La industria 4.0, a la que llamamos así siguiendo la propuesta de definición del gobierno alemán, empieza a vislumbrarse como tal a partir de 2011. Cabe hacer una lectura a varios niveles, por ejemplo, tecnológica y en cómo afecta a la fabricación de artículos, pero también a la forma de proveer servicios.

De acuerdo con la experiencia de China cabe distinguir tres tipos de “Internet”: el
Internet de los vehículos eléctricos (cualquiera de ellos), el de las cosas y el industrial. Los tres generan datos, y los tres deben hallarse plenamente desarrollados, con todo lo que comporta de industrial y de servicios. Y recordemos, a modo de reflexión, que hay una guerra por el control de los datos entre chinos y norteamericanos. Sirva todo ello de reflexión para los europeos: hay que establecer nuestros propios datos, y nuestros propios vehículos eléctricos, nuestras propias “cosas” a las que conectar a su internet específico, y nuestra propia industria, compleja, derivada, en una palabra, completa.

En este sentido, la pugna entre Estados Unidos y China con la intención de detener por parte de la primera el ascenso de la segunda y su dominio del este ha llevado a una situación interesante. Mientras la administración Clinton esperaba con la adhesión de China a la OMC una democratización y la ubicación de China como apéndice de la construcción imperial, lo cierto es que la República Popular de China se valió del multilateralismo para convertirse en lo que ya es: gigante comercial y coloso tecnológico, en algunos aspectos por delante de Estados Unidos, y avanza como rival sistémico, y por si fuera poco, sin cambiar sus instituciones aspira ya a la hegemonía indiscutida del este de Asia, momento en que, dada la mentalidad de la región, sea percibida como el hegemón indiscutible y el resto de la comunidad asiática la reconozca en su vuelta al papel milenario.

Ahora, Estados Unidos tiene la intención de negociar la regulación del libre comercio de bienes y servicios a nivel global, y se habla de un nuevo Bretton Woods. En la globalización empieza a percibirse un cambio de paradigma: la seguridad nacional o de bloque prima sobre el comercio internacional. También, los avances de China se perciben en los costes unitarios, incluso mayores ya que en la zona de la Europa del Este, por ejemplo.

China también percibe el movimiento y se prepara para marcar su espacio en un sentido completo, como decíamos más arriba. La reubicación, la nacionalización de cadenas de valor, el bloqueo o escrutinio de adquisiciones por parte de empresas extranjeras, el cierto y preparado desacoplamiento del sistema de producción chino, la interferencia de los estadounidenses para asegurarse de que sus aliados no utilicen tecnología china.

Estamos llegando al escenario en el que se acabó el externalizar la producción de
cualquiera de sus partes y de los medios que la sostienen más allá de lo que podríamos llamar “región productiva del bloque”, pues no sólo implican deficiencias de seguridad y falta de ingresos, también implica un modelo no desarrollado y que nos expondrá al paro y a problemas sociales y demográficos, en suma, políticos. Los intereses estratégicos, que estuvieron en el trasfondo del bienestar económico, ahora pasan a definir parte de las relaciones multilaterales. Y esto, dada la naturaleza del poder norteamericano y de cómo se construye la política exterior, a través del Congreso, lobbies, departamentos, y un amplio etcétera resulta muy poco probable que cambie con la administración Biden, más bien la continuación con la administración Clinton hay que buscarla en la competencia por asegurar la primacía norteamericana, a cualquier precio.

Una cuestión de dos… ¿o de tres?

Fijada la pugna entre los dos impulsores o dinamizadores de este escenario: Estados Unidos y China, y ante el escenario de una parcelación del cuerpo de la globalización a escala que definiría de “continental”. Es decir, tenemos tres centros industriales y económicos: el primero, sería China, el este de Asia, y avanzaría hacia una búsqueda de un gran espacio, dominado por China, donde ASEAN y RCEP se superponen. La búsqueda de la demostración de la hegemonía china en cualquier aspecto, desde el económico pasando por el cultural o político, pero también el militar, persigue poner a China en la cabeza de la región; el segundo espacio, es por supuesto, Estados Unidos al frente del espacio T-MEC, y seguramente con vocación de pugnar con China por el control del espacio americano, por lo menos; el tercer espacio es Europa, con problemas de cohesión, lentitud… pero con fortalezas evidentes como es el campo de la robótica, aunque con debilidades lacerantes, como pueden ser los semiconductores, por ejemplo.

La acción que emprendió Europa de poner ciertos controles a la globalización ha sido asumida por Estados Unidos, como apuntan los movimientos de control de Bruselas para regular a los gigantes tecnológicos, que han avanzado de las medidas antimonopolio (multas) hasta los instrumentos legislativos: el impulso de la Ley de Mercados Digitales y la Ley de Servicios Digitales son un ejemplo. El camino abierto por la GDPR hace a la Unión Europea que ha lanzado una ofensiva que la perfila como un Superpower en regulación, en un gran mercado, y que lanza el desafío de replicar sus acciones elevando los estándares hasta definir ciertos márgenes comunes en una suerte de canon global.

Bruselas podría estar avanzando en la línea de definir su espacio, entre otras formas, por esta vía, mientras concurre con otras estrategias, creando su espacio de legislación europea, regulación europea, tecnología y tratados comerciales con países y bloques. Esto mismo se percibe con China, que camina hacia un aislamiento tecnológico, pues, de hecho, en la carrera por el 6G quizás veamos uno por bloque, con soluciones específicas.

Al final, da igual el escenario final posible, si tres bloques, o dos bloques, se desarrollará un espacio legislativo propio completo, se adoptarán las cadenas de valor integradas, y se tenderá hacia una exclusión, más o menos matizadas, por razones de seguridad del bloque geopolítico del que hablemos, con una extremada competencia entre grandes bloques y con una importancia enorme en definir el gran espacio, en la demografía y en asegurar consumidores de calidad acorde con la nueva Revolución Industrial.

Nuevos tiempos, viejos retos para España

España se halla de nuevo, como en las anteriores revoluciones industriales, en una posición de tomar decisiones. Pero sucede que ahora, evidentemente, la escala es mucho mayor. Es decir, importa lo que hagamos como país, pero importa que lo hagamos atendiendo al bloque.

Al respecto, debería venir a la mente la última ocasión en que como país tomamos un posicionamiento, a pesar de que no resultamos muy conscientes como colectivo de las consecuencias de lo que estábamos haciendo. Me refiero a la incorporación a “Europa” de España, entonces CEE. Implicaba para España, y para cualquier país que quisiera hacerlo, una apertura del comercio, una liberalización del mercado de bienes y servicios y una libre movilidad de capitales. España, al igual que la inmensa mayoría de países de aquel momento no está en condiciones de emprender esta cuestión de una manera que asegurase las mejores condiciones para todos.

El gran acuerdo occidental, consistente en desplazar la producción hacia la República Popular de China, de acuerdo con las condiciones impuestas por el propio gobierno del país, además de la hegemonía en la fase neoliberal de Estados Unidos empezaba a marcar unas líneas que cristalizarían en el Consenso de Washington.

Para España esto implicaba un proceso de reconversión industrial, muy duro, pues la industria española es una industria que podríamos calificar de no consolidada para entrar en esta fase. Esto repercute en una desindustrialización del conjunto del país, y la concentración en un modelo que ya se venía formando desde el desarrollismo franquista: la España del ladrillo, concentrada en segundas residencias para los polos fordistas y administrativos, el sector servicios, el turismo y la especulación del suelo.

Corea del Sur partía de una situación peor que la nuestra en la última parte del siglo XX, pero hizo justo lo contrario de lo que nuestras élites, y obviamente, como conjunto de país nos decantamos: se decidieron por un intervencionismo estatal, un desarrollo industrial apuntalando los sectores que creían relevantes y estratégicos, y todo ello se impulsó financieramente mediante una banca pública muy activa.

