Control a las tecnológicas: el caso chino

La tensión entre Beijing y el sector digital sufrió una intensificación manifiesta en octubre de 2020. Durante la Cumbre del Bund celebrada en Shanghai, Jack Ma criticó abiertamente al sistema financiero chino. Y esto es noticia, máxime cuando en 2013 afirmaba categóricamente: “Si el Gobierno necesita Alipay [servicio de pagos electrónicos de Ant Group], se lo daré”.  Esto contrastaba con las declaraciones a las que me refiero, que las autoridades recibieron como un desafío, hechas durante un foro cuando criticó la legislación del país en materia financiera y su mentalidad de “tiendas de empeño”, añadiendo que, “Debemos sustituir esa mentalidad por un sistema de crédito basado en big data, empleando las posibilidades tecnológicas actuales”.

El 2 de noviembre de 2020, la Agencia de Noticias Xinhua publicó un artículo titulado "No hables sin pensar, no hagas lo que quieras, no actúes según tus deseos". El texto, que como se puede comprobar por el enlace, en ningún momento se refiere a Ma, contiene una pintura del artista japonés Kaii Higashiyama de un caballo en las nubes. En chino, los temas de la pintura que ilustraba el artículo se indican con las palabras ma y yun, que corresponden respectivamente con el apellido y nombre del empresario, en chino. Al día siguiente, las autoridades chinas impidieron el lanzamiento de la oferta pública de Ant Group, potencialmente la más grande de la historia, como veremos a continuación.

A lo largo de los meses de noviembre y diciembre de 2020 China ejecutó una serie de nuevas medidas con la finalidad de evitar que los gigantes tecnológicos chinos ganen demasiado poder, tal y como lo hacen sus pares norteamericanos, con los que podrían compartir ciertos intereses, y que les llevaran a asaltar el poder político o a influir demasiado en él. Recuerdo que a un presidente en funciones, y no voy a entrar a juzgar otros acontecimientos, se le ha suspendido una cuenta, sin recurrir a una orden judicial, en Estados Unidos. De momento la artillería se centra en el primera que ha avanzado muy en firme hacia uno de los elementos que le puede dar un poder enorme en la nueva economía 4.0 y que se articula alrededor de Alibaba, hoy la novena empresa del mundo atendiendo a su capitalización bursátil.

La primera acción de Beijing consistió en impedir que Ant Group, el brazo financiero adaptado a la nueva economía, de la compañía fundada por Jack Ma, hiciera su debut en las bolsas de valores de Shanghai y Hong Kong; y, se redactaron nuevas leyes antimonopolio en el sector digital. Estas medidas llevaron rápidamente a la alta dirección de Ant Group a prometer una mayor transparencia y responsabilidad. Es oportuno señalar ahora que en sus seis años de historia, Ant Group ya ha proporcionado liquidez a 500 millones de personas. Como el propio empresario ilustró, “pide prestado 100.000 y tendrás miedo del banco; pide prestado 1.000 millones y el banco te tendrá miedo a ti”.

Unos días más tarde, Xi Jinping visitaba Jiangsu para realizar una inspección de gran relevancia y calado. Se trata de una provincia ubicada en la margen norte del delta del Yangtsé. En Nantong, el presidente chino invitaba a los empresarios a seguir el ejemplo de Zhang Jian, un pionero "patriótico" de la industrialización china a principios del siglo XX.

Ya lo he mencionado más arriba, pero lo recuerdo ahora: el Yangtsé tiene un papel esencial en la geopolítica de China, porque una la costa, rica, con el interior, más pobre y, a su vez, ejerce de separación entre el norte y el sur del país. El delta del Yangtsé, donde se ubica Shanghai, y el delta del río Pearl y Guangdong en Hong Kong representan los dos centros de gravedad de la economía china. La sede de Alibaba está ubicada en Zhejiang, que precisamente es el bastión de Xi Jinping. Tencent, en cambio, tiene su sede en la megalópolis cantonesa de Shenzhen.

Lo que pretende el centro de gravedad en el poder de Beijing es utilizar la capacidad de innovación de ambos polos de poder para alimentar el bienestar del interior y construir así los medios con los que ejecutar sus planes y alcanzar su agenda hacia el dominio mundial. En este sentido también se expresa el siguiente artículo publicado a mediados de diciembre por el Diario del Pueblo, donde abunda en la cuestión del gran crecimiento de venta de productos alimenticios a través de plataformas digitales, ya que el diario afirma explícitamente que los gigantes de Internet deben utilizar sus capacidades y medios para resolver "problemas tecnológicos y científicos", y no sólo para maximizar las ganancias. Especialmente ahora que la competencia con los Estados Unidos obliga a la República Popular a depender cada vez menos de los conocimientos técnicos estadounidenses .

A continuación, se multó a Alibaba además de otras empresas, por realizar adquisiciones sin permiso. Finalmente, inició una investigación en su contra por sospechas de prácticas monopólicas, porque en 2017 aumentó su participación en la cadena de tiendas Intime sin permiso, como consecuencia, Alibaba ha perdido casi un tercio de su cotización bursátil desde finales de octubre, equivalente a la evaporación de 280.000 millones de euros. Pero también China Literature, una subsidiaria de Tencent en el campo de los libros electrónicos era sancionada por la adquisición de la firma cinematográfica New Classics Media.

Adicionalmente se informaba de la revisión de la fusión de las empresas Douyu y Huya. Esto permitiría a Tencent, que posee acciones de ambos, controlar gran parte de la industria de transmisión de videojuegos en la República Popular de China.

