El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan dijo ayer lunes que Turquía lanzará pronto una nueva incursión militar contra los combatientes kurdos respaldados por Estados Unidos (y otros) en el noreste de Siria. En concreto, explicó el presidente de Turquía que la operación tendría como finalidad extender las áreas de control de las fuerzas armadas turcas en Siria a una profundidad de 30 kilómetros a lo largo de la frontera compartida por ambos países.

“El objetivo principal de estas operaciones serán las áreas que son centros de ataques a nuestro país y zonas seguras”, dijo ayer lunes el presidente turco.

El presidente Erdoğan añadió que se tomarán más decisiones operativas el jueves en una reunión de altos funcionarios militares turcos, aunque especificó que tan pronto como las fuerzas armadas turcas completen sus preparativos de inteligencia y seguridad, "estas operaciones comenzarán".

En 2019, Turquía lanzó una incursión militar mediante una operación denominada Primavera de la Paz y lanzada contra las llamadas Unidades de Protección del Pueblo (YPG), una milicia siria respaldada militarmente por miembros de la coalición internacional liderada por Estados Unidos para derrotar al Estado Islámico. Recordemos que el YPG sirio tiene raíces en el PKK, un grupo militante de izquierda que ha combatido una insurgencia contra el estado turco durante casi cuatro décadas, pero niega representar una amenaza para Turquía.

Primavera de la Paz fue la tercera operación de su tipo en el norte de Siria y llevó a unas 300.000 personas a huir de sus hogares después de que Donald Trump ordenara a las fuerzas estadounidenses sobre el terreno que evacuaran la zona.

Dicha operación se ralentizó como consecuencias de la acción de diplomáticos estadounidenses encabezados por el exvicepresidente Mike Pence, que presionaron a Ankara para un alto el fuego y el presidente Donald Trump amenazó con “destruir y aniquilar” la economía de Turquía, pero las violaciones del alto el fuego continuaron.

La diversidad de los escenarios

A finales de marzo de 2022 se publicaba OPERATION INHERENT RESOLVE, y en tal documento se percibe cómo la inteligencia militar de Estados Unidos cree que las diferentes milicias respaldadas por Irán han venido coordinándose con las guerrillas kurdas, particularmente el PKK, para lanzar ataques contra la presencia militar de Turquía en el norte de Irak.

Adicionalmente, dichas milicias respaldadas por Irán han venido criticando públicamente las operaciones militares de Turquía contra los combatientes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) de las montañas del norte de Irak, citando violaciones de la soberanía de Irak, para afianzar Irán su zona de influencia en Irak y reafirmar diferentes señales de un posible choque entre turcos e iraníes, junto a sus proxies. Es la reedición, de la que he hablado algunas veces, de la competencia entre safávidas y otomanos.

Por supuesto, estas milicias también están detrás de un creciente número de ataques con cohetes contra las fuerzas turcas tanto en Irak como en Siria en los últimos meses, cuyo número es reducido pero experimenta una clara tendencia al alza, siempre según el informe que he mencionado. De acuerdo con la Agencia de Inteligencia de Estados Unidos (DIA), hay evidencias de que los ataques en Irak se llevaron a cabo “en cooperación con el PKK”.

Por tal motivo, se afirma, literalmente:

“La DIA evaluó que las milicias probablemente continuarán coordinándose con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), una organización terrorista extranjera designada por Estados Unidos, en respuesta a los ataques aéreos y UAV turcos en las posiciones del PKK”.

Los diferentes grupos de milicianos respaldados por Irán en Irak generalmente han venido centrando sus ataques con cohetes y aviones no tripulados sobre bases e instalaciones diplomáticas utilizadas por Estados Unidos en Irak, aunque han actuado para mantener o reforzar el control de Irán y el suyo propio en los equilibrios internos de Irak mediante acciones contra rivales políticos, e incluso, el primer ministro iraquí.

Sin embargo, se aprecia un cambio evidente: estos ataques han sido menos frecuentes durante los últimos meses. Eso puede deberse al deseo de las milicias de evitar acciones que puedan debilitar la posición de sus afiliados políticos en medio de la formación de gobierno en curso tras las elecciones del año pasado, de acuerdo con la DIA. No obstante, yo añadiría el hecho de la incipiente competencia entre Irán y Turquía (insisto de nuevo en la reedición de la competencia entre safávidas y otomanos). Como digo, afirmaría la sincronización de ambos factores, y sería el elemento que explicaría cómo se suman fuerzas, no ya por la lucha contra el Estado Islámico; más allá de esto, se trata de la percepción conjunta de Irán y sus proxies, sumada al PKK (e YPG), de una expansión de las operaciones militares de Turquía contra el PKK en la región del Kurdistán de Irak, pero también por "apartar" Turquía a Azerbaiyán de Irán en los sueños imperialistas iraníes, cosa que también podría afectar, desde luego, a Siria, norte de Irak y Líbano, como sería el caso.

