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Tal y como nos informa Bloomberg, Estados Unidos y Lituania pretenden cooperar para contrarrestar la "coacción" de China en el ámbito económico. Y, por cierto, la Representante de Comercio de Estados Unidos, Katherine Tai, y el Ministro de Asuntos Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis, hablaron de ello el 5 de enero por teleconferencia.

Lituania se está preparando para aprovechar el apoyo de Washington al haberse opuesto a la penetración de las nuevas rutas de la seda de China en Europa y defender la causa de Taiwán, que Beijing se ha puesto como meta controlar para el año 2049, siendo este un elemento central de la proyección de China como Superpower en el contexto de la gran competencia entre grandes bloques regionales.

Después de celebrar la inauguración de la oficina de representación de Taiwán en Lituania el 18 noviembre de 2021, la República Popular de China decidió "rebajar" las relaciones diplomáticas con Vilnius. Como consecuencia, a partir de ese momento China dejó de importar ciertos productos de origen lituano y ejerció una fuerte presión a otros países europeos para que hicieran lo mismo, pero lo que ha señalado es una tendencia cada vez más acusada desde 2020: se confirma el creciente escepticismo de los países pertenecientes a la esfera de influencia americana en Europa hacia la República Popular de China. Y en 2019 Vilnius rechazaba la propuesta de inversión china en el puerto de Klaipeda por motivos de "seguridad nacional", un aspecto común con todos los países del Báltico por el intento de China de establecer una ruta ártica dentro del BRI a través del Paso del Noreste, aspecto que tratan de bloquear.

En el caso concreto de Lituania se ha distanciado notablemente de China en múltiples expedientes, como es el caso de Hong Kong, Xinjiang ya que el parlamento lituano ha calificado de genocidio lo sucedido con los uigures, el 5G y las nuevas rutas de la seda, a lo que Vilnius ha sumado el expediente de Taiwán para posicionarse en contra de los planes de Beijing de controlar la isla de Formosa para 2049 al aprobar la apertura de una oficina diplomática taiwanesa en su territorio.

El gobierno lituano persigue mostrarle a Estados Unidos y a sus aliados que está contribuyendo de forma muy activa a contener la penetración china en Europa, y a cambio desea, por un lado, asegurar el apoyo militar de Washington contra Moscú, y por el otro emprender un proceso de transformación industrial y tecnológica.

La prioridad de Vilnius es contribuir a la OTAN en la guarnición del nuevo Telón de Acero, la frontera entre las zonas de influencia norteamericana, entre Gdansk y Constanza, por un lado, y la línea roja rusa, entre Kaliningrado y Tiraspol, cosa que incluye el enclave de Kaliningrado y Bielorrusia, en la más estricta vecindad con Lituania. Lo que Vilnius más teme es la proximidad a Bielorrusia en particular, de ahí las pesadillas de Vilnius y Varsovia, que temen que algún día Moscú tome el control de la región fronteriza de Suwałki, para conectar los dos territorios y llevar a cabo ofensivas navales en el Mar Báltico. Lituania y Polonia utilizan este argumento para catalizar la atención militar y la financiación de la OTAN, que tiene bases en ambos países. La crisis migratoria en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, provocada por Minsk con el apunte de la dirección de Moscú, y con el "desahogo" del Kurdistán iraquí, entre otros territorios, ha ido llevando a Polonia a un fortalecimiento de su presencia militar a lo largo de la frontera y construir un muro. Lo que, paradójicamente, permite a Rusia consolidar su control sobre la propia Bielorrusia, pero al mismo tiempo alimenta la necesidad lituana y polaca de defenderse del Kremlin. Es decir, que como ya he señalado algunas veces en esta misma sección, creo que le han entregado con un lazo Bielorrusia a Rusia, y creo que no era ese el propósito.

