La Comisión Europea ha presentado el pasado martes 15 de febrero de 2022 un plan de 6.000 millones de euros para las comunicaciones por satélite, con el objetivo declarado de reducir la dependencia de la Unión Europea de las empresas extranjeras. La iniciativa tiene como objetivo proteger los servicios de comunicaciones clave y los datos de vigilancia de cualquier interferencia externa, con el punto de mira puesto en la preocupación que se despierta motivada por el progreso militar en el espacio de Rusia y, ante todo, China además del aumento simultáneo de los lanzamientos de equipos espaciales civiles/militares de doble propósito, algo en lo que China ha batido todos los récords recientemente.

El impulso de la conectividad segura surge en respuesta a la creciente demanda de comunicaciones por satélite. El objetivo es desarrollar un sistema de conectividad multiorbital basado en el espacio que amplíe la disponibilidad de estos servicios.

En este sentido, el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton señalaba que: “El espacio juega un papel cada vez más importante en nuestra vida cotidiana, nuestro crecimiento económico, nuestra seguridad y nuestro peso geopolítico”; así hablaba Breton en entrevista del pasado lunes 14 de febrero al canal de televisión BFM, añadiendo que la Unión Europea necesitaba un sistema soberano con encriptación que los gobiernos y las empresas pudieran usar, para lo que, y cito textualmente al comisario Breton:

Es indispensable que Europa tenga su propia constelación y no dependa de los estadounidenses y chinos
Correrá de norte a sur y asegurará nuestras comunicaciones en caso de un ciberataque. Tiene una dimensión militar y soberana. Podemos ofrecer conectividad al continente africano

Esta propuesta de la Unión Europea persigue claramente el objetivo de construir y operar un sistema de conectividad de última generación basado en el espacio, ayudar a contrarrestar las amenazas cibernéticas y electromagnéticas y mejorar la resiliencia de las infraestructuras de telecomunicaciones de la Unión Europea.

Es decir, que la Comisión Europea pretende que la infraestructura de conectividad desarrollada sea un "establecedor de tecnología" y actúe como un medio para proteger la infraestructura crítica, realizar vigilancia e impulsar las funciones económicas, de seguridad y de defensa a nivel nacional de los países de la Unión Europea.

Desde un punto de vista práctico, el sistema podría contar con una gama de aplicaciones, desde vigilancia espacial y uso en operaciones militares hasta telemedicina y misiones de búsqueda y rescate marítimo.

La Comisión vincula la nueva propuesta también a la estrategia Global Gateway de la Unión Europea (de la que hablamos en parte en el Trazo de Kalamos de ayer) un esquema para fomentar mejores vínculos en sectores que incluyen digital, energía, salud y transporte, a través de su objetivo de expandir la conectividad a áreas de importancia geoestratégica como África pero también, desde luego, el Ártico.

De ahí que el comisario Breton destacase: “Nuestra nueva infraestructura de conectividad brindará acceso a Internet de alta velocidad, servirá como respaldo de nuestra infraestructura de Internet actual, aumentará nuestra resiliencia y ciberseguridad, y brindará conectividad a toda Europa y África”.

Los comentarios se produjeron después de una larga visita a la UE de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y varios de sus comisarios a Senegal y antes de una cumbre crucial UE-África a finales de esta semana, que fue detallado en el Trazo de Kalamos de ayer.

El despliegue inicial del programa podría comenzar el próximo año, con los servicios iniciales lanzados para 2025 y la provisión completa con criptografía cuántica establecida para 2028. Los costes de 6.000 millones de euros se financiarán con una contribución de 2.400 millones de euros del presupuesto actual de la Unión Europea, los estados miembros de la Unión Europea, la Agencia Espacial Europea (ESA) e inversiones privadas. Desempeñará un papel clave en la transformación digital de Europa, prepararnos para el contexto de la Revolución Industrial 4.0 y hacer a Europa más competitiva.

La propuesta de la Comisión Europea debe obtener ahora la aprobación de los estados miembros de la Unión Europea y del Parlamento Europeo, algo que, según parece por fuentes diplomáticas de la Unión Europea, hay bastantes posibilidades de que se apruebe.

Para el lector interesado, en el Instituto Symposium se redactó un dossier especial sobre El marco europeo en sector espacial y las políticas espaciales europeas junto al NewSpace tras la COVID-19.