El mensaje que envía Beijing y el aparato de poder es muy claro: los gigantes tecnológicos tiene que poner sus capacidades de todo tipo al servicio de los objetivos geopolíticos del Partido, o lo que es lo mismo, el Estado. Especialmente ahora que la competencia con Estados Unidos se está estrechando y la búsqueda de la autosuficiencia tecnológica es una prioridad nacional.

Es bueno tener presente que, aunque China lo está haciendo muy bien, y cuenta con muy buenas bazas, no deja de existir por ello, cierto riesgo de crisis que se difumina con el paso del tiempo y sus aciertos, además de los avances en la guerra contra Estados Unidos por el globo que mantiene China. Pero el riesgo existe, en el sentido de la paulatina desaceleración del crecimiento económico por el modelo de transición hacia uno más basado en la inversión y la nueva economía 4.0.

En todo ello Jack Ma era una pieza que desafiaba el orden de una manera más subversiva de lo que pudiera parecer. Verán: como consecuencia de lo anterior, en 2017, la estabilidad financiera se incluyó como una prioridad de seguridad nacional. A continuación, el ejecutivo preparó una reestructuración del aparato regulador y comenzó un control más exhaustivo del trabajo de las compañías de seguros, de la actividad administrativa de las provincias y de los bancos locales, con la finalidad de detener la proliferación de la corrupción y el sistema bancario "en la sombra", que podría preparar un segundo foco de "legitimidad" que optimizase más los recursos en beneficio de más gente, y con ello hallase medios de profundizar en el cuestionamiento de una sociedad que, la verdad, empieza a cambiar algo, quizás más de lo que cabría esperar, y aunque se busque redirigir sus pensamientos mediante la tecnología y el uso de la misma.

Pero, este modelo económico, en exceso centralizado, acaba por limitar los esfuerzos. Entonces, los bancos buscan financiar con mayor facilidad empresas y proyectos de propiedad estatal que, además, el Partido Comunista de China apoya de una manera clara y manifiesta. Existe, a su vez, una creencia, bastante extendida, de que Beijing no permite que las grandes empresas fracasen para no alimentar con ello la inestabilidad social, y esto hace que estas empresas se sientan especialmente tentadas de arriesgarse e ir más allá, con la sensación de que si fracasan el Estado cubrirá esa parte, hasta que acierten. El trabajo de las empresas estatales se convierte así en un peón en la relación entre el poder central y las autoridades locales, que utilizan las mismas empresas para dar fe de los objetivos de crecimiento marcados, con lo que exponer estas entidades a la volatilidad del mercado corre el riesgo de desestabilizar el sistema.

Todo ello limita la cantidad a la que pueden disponer las pequeñas y medianas empresas que no cuenten con el apoyo del Estado de alguna manera o bien que posean un historial financiero que merezca confiable. Para estas empresas que quedan fuera les podría seducir la idea de recurrir a un sistema bancario fuera de los circuitos tradicionales, para ver más sobre esta situación recomiendo visitar este enlace. Sobre este sector Beijing aplica esfuerzos para controlarlo, tal y como Sun Yu explicaba en un excelente artículo en el Financial Times el pasado 6 de agosto 2020. Los ciudadanos, mientras tanto empiezan a hacer uso de plataformas de préstamos digitales entre particulares, y es precisamente en este sector donde opera Ant Group, que cuenta con la aplicación de pagos móviles Alipay, y desarrolla una creciente labor en el sector de los servicios de microcrédito, algo que precisamente Facebook podría estar preparando como evolución de la red social, copiando a Jack Ma, tal y como describíamos en esta revista digital la apuesta estratégica de Facebook y Estados Unidos en una maniobra geopolítica de más integración trasatlántica, por un lado, además de crear una copia de este sistema de microcrédito y aplicarlo a escala global, por no mencionar el hecho de asimilar a Libra a una suerte de Bancor, tal y como en su día propuso Keynes, del que hablaremos en esta revista digital. De modo que creo que cabría reflexionar en la cuestión de que el Gobierno desee dominar este sector tan prometedor ahora que aún puede, y antes de que Jack Ma se convierta en un auténtico gigante, incluso con aspiraciones políticas sustentadas potencialmente. Sobre la cuestión de la FinTech china, y su percepción como Caballo de Troya por parte Nadia Schadlow y Richard Kang, en un interesante artículo con un sesgo concreto norteamericano, recomiendo este artículo en la revista Foreign Affairs.

Para abundar más en el enfrentamiento Jack Ma vs Xi Jinping, recomiendo encarecidamente la lectura del reportaje de Tom Mitchell, Yuan Yang y Ryan McMorrow del 12 de enero de 2021 publicado en el Financial Times. Enfrentamiento que ya le ha costado, tal y como apunta Bloomberg ver cómo en los últimos meses su patrimonio ha menguado de 51.000 millones de euros a 40.000.

