El pasado 9 de mayo de 2022 el presidente de la federación de Rusia aprovechaba el marco dado de las celebraciones dentro del 77º Día de la Victoria para reforzar ciertos aspectos y apuntar hacia otros... pero sin posibilidad de anunciar, como efectivamente fue el caso, ninguna victoria, tampoco, al menos de momento, ha podido crear las condiciones necesarias para decretar una movilización general, aunque empiezan a darse ciertos elementos, y desde luego no ha hecho ninguna referencia a un alto el fuego. Tampoco hizo mención explícita a Ucrania como país. Es decir, confirmó que la guerra se está cronificando y no cuenta con ninguna fecha de caducidad, y que la maquinaria propagandística rusa sigue generando elementos destinados a fortalecer el frente interno con muchas aristas y a justificar ante el mundo la elección de invadir Ucrania, junto con todas las operaciones de un carácter cada vez más cercano al de Siria, tal y como anticipamos en esta misma publicación hace ya dos meses.

Las hostilidades e invasión de Ucrania siguen siendo presentadas como una operación de carácter defensivo, que de acuerdo con Vladímir Putin, son ejecutadas por la Federación de Rusia, un país soberano, fuerte e independiente, y que persiguen asegurar toda la Federación y "nuestras tierras históricas" de Donbass y Crimea... y empieza a trazarse más elementos que hemos venido señalando, y que muestran que las operaciones de Rusia van encaminadas a controlar todo aquello que se llama "Nueva Rusia", dado el fracaso de la ocupación de Kiev, y que apunta a que podrían incluir la forma de asegurar la Transnistria dentro de la línea roja que va de Kaliningrado a Tiraspol, y que el control de Bielorrusia refuerza... aunque deja la eventual siguiente fase que bien podría ser avanzar hasta el río Dnieper, o bien dejar a Ucrania privada de una gran cantidad de recursos y convertida en un Estado a efectos prácticos fallido sin salida al mar y a la Zona Económica Exclusiva, sometiendo a Turquía en este espacio, tal y como ya señalé aquí... o la combinación de ambas posibilidades, y profundizar en ciertas líneas ya trazadas desde el Kremlin en cuanto a la deseable, desde el punto de vista ruso, captación de un títere autoritario, algo que ya Vladímir Putin ha deslizado. Las posibilidades del dominio de Kherson y del sur de Ucrania, junto al control del Bajo Don y la presencia de Bielorrusia como pieza de Moscú podría favorecer estas expectativas.

El presidente Vladímir Putin ha evocado una supuesta amenaza bajo la forma de una prevista invasión occidental liderada por la OTAN al territorio de la Federación de Rusia, y ha señalado a la Alianza del Atlántico Norte como la culpable, pues afirma Vladímir Putin que ha armado y entrenado a las bandas nazis presentes en territorio ucraniano, creando de esta forma todas las condiciones para que se materialice el enfrentamiento, verdadero objetivo final de Washington. Esto choca con la realidad de frente. Los esfuerzos presupuestarios alemanes, por ejemplo, en materia de Defensa van en la dirección de intentar corregir un completo desastre, tal y como sintetizó Alfons Mais, reconociendo un hecho denunciado con anterioridad. Desde "El Trazo de Kalamos" de este Instituto Symposium, por ejemplo, ya señalamos el estado de la Royal Navy. La situación es compartida por los diferentes países de la OTAN, aunque hay que señalar excepciones como las de Francia. De hecho, medios como RT o Sputnik se han venido haciendo eco de estas circunstancias señalando cuántos efectivos realmente podrían estar operativos en caso de conflicto. De modo que no se puede estar amenazado por alguien que no tiene los medios, tal y como los propios medios de comunicación de Rusia han estado recogiendo. Si la OTAN en su conjunto, incluido Estados Unidos, hubiera estado en perfectas condiciones... ¿habríamos visto un conflicto como el que estamos presenciando? En lo futuro habremos de resolver cómo evoluciona la OTAN en la próxima cumbre de Madrid, de cómo sea Europa capaz de organizarse, con Estados Unidos, en un mundo con extrema competencia con el bloque dirigido desde Beijing y donde Moscú no es más que una pieza supeditada mientras obtiene la élite los beneficios que desea. Sea como sea, hay una ventaja que el eje Beijing-Moscú viene explotando tras los fracasos de Irak-Afganistán... hasta que Occidente se reorganice en una extrema competencia hegemónica que abarca una panoplia de elementos muy completa.

