En este trabajo pretende estudiar la persona de Kim Philby como doble agente, agente británico al servicio de los servicios secretos soviéticos. Para ello se determinarán las motivaciones que llevaron a Kim Philby a ser agente doble, el papel jugado en la operación de infiltración profunda, estrategia seguida por la URSS en Gran Bretaña y que llevará a la formación de “Los Cinco de Cambridge” o el “Círculo de Cambridge”, y modelo seguido por otros servicios secretos de la esfera soviética, como el HVA de la RDA, o la DI cubana.

También se abordará para comprender el contexto, siempre fundamental para columbrar las motivaciones de las personalidades y potencias envueltas, una breve exposición de cómo se configuraba la filosofía política que convertiría en los grandes rivales por el domino del mundo a Estados Unidos y a la URSS, sustituyendo a los Estados-nación y sus expresiones más poderosas como los imperios, ya fuera el Imperio austríaco, II Imperio alemán, el Imperio ruso, la liquidación de los imperios coloniales francés y británico.

También se tratará de analizar el momento concreto en Europa de entreguerras y la polarización ideológica, el papel de las Universidades en las comunidades de inteligencia, la idiosincrasia de las estructuras del servicio secreto y del funcionamiento de la columna vertebral del Imperio británico mediante lo que C.S. Lewis llamó “The Inner Ring”.

PLANTEAMIENTO DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA EN EL CONTEXTO HISTÓRICO

Kant ejemplifica a la vez la modernidad tanto política como cultural de la Ilustración, cuyas ideas se hallan en su libro escrito en 1795 “De la Paz Perpetua”, también en “Metafísica de las costumbres”, particularmente los Principios metafísicos de la doctrina del derecho, escrito en 1797 y en “Antropología desde un punto de vista pragmático”, escrito en 1798.

Defiende Kant que lo ideal es que en el futuro todos los pueblos tenderán a formar una libre confederación de repúblicas, que habrá de asegurar la paz. A su vez, asevera Kant que la difusión por el planeta de un modo de pensamiento racionalmente crítico ha de favorecer el reconocerse parte de una misma identidad humana universal. Crea así el concepto de Weltbürger o ciudadano del mundo.

Cuando la I Guerra Mundial se hallaba en plena fase de empantanamiento se plantearon soluciones de tipo político. Tras el golpe de Estado bolchevique en el Imperio ruso se plantea una propuesta que en cuestión de poco tiempo los EE.UU. también harían, sólo que, con un pequeño giro, pero fundamental. Ambos países se centran en una visión del cosmopolitismo kantiano. Mientras Lenin toma la vía de la crítica de la izquierda hegeliana, a través de Marx, para lo que recurre a la “Ciencia de la lógica” (Wissenschaft del Logik, 3 vols., 1812-1816) de Hegel a partir del otoño de 1914, y a los escritos de Kautsky, cuya plasmación se ve en los documentos que llevaron a la paz de Brest-Litovsk. Lenin propone una solución revolucionaria: autodeterminación de los pueblos y revolución que se extendería a Alemania primero, y luego a las demás naciones imperialistas creando un nuevo mundo. Ya no sólo se acabaría aquella guerra, es que así no volverá a producirse jamás ninguna otra. Esta es una propuesta que supera las fronteras claves de los Imperios y Estados-nación hacia un nuevo orden socialista y una sustitución de clase dominante, de la burguesa a la obrera.

El presidente Wilson de Estados Unidos replica con sus 14 puntos, que son la vía hacia el cosmopolitismo kantiano por la vía liberal-burguesa.

Para el presidente Wilson autodeterminación, sí. Pero sólo la de algunos pueblos, y también de acuerdo con el fin al imperialismo. En el campo del liberalismo la burguesía proponía la conquista total del Estado-nación Imperial para construir un nuevo orden mundial liberal en el que el Mercado se transformara en el regulador natural de dicho orden, superando tanto fronteras de los Estados e Imperios, así como las fronteras nacionales.

He aquí el primer planteamiento, el punto embrionario de lo que sería con la paz de la II Guerra Mundial la Guerra Fría, hasta que quedó, por el momento, la visión norteamericana del cosmopolitismo kantiano y el Mercado como motor de unión.

KIM PHILBY. DESENTRAÑANDO UNA DOBLE VIDA

Harold Adrian Russell Philby nació en el Raj británico, en Ambala (actual estado de Haryana, en el Punyab, India), el 1 de enero de 1912. Hijo de Saint John Philby, oficial del Ejército, diplomático, explorador, arabista y asesor del rey Abdelaziz Ibn Saud de Arabia Saudita, en asuntos tales como la negociación del acuerdo con el Reino Unido y los Estados Unidos con el Reino saudí en materia de petróleo, o el consejo de convertirse en rey de Arabia dado a Abdelaziz Ibn Saud. Saint John Philby se convirtió al islam en 1930 adoptando el nombre de Sheikh Abdullah. Él mismo se consideraba el primer socialista del Raj británico.