Pero, en el caso del País Vasco hay que hacer una excepción. Los políticos vascos saben que ese panorama no es el deseado por la hegemonía y el establishment del País Vasco, y se preparan para industrializar partiendo de un tejido industrial propio, y apuestan por la industria de alto valor añadido, de modo que las pymes reciben un doble esfuerzo: una voluntad política clara y planificada y las cajas de ahorros del País Vasco que impulsan el desarrollo, ahora concentradas en Kutxabank, optando por no salir a bolsa para no perder la base de implantación y negocio que tienen, tal y como reflexiona Esteban Hernández en este artículo.

Es decir, un modelo a lo “Corea del Sur”, como hablábamos hace un momento. Resultado de ello es que la renta per cápita más alta de España la tiene el País Vasco, y más aún, donde hay más estabilidad laboral y mejores contratos, también. Donde se presenta el mejor modelo asistencial. Porque, y esto es muy importante comprenderlo en su magnitud, el modelo económico lo permite y es justo lo opuesto que vale para el resto del territorio nacional, grosso modo, con consecuencias opuestas en todos los aspectos.

A España le urge abandonar la estrategia desplegada mediante la cual en diez años se ha reducido en un 25% el coste unitario de la mano de obra en la industria afectando a salarios, cotizaciones y repercutiendo en temporalidad y empeoramiento de las condiciones. El resultado de esta política ha sido el abandono de Nissan y otros elementos que sitúan a España en la banda equivocada, también en lo industrial.

Así, también urge que España plantee un plan agresivo donde se tenga en consideración la potencial riqueza minera y ponerla en explotación, pero no para extraerla simplemente. Debe desarrollarse una industria que transforme y diseñe para tratar de acercarnos a un ciclo lo más completo posible, que incluya el reciclado, pero también el diseño, con la finalidad de reducir el precio de la unidad y hacerla competitiva por la vía de la tecnología, la eficiencia y el diseño.

La transición energética hoy representa tanto una oportunidad como una amenaza, ya que se importan los materiales necesarios. Unos datos relevantes, tan sólo de China: una batería eléctrica constituye entre el 30 y el 40% del valor de un coche eléctrico, sin embargo, por el momento estamos ante un monopolio asiático, como también lo son las células solares, así como las turbinas eólicas. Pero, además:

- 51 %: participación de China en las ventas de vehículos eléctricos
- 54 %: participación de China en la capacidad de ensamblaje de turbinas eólicas
- 75 %: participación de China en la fabricación mundial de celdas de iones de litio

En las condiciones actuales, la aceleración de la transición energética conducirá a una aceleración de nuestras importaciones de materiales, y con ello de nuestras
debilidades, con lo que habrá repercusiones, algunas de mucho calado, en el empleo en Europa.

China es el mayor mercado de energía solar del mundo. Así, en el año 2015, el coloso asiático superó a Alemania como el país con mayor capacidad solar (43 GW). El líder mundial en energía solar fotovoltaica es también una fuerza impulsora en la industria.

Con 53 GW de nueva capacidad solar instalada y 86,5 mil millones de dólares invertidos en 2017, China representó un poco más de la mitad de esa nueva capacidad solar global y el 45% de los $279.8 mil millones invertidos en todo el mundo para todas las energías renovables (Global Trends in Renewable Energy Investment). Se han fijado como objetivo de 1.300 GW de capacidad solar para el 2050.

China es también el mayor fabricante y exportador mundial de tecnología de paneles solares del mundo. Además, el costo de la tecnología fotovoltaica continúa cayendo en China y la industria solar no está limitada por la cuota del gobierno.

A ello hay que sumar que la crisis de la COVID-19 ha supuesto un acelerador de la hegemonía de China, y en general asiática, además de una potencial construcción de su esfera propia de influencia. En el caso de Europa y de España, nuestra industria, además de los retos de falta de cohesión en el conjunto europeo, y cierto mal diseño, confiando en un pacto globalizador que no se ha mantenido, ahora se aprecia el fallo de la alta dependencia asiática, pero ante todo de China, en sectores críticos para la seguridad, prosperidad y paz social global, pero también local.

Un nuevo modelo industrial para Europa

Momentos antes del inicio de la pandemia en el continente europeo, la Comisión Europea, presidida por Ursula von der Leyen, presentaba el 10 de marzo de 2020 mediante comunicación al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones de “Un nuevo modelo de industria para Europa”, en el que se señalaba el reto de la doble transición, ecológica y digital, que ha de afectar de lleno a nuestras economía, sociedad e industria, que requerirá la implantación de nuevas tecnologías, con lo que habrá que combinar un ciclo de inversión e innovación. Creará nuevos productos, servicios, mercados y modelos de negocio. Configurará nuevos tipos de empleo, todavía inexistentes, que requerirán unas capacidades de las que aún carecemos. Y conllevará el paso de la producción lineal a la economía circular. No obstante, ya se enfatiza que “Está en juego la soberanía de Europa”. Y añade el documento que ha de “traer de nuevo a la Unión [Europea] más procesos de fabricación en algunos sectores”.

El documento señala en el epígrafe 3 hasta siete factores fundamentales de la transformación industrial de Europa: más seguridad para la industria a través de un mercado único más profundo y digital; defensa de la igualdad de condiciones a nivel mundial; apoyo a la industria en su avance hacia la neutralidad climática; creación de una economía más circular; integración de un espíritu de innovación industrial; capacitación y reciclaje profesional; e inversión y financiación de la transición, señalándose los PIICE (Proyectos Importantes de Interés Común Europeo), pero también usando la interesante palanca del Banco Europeo de Inversiones (BEI).

El cuarto epígrafe subraya el “Refuerzo de la autonomía industrial y estratégica de
Europa”, donde cito del documento: “La autonomía estratégica de Europa le permite reducir la dependencia de otros en relación con las cosas más necesarias: materiales y tecnologías críticos, alimentos, infraestructura, seguridad y otros ámbitos estratégicos. Además, brinda a la industria europea la oportunidad de desarrollar sus propios mercados, productos y servicios que impulsan la competitividad.”

Por su parte el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio de España había elaborado sus directrices generales para una nueva política industrial en febrero de 2019 con el horizonte puesto en 2030.

La Estrategia Industrial Europea que tenemos fijada trabaja en los siguientes ejes: la digitalización, la sostenibilidad, énfasis en las pymes, reducción de las dependencias exteriores y una industria europea con mayor resiliencia.

Para el caso de España la política industrial se enfoca en mejorar la productividad y la competitividad internacional y a incrementar la aportación del sector industrial al PIB y al empleo en el doble eje, el autonómico y el nacional. Para ello hay que abandonar la baja prioridad en la agenda pública, a cualquier nivel de la administración, con una implicación activa, una buena dotación presupuestaria y una coordinación público-privada. Es decir, los aumentos en el I+D son una buena noticia, pero mejor noticia todavía sería poderlos aprovechar, es decir: dotar de un giro en las prioridades económicas de las administraciones públicas y del empresariado, de tal manera que se impulse el consumo total de lo presupuestado con buenos resultados y que impulse incluso a un aumento en estas partidas, en clave público-privada.

En este contexto llegó la pandemia de la COVID-19 exponiendo aún más las
deficiencias de la economía española en esta nueva hegemonía que se dibuja, con un nuevo sistema generador de riqueza social y estabilidad. Tenemos un modelo alejado de lo que supondría tener un tejido empresarial vinculado a la ciencia y la tecnología, generador de riqueza para el conjunto de la economía, no importa el resto de sectores, con empleo de calidad con salarios altos y condiciones de trabajo que permitan la ansiada conciliación de la vida laboral y la familiar que doten a la economía de dos cosas: una mayor resiliencia a la economía española, reforzándola y mejorando su capacidad de respuesta ante futuras crisis; y, permitiendo a España aumentar su Smart Power y capacidad de influencia en el contexto europeo y global. Ser un actor que importa muchísimo más de lo que somos ahora, y desde luego radicalmente diferente de lo que somos y vamos camino de ser si seguimos con este modelo económico, social y laboral.

Actualmente las malas decisiones que hemos tomado hacen que la aportación de la industria española a la riqueza generada en España sea, sin paliativos, insuficiente.