El presidente Putin ha abundado de nuevo en el listado de las humillaciones que Estados Unidos infligió a Rusia y al mundo entero que siguieron al derrumbe de la Unión Soviética, sin perder ocasión de continuar con un aspecto central de la propaganda putinista forjada durante décadas y, podríamos decir, más de una centuria; con la degradación en la que ha acabado Occidente y a la que se quisiera ver empujada a la Federación de Rusia; ha pasado a salir a relucir la fe y los valores rusos, que deben seguirse, en la línea de cargar contra Lenin y Trotsky (por cosmopolitas neokantianos, entre otras cosas, y por consiguiente, contrarios al espíritu hipernacionalista-ortodoxo ruso, entre otros, pero glorificar a Stalin, un "Zar rojo"). Pero no agrega nada más a la narrativa oficial. Hasta aquí, nada nuevo: más de lo mismo.

Sin embargo, sí que he percibido un mayor énfasis, no apreciado por aquellos que esperaban otras cosas (muy improbables de oír, tal y como hemos constatado) en el discurso de Vladímir Putin y que van en la línea del fuego sagrado del patriotismo y al sentido último de la victoria en la Gran Guerra Patriótica: la lucha de liberación común a todas las entonces repúblicas de la antigua URSS y sus pueblos, marcando con ello un refuerzo en la vocación imperial de Rusia y sus auténticas aspiraciones, y preparando el esfuerzo de guerra hacia otros derroteros y metas más ambiciosas, o cuanto menos, que más esfuerzos van a requerir, pues esta declaración va dirigida a todos los rusos, no importa el lugar en el que se hallen, y que enlaza con el intento de desplazamiento de Turquía en Asia Central, en concreto en Kazajistán, por ejemplo, donde la Federación de Rusia ha tratado de revertir la influencia ganada por Turquía en el espacio túrquico y, de paso, proyectarse hacia el Cáucaso. En los prolegómenos de la invasión Rusia y Azerbaiyán alcanzaban acuerdos de carácter militar, entre otros; aunque viendo la evolución de los acontecimientos, Azerbaiyán buscaba sus intereses y situarse en el tablero del Cáucaso con acciones hostiles contra los intereses de Armenia aproximadamente un mes después, mientras los azeríes se posicionan como una de las piezas energéticas del eje euroatlántico.

Uno de los elementos en que se ha centrado la propaganda rusa estos días ha sido el dominio de Mariupol, que ha permitido cerrar el completo dominio por parte de los rusos del Mar de Azov y de su Zona Económica Exclusiva. Profundicemos algo más sobre este particular en una próxima Parte-2.

La gestión de la guerra no ha sido precisamente digna de estudio para bien por parte de Rusia. De ahí, la necesidad del presidente Vladímir Putin de situar a la cabeza al general Aleksandr Dvornikov, gracias a la fama ganada en Siria, y para gestionar unos escenarios paralelos. Las órdenes han sido claras: conquistar todo el Donbass, desenclavar Crimea y preparar así el empuje decisivo hacia Odessa y Transnistria, acercando el proyecto de Nueva Rusia, primer gran objetivo ruso hacia el dominio total de Ucrania, para integrarla en diferentes fases, en su línea roja que va de Kaliningrado hasta Tiraspol, a la que añadió Bielorrusia, y ahora por el troceado, Ucrania. A esto hay que añadir la usurpación de recursos de todo tipo, incluida las diferentes Zonas Económicas Exclusivas y proyectarse sobre el Mar Negro, el Cáucaso, Asia Central y romper hacia el Mediterráneo y el Adriático moviendo piezas en combinación con la omnipresente China. Estamos ante la crisis de poder del Imperio ruso del siglo XX y estamos exactamente ante las mismas posiciones, ampliadas, que llevaron al choque, a lo que hay que sumar a China en la ecuación.