El hecho de que Washington, tal y como explicaba Reuters, quiera firmar un acuerdo de crédito a la exportación por 600 millones de dólares con Vilnius es un indicio de la aprobación estadounidense a las acciones lituanas desarrolladas en clave antichina, con un juego que se mueve desde los estrategas de Washington realmente en la línea de ir contra China y no tanto contra Rusia, a Rusia se trata de moverla en la dirección de alejarla de China... y evidentemente, hay que usar tanto el palo como la zanahoria, por si se pudiera conseguir.

En una escalada que se aceleró a partir de mayo de 2021, el enfrentamiento de Lituania con China comenzó cuando Vilnius se retiró del formato diplomático 17 + 1 en el que Beijing se relaciona con los países de Europa Central y Oriental. Las tensiones aumentaron cuando Taipei y Vilnius establecieron oficinas diplomáticas en el país del otro. Si bien esto no llegó al pleno reconocimiento diplomático, China desató una serie de represalias que muestran que está dispuesta a detener cualquier calentamiento más profundo de los lazos entre la UE y Taiwán. Los medios estatales chinos, en un clásico de su retórico y del uso de animales, describieron a Lituania como "un ratón o incluso una pulga bajo las patas de los elefantes que luchan", una línea de difusión para consumo interno de China, en la misma línea de representar la Última Cena con animales que representan a los diferentes Estados sobre los que China tiene un pulso en Occidente.

A principios de enero de 2022, el día 6 de enero en concreto el Financial Times, informaba de que Taiwán reaccionó anunciando la creación de un fondo de 200 millones de dólares para invertir en el país báltico y le abrió las puertas de su mercado. El dinero debería utilizarse para financiar proyectos en áreas como el láser, la biotecnología y, sobre todo, los semiconductores.

Eric Huang, jefe de la oficina de representación de Taiwán en Lituania, dijo que su país esperaba hacer su primera inversión a finales de este año con el dinero garantizado por su fondo de desarrollo nacional.

Si Lituania se mantiene firme y si recibe el respaldo total de otros Estados miembros de la UE, se han convertido en casos de prueba para la efectividad de las tácticas de coerción económica y política de China. El presidente de Lituania, Gitanas Nauseda, revirtió recientemente su postura anterior y dijo que había sido un “error” permitir que la oficina de representación estuviera a nombre de Taiwán, no de Taipei. También se quejó de que la decisión no había sido coordinada con él por el gobierno, encabezado por la primera ministra Ingrida Simonyte, a quien derrotó en las elecciones presidenciales de 2019.

No olvidemos que el uso de Taiwán y no Taipéi en la nomenclatura, algo que sólo se da en las oficinas de Taiwán en el autoproclamado Estado de Somalilandia y en la de Lituania supone, evidentemente, en este último caso, un éxito para el gobierno de Tsai Ing-wen.

La disputa ha llevado a los funcionarios a temer que el mensaje de Lituania corra el riesgo de diluirse ya que el presidente representa al país en las cumbres de la UE y, a menudo, toma la iniciativa en cuestiones de política exterior. Simonyte dijo el miércoles que estaba "decepcionada" con los comentarios de Nauseda y que él había respaldado la medida durante meses desde su anuncio. Radvile Morkunaite-Mikuleniene, vicepresidente del parlamento lituano y subjefe del partido gobernante Unión Nacional, dijo el miércoles al Financial Times que el gobierno se mantiene firme y no cambiará el nombre de la oficina de representación. De ahí el apoyo económico de Estados Unidos, y la estrategia de Taiwán, además de la llamada de Katherine Tai.

Construir lazos económicos ha sido un gran enfoque para Taipei desde que comenzó a expandir las relaciones con Lituania el año pasado. Kung Ming-hsin, ministro del Consejo Nacional de Desarrollo que supervisa el fondo de desarrollo nacional, encabezó una delegación a Lituania a fines de octubre y dijo que esperaba que el país se convirtiera en un punto focal del pivote de Taipei hacia Europa central y oriental.