No obstante, las prioridades en esta materia por parte de Xi Jinping y sus círculos de poder leales no son otras que las de mantener firmemente controlado el Estado profundo, evitar las posibles alianzas, tanto locales como internacionales en su contra con diferentes sectores, y preparar para que sea un éxito un, creo que delicado Congreso Nacional del Partido de 2022, que nombrará a los nuevos líderes, y que en teoría ha de confirmar a Xi Jinping como su "núcleo" rector. Lo que intenta Xi Jinping es evitar verse en la misma situación que Mao cuando se vio desplazado y cuestionado y tuvo que controla la situación reconduciéndola mediante la "Revolución Cultural", cuando en 1966 peleó contra el aparato político y altos oficiales hostiles estableciendo el Grupo Central de la Revolución Cultural con sus leales, con las consignas de acabar con los "revisionistas" y aquellos que "viajeros del camino capitalista", y que habrían de hallar una salida en la caída del Telón de Bambú y la entrada de China en la maquinaria imperial norteamericana, hasta que inicio la desvinculación del dólar del yuan en 2005, cosa que llevó a una desvalorización del yuan que China con sus increíbles capacidades y sus ordenados planos quinquenales ha podido aprovechar (y otra lección para Europa, que debe ajustar de una vez el euro, y más si desea que todos los países miembros lo adopten); Xi Jinping tiene los medios para evitar llegar a esta situación, pero en caso de que se diese, ya ha tomado la bandera de la anticorrupción y del nacionalismo, como forma de identificar a los "nuevos enemigos"; de hecho, no dejo de contemplar como una posibilidad bastante elevada que este año 2021 veamos una continuación y/o una reedición de la campaña anticorrupción de Xi Jinping, y que busque el enfrentamiento con el emprendimiento privado, en la línea que hemos visto recientemente, como aviso, que incluye la desaparición de Jack Ma, pero que avivará el descontento interno, en su Estado profundo y en otros agentes dentro y fuera de la República Popular China hacia el liderazgo de Xi Jinping.

Impacto del Smart Power chino: el caso de la Unión Europea

Washington ha sabido conjugar los intereses de Ericsson y Nokia con la necesidad de contener a China en Europa, particularmente con Huawei, que ha logrado que se reduzca la colaboración con Huawei y ZTE en el campo de las red 5G. Sobre el futuro de dicha estrategia cabe decir que ya es más limitado a mi juicio. Ericsson y Nokia son también la apuesta europea, no norteamericana. Y aunque Ericsson y Nokia han sacado partido de esta situación, con una redes de 5G que son realmente buenas, no van a seguir colaborando en estos términos, ya que la integración del 5G en el coche eléctrico hace que Europa, que sí que está experimentando un crecimiento interesante y que, como ya hemos visto, Estados Unidos desea contener tratando de apartar financiación de la industria. Pero, como decimos, el vehículo eléctrico europeo, cualquiera que sea, ha de contar con las redes 5G de los nórdicos, así que no van a tirarse piedras a su propio tejado, teniendo en cuenta también cuál es la situación industrial de Estados Unidos, como veremos a continuación, y cuál la de Europa, a pesar de su fragmentación.

Cabe señalar que a pesar del envío masivo de suministros sanitarios al extranjero, la imagen de China en Occidente se ha deteriorado, como se puede comprobar por las encuestas y la acogida algo distante que las cancillerías europeas dieron al canciller Wangi Yi en septiembre. Merece subrayarse que la colaboración chino-italiana ha experimentado un enfriamiento notable. Las presiones de Washington han empujado a Roma a distanciarse de Beijing en el campo de las telecomunicaciones y los puertos, y como ejemplo el puerto marítimo de Trieste aceptó la inversión del operador de Hamburgo para la ampliación del muelle VIII, un expediente en el que China Merchants tenía la posición de absoluta ventaja. El gobierno de Conte vetó un acuerdo entre Fastweb y Huawei en el campo del 5G.

También merece señalarse aquí que a pesar de la firme oposición estadounidense,la diplomacia del Vaticano ha alcanzado sus objetivos y ha conseguido ampliar el acuerdo secreto con el que cuenta con China para el nombramiento de obispos. La Santa Sede quiere de esta manera reforzar la actividad pastoral en China y en Extremo Oriente. A cambio, Beijing razona que el acuerdo sirve para mejorar su imagen en el exterior, pero para algo muy importante también como es comprender mejor a Occidente, y pensar en contrarrestar el cristianismo de exportación norteamericano que ha colonizado también a ciertos elementos del catolicismo español mayoritarios, con el católico romano impulsado por el papa Francisco I.

Beijing buscará el consenso italiano para ganar poder blando dentro de la UE. De hecho, el 2021 será decisivo para la finalización del Acuerdo global sobre inversión (Acuerdo global sobre inversión, Cai) sino-europeo. El hecho de que Alemania quisiera llegar a un acuerdo tres semanas antes de la inauguración de Biden destaca la importancia del mercado chino para la economía alemana y de la creciente tensión entre, por un lado Berlín y la Unión Europea además de Londres, y por el otro lado Washington. La administración Biden hubiera preferido acordar con los socios europeos cómo gestionar la relación con la potencia rival, y hay signos de que perciben los movimientos de Europa con cierto recelo.

Pekín podría aprovechar esos desacuerdos para penetrar más en la esfera de influencia estadounidense en el Viejo Continente, buscando apoyarse mutuamente con Europa.

Elementos para calibrar la situación de Estados Unidos respecto a China

También hay que sumar la liberalización progresiva del mercado de bonos chinos, que ofrecen un rendimiento del 3,188% hoy día 17 de enero de 2021, como se puede consultar al momento haciendo click aquí. Son competencia directa de los T-Bonds norteamericanos, y que los inversores prefieren los bonos chinos a los T-Bonds, de acuerdo con lo que el portal británico de referencia OMFIF explica. La estrategia china se completa con un proyecto muy interesante llamado Bond Connect, pues como su nombre indica, conecta los bonos de Hong Kong con los de China, estamos simplemente, ante un producto financiero de primera magnitud y capaz de cambiar el equilibrio, sin olvidar la tradicional presencia de la City en la región ampliada.