La estructura actual no tiene un nivel tecnológico e innovador como para ser líder en Europa en ningún aspecto, ya sea a nivel autonómico como de conjunto de país, de modo que poco importa el punto de partida que tengamos ahora, en caso de no tomar un plan colectivo y solidario entre todas las Comunidades Autónomas y del poder central, que incluya a el elemento local con el “bloque industrial-tecnológico europeo” en una apuesta, a su vez coordinada, no tenemos nada a hacer. El peso de la industria española sobre el PIB apenas alcanza el 14%, frente al 20% que Europa plantea como objetivo, y la tasa de ejecución de las políticas de I+D en 2019 apenas llegó a la mitad de lo presupuestado, el 70% en el caso de las políticas de industria y energía. Si tomamos la variación acumulada de la inversión en I+D en términos porcentuales entre 2009 y 2018 España alcanza el 2,5% por la sencilla razón de que nuestra economía no se dirigía hacia ese campo, es decir que se dirigía hacia el desastre actual.

Si seguimos mirando los datos aportados por el “Research and development” Eurostat, 2020 a precios constantes en paridad de poder adquisitivo, Alemania ha alcanzado el 38%, Estados Unidos el 15%, la UE de los 28 el 27% (Reino Unido el 21%), mientras que China alcanzó el 120%.

El modelo importa: fijémonos en Francia (y en Italia), entre otros.

Como explicaba hace unos días en un Trazo de Kalamos, Francia cuenta con unos planes industriales, que desea escalarlos a nivel de Europa, y es algo vital. Sin paliativos. Los brindis al Sol del documento de coalición alemana se quedan en pólvora muy mojada si lo contrastamos con las sólidas realidades francesas sobre las que construir.

La situación específica vinculada a los acontecimientos que dieron en cristalizar en 2020 con la pandemia de la COVID-19, la aceleración en la formación de grandes bloques geopolíticos en competencia creciente y extrema, y las tensiones que vivimos hoy en día sobre diversas materias primas han demostrado la importancia de que las autoridades públicas aseguren, junto con los diferentes actores económicos, es decir en una iniciativa público-privada, mejorar la resiliencia de las cadenas de valor. En el centro de los problemas de descarbonización, nuevos sectores como la movilidad eléctrica o las energías renovables consumen materias primas críticas en gran medida.

En septiembre de 2021, Barbara Pompili y Agnès Pannier-Runacher confiaron a Philippe Varin, expresidente de France Industrie, la misión de asegurar el suministro de materias primas minerales a la industria francesa, y lo hicieron fijando tres objetivos fundamentales:

1/ Evaluar con industriales el nivel de seguridad de los suministros metálicos;

2/ Especificar sus respectivas necesidades; y,

3/ Proponer una organización del trabajo de los actores públicos y privados para mejorar la resiliencia a los metales críticos en las cadenas productivas.

Todo este trabajo se dirigió de una forma principal hacia los metales de las baterías (níquel, cobalto, litio) y los imanes permanentes (tierras raras), que son especialmente críticos para la electromovilidad y las nuevas energías, y para poder lanzar la Revolución Industrial 4.0.

Durante un encuentro que reunió a los sectores upstream y downstream de baterías e imanes permanentes, Philippe Varin presentó las conclusiones de su misión a ambas ministras, quienes elogiaron la calidad del trabajo realizado y las acciones propuestas, así como el alcance de la consulta llevado a cabo.

Como parte de esta misión, Philippe Varin contó con las contribuciones de los comités estratégicos de los sectores de Automoción, Nuevos sistemas energéticos y Minas y Metalurgia, así como de los responsables de instituciones científicas (BRGM, CNRS, CEA) y numerosas personalidades cualificadas. La participación de los líderes de las principales empresas involucradas fue una contribución esencial a la misión, todo ello pone en evidencia una realidad: un sector público con una determinación absoluta, y un sector privado con capacidad de tracción unidos por una fuerte ambición y con un plan perfectamente claro. De este modo, el Gobierno mantiene los siguientes ejes estratégicos:

A/ En un enfoque conjunto público/privado, lanzamiento de trabajos preparatorios para la constitución de un fondo de inversión en metales estratégicos para la transición energética.

El objetivo de este fondo será contribuir a asegurar el suministro a los fabricantes franceses y europeos, a través de inversiones de capital y el establecimiento de contratos de suministro a largo plazo, junto con los operadores industriales, partiendo desde arriba de la cadena de valor de la transición energética (minería, refinación, procesamiento primario, reciclaje) con, como primera prioridad, el upstream de la movilidad eléctrica.

B/ Establecido con BRGM y en estrecha colaboración con el Comité Estratégico del Sector Minero y,

C/ Metalurgias, un observatorio de metales críticos, que aglutina los correspondientes recursos de industriales y administraciones.

D/ Designación de un delegado interministerial para asegurar el suministro de metales estratégicos que coordine la actuación de las administraciones en la ejecución de las decisiones adoptadas, con la estrecha implicación de los industriales.

E/ Desarrollo, en el marco de la estrategia de aceleración dedicada a las baterías y bajo la gestión conjunta de la CEA y el CNRS, de una hoja de ruta tecnológica compartida entre los fabricantes y la investigación pública relativa a los metales de las próximas generaciones de baterías.

F/ Traducción a un estándar o una etiqueta certificable del concepto de "minería responsable", en relación con la regulación de baterías actualmente en revisión a nivel europeo.

La misión también permitió fortalecer la dinámica de los ecosistemas locales para los establecimientos industriales relacionados con las etapas intermedias de valor agregado (refinación, componentes de baterías, reciclaje).

El gobierno francés apoya muy decididamente las iniciativas tomadas a nivel regional y por los industriales, para la constitución de plataformas industrial y ecológicamente eficientes, en particular en Dunkerque para metales de batería y en Lacq para imanes permanentes.

A partir de 2020, el plan France Relance ha permitido que surjan proyectos ambiciosos para fortalecer la seguridad del suministro de materias primas minerales a la industria. Se han apoyado cerca de cuarenta proyectos, que representan alrededor de 550 millones de euros de inversión, por 110 millones de euros de apoyo público.

A la luz de estos primeros compromisos y de las conclusiones de Philippe Varin, el Gobierno pretende ir más allá concentrando un gran esfuerzo público en beneficio del suministro de materias primas críticas para sectores industriales estratégicos en el marco de Francia 2030.  

El plan de inversiones Francia 2030 movilizará así una dotación de mil millones de euros (500 millones de euros en ayudas estatales y 500 millones de euros en capital) para reforzar la resiliencia del tejido industrial sobre las cadenas de suministro del metal.

El mismo lunes día 10 de enero Barbara Pompili y Agnès Pannier-Runacher anunciaron la apertura de una primera convocatoria de proyectos (AAP), dirigida a metales críticos para sectores industriales estratégicos. Se dará decidido apoyo a los mejores proyectos de inversión sosteniendo iniciativas ambiciosas que puedan industrializarse rápidamente en Francia, lideradas por jugadores emergentes capaces de convertirse en competidores de clase mundial, o por jugadores de excelencia existentes. En el marco de esta convocatoria se priorizará la selección de proyectos de actores emergentes.

En concreto, los proyectos deberán reducir el grado de dependencia nacional de proveedores no europeos y desarrollar los sectores del futuro garantizando la creación de valor en Francia y en Europa.

Los proyectos de inversión pueden tomar la forma de:

A/ Creación de nuevas unidades productivas;

B/ Inversiones en unidades productivas existentes para transformar significativamente sus procesos o capacidades productivas, haciéndolas más productivas y flexibles; y,

C/ El desarrollo e implementación a escala industrial de procesos tecnológicos innovadores que ahorren materias primas y energía.

En el contexto de la PFUE 2022, que ya hemos generado un documento en tres partes desde el Instituto Symposium, es muy probable que París proponga europeizar este plan, es decir, elevarlo a estrategia para el resto de la Unión Europea, aprovechando su presidencia semestral del Consejo de la UE, como gran baza de lo que mencioné en el análisis de aquel documento: es de Francia de quien cabe esperar grandeza, planificación, determinación, ambición y construcción... lo ideal es que se haga, simplemente si se desea que funcione y alcance una gran medida, en un contexto federal, con un euro que se una unidad monetaria pero también fiscal y bancaria, y con los correspondientes eurobonos, o si los desean llamar de otra forma, pero que sean "eurobonos".