Y aunque la Corporación de Licores y Tabaco de Taiwán, de propiedad estatal, se hizo con un cargamento de 24.000 botellas de ron lituano que habían sido rechazadas por la aduana china. Huang dijo el miércoles de la semana pasada que Taiwán había tomado 120 contenedores de envío de exportaciones lituanas bloqueados por China. Pero la auténtica clave la dabe el representante de Taiwán, que dijo que esperaba que las áreas de inversión prioritarias para el nuevo fondo incluyeran semiconductores, láseres y biotecnología. Taiwán también identificó previamente la tecnología financiera como una posible área de cooperación, y Vilnius tiene más empresas fintech reguladas que cualquier otro país de la UE.

Hay que entender que había que encontrar una estrategia que definiese la entente entre Taiwán y Estados Unidos en el campo de los semiconductores que fuese recombinante y que fortaleciese tanto a TSMC como a Intel, y a los socios europeos que se hallan en la brecha.

El proyecto de Taipei tiene una importancia estratégica. El juego de los semiconductores desempeña un papel clave en la competencia chino-estadounidense (económica y militar) e implica directamente a Taiwán. De hecho, la Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) representa más del 50% del mercado mundial de las fundiciones de semiconductores y hace negocios con ambas potencias. Por tal razón, Washington lleva tiempo intentando convencer a la empresa de que rompa sus relaciones con la República Popular aprovechando las tensiones entre Taipei y Pekín, y el desarrollo del gran bloque occidental y su lanzadera en la Revolución Industrial 4.0 podría ser ese factor.

Una de las razones que explica por qué hay tan pocos fabricantes de chips en el mundo es que es extraordinariamente complejo fabricarlos. Si ese campo de la microelectrónica fuera un universo hoy día el centro del mismo estaría en Taiwán, y el otro de mucho menor tamaño, pero el segundo en importancia está en Corea del Sur (Samsung).

Dio inicio en Estados Unidos, compitió Europa, pasó a Japón en los 80/90 del pasado siglo XX pero Estados Unidos lanzó una ofensiva compleja, las corporaciones se reestructuraron y se reorganizaron en un sentido vertical y horizontal, creando subdivisiones independientes etcétera. Japón llegó tarde a ello y al salto adelante en la computación, así que el centro se movió y fruto de la reorganización de finales de los años 90 y su paso al siglo XXI tenemos la formación del actual coloso:Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (en lo que sigue, TSMC).

TSMC fue fundada en Taiwán en 1987 y fue la primera fábrica de chips (en adelante CI) del mundo que optó por un modelo de negocio desconocido hasta ese momento: no diseña los CI que fabrica (lo que se conoce en el sector como una "pure foundry", denominación que recibe un fabricante que produce por encargo los CI diseñados por otras empresas) y desde hace más de una década es la empresa líder en ese campo, al que se han incorporado otros fabricantes desde entonces.

La mayoría de las empresas líderes en el sector del diseño de CI, pero que no tienen fabricación propia, lo que se conoce como los "fabless" (literalmente, sin fábrica), son clientes de TSMC: Advanced Micro Devices (AMD), Apple, Broadcom, MediaTek, Nvidia, Qualcomm, etcétera. De hecho, Apple es en estos momentos el cliente más importante de TSMC. Además, algunos fabricantes de chips que tienen fábricas propias como Intel, NXP, STMicroelectronics o Texas Instruments subcontratan parte de su producción a TSMC.

En la actualidad posee nueve fábricas en la propia Taiwán, más otra en construcción para los chips de la nueva generación de 3 nm y otras dos en China continental y va a instalar una fábrica en Arizona, Estados Unidos. Tiene una capacidad global de aproximadamente 13 millones de obleas de 300 mm por año y fabrica chips para clientes con nodos de proceso desde 130 nm a 5 nm. Ha sido la primera fábrica en comercializar chips de 7 nm y 5 nm, y estos últimos se usan en el nuevo Apple A14 Bionic, incorporado en el iPhone 12.