El PKK y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán son ideológicamente distintos, pero ambos lucharon contra el Estado Islámico y, a raíz de este hecho, han construido sinergias, amplias redes de sus proxies en Irak y Siria que han resistido los intentos de los gobiernos centrales de desafiar su autonomía, y este hecho también debe ser tomado en consideración.

Coincido también con la valoración de la DIA: “Las milicias probablemente calculen que sus ataques contra Turquía disuadirán a Turquía de atacar al PKK en el Irak federal mientras mejoran su imagen pública como defensores de la soberanía iraquí”.

A pesar de que la evaluación del Pentágono plantea dudas sobre hasta qué punto la cooperación entre las milicias respaldadas por Irán y los grupos vinculados al PKK se ha extendido más allá de la región de Sinjar, en el noroeste de Irak, y posiblemente también alrededor de Mosul, donde tanto Bagdad como Ankara han tratado, hasta ahora, de desalojar a los militantes afiliados a ambas facciones.

En este sentido, Turquía anunció el pasado abril una nueva operación militar para rodear los principales bastiones del PKK en las montañas de la región fronteriza norte de Irak. A su vez, el ejército de Irak ha enviado unidades blindadas para reprimir los enfrentamientos dirigidos por las Unidades de Resistencia Sinjar (YBS), una milicia yazidi entrenada por el PKK implantada en el noroeste del país, alimentando la especulación de que el gobierno del primer ministro Mustafa al-Kadhimi está coordinando operaciones de seguridad con Ankara, cosa que reforzaría mi visión del choque de reedición safávidas versus otomanos. Recordemos de nuevo, el YPG sirio tiene raíces en el PKK.

Para Turquía la región iraquí de Sinjar es un nodo clave que une los bastiones del PKK que se hallan a lo largo del norte de Irak, con sus respectivos grupos aliados en Siria, de la misma manera en que lo haría Irán. El presidente Recep Tayyip Erdoğan ha amenazado con lanzar una operación terrestre en Sinjar para desalojar a los combatientes vinculados al PKK si es necesario.

Un elemento que debe tomarse en consideración tuvo lugar el año pasado, cuando el embajador de Irán en Irak, que no por casualidad se ha desempeñado como funcionario de la Guardia Revolucionaría Islámica de Irán, el Sr. Iraj Masjedi, instó a Ankara a retirar sus tropas de Irak y agregó que Turquía no tenía justificación para intervenir en Sinjar. Un mes más tarde, un soldado turco moría en un ataque con cohetes en una base cerca de Bashiqa.

Con el apoyo de Estados Unidos, Irak ha estado fortaleciendo su frontera desértica abierta con Siria mediante la instalación de cámaras, torres de vigilancia, alambre de púas, la construcción de secciones de trincheras y muros de hormigón, de modo que de una forma u otra, Irán y sus proxies necesitan el control de estos elementos, o hallar la forma de superarlos, y una vía podría ser lo que ya he señalado más arriba, pues señala Turquía que la región iraquí de Sinjar es un nodo clave que une los bastiones del PKK que se hallan a lo largo del norte de Irak, con sus respectivos grupos aliados en Siria, de la misma manera en que lo haría Irán.

Por otro lado, los refugiados sirios vienen agitando las mareas de la política interna turca en clave preelectoral. Turquía alberga a alrededor de cuatro millones de refugiados, en su mayoría sirios que han pasado a ser uno de los elementos sobre los que gira en todo el país los estados de ánimo de la clase política y de la opinión pública, que no dudan en considerarlos como el origen de la inestabilidad económica actual.

En este sentido, hace unas semanas, el 3 de mayo de 2022, unas fechas clave en todo lo que hemos venido exponiendo aquí, el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan anunció un plan de repatriación para un millón de refugiados en áreas sirias que estén bajo control turco a lo largo del próximo año. El presidente turco aprovechó para añadir que: “Alrededor de 500.000 sirios han regresado a las áreas seguras que Turquía ha proporcionado desde que lanzó sus operaciones en Siria en 2016”.

A tal efecto, se planificó un proyecto de complejos residenciales en 13 áreas del norte de Siria, particularmente las áreas de Azaz, Jarablus y al-Bab, controladas por el Ejército Libre Sirio, que es un aliado de Ankara, así como en las áreas de Tell Abyad y Ras al-Ain, que son áreas controladas directamente por el ejército turco, de acuerdo con el sitio web turco Sabah que reveló las etapas del proyecto anunciado por el presidente Erdoğan.

