones, la Colaboración y la Seguridad entre Rusia y la OTAN, un documento presentado como base para las relaciones de colaboración, que en realidad sancionaba indirectamente el derecho de la estructura militar atlántica a expandirse, como ha sucedido desde entonces, a un ritmo insostenible para Rusia, avanzando los estrategas de Washington hasta la línea Gdansk-Constanza y replicando los rusos con su línea roja, de Kaliningrado a Tiraspol.

Es decir, casi 25 años después, con la Alianza avanzando más de 900 kilómetros hacia las fronteras de Rusia y el deslizamiento de Ucrania hacia la órbita de la OTAN en una fase avanzada, Vladimir Putin ha decidido pasar a la ofensiva diplomática y para reafirmarla ha construido el embolsamiento sobre Ucrania como réplica a lo sucedido a instancias de unas equivocadas apreciaciones y desarrollo de un plan por parte de Polonia y Lituania respecto a Bielorrusia. Con ello Putin sugiere que una negativa total de Estados Unidos a llegar a un acuerdo le obligaría a tomar medidas militares: una jugada sobre el tablero muy arriesgada, que viene sobre la línea que ya señalamos de abrir el tablero con India y contemporizar con China y que hay que ver en un conjunto.

Esta medida es tan audaz como incierta en sus objetivos y aún más en su resultado. Moscú se ve a sí mismo como el heredero legal de la Unión Soviética, y en ese aspecto ha querido transformar a Moscú en Constantinopla en términos de la organización de las Iglesias Orientales, para comprender el porqué esta cuestión ha fallado en Ucrania recomendamos leer este documento publicado en el Instituto Symposium, y con ello se está asumiendo la vuelta a las esferas de influencia para evitar que una Federación de Rusia demasiado débil se vea obligada a actuar militarmente. Un cruce paradójico entre el poder que un día fue y la vulnerabilidad actual, que se transformará en una nueva Yalta 30 años después de la desaparición de la URSS.

Los rumores en el Kremlin insisten en describir la iniciativa como concebida y decidida por el presidente ruso sin el habitual coro de asesores. Sea como sea, Putin es muy consciente de que no puede obtener todo lo que pide y varios analistas rusos creen que el objetivo final puede ser evitar la instalación de misiles de la OTAN cerca de la frontera rusa... aunque yo más bien me inclinaría a asumir este principio y añadirle el desarrollo, en la medida de lo posible, de Rusia como gran conector energético con China, India y la Unión Europea, proyectándose en el espacio mediterráneo. Sin embargo, hay muchas razones para exagerar, tanto de carácter interno (el enésimo revival patriótico para un electorado bastante cansado, y no hay que olvidar tampoco el frente interno ruso) como relacionadas con el complejo expediente ucraniano, pero también con la gestión de las relaciones cada vez más tensas con Estados Unidos, y su juego contra Rusia y Alemania de antipoder alrededor del Nord Stream 2. Al respecto, recomiendo la lectura de este Trazo de Kalamos y de este otro Trazo de Kalamos.

En la síntesis extrema de una Rusia obligada a ponerse a la defensiva, la esperanza es que los estadounidenses estén ya lo suficientemente interesados en distanciarla de China como para que suelte su control sobre Ucrania y ponga sobre el papel algunas vagas garantías disfrazadas de reglas de vecindad pacífica. O que ese interés pueda madurar pronto.

Rosneft versus Gazprom: el monopolio del gas ruso en mutación

Que en el momento ruso podría haber también una marejada de fondo con la cuestión de una redefinición de las élites rusas y de sus equilibrios de poder, eso es algo que ya nos atrevimos a anticipar en nuestro análisis de las elecciones legislativas rusas.

Frente a la fuerte demanda europea de gas, la compañía petrolera número uno de Rusia, Rosneft, podría entregarlo a Europa, poniendo fin al monopolio de Gazprom.

Vladimir Putin ordenó a Rosneft que presentara en marzo un proyecto para entregar gas a Europa, un monopolio que actualmente tiene Gazprom. El mandatario ordenó al gobierno presentar en marzo de 2022, junto a Rosneft y Gazprom, una propuesta para la entrega de diez mil millones de metros cúbicos de gas.