La gestión del tráfico espacial

Junto a esta iniciativa, la UE también quiere aumentar la gestión del tráfico espacial, siendo el espacio algo sobre lo que funcionarios de la Unión Europea han descrito como un área congestionada y disputada. Y es que ya está muy poblada de satélites y restos, algo que irá a más en el futuro, pues se estima que más de 20.000 satélites y 1 millón de restos se unan a los que ya tenemos durante la próxima década.

Actualmente hay 4.500 satélites que están operativos y se calculan unos 11.800 en total en órbita, a lo que hay que sumar 128 millones de piezas de restos que plantean problemas de seguridad.

Los grandes jugadores del tablero geopolítico se ponen a prueba en el espacio, y nadie en Europa está en condiciones ni de acercarse remotamente a ellos, salvo que lo hagamos como Unión Europea: ya no podemos ignorar nunca más la dimensión espacial, y si se desea contar con una estrategia de defensa creíble debe apuntarse también hacia este punto, con lo que es urgente una unión monetaria que además sea fiscal y bancaria, y una estructura federal que cuente con todos los instrumentos y medios para poderlo hacer.

De acuerdo con la Comisión Europea, una nueva estrategia sobre gestión del tráfico espacial (STM) allanará el camino para el desarrollo de acciones, normas y legislación más concretas sobre seguridad y sostenibilidad en el espacio, haciendo especial hincapié en definir las necesidades civiles y militares y las implicaciones de la STM, así como, a nivel técnico, impulsar la capacidad para la identificación y el seguimiento de naves espaciales y desechos.

El comisario Breton señaló que la intención era “proponer un enfoque europeo para la gestión del tráfico espacial que cubra las necesidades operativas y regulatorias, pero también que nos permita continuar con la cooperación internacional", ya que la STM no es algo que deba verse sólo dentro del perímetro de la Unión Europea, ya que el espacio resulta ser, por definición, un área internacional, y es preciso contar con los socios internacionales de la Unión Europea, particularmente con Estados Unidos, que cuenta con sus propios programas junto con la Unión Europea, a lo que hay que añadir a Rusia en el momento en que se pueda construir un diálogo fluido, algo insoslayable para todas las partes y que demuestra cómo el gran espacio en formación en la Tierra se proyecta al espacio (y al ciberespacio, tal y como nos recuerdan los ciberataques); pero también India, que podría ser un socio de primer orden adecuado para reforzar la posición francesa en Asia en la dimensión del Indo-Pacífico.

Pero es vital y totalmente fundamental que Europa cuente con su propia lógica, su propia filosofía y sus propios medios y recursos, y en esta dirección se avanza desde la Unión Europea.

La reunión informal de ministros europeos responsables del espacio dentro de la presidencia de turno francesa

Por su parte, el presidente Macron pronunció ayer miércoles 16 de febrero de 2022 en Toulouse su discurso en el que expuso su visión de la estrategia espacial francesa y europea, durante una reunión informal del Consejo de Competitividad sobre el espacio, que reunió a los ministros europeos responsables del Espacio y la Comisión Europea, además de una reunión del Consejo Ministerial de la Agencia Espacial Europea (ESA), ambas presididas por Bruno Le Maire, como ministro de Economía, Finanzas y Recuperación.

Estas dos reuniones cubrieron los siguientes temas principales relacionados con el desarrollo de la política espacial europea:

  • Proyectos de la Comisión Europea relacionados con la implementación de una constelación de la UE para la conectividad y la definición de reglas comunes que rijan la gestión del tráfico espacial
  • Hoja de ruta de la UE sobre la observación de la Tierra y el clima desde el espacio
  • Los objetivos de Europa en materia de ciencia y exploración espacial

El presidente Macron en su discurso destacó que el espacio es un componente esencial de la soberanía de Europa, en esferas como las comunicaciones, la observación de la Tierra, el control del cambio climático y la navegación. Se centró en las fortalezas con las que cuenta la Unión Europea, como serían los casos de los programas Galileo y Copernicus, que ahora tienen miles de millones de usuarios diarios. En momentos en que varios países han manifestado su intención de enviar misiones con humanos a la Luna y Marte, el presidente Macron ha llamado a Europa para definir sus ambiciones espaciales.