El contraste con Estados Unidos es terrible para los norteamericanos, sin paliativos. Los T-Bonds mencionados en el párrafo superior se anuncian como negativos en 2021, después de que estuvieran a un +0,7%, y el Bund alemán ya ha estados este año en rendimiento negativo (-0,5%), tal y como explicaba John Dizard el pasado 11 de diciembre de 2020 en el Financial Times, y esto tras más de 3 billones de dólares votados por el Congreso desde que empezó la pandemia, en un contexto que ya anunciaba el desastre antes de la misma pandemia, contrario a lo que dice la propaganda pro-Trump, tal y como recogimos en esta misma revista digital. De hecho, el último paquete ha presentado serias dificultades para acordar las condiciones para ampliar en casi 1 billón de dólares solicitado con la máxima urgencia por la Reserva Federal. La deuda de Estados Unidos ha alcanzado la cifra de 27 billones, arrojando un saldo positivo en un año de unos 5 billones adicionales, y les aconsejo consultar las infografías de Visual Capitalist para comprueben la magnitud; el Congreso, por su parte, no hace más que votar para elevar el techo de la deuda para evitar la quiebra del Estado y ampliar la fecha de vencimiento a una semana más. El modelo político y democrático estadounidense está totalmente desacreditado a la vista de todo el mundo, y no voy ni a citar ni una sola referencia, pues basta ver lo sucedido desde las elecciones del 3 de noviembre para aquí y lo que revelan de la sociedad norteamericano, su enconamiento en dos posiciones, etcétera. Seguramente usted no lo pensará, pero a los datos que ya dábamos hace unos meses sobre Estados Unidos y la situación social, cabe sumar la hambruna está afectando a millones de niños. Por otro lado, la demanda de subsidios de desempleo se está disparando, 14 millones de trabajadores perderán sus subsidios de desempleo a finales de año, más de 3,3 millones de propietarios de EE.UU. estarán en el punto de mira por pagos atrasados cuando la indulgencia hipotecaria termine; también se reporta que los hogares están aprovechando los bajos tipos de interés para tratar de refinanciar sus viviendas y los bancos han dado prioridad para los préstamos a los más endeudados, lo que sugiere una próxima oleada de ejecuciones hipotecarias, de acuerdo con Bloomberg, la inflación prevista en los Estados Unidos es demasiado alta, de acuerdo con The Wall Street Journal (y de hecho, podría batir las propias expectativas para peor).

En este sentido cabe reflexionar que ante la situación tan delicada que va a empezar a vivir el dólar, y que rompe el cinturón de seguridad de Estados Unidos, cabe preguntarse cuál es la deuda, ahora sí que es muy pertinente, que tiene China de Estados Unidos en dólares. Sin duda una baza en la negociación de un nuevo Bretton Woods global, cada vez más imperante y urgente.

La presidencia de Biden y China, ¿cambio de dirección?

Deberíamos empezar por recordar que una de las grandes promesas de la campaña electoral del entonces candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos en 2016, Donald Trump, era la de acabar con las prácticas comerciales chinas, consideradas injustas y responsables del déficit comercial de Estados Unidos. El otro eje estaba en Europa, la Unión Europea, es decir Alemania, y donde ya empezaba la ofensiva anteriormente mediante Cambridge Analytica y Facebook, la Alt Right, y que se manifestó en el Brexit y todo lo que recogían del Fuck the European Union de la administración Obama. Tanto en el caso chino como en el europeo la solución era imponer aranceles elevados que obligasen a europeos y chinos a negociar... aunque al final hemos acabado negociando entre nosotros, chino y europeos y cerrando un acuerdo.

Para Donald Trump, la Unión Europea es un medio para el dominio de Alemania, y en esa dirección se pronunciaba y señalaba, mientras Bannon lideraba a toda una serie de partidos, como los aznaristas Vox y Partido Popular en España, Lega en Italia, FN (ahora RN) en Francia, AfD en Alemania, UKIP en Reino Unido, el Partij voor de Vrijheid en Países Bajos, o Fidesz – Magyar Polgári Szövetség en Hungría, entre otros, para que lo fuésemos de Estados Unidos, y así debilitar a Alemania en la negociación para que Estados Unidos se tragase a toda Europa, eso sí, incluida Alemania, como vasallos en todos los aspectos, ante los desafíos que se aventuraban en el final de su primer mandato y el paso al segundo mandato, y que podrían conducir a la formación de un "Bloque Europa".

En este sentido, creo oportuno señalar las palabras del exgobernador del Banco de Inglaterra en entrevista al diario El País, Mervyn King, donde dice textualmente:

"Trump ha convencido a los estadounidenses de que Estados Unidos han sido los perdedores de la Guerra Fría y de la globalización; los alemanes están convencidos de que son los paganinis de Europa. Tremendo error”Mervyn King, exgobernador del Banco de Inglaterra en entrevista a El País

Por otro lado, también tienen que centrarse en acelerar el desarrollo tecnológico y militar para hacer frente a Estados Unidos, con un presidente entrante, como Joe Biden. Quizás percibamos ciertos cambios narrativos, pero la estrategia estadounidense hacia China permanecerá intacta. Es decir, la elección de Biden como nuevo presidente de Estados Unidos no cambiará la estrategia de Washington contra Beijing, y a la inversa, aunque podríamos introducir algún intento, depende de los acontecimientos.