Aunque se sospechaba de él que era un espía, cosa que demostró no ser así, siendo espiado por Kim siguiendo órdenes de la URSS, fue él el que le puso el sobrenombre a su hijo de “Kim”, influenciado por la novela de Rudyard Kipling, una novela de picaresca, espionaje e iniciática en el trasfondo del conflicto político entre el Imperio ruso y el Imperio británico durante “el Gran Juego”. El protagonista es un súbdito británico, hijo de un soldado irlandés y francmasón, que se cría a la manera india y británica (es decir, su alma es dual). Entra al servicio de la inteligencia británica y participa en una misión contra la inteligencia rusa. El dilema de Kim será continuar como una pieza más en el Gran Juego o buscar la iluminación del budismo tibetano… o bien ambos caminos (de nuevo la dualidad). En la visión de Philby del mundo y de sí mismo influyó mucho su padre y la idea de rebelión que sembró en él, que queda sintetizado en el apodo que usó como nombre de pila toda su vida: “Kim”. La figura paterna fue para Philby una mezcla entre la admiración y el deseo de agradarle o imitarle, y el odio[1].

Kim Philby es, ante todo, un inglés. Pero no un inglés cualquiera. Pertenecía por “derecho de sangre” a la élite que constituía la columna vertebral sobre la que aún descansaba lo que iba quedando del Imperio británico tras la sustitución de la globalización británica por la que vendría tras la II Guerra Mundial, la estadounidense con el mercado como centro de todo, en pugna con la soviética y el proletariado en el centro de todo. Pero aún se mantenía en pie en sus días de juventud el Imperio británico, amenazado como democracia liberal por las ideas futuristas del fascismo y el comunismo. Auténtica disputa del tiempo de entreguerras. Para Philby el fascismo era una lacra a exterminar y sólo la URSS podría enfrentarse a él con éxito en un frente común con las democracias liberales. Aunque no sólo era una cuestión de posicionamiento ante un choque ideológico. Las convicciones políticas de Philby y del grupo llamado “El anillo de Cambridge” eran comunistas, aunque fuese impensable en miembros de la élite del Imperio. Como tales, habían acudido a colegios como Eton o Westminster, habían cursado sus carreras universitarias en lo que se ha denominado “Oxbridge” (que hace referencia a la conexión con el poder y la administración de los egresados de las universidades de Oxford y Cambridge). Y en el caso de los llamados “Cinco de Cambridge”, adicionalmente pertenecían a la sociedad secreta de la élite intelectual de la Universidad de Cambridge llamada los Apóstoles de Cambridge, muy vinculados al King’s College y al Trinity College.

En el caso de Philby, cursó estudios de Historia, que no finalizó, y de economía, que si acabó. Fue en ese periodo donde en ese ambiente y con esos compañeros como Donald Maclean, Anthony Blunt, John Cairncross y el influyente Guy Burgess, fundamental en el acercamiento de Philby al comunismo, donde encontramos su paulatina conversión al comunismo. Philby ingresó en el Club Socialista de la Universidad de Cambridge, haciendo campaña a favor del Partido Laborista. Resultó determinante en el proceso de radicalización una visita a Berlín en 1933, donde presenció un mitin antisemita de Adolf Hitler. Pero nunca ingresó en el Partido Comunista del Reino Unido, sus convicciones eran sencillas, pero radicales[2]. Su director de tesis, el profesor de economía de orientación marxista Maurice Dobb, fue a quien recurrió Philby para participar de una manera más comprometida en el movimiento comunista. Le preguntó antes de dejar Cambridge acerca de cuál era la mejor manera de dedicar su vida a la causa comunista. Y él lo remitió a Louis Gibarti, agente en París de la Komintern, que a su vez lo introdujo en el movimiento comunista austriaco en la antesala de la acción de Dollfuss contra la izquierda organizada en un breve “frente de masas” en forma de alianza de socialistas y comunistas, para preparar las condiciones, que se materializarían en 1938, de la unidad de Austria con el III Reich (Anschluss)[3]. La forma de entrar en el espionaje para la élite era la misma para el comunismo y para la inteligencia: usar la recomendación de alguien influyente, el “amiguismo” que se da en la élite británica.

Se hace necesario para comprender la figura de Philby hacerse eco de un ensayo escrito en 1944 por C. S. Lewis, el académico de Oxford amigo personal de J.R.R. Tolkien, por influencia del cual se convirtió al catolicismo y autor de Cartas del diablo a su sobrino, Las crónicas de Narnia y la Trilogía cósmica, entre otras obras. Pues bien, en su ensayo C.S. Lewis analiza la obsesión de la Gran Bretaña con “el círculo cerrado”, idea que denota que algún lugar, fuera del alcance de cualquier profano, hay un grupo exclusivo, influyente y poderoso, del que determinados ingleses aspiran a ingresar. Acaba por concluir C.S. Lewis que: “Of all the passions, the passion for the Inner Ring is most skillful in making a man who is not yet a very bad man does very bad things[4]. Si contemplamos el caso concreto de Philby tenemos un miembro la Westminster School y de la Universidad de Cambridge, entrar en el exclusivo MI6 lo situaba un paso más adentro del círculo que describe Lewis; trabajar como doble agente para el NKVD dentro del MI6 era el círculo más exquisito y exclusivo.

