Tanto Capra como Wilder, Kazan y Lumet nos señalan casos en los que la libertad de información no vendría a ser otra cosa más que el velo ideológico que oculta el ansia de corporaciones, pero también de ciertos periodistas, por aumentar las ganancias a cambio de lo que sea. Pero ya lo hemos visto por Aristófanes y por Capra, y también lo veremos en Wilder, y en las próximas publicaciones, por Kazan y Lumet: esto no es algo simplemente mercantil. No, se trata de que los ciudadanos sean acríticos, fácilmente manejables, con lo que resulta que la pretendida libertad de expresión consigue justo lo contrario de lo que dice pretender y defender, y que está creando ese imaginario del que hablamos.

Billy Wilder se ha fijado en los periodistas y sus ambiciones, cuando lo que persiguen es ganar dinero o prestigio a cualquier precio, y cuyos resultados pueden llegar a ser terribles. Ese es el caso de "Ace in the Hole" o "El gran carnaval" (Billy Wilder, 1951). Se centra en la vida de Charles Tatum (Kirk Douglas), un periodista que no tiene escrúpulos y que ve la oportunidad de relanzar su carrera al encontrarse con una noticia que puede ser un éxito: un hombre que se ha quedado atrapado en una cueva, con lo que decide que se utilice el método más lento para salvarlo, lo que permitirá aprovecharse aún más del sensacionalismo, disfrazado y asumido por el público como un "hecho educativo para adultos y niños", y para lograrlo se aleja de la función de la prensa en una sociedad democrática de hacer uso de la parresía para aliarse con funcionarios públicos corruptos que necesitan de una buena campaña de imagen y de manipulación para alcanzar sus objetivos.

Se dan ya las condiciones para vender imágenes, y por consiguiente para que el teatro se desarrolle: llegan los curiosos y se crea una aglomeración que más parece una feria de verano, y hay vendedores de globos, helados y perritos calientes, además de atracciones, y un grupo canta una canción dedicada a quien se encuentra atrapado. El final, trágico final, muestra el espíritu de una época en la que los medios de comunicación de masas continúan creciendo y desarrollándose exponencialmente con la incipiente televisión.

Ed Sikov (2017, 312-313) aporta un dato muy interesante. La historia explicada por Billy Wilder tiene dos claros precedentes: el primero de ellos tuvo que ver con W. Floyd Collins, quien en 1925 quedó atrapado dentro de Sand Cave, en Kentucky, como consecuencia de un deslizamiento de tierra. Un periódico de Louisville, el Courier-Journal, tomó la decisión de cubrir esa noticia enviando al reportero William Burke Miller, que convirtió el trágico episodio en un evento nacional y le valió al escritor un premio Pulitzer, que llegó a entrar hasta siete veces en la cueva en la que Floyd Collins estaba atrapado para ayudar a Collins y de paso desatar una ola histérica de morbosidad alrededor de este acontecimiento, siendo citado el nombre de Collins en la película de Wilder como ejemplo de una víctima de un derrumbe que se convierte en una sensación mediática... y de un periodista que la crea y la explota, y que nos recuerda a Primera Plana o The Front Page (Billy Wilder, 1974), película con guión de Wilder e IAL Diamond, basada en la obra de teatro homónima de 1928 de Ben Hecht y Charles MacArthur, entrando de pleno en una crítica en la visión populista de Estados Unidos, pues Billy Wilder nos enseña dos cosas: una, que el periodismo no es ejemplar en muchos casos, y además recibe premios; y, dos, que no hay espectáculo sin público, que será el que acepte el lavado de imagen de los funcionarios corruptos y aseguren la reelección de esas personas mediante sus votos: Wilder es judío y vio el desarrollo de la pesadilla hasta sus últimas consecuencias en Alemania.

De hecho, el propio Wilder le explicó a Charlotte Chandler que otro elemento le llamó la atención que tuvo lugar en las década de los años 20 y 30 del pasado siglo XX. Charles Lindbergh realizó un vuelo transoceánico en solitario en 1927, que también Wilder llevó al cine, y a principios de los años 30 el hijo del aviador fue secuestrado y asesinado:

"What happened to his son, that had to change him, and what happened after that, all the stuff with the press. I was thinking about the Lindbergh kidnapping trial when I made 'Ace in the Hole'. It was what the press did to Lindbergh and his family after the murder of his little boy. The newspapermen helped make the trial into a big carnival". En Chandler (2002, 185).

El segundo evento tuvo lugar en abril de 1949, cuando Kathy Fiscus, de tres años, de San Marino, en California, cayó a un pozo abandonado y, durante un operativo de rescate que duró varios días, miles de personas llegaron para ver cómo se desarrollaba la acción. En ambos casos, las víctimas murieron antes de ser rescatadas mientras el público se congregaba. No tardaron en llegar las cadenas locales de televisión KTTV y KTLA para hacer una retransmisión ininterrumpida de más de 27 horas.

De modo que algo retrató perfectamente bien Frank Capra, pero algo podría estar fallando en sus anhelos, al menos esa podría ser la reflexión que deja Wilder.