Uniéndose a este esfuerzo, el presidente Macron anunció la creación de un grupo de expertos encargado de analizar las opciones posibles y presentar recomendaciones a los Estados miembros.

El presidente francés, Emmanuel Macron, quien habló en el evento, dijo que agrupar los esfuerzos para construir una constelación de satélites independientemente de proyectos más avanzados como SpaceX de Elon Musk para Europa era una "cuestión de soberanía".

Aunque solo representan una pequeña fracción del tráfico de Internet actual, que aún depende abrumadoramente de una red de cables de fibra óptica submarinos, algunos analistas consideran que las constelaciones de satélites que trabajan juntos son una posible revolución tecnológica en el futuro a mediano plazo.

Europa debe ocupar su lugar cuando se trata de constelaciones”, dijo Macron.

Las constelaciones estarán en el centro de nuestra existencia, de nuestras vidas”, añadió el presidente, citando el uso futuro de Internet de alta velocidad por satélite en sectores como la conducción autónoma, los servicios de emergencia o el transporte marítimo.

Quién puede imaginar que, por no tener una constelación europea propia, decidiríamos de facto entregar nuestros datos de salud o de tráfico a otras potencias, a actores que (...) no pueden regirse por la ley europea”, dijo Macron.

Macron dijo que Europa necesitaba “actuar con urgencia” para alcanzar a potencias extranjeras como Estados Unidos, China y Rusia.

En las reuniones sostenidas en Toulouse en el contexto de la presidencia francesa de turno se pueden apreciar hasta tres ejes principales:

1) Reunión informal del Consejo de Competitividad de los ministros europeos responsables del Espacio

En noviembre de 2021, los Estados miembros acordaron que era necesario tomar medidas en el área de la gestión del tráfico espacial. Durante la reunión informal celebrada hoy, acordaron trabajar durante los próximos meses en propuestas concretas para mejorar la gestión del tráfico espacial. El objetivo es doble: aumentar las capacidades operativas de Europa y proponer normas comunes a nivel de la UE que posteriormente se defenderán a nivel internacional.

Los Estados miembros de la UE también acogieron con satisfacción la propuesta de la Comisión de un reglamento sobre la gobernanza y la financiación del Programa de Conectividad Segura de la Unión, que presentó el martes 15 de febrero de 2022. Afirmaron el objetivo político de Europa de dotar a Europa de capacidades de conectividad a través de satélites autónomos, a un momento en que proyectos similares están ganando terreno en el extranjero y las frecuencias y órbitas necesarias para llevar a cabo dichos proyectos son recursos escasos. Se hizo hincapié en la necesidad de trabajar más para detallar los objetivos, requisitos, gobernanza y financiación de estas iniciativas.

Teniendo en cuenta estas prioridades, la Presidencia francesa continuará el trabajo emprendido en los órganos del Consejo de la Unión Europea para definir, junto con los Estados miembros, los detalles de esta nueva constelación de conectividad segura en el marco de un reglamento.

2) Reunión del Consejo Ministerial de la ESA

Durante la reunión del Consejo Ministerial de la ESA, los Estados miembros de la ESA reafirmaron la necesidad de definir la dirección futura de la política europea de exploración espacial. Se elogió la propuesta de crear un grupo de expertos de la UE encargado de asesorar sobre posibles opciones en términos de exploración espacial y vuelos espaciales tripulados. El trabajo se presentará a los ministros responsables del Espacio durante las próximas reuniones ministeriales en 2022 y 2023.

Por último, los Ministros coincidieron en la necesidad de acelerar el despliegue de recursos espaciales para monitorear y combatir el cambio climático.

3) Francia 2030

El presidente Macron reiteró el hecho de que el plan de inversión a largo plazo "Francia 2030" destinará 1.500 millones de euros para el surgimiento, dentro de cinco años, de un lanzador reutilizable francés, las partes interesadas de New Space y la constelación para la conectividad segura. Bruno Le Maire hizo un comentario durante la cumbre espacial en Toulouse para dar una actualización del progreso de los objetivos espaciales contenidos en el plan “Francia 2030”. Tras el lanzamiento de una convocatoria inicial de proyectos para financiar micro y minilanzadores en diciembre de 2021, se anunció que en las próximas semanas se presentarán nuevas convocatorias de proyectos para apoyar el desarrollo de iniciativas en áreas como los servicios en órbita, vigilancia espacial y constelaciones de conectividad.