LAS CUALIDADES DE PHILBY

Para el contenido del presente trabajo se hace necesario estudiar en un apartado concreto aquellas cualidades que contribuyeron al éxito de Philby, pues nos servirán para comprender el éxito y, dado lo sobresaliente de su vida, situarlas como cardinales para un oficial o agente de inteligencia.

Si hay una palabra que pueda condensar la personalidad de Kim Philby es la cualidad del “encanto”. Un encanto propio reforzado por su educación y valores inculcados. Era una persona capaz de inspirar y expresar afecto con tal facilidad que resultaba imposible darse cuenta de estar siendo manipulado por él. Tenía la virtud de saber hacer uso de ese encanto sin importar quién estuviese delante. Poco importaba la edad, la clase social o el sexo.

Dicho encanto se veía reforzado por la caballerosidad y los modales propios de su educación. Disfrutaba riéndose, bebiendo y, esto es muy importante, sabiendo escuchar con sinceridad y curiosidad absorta a su interlocutor. Hacía uso de un tartamudeo que le daba un toque de fragilidad exacto. Un coetáneo lo define de la siguiente manera: “Era de los que sabía ganarse seguidores. No sólo despertaba simpatía, admiración y afinidad, sino también devoción[5]”.

En un orden más profesional, como miembro de la inteligencia británica en el MI6 Hugh Trevor-Roper, que no tiene comentarios apenas agradables para sus compañeros dice, sin embargo, de Philby que es alguien de extraordinarias virtudes, inteligente, sofisticado. Alguien que sabe lo que quiere, que demuestra claridad mental impresionante. Resultaba ser un hombre más de práctica que de teoría[6].

Presentaba, según el coronel Cowgill, jefe de Philby, un “sentido de dedicación y determinación que ponía en todo lo que hacía” cuyo resultado era que “brillaba e inspiraba a los demás a seguir su ejemplo[7]. Graham Greene, el que llegaría a ser un brillante novelista de temas relacionados con el mundo del espionaje en los acontecimientos posteriores a la II Guerra Mundial, fue en su juventud un subordinado a las órdenes de Philby, y menciona al respecto: “No he tenido ningún jefe mejor que Kim Philby. Trabajaba más que nadie y nunca parecía que le costara esfuerzo. Siempre estaba tranquilo, no se alteraba por nada (…) Si alguien cometía un error de apreciación, él se aseguraba de minimizarlo y encubrirlo sin emitir juicios[8].

Se aseguraba de garantizar un ambiente de confianza y acogedor en su Sección y con otros miembros de otras secciones. El resultado era la comunicación de secretos de carácter oficial o de otra índole. De esta manera Philby lograba obtener información de calidad respecto a las potenciales necesidades de inteligencia que podría tener la URSS y, adicionalmente, conocer y precisar mejor las potenciales debilidades de todas esas fuentes inconscientes que Kim Philby usaba, bajo la apariencia de una sincera amistad.

EL PROCESO DE INFILTRACIÓN PROFUNDA. LA URSS EN GRAN BRETAÑA

Después de estar en Viena participando del frente de masas contra el fascismo de Dollfuss por indicación del profesor que condujo su tesis en Cambridge, el economista marxista Maurice Dobb, esa experiencia la permitió conocer a la que sería su primera esposa, Litzi. Se trataba de una judía comunista que ante el giro de los acontecimientos formalizó contrayendo nupcias la relación sentimental que mantenía con Philby el 24 de febrero de 1934, cosa que le dio la opción de salir de Austria legalmente y sin represalias. A las pocas semanas el matrimonio estaba viviendo junto a la madre de Philby en su apartamento de Londres.

Litzi le habló de “un hombre de crucial importancia” capaz de cambiar la vida de su marido. Acordó encontrarse con él en junio en un banco de Regent’s Park, pero no obtuvo más información de su mujer por más que le insistió. Cuando Philby llegó a la cita se encontró con un hombre corpulento, de baja estatura, con el cabello rizado y unos ojos inteligentes. Hablaba inglés con un marcado acento de la Europa del Este. Se presentó con el nombre de “Otto”, un nombre que ocultaba la identidad de Arnold Deutsch, el jefe de reclutamiento de la inteligencia soviética en Gran Bretaña y constructor del llamado “Círculo de Cambridge”. Se trataba de un hombre con una inteligencia prodigiosa, de padres checos que habían emigrado a Viena en la niñez de Arnold, logró un doctorado en Químicas en menos de cinco años. Operaba sin estatus diplomático y bajo la apariencia de estar realizando estudios de posgrado en fonética y psicología por la University College de Londres. Su trabajo académico era la tapadera que le permitía captar estudiantes radicales de las mejores universidades que pudiesen proyectar su carrera hacia posiciones de poder e influencia. La estrategia era buscar personas comprometidas, muy ideologizadas, de largo recorrido que se infiltrasen con total confianza y aceptación por parte de las élites de la Gran Bretaña que rindieran al más alto nivel después de muchos años o bien permaneciesen latentes, listas para activarse en cualquier momento.