Por lo tanto, estamos ante el primer golpe maestro de Francia y va en la línea expuesta en el Pacto del Quirinal, y en las declaraciones de Mario Draghi, que también cubrimos en un Trazo de Kalamos en este Instituto Symposium, también cabe destacar este Trazo de Kalamos al respecto, este otro Trazo de Kalamos, a lo que hay que añadir el Trazo de Kalamos sobre semiconductores.

Por consiguiente, merece la pena fijarse en los detalles. Hay dos objetivos principales.

1/Crear un fondo de inversión pública que trabaje junto al sector privado para tomar participaciones en los campos franceses y en el extranjero (aceptadas por el gobierno), especialmente en África, donde Francia tiene influencia para gastar (y para defenderse de las incursiones chinas, rusas y turcas, especialmente en el Sahel).

2/ Crear centros intermedios de procesamiento y clasificación en el suelo de Francia entre el puerto de recepción del material y su clasificación en las industrias más avanzadas. El Estado ya ha identificado dos ubicaciones iniciales: Dunkerque, en el norte, y Lacq, en el sur, al pie de los Pirineos. Dos zonas periféricas para responder a la necesidad parisina de reconectar las zonas deprimidas con el desarrollo económico... pero las élites francesas van más allá de la reconexión de zonas, se aprecia en su Soft Power la voluntad firme de volver a construir Sociedad, la misma que Thatcher había declarado como liquidada. La decisión, absolutamente revolucionaria de Emmanuel Macron respecto a la ENA, y en lo que había derivado apartándose de la idea original fue un aviso de que va iba absolutamente en serio.

Son ideas para Italia, para España... menos acostumbradas a la planificación centralizada. Conviene, y mucho, que se estudie para aprovechar cualquier oportunidad de proyección internacional, sobre todo porque nuestra industria en el contexto europeo tendrá necesidades muy similares, de ahí la segura propuesta francesa de un modelo de industrialización en esta dirección lanzado desde el corazón europeo.

¿Qué perspectiva para España?

Bien, ante esta revolución industrial, que empieza ahora, y en la que China cuenta con una parte muy destacada de ventaja en sectores clave, que vemos que ofrece la
creación de unos espacios, tres de ellos, independientemente que a posteriori nos
encontremos con un escenario de 2 versus 1, sean estos los actores que acaben por
ser, o bien de 1+1+1, entre Estados Unidos, la Unión Europea y China, cabe pensar qué posibilidades existen para España, que nos permitan subirnos al tren de esta
revolución industrial; pasando por el hecho de que España lideraba todas las
clasificaciones en cuanto a energía fotovoltaica hasta el 2008 y que nos situó a la cola en esta misma materia en 2014, y aunque se ha vivido un periodo de reactivación todavía se está lejos de países con muchas menos horas de sol, por no volver a destacar lo que ya se ha mencionado. Si nos fijamos en Andalucía, todas las provincias se mueven entre las 3.100 horas y las 3.527 horas de sol al año, en Aragón Huesca y Teruel superan las 3.000 horas, y Zaragoza se queda en las 2.139; Murcia está en las 3.348 horas de sol al año, Extremadura entre las 3.224 y las 3.365, las Islas Canarias superan las 3.300 horas de sol al año… con la excepción de Asturias (1.962), Cantabria (1.639) y las provincias de Vizcaya (1.694) y Guipúzcoa (1.906), el resto de provincias está por encima de las 2.147 de Álava y las más de 3.000 horas de sol al año.

No obstante, España tiene ahora una ventaja que debe explotar, por la sencilla razón de que más vale tomar la ventaja y ser socios de la industria europea, a que
simplemente otros inversores, sin socios españoles, tomen el control del país,
reduciendo así las posibilidades de influencia y de ser un actor clave en la construcción europea y en la estabilidad global.

A ello se suma la situación geográfica de España, su alto valor geoestratégico en las
rutas de todo tipo, además del estrecho de Gibraltar y las posiciones, además de las
peninsulares y de las dos ciudades autónomas, las de los archipiélagos Balear y de las Canarias.

Pero, adicionalmente, España cuenta con ríos, además de 7.661 kilómetros de longitud de costa para aprovechar como energía mareomotriz. Cabe sumar la eólica terrestre y marítima, aspectos en los que España también podría mejorar mucho sus datos.

Un factor que cabe destacar la riqueza minera de España, un país que por su
formación geológica es particularmente interesante en cuanto a este sector que gana en peso en el contexto abordado en estas líneas, de avanzar hacia una economía circular, sostenible, capaz de dinamizar un país hasta convertirlo en una pieza de gran importancia, dependiendo de lo que haga también con esa riqueza, en el contexto europeo, pues es donde estamos ubicados y donde podemos retroalimentarnos mutuamente en una relación gana-gana, y que se ha de manifestar en la construcción europea y en la presencia internacional de España.

Las materias primas minerales resultan además fundamentales para los ciudadanos de España y de Europa, aportando un efecto multiplicador en empresas de todo tipo y tamaño, repercutiendo en el empleo y dando un valor añadido bruto. No olvidemos que más pronto que tarde habrá que cerrar las minas de carbón de España, entre otros países, luego precisamos de una alternativa de futuro, y que para ello, también se halla en formación desde las instituciones europeas el Fondo de Transición Justa.

Por un lado, España presenta una variedad de materias primas de rocas y minerales, 70 tipos diferentes, que podemos dividir en 7 productos metálicos como son el oro, la plata, el cobre, el estaño, el plomo y el wolframio; 25 minerales industriales, tales como la arcilla refractaria, atapulgita, betonita, caolín, celestita, cloruro potásico, cuarzo-arenas silíceas, espato-flúor, esteatita, feldespato, glauberita, leonardita, magnesita cruda, mica, óxidos de hierro, piedra pómez, puzolana, sal en gema manantial o marina, sepiolita, thenardita, trípoli, turba y wollastonita; además de 7 rocas ornamentales y 27 productos de canteras. Es esta una industria que impulsa la economía circular de acuerdo con los planes fijados por la Comisión Europea y de España, asegurándonos alcanzar los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

A esto suma España yacimientos de tierras raras, cobalto, litio o telurio, que además se concentran en las zonas de la España llamada vaciada, pues el 80% de los indicios de yacimientos de minerales esenciales de acuerdo con el Instituto Geológico Minero de España está precisamente en la franja que abarca Galicia, donde hay arenas monacíticas en las rías de Vigo, Pontevedra y Arousa, y en aluviones de Orense y Pontevedra, y más allá del sur de Extremadura si se suman a las tierras raras la mayor reserva europea de coltán, que está en Ourense, Cáceres que tiene un interesante proyecto de litio, pero es que también hay que señalar la franja Pirítica, desde Sevilla hasta la costa portuguesa, se existen acumuladas enormes concentraciones de sulfuros masivos polimetálicos con minerales muy apreciados para fabricar teléfonos móviles, tabletas, pantallas planas, imanes y otros dispositivos o componentes electrónicos; en Ciudad Real, la sociedad Quantum Minería considera que existen recursos geológicos de 40.000 toneladas de óxidos de tierras raras en un yacimiento de monacita gris dando ocasión para el desarrollo de infraestructuras de todo tipo, ya que no sólo se trataría de desarrollar el corredor del Mediterráneo, también habría que dotar con una buena planificación e inmediato trabajo en el desarrollo que podríamos llamar gran
región “Ruta Vía de la Plata-Portugal/Galicia”, ya que en las cuencas mineras de
Asturias predominan los yacimientos de cobalto, en definitiva, en esa región que
abarca Galicia, Asturias, Zamora, León, Salamanca, Cáceres, Badajoz, Huelva y Sevilla nos encontramos pues que todo ello, además de contar con todo lo necesario para la industria española y europea, tendríamos la ocasión para impulsar una estrategia vertebradora para el conjunto de la península ibérica, con elementos conectivos entre los diferentes conectores mediante ferrocarril, aprovechando la riqueza con la que se cuenta en la península ibérica, con miras a explorar una relación de buena vecindad y estratégica ante la Unión Europea de España y Portugal, también en espacios como Iberoamérica, Asia y África.