Por otro lado, hay que subrayar la evidencia mostrada por parte de las fuerzas rusas, que a lo largo de los primeros días del asalto a Kiev, las comunicaciones entre Moscú y el frente se hallaban en una situación ocultas o mezcladas en una completa cacofonía que ha causado bajas. En pocas palabras, el presidente Vladímir Putin se halló de frente, de nuevo, ante la ineficiencia del sistema, con deficiencias de información e inteligencia más que evidentes. ¿Por qué digo de nuevo? Simplemente, estoy recordando las propias palabras de Vladímir Putin recogidas en la entrevista que le hicieron Natalia Gevorkian, Natalia Timakova y Andreï Kolesnikov, y que se puede consultar en el libro Première personne: Conversations avec Vladimir Poutine (2016).

Recordemos brevemente: en 1986 Vladímir Putin pasa a ser asignado como jefe de la estación o rezidentura (резиденту́ра) de Dresde, es decir, en el territorio sajón que quedó bajo el control de la República Democrática Alemana, por ese entonces con síntomas manifiestos de hallarse en una revuelta silenciosa contra el ilusionismo de Gorbachov. Vladímir Putin debía vigilar a los "camaradas alemanes" y dedicarse a "medidas activas", la piedra angular permanente de la doctrina rusa: una mezcla de desinformación, espionaje y subversión. Así, Vladímir Putin resulta ser referente de la Rote Armee Fraktion (RAF), en nombre del KGB y trabajando con estrecha conexión con el Hauptverwaltung Aufklärung (HVA), el trabajo de contrainteligencia de los servicios de inteligencia de la República Democrática de Alemania, bajo la dirección todavía ese 1986, de Markus "Mischa" Wolf, el maestro de agentes, que por cierto no apreciará precisamente a Vladímir Putin. La RAF se destacaría por secuestros que perseguían una atención mediática, que se reforzaban con ataques terroristas en la Alemania Federal y Berlín Occidental.

Será en Dresde donde Putin vive el trauma que lo expone ante la situación real del sistema. El hecho que está grabado en la mente de Putin, tal y como señala en la entrevista, tiene que ver con los acontecimientos que se desencadenan en la República Democrática de Alemania cuando cae el Muro, y estallan grandes protestas contra el régimen y uno de los objetivos, evidentemente: HVA (y KGB).

Una noche los manifestantes rodean el edificio donde se hallan los hombres del KGB en Dresde. “La gente era muy agresiva, lista para disparar. Llamé a nuestro grupo militar para protección. Al otro lado de la línea respondieron: “No podemos hacer nada sin órdenes de Moscú. Y Moscú está en silencio". Luego, unas horas más tarde, finalmente llegaron nuestros soldados. La multitud se dispersó. Pero esa pequeña frase: "Moscú está en silencio"... Sentí entonces la sensación de que mi país ya no existía. Estaba claro que la URSS estaba enferma. Y que era una enfermedad mortal, incurable: la parálisis del poder. Première personne: Conversations avec Vladimir Poutine (2016, 90-91).

La frase utilizada en la conversación, "Moscú está en silencio" no deja de ser la perfecta antítesis de la icónica frase de Radio Moscú, la primera emisora internacional del mundo fundada en 1929, cuando la voz de Levitan pronunciaba: "Говорит Москва", ("Govorit Moskva"), es decir: "Habla Moscú". Algo tan presente en la mente de los rusos, y de su esfera, que se recuperó en 2014.

¿Quizás por esta cuestión la profusión de órdenes que salieron del Kremlin y que aumentaron la confusión de las tropas rusas, más allá de los esfuerzos de los servicios de inteligencia de Ucrania, que no conviene despreciar? Hay que añadir las deficiencias de inteligencia y la falta de claridad. El nombramiento de Dvornikov y sus esfuerzos de restablecer lo más posible el orden en el sistema, a pesar de que todavía se puede percibir en ciertos momentos algo de confusión en el frente,  ha tenido bastante que ver con esta situación y con la necesidad de ordenar y que cuando "hable Moscú" se puedan conseguir los objetivos, de los que dependen varios factores de aseguramiento del poder y más allá.

Continuaré en un segundo documento, una Parte-2, en la que abordaré cómo Mariupol ha jugado un papel propagandístico y estratégico desde diferentes perspectivas y que se debe relacionar con lo aquí expuesto.