Por de pronto el Congreso de Estados Unidos parece relativizar más con Hong Kong y pasar al ataque con las GAFAM, ya desde octubre de 2020. Es más fácil centrar a la gente en eso que en las ventajas que está tomando China, sinceramente. Sobre esta cuestión, recomiendo el artículo de Michael Mcloughlin del pasado 26 de octubre de 2020, EEUU, contra los monopolios de Silicon Valley: el pulso que va a cambiarlo todo, para el lector que desee acercarse más a esta cuestión. Además, las GAFAM se quedan manifiestamente atrás que las BATXH, y como muestra este artículo sobre Apple. Por otro lado, es justo recordar que el sector tecnológico norteamericano es tremendamente fuerte para reunir capital, ahora China está creando medios para hacer lo mismo... pero los fondos de capital riesgo cuyo eje rector está en la cultura hegemónica y estratégica de Wall Street están muy integrados con las tecnológicas. Ya hemos visto algunos ejemplos en este Dossier Geopolítico especial que demuestran las vinculación con el Estado profundo norteamericano, basado en el Pentágono e Inteligencia. No deberíamos dejarnos engañar por cantos de cisne. Lo que estamos viendo podría ser perfectamente el abandono de un modelo obsoleto y la preparación de un modelo en el que en no pocos aspectos China lleva la delantera, con lo que ya desde hace algún año en Estados Unidos se habla de FAANG, y no tanto de NATU, aunque algo más de GAFAM. FAANG es precisamente Facebook, en fase de transformación radical, Amazon, Apple, Netflix y Google. Tesla sigue otro camino, fundamental también, con lo que se quita el acento de Airbnb y de Uber, porque quizás muten también hacia otro tipo de estrategia o de alianzas. Haríamos bien en recordar que con Barack Obama la industria digital se convirtió en el eje clave de un nuevo desarrollo económico que giraba alrededor de los gigantes de la tecnología "californianos". Ahora ese modelo está cambiando: estamos presenciando lo que se ha llamado ya como el "Tech Exodus" o "Techsodus" en dirección hacia Texas, por parte de varias empresas, como las de Musk. Les recomiendo que lean este artículo del Business Standard sobre este fenómeno con fecha de 17 de enero de 2021.

A partir del  estudio del  documento titulado "Elementos del desafío chino", elaborado por el Departamento de Estado de Estados Unidos unos días antes de que la administración encabezada por Donald Trump aceptara la transición con la de su sucesor Joe Biden, se percibe un nuevo foco puesto en el papel de las organizaciones multilaterales y otro dirigido hacia la pedagogía nacional, con lo que la complejidad de la batalla de contención de Estados Unidos contra la República Popular irá en un marcado aumento. El sistema federal y la evolución de Estados Unidos hace que el cambio de presidencia o de mayorías en el Congreso tenga un peso, evidente, pero muy relativo, pues son muchísimas las agencias, los muchísimos los departamentos, además de lobbies, etcétera los que construyen y difunden la doctrina exterior estadounidense. Ya sea para Europa como China, que somos más "enemigos" que nunca, por usar la expresión que utilizó el presidente Trump. En este sentido la apreciación de Beijing, que cree que Washington y el Estado profundo de Estados Unidos no detendrán el asedio multifacético contra él que comenzó durante la administración Trump, es no sólo acertada: es precisa.

La maquinaria de poder norteamericana se está preparando para una sincronización muchísimo mejor entre los líderes del Departamento de Estado, Seguridad Nacional e Inteligencia Nacional, que no sólo irá dirigido contra China, también contra Europa. Así que hay que señalar pues que lo que veremos de multilateralismo será estrictamente para perjudicar a China y a Europa, que es objetivo, pero nada más. Cabe señalar el valor de una terna de la administración Biden, como digo, compuesta por Antony Blinken, como secretario de Estado; Jake Sullivan, como asesor de seguridad nacional; y, Avril Haines, que dirigirá la inteligencia nacional.

Sullivan está perfectamente familiarizado con el Estado profundo de Estados Unidos, conformado ante todo por Inteligencia y Pentágono, y la necesidad estratégica de contener a China. Entre 2013 y 2014 ejerció como asesor de seguridad nacional del entonces vicepresidente con Obama, ahora ya presidente, Joe Biden. Como ejemplo, aconsejo la lectura del artículo escrito por Sullivan con el profesor Hal Brands, profesor distinguido por Henry A. Kissinger de asuntos globales en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins, que se publicó en el medio tradicional para estos casos: la Foreign Policy. El artículo titulado China Has Two Paths to Global Domination. El artículo versa sobre las opciones con las que cuenta China para alcanzar el rango de Superpower y sobre los contraataque que se deberían impulsar desde Washington, y que se publicó en la relevante fecha de 22 de mayo de 2020.