A ello hay que sumar que, en Canarias, pues de acuerdo con la publicación de la revista Journal of Geochemical Exploration, hay cerca de dos millones de toneladas de tierras raras en el suelo de la isla de Gran Canaria, y existe constancia ya también en las zonas Pájara-Betancuria en el centro y de Esquinzo-Agua Salada en el norte de Fuerteventura. En los montes sumergidos de Amanay, El Banquete y Banco de la Concepción, en aguas al centro y al norte del archipiélago canario y lejos de las pretensiones de Marruecos, por consiguiente, pues está dentro de la Zona Económica Exclusiva española, que abarca 200 millas náuticas) hay en sus abisales montañas submarinas el mayor yacimiento del mundo de telurio, vital para la implantación de la energía solar, así como cobalto, vanadio, níquel o itrio. También, en los montes submarinos al suroeste de Canarias, también lejos de las pretensiones de Marruecos, hay establecido un yacimiento de unos dos millones de toneladas de tierras raras, que tienen por sí mismos la capacidad de poder abastecer la demanda mundial durante diez años, pero hay que trabajar en métodos de minería de muy alto valor para extraerlos reduciendo al mínimo el coste ambiental, no sólo en este caso. En todos ellos. Esto requiere investigación público-privada a gran escala, porque el premio merece muchísimo la pena y ha de implicar a todas las instituciones europeas y españolas interesadas, además de empresas.

Al respecto, cabe señalar el ejemplo de Japón, pues compraba a China, como todos
nosotros, los recursos de tierras raras, pero en 2011 hallaron tierras raras en lodos
submarinos del Pacífico que se hallaban dentro de sus aguas territoriales, particularmente alrededor de la isla de Minamitorishima, que les aseguran unos 200 años de autonomía de consumo y hallaron la forma para que casi no tenga impacto medioambiental submarino. Insisto como antes decía respecto a Suecia o Finlandia en la superficie terrestre pero ahora lo aplico a los yacimientos submarinos, observemos cómo lo han hecho, apliquemos sus lecciones y mejorémoslas.

La cuestión es que, en España, y en el conjunto de la Unión Europea, se carece de un planteamiento estratégico. Y esto significa simplemente, que hay que dotarse de uno que sea excelente, para España y para la Unión Europea. Simplemente, los hallazgos en Canarias de tierras raras en Fuerteventura se han hecho con una inversión total de unos 60.000 euros a lo largo de seis años. Es decir, que carecemos de un estudio pormenorizado que es urgente hacer, pero con, simplemente con lo expuesto aquí, tenemos lo suficiente para convertir a la Unión Europea en una potencia tecnológica autosuficiente en cualquier campo, desde el civil hasta el militar.

Además, es evidente, como se verá en lo sucesivo de este artículo, que hay una
ocasión magnifica para lanzar un programa decidido de apoyo a la robótica, los drones, vehículos eléctricos de todo tipo y uso, tanto civil como militar, además de los astilleros, pues se estaría en condiciones de producir por completo cualquier
elemento, cerrando el ciclo completo aquí, desde el trabajo de acería hasta de
tecnología, atrayendo a socios destacados para nuestras empresas, por ejemplo la
microelectrónica alemana, las tecnológicas tales como Nokia o Ericsson, las acereras europeas, Movistar/Telefónica, Cellnex y un largo e interesante etcétera, que reforzaría la economía nacional, la europea y facilitaría la cohesión europea.
Son materias primas muy escasas y, por ende, vitales para la Unión Europea y su
transición ecológica que impulsará la industria y también la fabricación de altas
tecnologías.

Hay que insistir en que, hasta donde sabemos, España abunda en ellas, de hecho, poner en marcha esta región implicaría que España sería el segundo país de la Unión Europea productor de tierras raras por detrás del liderazgo de Finlandia, a la que se podría estudiar para mejorar la forma de gestionar el impacto medioambiental de tales yacimientos. Explotar las minas supondría una inversión de hasta 8.000 millones de euros y crear alrededor de los 25.000 nuevos puestos de trabajo que se sumarían a los 28.000 ya existentes en la minería metálica, según cálculos de CONFEDEM.

Explotar este tipo de yacimientos es rentable y lo será más por el encarecimiento de este tipo de minerales, imprescindibles para la tecnología móvil, la generación de energía renovable y la fabricación de baterías y motores eléctricos. Esto resulta
particularmente interesante, porque uno de los pilares del plan de recuperación y una de las prioridades declaradas por la Presidencia portuguesa del Consejo durante el año pasado, es la transición ecológica además de la digital. De hecho, los recursos naturales y medio ambiente alcanzan la cifra del 30% del marco financiero plurianual 2021-2027, lo que su pone 356.000 millones de euros.

Lo que está claro es que impera el establecimiento de una economía circular, basada en la reutilización de los recursos naturales, para lo que se precisa situar in situ todo el proceso: desde la extracción, la energía para activarlo, la tecnología para hacerlo eficiente y seguro a cualquier escala, sostenible, y que traslade en proximidad en un transporte barato y sostenible, la materia prima para ser transformada, diseñada, y llegado el caso, reciclada para ser reutilizada y reducir el impacto medioambiental, mejorar la cantidad, calidad y variedad de puestos de trabajo directos e indirectos de estos sectores implicados, con las consecuencias muy beneficiosas que se desprenden para otros sectores, que se verán reforzados e impulsados hacia mejores estándares de calidad, duración de contrato y remuneración.

Hay que centrarse en, tal y como trabajé en un documento para este Instituto Symposium, contar con la generación de un American System aparándose en el modelo de Hamilton.

Jugando las cartas de Mahan: España cuenta con uno de los cuellos de botella y lo ha de dominar, en el mismo sentido que lo hace China con el suyo propio

Esta misma semana explicaba en un Trazo de Kalamos una serie de decisiones de China.

China construirá un "puerto de libre comercio de datos" en el distrito de Nansha (Guangzhou, Guangdong) para 2025. La instalación servirá como proyecto piloto para la transferencia de información digital entre China y el resto del mundo.

Beijing persigue crear un primer cuello de botella, a la manera de los que se pueden observar en la navegación y comercio marítimos, a través del cual retener datos confidenciales para su propio interés nacional y recopilar lo que es útil en nombre de los rivales, Estados Unidos sobre todo, pero no solamente, que acceden a la República Popular de China.

Al respecto, China no hace más que dar forma a una serie de medidas que apuntaban en esta dirección desde 2017, hasta ahora en un sentido legislativo: ha adoptado tres leyes al respecto, respectivamente sobre ciberseguridad, seguridad de datos y protección de información personal. Esta terna de leyes han constituido el núcleo del sistema creado por Xi Jinping para transformar al país en una potencia cibernética y defenderlo de amenazas externas e internas. Las empresas extranjeras temen que el marco legal permita que Beijing acceda a sus datos y las haga menos competitivas en el mercado de la República Popular de China. A su vez, hallará su pleno potencial en la Revolución Industrial 4.0.

Se espera que este proyecto piloto de Nansha, con un financiación estimada que ronda los $ 5 mil millones, incluya un centro de datos, un parque industrial para big data y un laboratorio de comunicaciones en la llamada Broad Bay, que involucra partes de Guangdong, Hong Kong y Macao. El puerto digital se conectará a la red de cable submarino en el extranjero.

De hecho, Hong Kong puede conectar el Área de la Gran Bahía con el resto del mundo, jugando exactamente el mismo papel que San Francisco en el Área de la Bahía de San Francisco/Silicon Valley.

Ambas ciudades son lugares de reunión, según un informe conjunto publicado por el grupo de expertos estadounidense Bay Area Council Economic Institute y el Hong Kong Trade Development Council (HKTDC). El informe, "El Plan del Área de la Gran Bahía de China de bahía a bahía y sus sinergias para los negocios de EE. UU. y el Área de la Bahía de San Francisco", se centra en las conexiones entre las dos regiones.

Al igual que San Francisco es el lugar de encuentro entre Asia y Estados Unidos, Hong Kong es el lugar de encuentro de otros países de la corona de influencia de China y más allá con la China continental.