La implementación del componente espacial del plan “Francia 2030” está en marcha, impulsada por una base industrial especialmente próspera y ambiciosa, y una visión estratégica respaldada al más alto nivel del gobierno francés.

Potencialidades francesas

"Francia busca reencarnarse como Europa; Alemania busca la redención a través de Europa".  Zbigniew Brzezinski. El gran tablero mundial: La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos.

Francia cuenta con todo un rico patrimonio consolidado, con una historia que comenzó el 26 de noviembre de 1965 con el lanzamiento del satélite Astérix en el primer lanzador operativo del país, el Diamant, que lo convirtió en la tercera potencia espacial, ahora ya Francia no puede continuar sola, pues necesita a Europa para "reencarnarse" como la gran competencia: trascender asumiendo a Europa, tal y como brillantemente señalaba Zbigniew Brzezinski.

El espacio tomó una dimensión  en los ámbitos civil y militar, siendo el primero el que dio un giro europeo con el incuestionable éxito del programa Ariane y los éxitos en el mercado de los satélites. Respecto a la dimensión militar hizo su despunte con el desarrollo de misiles balísticos intercontinentales, que consolidó la doctrina nacional de disuasión nuclear y, la Guerra del Golfo de 1991 reforzó la idea de que un sistema de defensa debe contar con un componente espacial de primera clase y diversificado.

Sin embargo, en la década pasada del siglo XXI, que vino marcada por el rotundo impulso del NewSpace y, en el plano estratégico, por el retorno de la voluntad de poder, situó a Francia en una horquilla que amenazaba sus posiciones adquiridas, sus intereses y su soberanía, haciendo que Brzezinski y su anticipación adquiriese una vigencia, y hasta una urgencia, absolutamente imparables, a lo que hay que sumar las capacidades nucleares francesas, en semiconductores... la lista es larga y la posiciona en una muy buena posición, pero todo pasa por Europa y su industrialización, algo en lo que Francia piensa, diseña y ejecuta lo pensado y diseñado, como ya ha demostrado y pretende llevar a escala europea, tal y como señalamos en un Trazo de Kalamos.

Ya en los primeros momentos de su mandato como presidente de la República, Emmanuel Macron se fijó la prioridad de dar un nuevo impulso al sector espacial. En septiembre de 2018, en un discurso que marcó una época, la ministra de las Fuerzas Armadas, Florence Parly, anunció que el satélite militar de telecomunicaciones franco-italiano, Athena-Fidus, se había acercado sospechosamente al satélite ruso Luch-Olymp. El vehículo espacial, explicaba Parly, debe seguir siendo eficaz en su propia dimensión (la orbital) porque permite el seguimiento de las operaciones en la Tierra. Esta contundente declaración oficial era el elemento justificativo para la creación de una nueva doctrina para el cosmos. "Tercera potencia espacial, creemos en ella" fueron las palabras con las que la ministra poco menos de un año después, el 25 de julio de 2019, expuso los detalles de la Estrategia de Defensa Espacial, anunciada doce días antes por el presidente Emmanuel Macron. Un documento ambicioso del que hablaremos en un informe de próxima publicación en el Instituto Symposium.

En definitiva, para responder a la voluntad de autonomía estratégica europea propuesta por el Elíseo, pero también para reducir el nivel de inversión necesario para sus ambiciones, y alcanzar el tamaño y las prestaciones necesarias en el contexto de la Revolución Industrial 4.0 junto a la exigencia de grandes espacios, el reparto a nivel comunitario, y es estratégico el transformar el euro en una unión monetaria, fiscal y bancaria en un contexto federal, ha de permitirnos alcanzar no sólo Francia, Italia o Alemania sus objetivos, más bien nos ha de permitir hacerlo todos juntos, en una dinámica en la que si ganamos, lo hacemos todos, y si pierde uno, este se negará y entonces perderemos todos.