Aquella mañana de junio de 1934 en aquel banco de Regent’s Park “Otto” había iniciado contacto con Kim Philby gracias a Edith Tudor-Hart, una austriaca casada con Alexander Tudor-Hart, ambos comunistas. Edith, además de amiga de Litzi, adicionalmente estaba siendo objeto de atención del MI5 desde 1931 por sus actividades relacionadas con la captación a favor del NKVD en suelo británico, y era en verdad Edith quien había organizado el encuentro entre “Otto” y Kim Philby, dándose la casualidad que precisamente ese día hubo un fallo o una negligencia y se produjo ese encuentro sin quedar testimonio para el MI5.

“Otto” resultó ser una persona que enseguida fascinó a Philby. Su inteligente conversación orientada hacia el arte y la música en un primer momento atrapó a Kim Philby. Su forma tan extraordinaria de escuchar de “Otto” también le llamó poderosamente la atención a Philby. Poco a poco la conversación fue derivando hacia la política, y en concreto las figuras de Marx y Lenin, dejando anonado a Philby por el conocimiento preciso de las obras de ambos autores. Philby compartió con “Otto” sus inquietudes, las acciones llevadas a cabo por él en Cambridge y Viena, y le explicó que ardía en deseos de ingresar en el Partido Comunista. “Otto” le ofreció a Philby la oportunidad de trabajar en un lugar de responsabilidad e importante, de acuerdo con sus inclinaciones. “Otto” había logrado que Philby lo viese como un amigo inteligente y encantador, además de como camarada.

Philby tenía todo aquello que Deutsch buscaba: era ambicioso, tenía interesantes contactos, era alguien muy ideologizado con la ventaja de que no había proclamado sus convicciones políticas más personales y no había llegado a militar en el Partido Comunista. Se había desempeñado como periodista, funcionario y diplomático y, además, resultaba ser hijo de alguien que podía ser espía británico en el mundo árabe, vinculado al petróleo, la energía del futuro y de la organización geopolítica y económica del mundo del porvenir. Era una fuente de información de gran relevancia, sin lugar a dudas.

En su segundo encuentro “Otto”, en el que Philby ya confiaba plenamente, le pregunta de forma abierta si tenía interés en trabajar como agente encubierto para la causa comunista. “No puedes pensártelo dos veces cuando te ofrecen un puesto en una fuerza de élite”, escribió Philby describiendo de tal forma su manera de pensar[9].

TRES DÉCADAS DE ENGAÑO Y SU CAÍDA

Philby empezó su trabajo de inteligencia a favor de la URSS trabajando como redactor suplente del World Review of Reviews, una revista literaria y política, de ahí pasó a la Anglo-German Trade Gazette, revista parcialmente financiada por el gobierno del III Reich que perseguía mejorar las relaciones económicas entre el Reino Unido y el III Reich. En 1935 ingresaba en la recientemente fundada en la Sociedad de Amistad Anglo-Alemana, una organización en la que se encuadraban miembros de la élite del Imperio británico con condescendencia o clara afinidad hacia el III Reich. Estos movimientos aseguraban cubrir unas necesidades de información que la URSS necesitaba, pues le proporcionaba nombres, opiniones, capacidad real de influencia de cara a un potencial conflicto con el III Reich y qué papel podría tener el Imperio británico en él. Su origen social y la pertenencia a tal grupo le abrió incluso las puertas del III Reich, pues viajaba a Berlín y llegó a conocer personalmente a Von Ribbentrop.

Entre tanto, la unión de Litzi y Philby se deshizo de una manera amistosa, y ella se mudó a París. Con más tiempo para la causa preparó para “Otto” un listado completo de potenciales candidatos para la causa. Maclean fue el primero, y al igual que Philby, públicamente cambió de simpatías hacia el fascismo. Burgess sospechó de ambos amigos y se hizo presentar por Maclean a “Otto” convencido de que se estaba perdiendo algo sumamente emocionante e interesante. A pesar de las reticencias que despertó en “Otto” el carácter estrafalario de Burgess, lo introdujo con reticencias en el grupo que sería “El anillo de Cambridge”. El propio Burgess, que también pasó en público del marxismo a apoyar a Mussolini, fue quien presentó a “Otto” a Blunt. Y así fue como “Otto” con mucha paciencia y trabajo iba preparando la infiltración profunda.