El gigante público Rosneft, del que la británica BP posee casi el 20% y es algo que hay que tener también presente, es el principal grupo petrolero ruso. Igor Setchine, un poderoso jefe de Rosneft y muy cercano a Vladimir Putin, ha pedido al presidente ruso en varias ocasiones recientemente que levante el monopolio de Gazprom sobre las entregas de gas por gasoducto a Europa, aprovechando el alza de los precios del gas. Europa, un tercio de cuyo gas proviene de Rusia, se enfrenta desde hace meses a la subida de los precios del gas, en un contexto de demanda creciente debido a la recuperación económica con la mejora de la situación epidémica vinculada al Covid-19, y a lo que hay que añadir que para hacer la transición hacia la Revolución Industrial 4.0 el gas es un elemento clave.

Si bien Gazprom viene cumpliendo con sus obligaciones contractuales con Europa, el grupo no está cumpliendo con sus gasoductos en la medida de lo posible. Algunos países han culpado en parte de la subida de precios a Moscú, acusado de buscar acelerar la puesta en servicio del controvertido gasoducto Nord Stream 2. Rusia lo niega y, sin embargo, cuestiona las decisiones europeas.

La apertura de los gasoductos de Gazprom a Rosneft permitiría a Rusia cumplir con las directivas energéticas europeas, según las cuales los proveedores de Europa no pueden controlar tanto los productos entregados como la infraestructura de entrega, con lo cual el giro hacia un conector de los grandes espacios euroasiáticos, junto al Golfo, de Rusia, lo que incluye a China, India y la Unión Europea y su proyección en la región MENA a través de los tres corredores euroafricanos, se reforzaría ampliamente.

Conclusiones

Vladimir Putin está jugando una partida ejemplar: primero enrocó el Kremlin, luego puso a la reina Crimea en condiciones de moverse en todas las direcciones (por tierra y por mar), luego movió el alfil bielorruso con la crisis de los migrantes, finalmente practicó un jaque mate diplomático, mientras que abre también el tablero con India, matiza a China y buscará profundizar y unirse al conjunto de Europa en el Golfo y la zona MENA, Sahel, etcétera.

Sin embargo, una victoria táctica en el plano militar no se convierte automáticamente en un triunfo estratégico, al contrario: echaría a perder todos elementos propagandísticos rusos y encendería a la vez Ucrania, Bielorrusia y el Cáucaso en su contra, con repercusiones en Asia Central. La ocupación de Ucrania tendría importantes costes y consecuencias para Moscú.

Solucionar esto también es algo que Rusia necesita, para cerrar la "herida" que el Canal de Estambul cuando se finalice en siete años supondría para la entrada de unidades navales en el Mar Negro, sin las normas que rigen actualmente por el paso a través del Bósforo-Dardanelos.

Desde el plano estratégico, si bien los estrategas de Washington ganaron la carrera hacia el istmo de Europa estableciendo la línea Gdansk-Constanza, a lo que Rusia replica con la línea roja Kaliningrado-Tiraspol, los errores de bulto de Polonia y Lituania en el caso de Bielorrusia, y la posibilidad de captura de Crimea ha hecho que Rusia haya ya embolsado a Ucrania, de tal manera que cualquier operación allí es una trampa mortal para Washington. El hecho de que aún se puede acceder sólo a través del estrecho de Bósforo-Dardanelos al Mar Negro y la superfortaleza de Crimea, apoyada por Odesa y con la parte correspondiente de la línea Kaliningrado-Tiraspol hace que, bloqueándose mediante sabotaje la entrada al Mar Negro, la flota atlántica quedaría a la merced de la guerra electrónica rusa y del poder terrestre sobre la dimensión marina, con lo que la única opción posible para la Alianza Atlántica no es otra que la de poner más efectivos en el flanco sur de la línea Gdansk-Constanza, que se traduce en mayores concentraciones de efectivos en Rumanía y Bulgaria. En ambos casos, el uso de la guerra por cualquiera de las partes es un error de carácter estratégico irreparable.

Por otro lado, Sergey Lavrov ha dicho que Moscú y Washington tienen algunos puntos de acuerdo sobre los mecanismos de diálogo relacionados con las garantías de seguridad, señalando que no existen conflictos de intereses entre todos los países de la región.

"En cuanto a la participación de sus [mecanismos de diálogo], en mi opinión, hay un acuerdo, al menos entre Moscú y Washington, seguro. Pero no veo ninguna razón por la que tal enfoque contradiga los intereses de algunos otros estados en nuestro región", dijo el miércoles el principal diplomático ruso al canal de televisión RT.

Lavrov también señaló que los contactos bilaterales sobre salvaguardias de seguridad entre la parte rusa y estadounidense estaban programados para principios de 2022.

Sabremos más a principios de enero de 2022.