Hoy día, en definitiva, alrededor de 450 millones de ciudadanos europeos dependen de los sistemas del cosmos para sus actividades diarias. Y Francia, que es la primera potencia militar y espacial del continente europeo y se proyecta de una forma muy inteligente, fomenta el fortalecimiento de una Europa independiente, especialmente a través del comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, que también es responsable en Bruselas de los asuntos relacionados con esta dimensión. Sin embargo, como ya apuntábamos en el documento sobre el NewSpace, la consagración de Europa como actor estratégico exige una serie de pasos: acceso autónomo al espacio con una política industrial y comercial de lanzadores que cubra todo el catálogo; control de la situación orbital; desarrollo de constelaciones de satélites estratégicos (5G, 6G, computación cuántica) para dar continuidad a éxitos indiscutibles, pero tan indiscutibles como insuficientes si no se sigue en esta senda que señalo, como son los sistemas Galileo y Copérnico, de modo que todo esto requiere la necesaria reorganización del sector, la estructuración de un NewSpace europeo, tal y como señalé en el dossier que desde el Instituto Symposium creamos a tal efecto, y contando con la competencia/posible cooperación del sector británico y su primera estrategia espacial, algo que también analizamos detenidamente en el Instituto Symposium en este documento.

En otoño de 2021, aprovechando el clima favorable para relanzar el gasto público, Emmanuel Macron anunció con el mencionado plan Francia 2030 nuevas inversiones en sectores disruptivos, con hasta 30.000 millones de euros. De ellos, mil quinientos millones se dedican al "nouvel espace", algo señalado totalmente a propósito en francés, de los cuales dos tercios se dedican a actores emergentes, y que incluye adicionalmente reformas organizativas en el CNES, con el propósito de federar las energías para crear una oferta industrial competitiva, y que debe plantearse con la misión de que se pueda extender por Europa para ganar el músculo necesario. Para estos fines el presidente Emmanuel Macron nombró como nuevo director a Philippe Baptiste, que es un especialista en innovación más que en el espacio. La Agencia de Innovación de la Defensa, creada en 2018, también apuntala el trabajo en esta dirección.

Las startups que han ido apareciendo han empezado a estructurarse en sistemas de redes, como sería el caso por ejemplo de la Alliance New Space France, para defender sus intereses más en la dirección de reclamar y conseguir contratos y no tanto subvenciones. Estas nuevas empresas francesas resultan ser muy prometedoras precisamente en el sector de los satélites, con aplicaciones revolucionarias en la dimensión marítima.

Así, en este contexto, se lanzan a aprovechar un entorno favorable, siguiendo los pasos de líderes mundiales como Airbus o la franco-italiana Thales Alenia Space, y han invertido recientemente en el nicho de los satélites miniaturizados. Un programa público-privado, Argos Neo en un Satélite Genérico Económico y Ligero (Ángeles), pretende suceder al famoso sistema de localización y recogida de datos Argos a través de la constelación Kinéis. A finales de 2020, la startup Unseenlabs había llamado la atención con su plan para la "mayor constelación privada de interceptación de radiofrecuencias del mundo" orientada hacia la finalidad de revolucionar la vigilancia marítima. Sus nano-satélites permiten rastrear los buques que cruzan las fronteras. Esta tecnología, a la que pueden acceder los proveedores de servicios públicos o privados, como son guardacostas, autoridades pesqueras, armadores, compañías de seguros, oenegés, etcétera, ya es utilizada por los militares. Y se enfoca inmediatamente como una herramienta fundamental para administrar la mayor Zona Económica Exclusiva del mundo, que es la francesa, y con miras a determinar su uso en una eventual ZEE de la Unión Europea y de sus posibles socios y aliados.

La Marine Nationale alcanzó a su vez un acuerdo con la empresa CLS para beneficiarse de los datos de una constelación de trescientos satélites de vigilancia para el periodo 2021-25. CLS utiliza datos de Unseenlabs, entre otros, pero también de Preligens, que utiliza el aprendizaje automático para proporcionar al Ministerio de las Fuerzas Armadas herramientas de análisis de alto valor añadido. Además Unseenlabs también logró un gran éxito en diciembre de 2021 como abanderado del consorcio New Symphonie, seleccionado por la Comisión Europea para realizar un estudio sobre la creación de un sistema global de conectividad segura.

