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El pasado 18 de enero de 2022 se hacía público por parte del Ministerio de Defensa de Israel el éxito de una prueba de vuelo del interceptor Arrow-3. El sistema de armas Arrow-3 intercepta misiles balísticos fuera de la atmósfera terrestre.

Tal y como se informa en el enlace que acompaña el párrafo anterior, la prueba se realizó en un sitio a propósito en el centro de Israel y fue dirigida por Israel Aerospace Industries (IAI) en cooperación con la Organización de Defensa de Misiles de Israel (IMDO) de la Dirección de Investigación y Desarrollo de Defensa (DDR&D) en el Ministerio de Defensa de Israel, la Agencia de Defensa de Misiles de EE. UU. (MDA) y las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF).

De acuerdo con el Ministerio de Defensa, a cuyo frente se halla Benny Gantz, la matriz de radares operativos del Arrow 3 detectó el objetivo y transfirió los datos al control de gestión de batalla (BMC), que analizó los datos y estableció un plan de defensa. Después de que se estableció el plan de defensa, se lanzaron dos interceptores Arrow-3 hacia el objetivo y completaron con éxito la misión.

IAI es el principal contratista para el desarrollo del Arrow a través de su división MLM, que diseña, desarrolla y produce los interceptores Arrow, y de la filial ELTA Systems, que desarrolla el conjunto de detección por radar. Elisra, filial de Elbit Systems, desarrolla el BMC. Boeing, Tomer y Rafael son los principales subcontratistas para el desarrollo y la producción del interceptor Arrow-3 y Rafael diseña y desarrolla el objetivo.

El Arrow (de largo alcance) forma parte del sistema de defensa multicapa de Israel, que también incluye el Iron Dome (de corto alcance) y el David's Sling (de medio alcance).

La nueva carrera espacial, con un carácter armado, empieza a marcar una senda alcista cada vez más consolidada, y el Estado Israel está lanzando un esfuerzo con la mente puesta en las amenazas a su seguridad como un factor inextinguible. Las grandes potencias -empezando por Estados Unidos, Rusia y China- incrementan sus operaciones de satélites y misiles e intensifican sus misiones de exploración de la Luna y Marte, donde se unen el Soft Power y el Hard Power. Tanto Washington, Moscú como Beijing (y Bruselas como capital de una Europa federal, porque de lo contrario ningún actor de Europa puede estar en esa terna) juzgan que el control del Espacio, y efectivamente es así, está directamente conectado con el de las otras cuatro dimensiones geopolíticas (tierra, mar, aire y ciberespacio) y resulta ser principalmente funcional para la dominación de nuestro planeta.

El lanzamiento del "Arrow" es una buena noticia tanto para Israel como para el gran espacio estadounidense. Para Israel es la constatación de su puesto en la vanguardia del desarrollo de tecnología para neutralizar las amenazas externas; para el segundo supone acortar la distancia de los misiles con sus rivales Rusia y China por delegación.

Con este experimento, Jerusalén subraya su carácter de potencia de la tierra, al igual que Moscú y Pekín. De hecho, la prioridad otorgada al desarrollo de sistemas de misiles tierra-espacio con fines principalmente defensivos sigue las peculiaridades típicas de las potencias terrestres, y esto es algo que no puede desagradar a Estados Unidos, siendo un elemento adicional de influencia en Washington, que ha tratado de equilibrar con respecto a Israel, como comentaré en el Trazo de Kalamos de mañana.

Washington cuenta con un socio excepcional en el desarrollo de tecnología similar a la de Rusia y China, pudiendo así abordar con más cuidado la implementación de equipos para el control monopólico de los puntos de oscilación del espacio orbital de la Tierra. Para los estrategas estadounidenses, de hecho, los puntos de Lagrange son al cosmos lo que los cuellos de botella de Mahan son a los océanos.

De estos aspectos hablaré con mayor profundidad y detenimiento en documentos especiales del Instituto Symposium.