En 1936 el III Reich retiró los fondos de la Anglo-German Gazette, pero Moscú ya había sacado toda la información que necesitaba de Philby y de aquella sociedad. Ahora la NKVD tenía en mente otro papel para Kim Philby: la Guerra Civil estaba en marcha en España, y bajo la tapadera de ser un periodista independiente y con un dinero dado por Moscú para tal fin, se trasladó a España para cubrir el conflicto desde su posición como joven próximo al fascismo. Estableció un romance con una actriz británica llamada Francis Doble, de extrema derecha y monárquica que le abrió multitud de contactos relevantes en la esfera más próxima al general Franco para complementar la información de carácter militar: armas, municiones, calibres, comportamiento de tecnología militar alemana e italiana. Sus artículos encontraban como comprador habitual el diario conservador The Times, hasta que en un viaje a Reino Unido convenció al diario de que lo nombrase corresponsal especial. Mientras tanto, Philby escribía con frecuencia a cierta Mademoiselle Dupont, cuya dirección resultó ser la embajada soviética en París. Parece mentira que semejante información tan sensible fuese expuesta, además de exponer al propio agente por parte del NKVD, y también parece inverosímil que el MI5 no vigilase esos movimientos. Más aún, en otro viaje a Londres se entrevistó con una amiga, Flora Solomon. Una judía, compañera de estudios y con afinidades ideológicas claras con el Philby marxista, a pesar de su desahogada posición económica. Philby pensó en captarla y le insinuó con claridad la posibilidad de trabajar de una forma discreta y arriesgada en pro de la paz. Flora entendió qué le estaba ofreciendo Philby y lo rechazó, pero le prometió ayudarlo en caso de necesidad. Philby no cometió una imprudencia, pues Flora Solomon estaba actuando como inspiradora, cómplice y correo, según el MI5 en los años 30. Flora Solomon le presentaría a Philby a su segunda esposa, Aileen. Esta conversación con Flora Solomon sería clave en la caída de Philby.

Su compromiso y capacidades se pulían día a día. Philby era cada vez más relevante y se le confiaban misiones más difíciles. Es así como se le ordenó disparar sobre el general Franco. Sin embargo, el carácter y personalidad e Philby le impedían matar a alguien de esa forma, y aunque tuvo la ocasión y el acceso para llevar a cabo ese asesinato, Philby no pudo llevarlo a cabo. La Guerra Civil terminó y en verano de 1939 se desató la Gran Purga del estalinismo. “Otto” huyó cuando fue convocado muriendo en alta mar, cuando su barco, el Donbass, fue hundido. El enlace de Philby en París también fue llamado a Moscú, donde fue purgado. El sustituto de “Otto” duró dos años en el cargo y también fue purgado. La deserción de muchos agentes ante el terror de ser purgados avivó más la paranoia de Stalin que no hizo más que aumentar las purgas. A pesar de la amistad, profunda confianza y veneración que sentía Philby por “Otto” y de ver morir así a dichos agentes soviéticos su compromiso con la URSS no se vio ni siquiera mínimamente alterada en lo sustancial[10]. Su trabajo en The Times le abrió la oportunidad de trasladar información sensible militar a la URSS en los prolegómenos de la invasión nazi de Francia.

A través de Valentine Vivian, Philby entró en el cerrado y endogámico círculo del MI6. Su conocimiento de España le sirvió para ponerse al frente de la Sección encargada de monitorizar las acciones de los dictadores ibéricos y su potencial entrada en la II Guerra Mundial. Su carácter y forma de organizar encuentros entre diferentes secciones, incluido el MI5 le abría una cantidad de información de primera mano que podía transmitir a Moscú, hasta el punto de que el jefe soviético de Philby informó que, probablemente, “el único hombre en el Hotel [es la forma de referirse al MI6] que no tenía enemigos. Es en esta época, a las órdenes de Menzies cuando traba una amistad profunda con Elliott. Ambos comparten mundo, referentes, sólo que Elliott era leal a la Gran Bretaña y Philby lo era al comunismo.

A partir de ese momento Philby emprende una carrera ascendente, casi fulgurante, dentro de la inteligencia británica. Cada vez acumula mayores influencias y poder, de tal manera que gracias a él la URSS fue durante todo ese tiempo por delante de la Gran Bretaña y de los EEUU, gracias a la amistad que también trabó con James Jesus Angleton, clave en la formación de la CIA y de la contrainteligencia norteamericana en Europa, particularmente en Italia, de lo que puntualmente informaba a su amigo Philby, con todo lujo de detalles.