El periódico Sabah explicó que el proyecto de retorno consta de ocho fases, la primera de las cuales será testigo del retorno voluntario de las principales localizaciones turcas, en las que se concentra un mayor número de refugiados sirios, como Estambul, Ankara, Konya, Adana y Gaziantep. La segunda fase será el retorno voluntario a áreas que garanticen la estabilidad militar, política y de seguridad de los refugiados en el norte de Siria, con la cooperación de 13 consejos locales sirios y la participación de la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD).

En la tercera etapa, la AFAD se coordinará con 12 organizaciones de la sociedad civil, como la Fundación de Ayuda Humanitaria IHH y la Media Luna Roja Turca, y establecerá nuevos espacios para construir viviendas, instalaciones públicas e infraestructura.

El proyecto también incluirá el establecimiento de áreas comerciales como pequeñas áreas industriales, tiendas y mercados, y brindará nuevas oportunidades de trabajo para garantizar la sostenibilidad de la vida diaria en esas áreas. Consistirá principalmente en la construcción de escuelas, hospitales y mezquitas como parte de la cuarta y quinta etapas.

El proyecto brindará en la sexta etapa cursos de formación profesional para la enseñanza de oficios. También organizará talleres profesionales y proporcionará pequeños préstamos para que los refugiados sirios que regresan a su país puedan trabajar.

Los programas educativos serán una parte importante de las fases del proyecto, que también será testigo de la activación de programas de rehabilitación y apoyo psicológico como parte de la etapa siete.

En la octava etapa, las solicitudes de apoyo serán presentadas por organismos de financiación locales o internacionales, incluido el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

Otro actor a tener en cuenta, tanto para Irán, Irak, Turquía, Siria... y más allá, como la zona del Mar Negro, Cáucaso, Caspio y Asia Central... es Rusia. En este contexto, las acciones de Turquía presentan una oportunidad de buscar un reequilibrio que a varios agentes interesan en la región con respecto a la posición de Rusia. Resulta muy conveniente repasar este artículo del Dr. Ali Fathollah-Nejad.

Respecto al choque Turquía-OTAN por la entrada de Suecia y Finlandia, ya escribí un breve comentario que recomiendo repasar ahora. Como señalé se trata más de Suecia que de Finlandia, ya que Estocolmo ha venido desplegando una actividad a favor de la Unidad de Protección del Pueblo (YPG), y, recordemos, un aliado sirio del PKK. Turquía ha acusado al Gobierno sueco de apoyo abierto a los kurdo-sirios y de haber financiado y armado a las milicias YPG, a las que Ankara considera una amenaza para su seguridad nacional a la altura del PKK, por su alianza y por su aprendizaje de combate, usándose por ejemplo lanzacohetes anticarro A-T4 contra el ejército turco.

Por otro lado, el gobierno de la actual premier sueca, Magdalena Andersson, depende del crucial voto de la parlamentaria Amineh Kakabaveh, que tiene un origen kurdo-iraní, precisamente, y que se halla en disposición de apoyar por la promesa del ejecutivo de reforzar el ala política de las YPG.

Tal y como expliqué, el objetivo del veto turco a la entrada de Suecia y Finlandia es recibir concesiones profundas en lugar de obstaculizar efectivamente el proceso de adhesión, que por otro lado es del interés de Turquía para contener a Rusia y sus movimientos. Ankara ha presentado 33 solicitudes de extradición de personas consideradas terroristas en Suecia por tratarse de presuntos miembros del PKK, y el levantamiento del embargo de armas de Suecia y Finlandia contra Turquía; reintegración en el programa de los F-35, con Grecia jugando un papel de intención de entrada, y que el contexto actual refuerza, a pesar de los kits de actualización y modernización del F-16, con Grecia y Turquía tratando de alcanzar un statu quo y buscando las partes finales por las que merece la pena estar tratando de tener en sus respectivas manos cuantos más elementos, mejor.

Una nueva expansión en el noreste de Siria es claramente un instrumento de presión sobre Estados Unidos. No es casualidad que las palabras de Erdoğan sigan unos días después de la reunión en Washington entre Mevlüt Çavuşoğlu y Antony Blinken.

Por su parte, el homólogo finlandés, Pekka Haavisto, dijo que Finlandia y Suecia podrían tardar "varias semanas" en llegar a un acuerdo con Turquía. El objetivo es hacerlo antes de la cumbre de la OTAN en Madrid a finales de junio, que será clave.