En la actualidad, TSMC es una de las tres empresas a nivel mundial que está desarrollando chips de 5 nm y una de las dos únicas que es capaz de comercializar y vender estos chips a prácticamente todos los clientes que los requieran por todo el planeta. Desde sus orígenes, ha sido una empresa de perfil publicitario muy bajo, pero la enorme inversión que está realizando en tecnología de vanguardia y su creciente influencia, están atrayendo la atención de todo el planeta, especialmente en un momento en que la escasez global de chips ha forzado la desaceleración o incluso la suspensión de la producción de automóviles desde Japón a Europa y América. Y este elemento es clave porque la Revolución Industrial 4.0 se basa en varios elementos que han de ser movidos con estos componentes.

Las empresas de chips de China continental (Semiconductor Manufacturing International Corporation es la mayor de todas) y el gigante de Estados Unidos en el sector, que es Global Foundries, que al igual que TSMC, son también "pure foundries", y ninguno de ellos no han sido capaces de igualar las capacidades de fabricación de los chips de vanguardia del gigante taiwanés. Incluso el mayor fabricante de chips del mundo, Intel, está dispuesto a subcontratar parte de la producción de procesadores, su joya de la corona, a la empresa taiwanesa, debido a los problemas que arrastra desde 2018 con los chips de los nodos de 10 y 7 nm. Todo eso hace que TSMC sea en la actualidad posiblemente la empresa más importante del mundo y sus clientes comienzan a darse cuenta de que no están tratando con un proveedor tradicional: los fabricantes de automóviles han creído tradicionalmente que son los gigantes industriales del mundo, pero la situación actual está demostrando que los verdaderos gigantes son los fabricantes de chips.

Hay que sumar también la financiarización de la economía. Es en los años 90 del pasado siglo XX cuando se producen dos acontecimientos que son fundamentales, entre muchos otros: la crisis de las maquiladoras en México que arruinó el tejido industrial de México fronterizo con Estados Unidos y con la consecuente deslocalización hacia China que entró en la Organización Mundial del Comercio en ese instante prometiendo un perfil bajo a los occidentales, y por el otro una creciente financiarización de la economía estadounidense. De ahí que Estados Unidos haya perdido capacidad productiva, porque su establishment se ha centrado en lo financiero. Incluso las "corporaciones productivas" como pueden ser Boeing, Apple o Intel etcétera han trasladado sus líneas de producción al Extremo Oriente y la zona del Indo-Pacífico. Lo que hacen es reducir costes, centrarse en el marketing, y usar procedimientos como la compra de sus propias acciones para disparar su capitalización bursátil y repartir pingües beneficios. No se trata de producción en Occidente y particularmente en Estados Unidos: se trata de ingeniería financiera. Entonces pierdes tus capacidades de producción. En este caso Taiwán es fundamental, efectivamente, pero también para China. De modo que hacerle una guerra comercial a Taiwán por parte de China a día de hoy resultaría en que China perdería las inversiones y capacidades instaladas en Taiwán y perdería los componentes para producción en una fase de lanzamiento de su Revolución Industrial 4.0.

A todo eso tanto Estados Unidos como China han corrido a alcanzar posiciones, ya no sólo son minerales o datos.

Y es que no hay nada como una gran crisis de oferta para poner de manifiesto los cambios tectónicos que provocan en una industria, dejando al descubierto las realidades y las acumulaciones de poder tecnológico, industrial y de mercado, que se han ido fraguando de manera callada durante la pandemia. Y en ello Europa demuestra su total vulnerabilidad, y dependencia de las inversiones de TSMC, de Intel en Italia, Alemania y Francia, y las que desarrolle.