Francia se ha distinguido por haber apostado por el catálogo de Arianespace, hasta el punto de ver surgir proyectos potencialmente competidores en la frontera, que sería el caso principalmente de Alemania que busca posicionarse para compensar sus deficiencias en la Revolución Industrial 4.0. Proyectos que desafían el dominio del puerto espacial de Kourou, en la Guayana Francesa. La reacción llegó a través del plan Francia 2030, que pretende no sólo financiar un minilanzador reutilizable de ArianeGroup de aquí a 2026, sino también orientar las iniciativas de actores nacionales prometedores como Vos o HyprSpace, cuestión esta, la del lanzador que acaba por tomar forma y ha de hilvanarse con las inquietudes sobre el destino común de Europa. La transformación provocada por el NewSpace está alimentando las ambiciones y exacerbando los peores temores, con respecto a la terna Francia, Italia y Alemania y su enlace para lanzar a Europa en este sector... y en la Tierra.

Este pasado 2021 París cerró nuevos acuerdos con Roma y más tarde con Berlín para asegurar el futuro de los lanzadores Ariane 6 y Vega C, algo en parte motivado en las preocupaciones que despiertan el pronunciado deterioro de las condiciones económicas de explotación en comparación con las hipótesis realizadas cuando se lanzaron los dos programas en 2014. Francia en este sentido pone sus ojos en el lanzador ligero italiano Vega en clave de ser el segundo pilar de la autonomía europea en el acceso al espacio, pero se halla algo más preocupada por la suerte de Ariane, porque el grupo industrial ha anunciado el despido de seiscientas personas en sus plantas francesas y alemanas. El 6 de diciembre de 2021, el ministro de Economía Bruno Le Maire señaló que el programa Ariane 6 se estaba quedando sin fondos porque Alemania iba a lanzar un proyecto competidor, cosa que llevó a París a reaccionar por la vía de la aceptación del principio de aumentar la competencia para fomentar la competitividad y generar una carrera para superar en todas las dimensiones al competidor alemán naciente, y que es una de las vías principales de Alemania para mantener cierta relevancia una vez la industria del automóvil pierde su centralidad con el cambio de Revolución Industrial; y, con respecto a Italia, Francia obtuvo la repatriación de la producción de las turbobombas de los motores Vulcain y Vinci para Ariane 6, descartando de esta manera el desarrollo de un motor competidor para el futuro Prometheus. Ariane y Vega parecen haberse salvado por el momento, pero la guerra entre los microlanzamientos europeos podría declararse pronto por las necesidades alemanas de ganar peso específico. Al respecto señalar una evidencia: atención a esta competencia de corte "liberal" en un espacio en formación y contra nosotros mismos cuando debemos competir contra auténticos colosos a la vez. Alemania busca un sitio, es evidente, en el contexto que se avecina, pero cuidado no lo halle en el "cementerio" junto al resto de proyectos europeos ante colosos competitivos del calibre de China o Estados Unidos, al que habrá que añadir a India de forma inminente.

En este sentido que vengo señalando, centrada en su lucha por la preferencia europea o contra el principio de retorno geográfico, Francia, tradicionalmente el mayor contribuyente al presupuesto del cosmos de la UE, fue sorprendida grotescamente con la conferencia interministerial de la Agencia Espacial Europea de 2019: los alemanes hicieron una oferta sorpresa, poniendo más dinero, 3.300 millones de euros frente a los 2.600 millones de Francia como su estrategia para ganar relevancia en un contexto que es bastante desfavorable para sus intereses. El principio de competencia y las capacidades francesas se lanzan a la carrera y aceptan el envite alemán y ya hay rumores de que París se está preparando para un gran regreso.

Es en este contexto de la presidencia del Consejo de la Unión Europea que Francia pretende y desea aprovechar para impulsar sus propias ambiciones espaciales para el continente, en una estrategia que anuncia una serie de elementos en los que Francia es muy completa, la que más, respecto al resto de socios europeos... pero no puede ir sola ya, de ninguna manera, ni tan sólo la cooperación perfecta entre Francia, Italia y Alemania garantiza resultados óptimos si no se entra con toda la estructura de una Europa federal y con un euro que sea una unión monetaria, fiscal y bancaria, la que es de verdad, la gran baza negociadora de Alemania... hoy por hoy. Francia lo está desarrollando combinándolos con otros grandes temas de conflicto y ruptura estratégica: el papel de Europa en el Indo-Pacífico y la vigilancia de los grandes fondos marinos, la fusión nuclear, los semiconductores... y un amplio, profundo y estratégico etcétera.