Una evidencia, es que el artículo menosprecia la posición de Rusia, para centrarse en el auténtico rival: China. Beijing ha de trabajar la relación con Moscú, de la misma manera que Washington también lo intenta. Recordemos la propuesta de un G-11 con Rusia por parte de Trump, además de India, Corea del Sur y Australia (de nuevo, no es una ocurrencia de Trump, es una apuesta estratégica del establishment norteamericano, todo él, incluidos demócratas y republicanos), y proyectado contra China, pues se trata de hurgar en las debilidades rusas y en los elementos asimétricos y perjudiciales para Rusia de las relaciones con Beijing, que cada vez son más, para dirigirlos hacia un acuerdo Washington-Moscú, que evite el acuerdo Unión Europea-Moscú. Mientras el primero ya hace algún tiempo que existe, basado en los ciertos puntos en común que el petróleo y sus intereses les lleva a compartir, además de contener la ofensiva contra el petróleo lanzada por las energías verdes y el mismo gas como elementos inmediatos, para ganar tiempo y plantear una ofensiva que sea ganadora; el segundo elemento, el de la sincronización Unión Europea-Moscú se traza evidentemente a través del gas natural y la industria. Las fricciones entre Moscú y China se repiten a lo largo de los puntos donde hasta hace un tiempo han colaborado, con lo que Moscú busca desengancharse cada vez más de la esfera de Beijing, y el camino es Europa, pues es donde "conectar" el gas y los minerales, pues la industria norteamericana está desaparecida y necesita rehacerse, mientras que la europea necesita orden y coordinación, en un escenario bien proyectado... si esto se da, tiene condiciones para ganar.

Desde su exclusión, tanto del G7 como del G8, Rusia siempre ha manifestado que no estaba interesada en ese formato de reuniones, y que como tal evento, no estaba interesada en volver. A continuación siempre afirmaba que un formato G20 le parecía más interesante. Esta propuesta "informal" de Trump presenta varias virtudes que hacemos mal en no valorarlas en su justa medida, vamos a destacar que es exactamente el punto intermedio entre el caduco modelo G7/G8 y G20. La otra perspectiva que no deberíamos obviar es que este G11 se construye para oponerse a China... y a ello Rusia podría decir que sí, pues su extremo oriente, Siberia, Asia Central se hallan bajo presión china bajo diferentes factores: desde los económicos, productivos, tecnológicos, de recursos hídricos y tierras cultivables además de demográficos. No olvidemos que dentro del "Hagamos grande a China de nuevo", más allá de la asimilación definitiva de Hong Kong, la absorción de Taiwán, también debemos contar con la tierra que el entonces Imperio ruso ocupó en la Manchuria, y que ya ocasionó problemas entre ambas naciones en el pasado, calentándose dicho conflicto hasta el enfrentamiento casi nuclear. Rusia se sabe potencial objetivo de ampliación e influencia directa de una China milenaria que vuelve. Por no hablar de las estructuras en el Caspio, ideadas por Rusia y explotadas por China, al igual que la Gran Ruta del Norte a través de Ártico, donde se repite el guión, quien lo explota y gana es China.

Al respecto, desde Europa Occidental llegaban señales, muy oportunas, que se venían repitiendo desde hacía ya un tiempo, y que provenían de Francia. No es casualidad que el "desfile de la Victoria" pospuesto hasta el 24 de junio cuente con la asistencia confirmada tras su invitación formal del Señor Presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron. Tampoco cabe descartarse la intervención por separado en Italia de Rusia y China con motivo del SARS-CoV-2, donde ambos perseguirían objetivos geopolíticos distintos, pero ambos en clave "Europa", al igual que chinos y rusos compiten de una manera que empieza a manifestar síntomas de ser en ocasiones mútuamente excluyente en África, y cuyos resultados podríamos empezar a ver ahora.

No obstante, en este sentido hay que mencionar que se produjo una ruptura a principios de julio, y el eje fue, cómo no, Libia, cuando Francia abandonaba al mariscal de campo Haftar, por un lado, y el otro elemento, relacionado iba vinculado a una acción de Wagner, la compañía de seguridad rusa. En aquellos días de primeros de julio de 2020, durante una conferencia de prensa conjunta con la canciller alemana, Angela Merkel, Macron claramente negó su apoyo al mariscal de campo Haftar y condenaba el ataque de este último a la capital, Trípoli, el 4 de abril de 2019.

También Macron criticó a Rusia por primera vez, cerrando su etapa de alianza y colaboración para apoyar a Haftar. El presidente de la República francesa ha dicho que habló con el presidente ruso sobre la cuestión. No hacía entonces ni un año, que París reconocía que los misiles FGM-148 Javelin, misil antitanque y portátil desarrollado en Estados Unidos, descubiertos por el ejército libio después de la liberación de Gharyan (100 kilómetros al sur de Trípoli) pertenecían al ejército francés. ¿Qué ha desencadenado este viraje de Francia?

1/ La derrota de Haftar, que le llevaba a retirarse del este y el sur de un círculo de más de 400 kilómetros de diámetro. Francia se alejaba de Haftar, al igual que Sudán y Grecia, y antes que ellos Italia.

2/ La acción de los "mercenarios" de Wagner de controlar el campo petrolero Sharara, en el extremo suroeste de Libia, a finales de junio de 2020, justo una semana antes, después de que las unidades aliadas con el gobierno libio casi lo recuperan. Este es el campo petrolero más grande de Libia. Su producción puede alcanzar por encima de los 300.000 barriles o alrededor de los 400.000 barriles por día durante los períodos pico, además de contar con elevadas reservas de barriles. La compañía petrolera francesa Total tiene en ese momento acciones en el proyecto de campo Sharara, que es administrado por la Libyan National Oil Corporation, en asociación con las compañías Repsol (España), el OMV (Austria) y Norwegian Equinor. Macron llamó el viernes 3 de julio a Putin para trasladar la ira de Total, y subsidiariamente, de Repsol, OMV y Norwegian Equinor, Putin le contestó que Wagner y sus contratistas de seguridad no representan a la Federación de Rusia. Macron le replicó que Putin se desenvuelve en el filo de la navaja con esa afirmación y que es en el fondo una contradicción. Se trataba, fundamentalmente, de una apuesta estratégica por separar el acercamiento con Rusia, y es evidente que los Wagner actuaron en un sentido afín a los intereses del petróleo ruso y de sus sinergias con el sector petrolero norteamericano, perjudicando a los intereses del acercamiento de la Unión Europea-Moscú a través del gas.