Los factores que han producido esta crisis del Chip son la demanda de microprocesadores, que ya estaba creciendo antes de la pandemia, impulsada por cuatro grandes sectores del mercado vinculados a los sillares de la Revolución Industrial 4.0: redes de telefonía 5G, vehículos autónomos, Inteligencia Artificial e Internet de las Cosas. La irrupción de todo lo aparejado a la pandemia: parones en la producción, encarecimiento del transporte, etcétera ha disparado la demanda de productos para el trabajo y el ocio domésticos: pantallas de ordenadores, ordenadores portátiles, teléfonos móviles (un mercado ya de por sí siempre creciente) y otros equipos de trabajo. Pero la gota que colmó el vaso fue el fuerte aumento de los precios del bitcoin a principios de 2021, y lo que está sucediendo ahora en Kazajstán también podría suponer otro fuerte aumento en este inicio de 2022. Esto ha incrementado, de una forma nunca vista hasta este momento, la demanda de las tarjetas gráficas que se utilizan tradicionalmente en las transacciones con la moneda digital, exacerbando aún más los problemas de suministro de chips de altas prestaciones, verdadero cuello de botella de los fabricantes en este momento.

China contaba con una concentración de granjeros bitcoin extraordinaria, de ahí su decisión en este contexto de contener la actividad y enfocar esa demanda para contribuir a satisfacer la oferta (no hay ventas no hay dinero, no hay dinero no se pueden atender los planes de desarrollo económico y social de China...), y de ahí una parte dentro de las muchas que llevaban al control de las criptomonedas en China, y que se trasladaron a Kazajstán... y consolidaron el segmento creciente y alrededor del eje de Texas que se está desarrollando sobre las bases puestas en los años 80 y 90 del pasado siglo XX un gran centro tecnológico en Estados Unidos que se va acercando a la competencia con el del Sur de California, porque también no pocos colosos se están trasladando a Texas. Es ahí donde se está desarrollando ahora el motor de minado de bitcoin con lo que el aumento de la demanda no sólo no ha cesado o se ha controlado: se ha expandido y hay que llevar esos componentes a Estados Unidos.

Bien, el caso es que entre TSMC y Samsung copan la producción y es uno de los elementos fundamentales sobre los que construir y dominar la Revolución Industrial 4.0. Ante este dilema tanto China como Estados Unidos se han lanzado a asegurarse los medios y las corporaciones que puedan fabricar a gran escala y para todos los sectores. China con un plan de 1 billón de dólares y Estados Unidos ha aprobado un plan de 250.000 millones de dólares.

Esta situación deja tocados a los dominantes hasta ahora: Taiwán, que se tiene que mover con los anglosajones para mantener perfil y apoyarse en Japón, que de hecho Taiwán es un apéndice de Japón también en no pocas cosas; y, por el otro lado en Corea del Sur, que ya ha reaccionado.

Así que tenemos el mercado de los datos, que dominan los anglosajones y esperan dominar aún más con la tecnología en la nube, pero tenemos una "expansión impresionante" de datos con la Revolución Industrial 4.0, y ahí entra el 5G, el 6G, la Inteligencia Artificial, los diferentes tipos de Internet aplicados a vehículos de todo tipo, industria, de las cosas, la nueva salud y un amplísimo etcétera... contar con tu tecnología en esos mercados y otros significa poder, dinero, capacidades de todo tipo, incluidas las usadas con fines militares.

La colaboración entre Lituania y Taiwán en el campo de los microchips va de la mano de las negociaciones para abrir una fábrica de TSMC en Alemania, que sería donde hilvanarían Taiwán, Europa y Estados Unidos sus estrategias y capacidades. Si se llevan a cabo, ambas actividades podrían ayudar a Estados Unidos y a sus socios en Europa a aumentar su ventaja tecnológica sobre la República Popular de China, definiría definitivamente el bloque geopolítico de poder, y de ahí el "palo y la zanahoria" a Rusia, para "desenchufarla" de China.

Bien, hasta aquí el Trazo de Kalamos de hoy. Espero que sea de su interés. Si es así, por favor, recuerden seguirnos en nuestras redes sociales y suscribirse a nuestra lista de correo electrónico. Muchas gracias.