Además, el que Beijing haya optado por establecer una estructura similar en Guangzhou tiene que ver con el siguiente aspecto: la mayoría de los gigantes tecnológicos de China se concentran en la parte sureste de la República Popular, comenzando con Alibaba y Tencent. Colosos a los que Beijing ha dejado claro que sus recursos (datos y conocimientos) deben ponerse al servicio de los intereses estratégicos chinos y no deben utilizarse para crear centros de poder alternativos al Partido Comunista.

Adicionalmente, Guangzhou se encuentra a pocos kilómetros de Hong Kong que, a pesar de las fuertes tensiones internas, sigue siendo un punto de acceso privilegiado para las multinacionales extranjeras que desean invertir en China. Y es por consiguiente un teatro relevante para la competencia tecnológica entre Beijing y Washington.

El área que comprende Guangdong, Hong Kong y Macao fue fundamental en el lanzamiento de la política de reforma y apertura en 1978. Hoy su narrativa se reescribe para marcar el vínculo entre el presidente y el desarrollo económico de China.

El delta del río Pearl, que incluye la provincia de Guangdong y las Regiones Administrativas Especiales de Hong Kong (HKSAR) y Macao (MSAR), y ha venido jugando hasta el momento un papel esencial en la geopolítica china, al menos tres razones, a las que hay que añadir ahora el puerto de datos:

1/ Es una de las zonas económicamente más dinámicas de la República Popular de China, con planes para convertirla, puestos ya en marcha, en una gran aglomeración urbana, con el nombre de "Bahía Ampliada".

2/ Incluye a la antigua colonia británica, que Beijing quiere incorporar a la economía nacional, al mismo tiempo que amortigua sus demandas democráticas, y su movimiento.

3/ El dominio del inestable Mar de China Meridional, una parada obligatoria en los flujos comerciales mundiales, a lo que ahora se añaden los "nuevos cuellos de botella" a lo Mahan de los datos, además de ser un posible escenario de confrontación entre el Ejército Popular de Liberación (EPL) y las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.

Resulta tan evidente que casi resulta superfluo que se desarrolle, pero lo voy a hacer, ni que sea someramente. Por el estrecho de Gibraltar contamos con el paso de un tráfico marítimo cada vez más importante, a lo que hay que añadir el paso de cables submarinos, algo compartido con otros puntos de la península Ibérica. Sumémosle los archipiélagos de las Canarias y de las Baleares, los recursos de primera magnitud y absolutamente claves en el plano estratégico, y deberíamos impulsar con socios, que incluyen hasta una "colonia británica" de por medio, un perfil que vaya a competir con los planes de China para su respectiva zona. Se trata de unir dimensiones, recursos, capitales, espacios. La Unión Europea, el Reino Unido, Estados Unidos deberían estar totalmente volcados al respecto, no ya pensando en la zona: hay que pensar en la región con los puertos de Tánger, Málaga, los archipiélagos de Canarias y Baleares, y en general, toda la península ibérica. ¿Se puede saber a qué estamos esperando?

Las conexiones entre África y Europa son vitales, y hemos de aprovechar que un corredor euroafricano nos pasa, literalmente por encima, y parece que aquí no lo sabemos. Recomiendo el siguiente vídeo de YouTube para comprender.

La cuestión energética

Las fuentes de energía son claves en toda revolución industrial, y esta conoce una
energía que podríamos calificar de “puente”, que es el gas natural; a ella se sumaría la fotovoltaica, la eólica, la mareomotriz… pero luego, contamos, como ya se ha mencionado más arriba, el hidrógeno. Cabe destacar en el aspecto industrial las gigafactorías, por otro lado; y, por último, pero no por ello menos importante, la tecnología de la fusión nuclear, donde tenemos ya a China, que ha tomado la
delantera al activar el primer reactor de fusión nuclear. Nada tiene que ver con la
fisión nuclear, de hecho, se la conoce como el “Santo Grial de la energía”. La
tecnología imita la forma de funcionar del sol y es capaz de proporcionar energía a un precio incomparable, de una forma totalmente segura y es clave para evitar la
contaminación. La capacidad minera de España en uranio resulta clave para nuestro país y para apuntalar el sector energético estratégico para el conjunto de Europa.

En todo ello, España tiene un papel clave, no sólo para la industria nacional: también para la industria europea, de tal manera que asegura, y que tiene que servir para liderar de forma conjunta una economía industrial, con énfasis en la digitalización, y con una infraestructura eléctrica europea garantizada y protegida, pues es un elemento tan estratégico si cabe, por no decir más, que las redes de
telecomunicaciones, y que ha de propiciar, en definitiva, el surgimiento de una mayor y más profundo grado de solidaridad energética europea en un primer y vital paso.

En este sentido, hay que entender que, como decía, se han tomado una serie de malas decisiones, desde pretender competir con la industria que ha quedado de forma residual con poco I+D fruto de la orientación económica de este país, la falta de visión estratégica que se puede achacar a no haber consolidado con más fuerza gigantes energéticos nacionales agitando el espíritu de unos contra otros, tanto dentro de España como entre las socios europeos, y que se ha manifestado no ya a partir de la crisis de 2010, también con el proceso de enfrentar los desafíos de todo tipo que sólo podemos superar, tanto en España como en Europa, todo juntos. Es fácil de entender.

Si todos remamos, bien alimentados y con los descansos asegurados, llevaremos la
nave donde vamos todos, a los mejores puertos, especialmente cuando nos
enfrentemos a terribles tempestades que nos harán zozobrar, pero no hundirnos. Y es tan sencillo de entender como que, si perdemos un remero, si este manifiesta una debilidad, el tempestad nos hundirá, o seremos presa del enemigo que nos asaltará y empobrecerá a todos los que vamos en la nave. La única forma de evitar esto en los malos tiempos y de progresar más y mejor en la bonanza es siempre ir juntos, complementándonos, como resulta que el territorio que habitamos se empeña en demostrarnos, a españoles y a europeos.

España tiene capacidad para producir el hidrógeno verde más barato del mundo, pero hay que trabajar para mejorar esta capacidad todavía más y rebajar el umbral de los años 30 de este siglo, con lo que no queda más remedio que investigación e inversión de agentes público-privados que estemos interesados en ello, que somos todos.

Se ha fijado la prioridad de desarrollar una economía del hidrógeno. En cuanto a las baterías, los asiáticos cuentan con una acaparadora ventaja inicial y Europa tiene que hacer un gran esfuerzo con las baterías de iones de litio tradicionales, pero necesitamos fabricar baterías compuestas de manera más sostenible, más abajo hablaremos de ello. También sería posible contar con acerías (a las 52:40) funcionando con hidrógeno, abaratando costes y reduciendo las emisiones globales, con sabias políticas industriales y de I+D al respecto.

El hidrógeno lleva camino de ser una fuente de energía para aerolíneas, navegación marítima, automóviles y trenes, y no debemos olvidar que China ya está trabajando en un tren de hidrógeno, gracias a las pilas de este combustible. El hidrógeno se puede transportar a largas distancias sin pérdida de energía y luego se puede convertir nuevamente en electricidad. Imagínense las posibilidades que tenemos disponibles.

Imagínense las interconexiones que podemos crear, mejorando así la estabilidad
energética a nivel mundial. Y desde Europa se ha fijado el objetivo de que tenemos que hacerlo en los próximos dos años, con lo que, de nuevo, España resulta
fundamental. Y ya no sólo para producirlo, también, dados los minerales y condiciones de todo tipo, España es la base perfecta para producir aquí en una economía circular, y distribuir, además de prestar apoyo a otros centros europeos.

Otro aspecto clave del que tememos que hablar al respecto del hidrógeno es que
Naturgy y Enagás participan también en un megaproyecto en España que ofrecerá
hidrógeno verde a un precio muy competitivo gracias a la energía solar fotovoltaica, que lo harán junto a la también española Dhamma Energy, dentro del proyecto ‘HyDeal Ambition‘, para impulsar una cadena de valor integrada para distribuir hidrógeno verde a precio competitivo y que tendrá su base en España, en la que participan otras grandes corporaciones europeas de diversos países como Falck Renewables, Vinci Construction, Hydrogène de France, Gazel Energie, McPhy Energy o Snam, entre otras. Esto es, por el lado positivo, un ejemplo de lo que propongo hacer aquí, en España, para lograr una mayor financiación, pero también alcanzar a un mayor mercado, más cohesionado y con mayor capacidad de compra al contar con mejores salarios y estabilidad laboral.