La posición de Philby era de tal ventaja para las necesidades de inteligencia de la URSS que pudo seguir y pasar cumplida información sobre el cambio de visión de los anglosajones respecto a la URSS pensando en la paz tras la II Guerra Mundial, pasó información al NKVD sobre los planes e identidades de los católicos alemanes que reunió a partir de la deserción a Reino Unido de los Vermeheren, pues la URSS consideraba a la Iglesia católica como uno de los objetivos a tener en cuenta de cara a imponer su visión y orden político en Alemania[11].

No deja de ser llamativo la forma en que allí donde Philby tenía éxito durante la II Guerra Mundial contra los nazis, de golpe todo eran fracasos en cuanto a operaciones contra la URSS; no importaba dónde se desarrollara la operación, si a lo largo del Cáucaso soviético o si en la Albania aislada, pero pro estalinista de Enver Hoxha. También en el Reino Unido: en la embajada soviética en Londres las comunicaciones habían sido interceptadas, hasta que Philby transmitió la información y dicha vulnerabilidad se solucionó. Uno pensaría en lo que tienen en común esos fracasos, y uno de los candidatos a ser vigilados intensamente sería Philby sin duda. Más aún si a ello le añadimos la forma en que desapareció Vólkov, que prometía información sensible sobre la inteligencia soviética y de cuya deserción se hizo cargo Philby. Sin embargo, se le trasladó a EEUU como enlace entre la inteligencia británica y la estadounidense. La URSS tenía el agente perfecto, incluso demasiado perfecto para Stalin y las personas próximas que no lograban dejar de desconfiar de su agente.

El siguiente paso vino con la provocación de Burgess a la mujer de Bill Harvey, ex agente del FBI y miembro de la contrainteligencia de la CIA. En una fiesta en Washington organizada por Philby, Burgess ridiculizó a la mujer de Bill Harvey mediante una caricatura de mal gusto. Pocos días después Philby comunicó a la URSS la filtración de que tenían identificado a Maclean como espía soviético y se iba a proceder a su detención. Se organizó lo más rápido posible la fuga de Maclean, en la que participó Burgess, que se le ocurrió que sería fantástico desertar con su amigo a la URSS, a pesar de las advertencias de Philby. Era evidente que si dos de sus amigos más íntimos, a pesar de que hacía años que no veía a Maclean, desertaban a la URSS, pronto empezarían a investigar a Philby, y tirando del hilo con las informaciones que cierto desertor soviético llamado Petrov y lo sucedido últimamente con Burgess, que estaba viviendo con Philby y su mujer en Washington, Philby se convertiría en sospechoso.

Efectivamente, en 1951 fue llamado a Reino Unido y se inició un proceso contra Philby. Pero todo era circunstancial, y mientras Philby no confesase no contaban con una prueba de cargo. No obstante, se apartó a Philby del MI6 y se generó un intenso debate público que alcanzó el Parlamento sobre si Kim Philby era o no era el “Tercer Hombre”, pues Maclean y Burgess eran los dos primeros. Un error político y la ayuda de Elliott y otros miembros del MI6 contra los procedimientos del MI5, dándose también dos bandos en los EEUU respecto a la inocencia o culpabilidad de Philby, llevaron a Kim Philby a encontrar la oportunidad de rehabilitarse. Para ello organizó una rueda de prensa en el apartamento londinense de su madre. La interpretación de Philby fue catalogada por su jefe soviético, Modin, como impresionante: “Kim jugó sus cartas con suma astucia. Al igual que él, concluimos que el Gobierno británico no tenía pruebas sólidas en su contra”[12].

Tras ello recuperó cierto tipo de empleo a favor del MI6 en Oriente Medio gracias a Elliott y con la tapadera de ser periodista del Observer y The Economist. Su vida allí, alejado de su mujer Aileen fue mejorando, hasta que esta murió en Reino Unido. Flora Solomon estaba muy decepcionada con Philby, no obstante, no reveló la conversación que mantuvo con él años ha, cuando le ofreció ser agente soviética. Cuando sí lo hizo fue cuando el mundo y la suerte de Kim Philby cambiaron tras la muerte de su padre. Tras la detención y juicio de George Blake como doble agente se dictó una dura sentencia que dejó a Philby estupefacto. Si Philby era detenido, juzgado y condenado tal y como Blake acabaría en prisión[13]. Por primera vez Philby cobraba auténtica conciencia del peligro al que se exponía.

La caída de Philby vino por su trabajo como periodista para el Observer y The Economist. Sus artículos manifestaban un punto de vista pro árabe, cosa que a Flora Solomon le resultaba insoportable al ser una judía sionista militante. Tanto, que a pesar de no delatar a Philby ni siquiera con el mal comportamiento con su difunta esposa y amiga de Solomon, Aileen, no pudo aguantar y reveló al MI5 la conversación en la que Philby había intentado captarla. Ya existía la prueba de cargo, aunque forzada. Elliott se sintió traicionado en su amistad y confianza y quiso entrevistar a Philby en Beirut. Philby inició una cooperación mientras solicitó ayuda a la URSS para desertar, cosa que logró sin problemas al irse Elliott a un destino en África Central y al irse Lund, el hombre de confianza de Elliott en Beirut a esquiar. En definitiva, creo que le estaba dejando vía libre para desertar, más aún cuando en verdad Elliott no estaba en su destino y Lund no se había ido a esquiar. Creo que un proceso público con Philby en el ojo del huracán tras lo sucedido con Blake y con el alcance de la infiltración y la naturaleza de la información transmitida a los soviéticos sería un golpe demasiado duro tanto para la inteligencia británica como la norteamericana.