La cuestión del envenenamiento de Navalni presenta el interés de que sus consecuencias implicaban el fin del Nord Stream 2, y el posicionamiento de Annegret Kramp-Karrenbauer, ministra de defensa de Alemania, a finales de octubre de 2020, en el preludio de las elecciones presidenciales estadounidenses, que sugería una "alianza comercial occidental recién fortalecida" invitaban a pensar en un fin de la posibilidad del acuerdo Unión Europea-Moscú. Pero la reactivación del Nord Stream 2, y el hecho de encarar su parte final (6%), hace pensar que no se ha dicho la última palabra.

Washington tiene en Europa tres líneas que seguir, que consisten en detener la integración política europea y la formación del polo Europa en varios frentes. Para ello está siguiendo las siguientes direcciones:

1/ Detener la conexión de gas Unión Europea-Moscú-Ankara, a través de sanciones al Nord Stream 2 y al Turkish Stream

2/ Impulsar la estrategia Trimarium y mantenerla en la órbita de Washington, con distribución del gas natural licuado o LNG, que cuenta con varias terminales de transformación como la de Swinoujscie (Polonia) y otra en Krk Croacia. Esta estrategia de los Tres Mares se gestó en la administración Obama, y la aplicó la administración Trump, e incluye un cuña entre Rusia (y posteriormente Turquía), a través de los siguientes países: Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, República Eslovaca, Austria, Hungría, Eslovenia, Croacia, Rumanía y Bulgaria. El centro de gravedad corresponde a Polonia, que a su vez se ve reforzada por los Visegrado (además de Polonia, Eslovaquia, Hungría y República Checa). Pero también proporciona una forma de sujeción a Europa Central, particularmente Alemania, que es dependiente de esta región para varios elementos claves para su industria, con la idea de quebrar la soberanía de la Unión Europea, como hemos visto por ejemplo con los vetos de Polonia y Hungría para bloquear los fondos anticrisis de la Unión Europea, en medio de cuya crisis en la negociación vimos al afán de detener cualquier avance de la integración europea, por ejemplo con el manido argumento por parte de la Alt Right de cuño norteamericano de "opónganse a Soros, que es muy malo, y él quiere hacer la Unión Europea, como se ve en este artículo de Viktor Orbán", publicado el 27 de noviembre de 2020.

3/ Gestionar las tensiones en el Mediterráneo oriental. Recomiendo repasar el Dossier Geopolítico especial sobre Mavi Vatan o la Patria Azul. Las tensiones derivadas son muy útiles para Washington en varios aspectos, pues retrasarían la conexión por gas y el suministro de hidrógeno de Arabia Saudita, que se plantea una transformación energética clave, al pivotar hacia el hidrógeno, pues pretende ser el mayor exportador del mundo. Pero también las tensiones entre las partes generan un rédito interesante en el campo de la venta de armas a diferentes actores, propiciando una suerte de carrera armamentística entre Grecia y Turquía, por ejemplo. Esta estrategia también la ha venido siguiendo por ejemplo Rusia, que tiene en la venta de armas una de las formas mediante la cual ha podido esquivar las sanciones, además de mantener alejado el conflicto de sus fronteras, hasta el conflicto de Nagorno-Karabaj más reciente.

Se trata pues de reducir de este modo las aspiraciones globales de China, peor también de la Unión Europea, y crear una mayor vulnerabilidad estratégica en ellos. Claro, que la otra solución posible es un acuerdo a tres: Unión Europea-Rusia-China, que ganaría unos años, hasta provocar la caída definitiva de Estados Unidos, y a partir de ahí, si Europa es verdaderamente fuerte, llevar a un equilibrio global, al estilo de la Pax Romana, o bien a otra dimensión de conflicto. Dependerá siempre de Europa y de lo que haga, en todo caso.

Al respecto cabe contar con Blinken, que juega como una suerte de comodín, y esto nos debería dar una idea de cómo se va a desarrollar la estrategia norteamericana, pues habla perfectamente francés, y por tanto, trabajará el frente abierto en el primer escalón geopolítico de Europa y a nivel global desde el prisma occidental: Estados Unidos, Reino Unido y Francia, de modo que la maquinaria estadounidense considera que se debe centrar en el desafío europeo, y más por la deriva que puede tomar de conformarse como un poder aparte. El siguiente escalón de atención lo constituyen Alemania, Italia, España, Polonia; el siguiente Países Bajos, etcétera. Se trata de países que se enfrentan a escenarios electorales, crisis de gobiernos, o que pueden cambiar en su alineación.

El otro lado del perfil de Blinken, tiene que ver con su posición más bien agresivo con Beijng, como aborda este interesante artículo de Newsweek, a pesar de que los medios chinos recuerdan positivamente su viaje a la República Popular en 2015, en el que se tomó la foto de perfil de su cuenta de Twitter.