El gas natural es un elemento vital para poder desplegar las renovables y preparar el lanzamiento del plan industrial, para España y para Europa. Así que España es clave como posición geoestratégica, pero como poder blando, si nos decidimos a cuidarlo y ponerlo en juego, con toda la ribera del Mediterráneo en cuanto al gas natural, pero también en cuanto a las rutas comerciales, y conexiones de hidrógeno.

Más aún, en cuanto a gas, hay ciertas estimaciones de que nuestro país podría
autoabastecerse durante décadas si se explotaran las reservas, como se señala desde el Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas (Cscim), donde se habla de que contamos con gas en España para 45 años, en Deloitte estiman la cifra al alza hasta los 60 años y desde la Asociación Española de Compañías de Investigación, Exploración y Producción de Hidrocarburos y Almacenamiento Subterráneo (Aciep) señalan que 70 años. Es decir, que contamos con medios para impulsar nuestra industria, la industria europea y sustentar el camino de la transformación para la plena entrada y liderazgo de la cuarta revolución industrial.

España debe contar, pues cuenta con lo necesario, con Gigafactorías. Hay que explorar acuerdos con socios, lo ideal sería que el capital español también contase, para formar un grupo europeo más sólido. Esto apoya a la industria en varios aspectos, con lo que en un contexto de necesidad de industrialización va a suponer reforzar, junto a nuestra capacidad con el hidrógeno, el perfil industrial de España y las condiciones para influir en la industria europea y global. Escoger buenos socios y tener un plan reporta muchos y notables beneficios, y nos convierte, como todo lo señalado en este documento, en simplemente imprescindibles.

Aunque hay proyecciones que apuntan hacia la fabricación de baterías en Europa y
que ésta se acelerará en los próximos años, con todo y con ello será una auténtica
sorpresa si alcanza al nivel del mercado asiático. Para el 2026 se estima que la región la región de Europa y MENA representará prácticamente 228 gigavatios-hora de capacidad de fabricación de células de ion-litio por año, en comparación con la región de Asia y el Pacífico, con casi 345 gigavatios-hora de capacidad de fabricación de células por año. Este aumento es impulsado en gran parte por el crecimiento esperado en el mercado mundial de vehículos eléctricos. Según Bloomberg New Energy Finance, la demanda anual de baterías de ion-litio de las nuevas ventas de EV podría alcanzar casi 1.400 gigavatios / hora para 2030. Los fabricantes chinos tienen la mira puesta en satisfacer la mayor parte de las necesidades del mercado.

Los principales productores de baterías de EV en China, BYD Co. y Contemporary
Amperex Technology Co. (CATL), ya tienen planes muy bien construidos para
aumentar exponencialmente su capacidad de producción de baterías en este 2021 en el que acabamos de entrar. Con nuevas gigafactorías en obras, BYD y CATL están listos para superar los niveles de producción de Tesla / Panasonic. Y a medida que mejora la calidad del producto, estas y otras empresas chinas se convertirán en proveedores líderes de baterías de EV en todo el mundo, no solo a nivel nacional.

En cuanto al caso europeo de la industria de baterías para satisfacer la fuerte demanda de vehículos eléctricos, a diferencia del modelo expuesto para el caso asiático en general, y en particular el brillante ejemplo de China, en el caso europeo nos encontramos exactamente con los mismos problemas que siempre nos hemos encontrado al hablar de Europa: demasiado fragmentado, demasiados competidores, demasiado disperso...

Un consorcio privado en torno a la empresa sueca Northvolt, fundada por Peter
Carlsson y Paolo Cerruti, ambos ex ejecutivos de Tesla, debe inaugurar una primera gigafábrica en la Laponia sueca. Financiada entre otros por Volkswagen por una suma de mil millones de euros, la compañía recibió un préstamo de 350 millones de euros del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y una garantía del Estado alemán de unos 450 millones de euros. Una buena idea sería, quizás, dado el carácter estratégico que ha de seguir Europa, entrar con capital español en dicha empresa, además de disponer de territorio, y evidentemente de la producción industrial que precise de este producto.

Así, tanto para el hidrógeno, como para una gigafactoría, minerales tecnológicos, el 5G etcétera, y para compensar y hasta mejorar el hueco dejado por Nissan, quizás sería una buena idea hablar con el grupo FIAT para que vuelva a España, o con Volvo, ya que incluso, Volvo y Mercedes firmaron un acuerdo vinculante para desarrollar conjuntamente y fabricar pilas de combustible de hidrógeno para camiones eléctricos de este combustible y de gran tonelaje.

Cuando los fabricantes europeos iniciaron la fabricación de sus modelos de vehículo eléctrico optaron por utilizar las baterías de fabricantes asiáticos, que dominaron la tecnología de iones de litio desde la década de 1990, e invirtieron muy pronto en grandes fábricas que permitieron ahorrar costes a escala, como se detalla en un informe del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI).

Del mismo modo, la fusión entre Alstom y Bombardier deja un coloso de 3.000
empleados en España. Es obvio que hay que potenciarlo en un sentido múltiple,
acoplando transporte de pasajeros y mercancías de todo tipo y trabajando en el
hidrógeno como solución, tal y como trabaja China en ello.

El elemento aeroespacial es también destacado realmente en España, lo mismo que el naval, por cierto, pues contamos con los minerales para, no tan sólo fabricar, también para dotar de “alma” tecnológica lo producido.

En cuanto a la forma de impulsar la industria, elevar los cánones de calidad y sostenibilidad, y al mismo tiempo proteger el medio ambiente, cabe salir de la trampa que nos hace desear este tipo de industria, o a veces es simplemente lo que se desea la producción eléctrica, sin más, pero se obvia que los aerogeneradores, componentes esenciales que son vitales y que se utilizan han sido extraídos sin demasiado cuidado, pero queremos creer que como ese hecho no lo vemos no está sucediendo. Pues no, debe que, si desea que nuestra economía sea más sostenible y circular, que proporcione puestos de trabajo estables, que cuide el medio ambiente en todas las partes, se debe saber de dónde provienen los productos primarios y si se producen de manera sostenible o no. Más aún, estipular un control mediante un etiquetado que no sólo reconozca ello, también qué condiciones laborales y de seguridad imperaban, si se han reducido al máximo los daños medioambientales, e incluso premiar a las empresas que, además, desarrollen programas de recuperación del entorno, repoblamiento de masas forestales, impulsen zonas verdes en los municipios, etcétera. Se trata de que todo producto que se haga en Europa tenga esta calidad y que se la exijamos, de una manera fehacientemente demostrable, a cualquiera que desee vender en nuestro mercado.

Por último pero no por ello menos importante, no se debe perder de vista los siguientes componentes, pues son el futuro, y en ellos Japón está tomando una posiciones muy interesantes: E-amoniaco, amoníaco azul y bio-metanol. España debe posicionarse con rotundidad y buscar socios para convertirse en una potencia a escala global.

Conclusiones

Es evidente que la industrialización en España y en Europa trasciende estos elementos, pues también cabe señalar el sector sanitario, ya que varios informes apuntan a que entramos en un ciclo de una mayor presencia de virus o enfermedades de origen zoonótico, y en ello cabe trasladar la producción de guantes, equipos de protección en general y un amplio etcétera a Europa. Un ejemplo sería Hersill, la empresa de respiradores radicada en Móstoles, por citar a una de ellas. Se debería emprender el impulso de este sector pensando en la adaptación a otro modelo productivo basado en Inteligencia Artificial y la conexión que permite el 5G junto al desarrollo de la computación cuántica, en general a todos los sectores.

De igual modo, observamos que la “materia gris” de Europa ha sido clave en el
desarrollo de una vacuna a través del ARN, y ha destacado Oxford y Mainz, donde
están los cuarteles generales de BioNTech. No obstante, la capacidad industrial de
Europa en lo que ha vacunas y otros medicamentos hace que no estemos en las
mismas condiciones que China. La investigación europea, después de años de
formación, acaba por ser explotada por Estados Unidos, y cada vez más, por China.