Las consecuencias fueron que Angleton se volvió totalmente desconfiado y hasta paranoico, y veía espías dobles por todas partes. Hasta tal punto llegó en su dolor y sentimiento de traición que casi provoca unos daños irreparables para la CIA. La inteligencia británica decidió tratar de cubrir la situación, y levantar la suspicacia de los soviéticos respecto a Philby (¿le habían dejado fugarse? ¿Era un agente triple? ¿Trabajaba en verdad para Elliott?)[14].

CONCLUSIONES

Hemos visto, a lo largo de este trabajo, que el modelo de la inteligencia y de la infiltración profunda en el campo socialista se halla en los servicios secretos de la URSS, y que habrían de ser definitivos para la HVA de la RDA y para la DI de Cuba, por poner un ejemplo.

Sobresalen los siguientes aspectos:

  1. Búsqueda en universidades y centros de estudio de prestigio (infiltración profunda, pro futuro). Captar fuentes y agentes en el exterior muy motivados políticamente y que mantienen una relación honorable, quedando fuera el dinero. El objetivo es una infiltración profunda, se trata de localizar jóvenes con talento y alta motivación ideológica para que, siendo dirigidos y motivados, con el tiempo alcancen puestos clave en organizaciones de carácter público o privado que sean objeto de interés informativo.
  2. Factores claves en la selección:

A/ Motivación positiva: ideológica, amistad, ambición, amor hacia Litzi, su primera esposa.

B/ Motivación negativa: odio, venganza hacia la sociedad o hacia familiares que se asocian a la sociedad, En el caso de Philby se daba una motivación positiva y, a la vez, negativa respecto a su padre. Buscaba su aprobación, pero a la vez no dejaba de mostrar cierto enfado con su progenitor.

C/ Motivación económica: necesidad de financiar aspectos de su vida privada, sean estos más o menos altruistas, más o menos “hedonistas”. La URSS debe transferir fondos como compensación para evitar que el alcoholismo de Philby en una situación muy delicada pueda hundir la infiltración. Las necesidades de inteligencia de la URSS no estaban satisfechas, y alguien con la capacidad de Philby no se podía desaprovechar, más aún después del error cometido al sacar junto a Maclean, algo necesario sin duda, a Burgess. Sacar a Burgess del Reino Unido fue un error del KGB que expuso a Philby.

D/ Motivación ego. Se trata de una persona que proyecta ciertos aspectos de su personalidad como algún tipo de infantilismo o narcisismo. Se nota en los informes personales que remitía a la inteligencia soviética de las personas con las que convivía y trabajaba. No dejaba de ser un juego. Aunque su amigo Elliott también proyectaba ese carácter infantil en la forma de concebir la inteligencia. Era un juego de élite en un cuerpo de élite, o al menos esa es la impresión que he obtenido de la investigación sobre esos hombres del MI6.

En definitiva, todo aquello que halague a su ego. Fue fundamental en su captación y en su sostenimiento. Aunque sin duda Philby merecía dichos elogios.

Se ha puesto de relieve lo importante que es la motivación ideológica, siendo determinante para el buen funcionamiento de la infiltración. De hecho, los doble agentes han de experimentar el descubrimiento de la actuación del estalinismo, cosa que podría haber minado su motivación y convicción. Pero lejos de ser así, se mantienen leales al comunismo. Esto nos da una idea precisa de lo determinante que es la ideología.

Sobresale, así mismo, la necesidad de cuidar a los agentes mediante oficiales de inteligencia que sean capaces de cultivar su amistad, hacerles sentir parte de un todo determinante para el bien de la humanidad, jugar una baza moral (“el lado correcto y moral”).

El éxito de la infiltración de Philby estriba en que mimetizaba con el ambiente que le rodeaba. Era una carrera muy bien escogida, para alguien de sus antecedentes, formación, inteligencia y aptitudes personales. Además, por su carácter caía bien a todo el mundo, y sabía aprovechar a su favor todos los códigos de clase que le beneficiaban a la hora de obtener información, pasar desapercibido, incluso ser protegido por sus compañeros de élite y sus respectivas amistades e influencias, hasta que la evidencia fue más que manifiesta y quedó claro que era un doble agente.