La fascinación que Billy Wilder siente por el periodismo a través del cine se puede seguir a lo largo de su dilatada carrera profesional, desde que con 18 años, y bajo la influencia de los noticieros cinematográficos que venían a Europa desde Estados Unidos, Wilder siente fascinación por los reporteros de ese momento, de acuerdo con Karasek (1993, 37-38). Por tal motivo, durante un par de años estuvo trabajando para el semanario sensacionalista vienés Die Bühne y para el diario, también con una línea sensacionalista, Die Stunde.

Tras ese bienio (1924-1926) deja Viena y se mudó a Berlín para simultanear su trabajo como periodista freelance (1926-1931) con el de la escritura, cosa que le llevará a ser parte de la extraordinaria industria cinematográfica alemana (1929-1933), acreditado por primera vez como guionista de una película de aventuras, Der Teufelsreporter/El reportero del diablo (Ernst Laemmle, 1929) cuyo protagonista es un periodista del Rapid Journal interpretado por el actor norteamericano de origen vienés Eddie Polo, y en cuya trama unas bailarinas norteamericanas, entre las cuales hay una joven heredera, tienen un peso específico en el desarrollo de la trama. Adicionalmente, en la película, Wilder hará un cameo leyendo un periódico.

El ascenso del Partido Nazi al poder y con él, el de su líder, Adolf Hitler, hace que Billy Wilder, testigo de excepción de esos acontecimientos, abandone Alemania y busque refugio primero en París durante apenas diez meses y después de 1934 en Estados Unidos, continuando con su oficio de guionista en ambos países de exilio.

A pesar de que Billy Wilder afirmaba que:

"I try to make pictures that are not for cinema gourmets. I don't do cinema; I make movies -for amusement. I'm making a picture for middle-class audience, for the people that you see in the subway; and I can only hope they'll like it". En Tresgot y Ciment (1982), y recogido en Peña Fernández (2014)

Pero eso no le impide romper su propia regla creando una interesante excepción, donde precisamente el periodismo, o cierto periodismo muy concreto, es señalado por Billy Wilder, rodando una película como Ace in the Hole / El gran carnaval en 1951, diez años más tarde que Meet John Doe de Frank Capra. Una película que podríamos situar a la altura de The Treasure of the Sierra Madre / El tesoro de Sierra Madre (John Huston, 1948) o Greed / Avaricia (Erich von Stroheim, 1924).

Tal y como hemos mencionado más arriba, para que haya un espectáculo debe haber un creador del mismo, en este caso el personaje de Charles Tatum, pero debe haber un público. Precisamente tanto la crítica como el público dieron la espalda a la película de Wilder, en el fondo porque nos podemos sentir claramente identificados. Ace in the Hole se estrenó en el Globe Theatre de Nueva York el 30 de junio de 1951 y, de acuerdo con Lally (1988, 248-249), la crítica le dio la espalda, y en la taquilla norteamericana la película fue un sonoro fracaso.

En palabras del Hollywood Reporter, la película de Wilder era una obra despiadada y de carácter cínico, una bofetada al gobierno democrático y a la prensa libre, por no decir que la opinión pública quedaba como una serie de elementos fácilmente manipulables, en Sikov (2017).

Pero para Wilder, conocedor del oficio, y con los precedentes vividos en Estados Unidos en la época alrededor de la Gran Depresión, y que llevó al escenario que combatió Frank Capra con Meet John Doe diez años antes, y que dos años antes del estreno de la película se había repetido en San Marino (California), había una serie de elementos preocupantes. De ahí que, tal y como recoge Chandler (2002, 37), Wilder afirmase que:

"I was doing sports and the dirty work of crime reporting. Some of this I remembered for Ace in the Hole. Which critics called cynical. It was kinder than what I saw, sanitized".

Es decir, que como se vio en el caso más reciente al estreno de la película de Wilder con Kathy Fiscus, la llegada de la televisión a la oferta de medios de comunicación de masas sólo hacía abrir una nueva ventana hacia los elementos más preocupantes y que más se pueden instrumentalizar en favor de la manipulación de masas, tal y como Wilder conoció en Berlín y Capra señaló en Meet John Doe diez años antes del estreno de El gran carnaval. La cuestión es cuándo se darán las circunstancias tales que propicien que un Chuck Tatum con su olfato para despertar emociones en una gran audiencia y con la capacidad para conmover a la audiencia de un medio de comunicación de masas, permitiendo liberar ese instinto gregario pueda ser explotado por un D.B. Norton tal y como lo captó de la realidad Frank Capra, que persiga en un contexto social, económico, laboral y de transición de hegemonía concreto sus propios fines en un ecosistema que permite el ascenso de un fascismo desatado.

Bibliografía

Chandler, Charlotte, Nobody's Perfect: Billy Wilder, A Personal Biography, Applause Theatre & Cinema Books, 2002.

Karasek, Hellmuth, Nadie es perfecto, Grijalbo, 1993.

Lally, Kevin, Billy Wilder. Aquí un amigo, Ediciones B, 1998.

Sikov, Ed, On Sunset Boulevard: The Life and Times of Billy Wilder, University Press of Mississippi, 2017. (Kindle Version)

Peña Fernández, Simón, El reportero Billie Wilder: El retrato ácido y nostálgico del periodismo en El Gran Carnaval y Primera Plana, Comunicación Social ediciones y publicaciones, 2014.