El mismo caso se dio ya con la anterior revolución industrial, donde también nuestros ingenieros informáticos acaban enriqueciendo, fortaleciendo y dotando de características que merman en todos los puntos posibles a la soberanía, la riqueza y la seguridad de Europa, y por supuesto, también de España, privándonos también de buenos puestos de trabajo. Esto tiene que acabar. Simplemente. Y para que esto suceda debe pensarse en laboratorios, centros de investigación etcétera que permitan retener el talento, que se aproveche en Europa, que se atraiga de otras partes del planeta, y que se pueda producir a la escala que sea preciso.

Para todo ello, España debe emprender una serie de cambios drásticos: una mejora de la educación en todas las etapas, en un sentido técnico-humanístico. Aquí solemos obviar que los CEO más destacados del mundo vienen de las Humanidades, y que la educación debe contemplar todos los saberes, pues ¿cómo hacer una buena IA sin una base muy sólida de filosofía? Además de ello, de la misma manera que nuestras élites optaron por un modelo equivocado en su conjunto, ha llegado la hora de que se enmienden, si es que quieren contar para algo y para alguien a partir del presente inmediato. En caso contrario, simplemente serán barridas, igual que les sucederá a aquellos países que, como España, mantengan una economía, una educación y una legislación totalmente inadecuada, desde las administraciones públicas hasta el I+D+i.

Al respecto, sucede que el I+D+i que se presupuesta en los PGE, a pesar del loable
esfuerzo de mejorarlo en estos últimos ejercicios nos encontramos con la siguiente
cuestión que resolver con urgencia, pues la mitad de lo presupuestado no se puede
ejecutar ya que faltan los proyectos adecuados para ello. Y esto es así por la estructura económica de este país. Si el I+D+i es la gasolina, el motor debe estar a la altura en capacidad y potencia, de lo contrario no nos vale para nada. Así, que tanto como aumentar el I+D+i conviene impulsar la transformación de España y de Europa.

Otro elemento que debe tenerse muy presente en España es prestar atención al éxito en la planificación y resultados que arroja el MIT “a la francesa”, una mezcla de MIT y de Silicon Valley que se inició en la presidencia de Sarkozy y que se ha acabado de poner en marcha con Macron. España y Europa precisa de más instituciones público-privadas de este tipo. Igualmente, conviene que los sectores estratégicos, tanto en España como en Europa, cuenten con los recursos y la organización para impulsar aún más la industria, el respeto medioambiental y la economía circular.

Pero también hay que pensar en cómo impulsará este cambio industrial a otras
industrias, por ejemplo el textil, que tiene aplicaciones en varios sectores industriales, entre otros y que tiene que afectar para bien al sector primario y agropecuario español, al generar una buena materia prima. Quizás conviene establecer algún tipo de organización distinta de la propiedad con introducción de nuevas formas de explotación agropecuaria para obtener una materia prima abundante, de calidad y que sea trasladada a los centros de transformación, pero también de investigación, para apuntalar el crecimiento y la capacidad industrial de España en todos los aspectos.

Los retos que también tiene España es saber organizar mejor el sistema de crédito
público para lanzar con fuerza toda esta iniciativa, a la par que eso redundará en
mayores y mejores inversiones de capital privado que hallarán el espacio de retorno.

La tarea es intensa, requiere organización, precisión, pasión, generosidad,
compromiso, solidaridad. Es por ello, que se requiere el apoyo constante y firme de la sociedad civil, hemos de ser conscientes que es imposible cambiar los salarios,
condiciones laborales, estabilidad laboral, sin importar el sector, si no se cambian las condiciones de la economía española en este sentido. Es imposible que un olmo dé peras, como reza nuestro refranero popular. Deberemos tener campos de perales.

Es por todo ello por lo que se requiere también la participación de los agentes sociales, sindicatos, las grandes empresas, las pymes, con un plan bien dirigido hacia ellas para que tengan un protagonismo y un apoyo clave en el impulso del empleo de calidad y en el tejido industrial, pues son determinantes no sólo para España, también para el conjunto de la Unión Europea. Desde luego, los centros científicos y de enseñanza superior han de implicarse profundamente, de la misma manera que la Formación Profesional debe dar un salto de gran calidad, en la dirección marcada por ejemplo por Alemania, para dotar de buenos, prestigiosos y eficientes trabajadores de los diferentes sectores.

Es hora también de un esfuerzo compartido, de remar en la misma dirección y con fuerza por parte del capital financiero español y de otros posibles inversores de este país, pues ha llegado la hora de que entiendan que si quieren contar para algo y para alguien el camino pasa por cambiar sus actividades o mejorar las que actualmente emprenden. Y por último, pero no por ello menos importante, se requiere un esfuerzo de gestión óptima, de compromiso compartido, de esfuerzo solícito por parte de todas las fuerzas políticas como legisladores y de las diferentes administraciones públicas, como gestores, planificadores, desde luego que impulsores de todo lo necesario para llevar esta nave a buen puerto, aquí y en las instituciones europeas.

Es una cuestión de todo el país, de toda la ciudadanía, y esto es algo que precisamos hacer todos juntos para que funcione a la perfección. Es tan simple como que se requiere un compromiso fiel, con inteligencia, generosidad. Es algo que hemos de saber ver los ciudadanos en una época en que la abstención aumenta y nos lamentamos de la falta de solidaridad y de construcción de un proyecto común para España y para Europa, de la misma manera que sabremos ver quién no está a la altura de estos tiempos.

Se adjudica a Arquímedes de Siracusa la frase: “Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”. Se refería al hecho de una máquina simple, pero determinante: la palanca. Sobre una barra rígida actúan tres fuerzas: el esfuerzo, que aplicamos voluntariamente para alcanzar un fin; la resistencia, que es la fuerza que vencemos; y, la fuerza de apoyo, que se ejerce por el punto de apoyo de la barra. Debemos comprender claramente que hay que aplicar mucha potencia para vencer una resistencia compleja, pero no por ello imposible de mover si se emplean las fuerzas y materiales adecuados, los que hagan falta. La metáfora no requiere más explicación, requiere aplicación.

Ha llegado para Europa y para España la hora de “la Gran Evolución”, como definió Mijaíl Bulgákov a la revolución pacífica, y que requería muchísima audacia, en las “Notas de un joven médico” o en “Los huevos fatales”, y que aparecerá en otras obras del genial autor, una evolución progresiva pero decidida, que encarna tanto la conciencia moral como la competencia, que son los factores que son determinantes para el progreso.

Desde el Instituto Symposium nos hallarán prestos siempre, tal y como reza nuestro lema "In omnia paratus", es decir, estamos siempre listos para todo. Por tal motivo emprenderemos el trabajo y la búsqueda de socios para impulsar la construcción colectiva, y como creemos que hay que prestar atención a todos los elementos, del presente y del pasado, me gustaría señalar unas reflexiones recogidas en la Historia de la Guerra del Peloponeso, de Tucídides. Dicen los corintios de los atenienses en I, 68-70 que, "quienes, tras tomar una decisión, pasan a la acción se dirigen sin vacilar", "Ellos son innovadores, resueltos en la concepción y ejecución de sus proyectos", "ellos son audaces hasta más allá de sus fuerzas", "Ellos son decididos", y por último "son los únicos para quienes tener y esperar lo que se han propuesto es la misma cosa gracias a la rapidez con que ejecutan sus proyectos. En todo este quehacer se afanan durante toda su vida en medio de dificultades y peligros, y disfrutan muy poco de lo que tienen debido a que siempre siguen adquiriendo y a que consideran que no hay otra fiesta que la del cumplimiento del deber, y que una tranquilidad ociosa es mayor adversidad que una actividad en medio de dificultades".

Para ampliar, recomendamos la lectura de los documentos relacionados con este dossier publicado en el Instituto Symposium.

Hasta aquí el Trazo de Kalamos especial. Reflexionen, compartan, por favor. Gracias por su atención, como siempre.