BIBLIOGRAFÍA

S. Lewis. The Inner Ring. Consultado el 24 de noviembre de 2017. http://www.lewissociety.org/innerring.php

Ben Macintyre. Un espía entre amigos. Crítica. Barcelona. 2015.

Yuri Modin. Mis camaradas de Cambridge. Planeta. Barcelona. 1995.

Kim Philby. Mi guerra silenciosa. Plaza & Janés. Barcelona 1973.

NOTAS

[1] En opinión de Nicholas Elliott, su amigo y, con el tiempo, némesis de Kim Philby, la relación entre padre e hijo había sido una mezcla de amor y odio. Kim Philby tenía cierta tartamudez, aunque según he podido comprobar iba y venía según la situación, con lo que me pregunto hasta qué punto era tartamudo realmente y no un arma de seducción adicional de Kim Philby. En opinión de Elliott, la tartamudez era el reflejo del carácter dominante de Saint John. Con el traslado de Kim Philby a Oriente la relación entre padre e hijo mejoró sensiblemente. No obstante, siempre apoyó a su hijo, alimentó todas sus ambiciones y plantó la semilla de su sedición. Una prueba de su carácter estaría en su muerte, como es habitual. Murió visitando a su hijo en Beirut. Comió con su hijo y su amigo Elliott, junto a sus respectivas familias. Se retiró a la hora de la siesta, flirteó con la esposa de un miembro de la embajada británica en Líbano en un club nocturno, sufrió un infarto y falleció con unas memorables últimas palabras: “Dios mío, qué aburrimiento”. Dejaba obras de carácter erudito en buena cantidad, la perdiz gorginegra bautizada con su nombre (Alectoris phylbyi), una fama de tener mal genio y ser inoportuno, y a su hijo con todo su mundo tambaleándose. Ben Macintyre. Un espía entre amigos. Páginas 293-294. Crítica. Barcelona. 2015.

[2] Los ricos llevaban mucho tiempo explotando a los pobres; el antídoto contra el fascismo era el comunismo; el capitalismo estaba desmoronándose y se hallaba condenado; la clase dirigente británica estaba envenenada por sus simpatías nazis. Cuando salió de la Universidad estaba convencido de dedicar su vida al comunismo, así que se hizo con las obras completas de Karl Marx. Aunque la política marcaría su vida, la teoría política no le interesaba lo más mínimo. Nicholas Elliott dijo de él: “No me lo imagino dando lecciones de materialismo dialéctico”. Según Kim Philby. Mi guerra silenciosa. Páginas 29-31. Plaza & Janés. Barcelona. 1973; Ben Macintyre. Un espía entre amigos. Página 56. Crítica. Barcelona. 2015.

[3] Esta experiencia política de Philby supuso que conociese a su primera mujer, Litzi. Una judía comunista con la que se casó en Viena para protegerla de la acción de Dollfuss, y que viajó con Philby a Reino Unido. Dicha relación fue fundamental para el proceso de infiltración profunda de la URSS en el Reino Unido.

[4]De todas las pasiones, la del “círculo cerrado” es la más indicada para hacer que un hombre que aún no es malo haga cosas muy malas”. En C. S. Lewis. The Inner Ring. Consultado el 24 de noviembre de 2017. http://www.lewissociety.org/innerring.php

[5] Ben Macintyre. Un espía entre amigos. Página 33. Crítica. Barcelona. 2015.

[6] Ben Macintyre. Un espía entre amigos. Página 39. Crítica. Barcelona. 2015.

[7] Ben Macintyre. Un espía entre amigos. Páginas 46-47. Crítica. Barcelona. 2015.

[8] Kim Philby. Mi guerra silenciosa. Prólogo a cargo de Graham Greene. Página 19. Plaza & Janés. Barcelona. 1973.

[9] Ben Macintyre. Un espía entre amigos. Página 61. Crítica. Barcelona. 2015

[10] La única zozobra que experimentó Philby vino por el pacto Molotov-Ribbentrop, por la alianza momentánea entre el comunismo y el fascismo, pero pronto despejó sus dudas.

[11] Ben Macintyre. Un espía entre amigos. Página 118. Barcelona. Crítica. 2015.

[12] Yuri Modin. Mis camaradas de Cambridge. Página 234. Planeta. Barcelona. 1995.

[13] Aunque la URSS no lo abandonó. Se organizó una espectacular fuga del presidio y George Blake apareció vivo como refugiado con ciudadanía soviética. Aún a día de hoy vive como ciudadano ruso en territorio de la Federación rusa.

[14] Elliott recomendó que se le concediese a título póstumo la Orden de San Miguel y San Jorge, la sexta condecoración en importancia, destinada a aquellos que se han destacado por sus servicios de tipo no militar en países extranjeros. Adicionalmente, Elliott redactó una necrológica que rezaba lo siguiente: “Hasta ahora mis labios estaban sellados, pero ahora puedo confesar que Philby fue uno de los hombres más valerosos que jamás haya conocido”.