La conjunción de estos elementos dotan de especial relevancia al documento ya mencionado "Elementos del desafío chino", elaborado por el Departamento de Estado de Estados Unidos, que no solo analiza las fortalezas y debilidades de China. A mi juicio destacaría que detalla de una forma breve y concisa las soluciones para abordarlo. Y confirma que el cambio de presidencia no detendrá el rumbo de la colisión entre los dos poderes.

Adicionalmente, el texto conserva varios elementos que son sin duda comunes a los discursos pronunciados recientemente por el secretario de Estado saliente, Mike Pompeo, y también al documento difundido por la Casa Blanca el pasado mes de mayo bajo el título "Enfoque estratégico para la República Popular China". Washington acusa explícitamente al Partido Comunista de querer derrocar el actual orden internacional formado por Estados Unidos y otros países occidentales. Por eso, y siempre de acuerdo con el documento, es necesario que la superpotencia se levante en defensa de la libertad y el statu quo. El objetivo es cuestionar la legitimidad del Partido a los ojos de la población china y los países extranjeros, elemento clave para levantar al pueblo contra Xi Jinping. Y esto no es baladí, porque se podría haber cuestionado la legitimidad por la gestión de la pandemia, para atacar la parte y tomar el todo, de acuerdo con la mentalidad cultural china. No obstante, de momento, para el conjunto de la sociedad Beijing tiene toda la legitimidad. Actuó con seriedad cuando estuvo al corriente, fue eficaz y eficiente. Purgó las piezas que fallaron en el engranaje. Y esa es la idea principal. Para los sectores que exigen una reforma en un sentido democrático, buscarán mantener la indignación y la línea de responsabilidad ascendente para apuntar a Beijing y al Partido Comunista de "falta de legitimidad", en este sentido, no olvidemos los esfuerzos de Bannon con un informe financiado por él mismo para afirmar mediante la viróloga Li-Meng Yan que el coronavirus se creó en un laboratorio. Es interesante observar como, en el fondo, lo sucedido no podría ser en verdad más que otra vuelta de tuerca a la política iniciada por Xi Jinping en 2010 de lucha contra la corrupción, como herramienta para mantener movilizada a la sociedad civil contra los organismos intermediarios entre Beijing y el pueblo, precisamente donde Xi Jinping podría ser cuestionado. En esta línea también cabría comprender lo sucedido en febrero de 2020, cuando el profesor Xu Zhangrun, profesor de Jurisprudencia y Derecho Constitucional en la Universidad de Tsinghua, publicó un texto que se puede traducir como "Alarma viral: Cuando la furia vence el miedo", donde denuncia lo que el profesor Zhangrun llama "cultura de la mentira" del Partido Comunista de China, y aprovecha para señalar lo que a su juicio es una deficiente respuesta por parte del gobierno de Beijing a lo sucedido. Xu expone y denuncia en nueve puntos cómo el gobierno prohibió la divulgación de información objetiva durante el brote y conecta este problema con un problema mayor de libertad de expresión en China, y plantea unas reflexiones que desea elevar al conjunto de la ciudadanía china. El aparato del Partido Comunista Chino ha reaccionado como era de esperar: su cuenta de WeChat ha sido suspendida, su perfil en Weibo ha sido borrado y el texto, simplemente, ha desaparecido.

Recordemos que uno de los elementos en los que más a trabajado de forma estratégica la administración Trump ha sido en el intento abierto de separar al Partido Comunista de China del pueblo de la República Popular, que se ha reiterado en forma de discurso, como es el pronunciado por el secretario de Estado, titulado  La promesa de América tras la derrota de Donald Trump, con lo que cabe entenderlo como un mensaje, un anuncio de acción. La administración Biden puede adoptar una narrativa más suave, pero tratará de desestabilizar a Beijing criticando su gestión nacional, aunque lo hará de forma quizás más oblicua y con el eje puesto en Xinjiang y Hong Kong.

Ya, antes de las elecciones, el personal de Biden había dicho que el entonces candidato demócrata se oponía al "genocidio" contra los uigures. El Departamento de Estado de Pompeo también eliminó el Movimiento de Independencia de Turquestán Oriental de su lista de organizaciones terroristas, cosa que constituía una provocación en toda regla contra Beijing, porque considera al Movimiento de Independencia de Turquestán Oriental el principal culpable de los atentados ocurridos en la República Popular China durante los últimos diez años. Precisamente a causa de ello, Xi Jinping lanzó una dura campaña antiterrorista en la región y luego incrementó la campaña de asimilación de la cultura china.

De hecho, el asesor de seguridad nacional de Trump, Robert O'Brien, prometió nuevas sanciones contra los políticos implicados en la reducción de la autonomía de Hong Kong, a lo que se sumó que 15 miembros de la facción pro democrática dimitieron después de que el gobierno local expulsó a cuatro miembros del Consejo Legislativo. Una nueva medida aprobada por Pekín permite al ejecutivo de Hong Kong tomar esta decisión sin someter el caso a tribunales regionales si los sujetos apoyan la independencia o el separatismo de Hong Kong. Este principio está en armonía con la Ley de Seguridad Nacional, que se dio en julio de 2020 orientada hacia la reducción de la autonomía de Hong Kong. Beijing continúa absorbiendo a Hong Kong en el sistema político chino, incluso cuando esto alimenta nuevas protestas y críticas locales de la superpotencia.

La posición del Departamento de Estado respecto a la República Popular de China es considerarla, citando textualmente, "autoritaria, colectivista e imperial", que se achaca a la combinación de teorías maoístas con el nacionalismo chino. La réplica desde los medios de Beijing fue obviamente negativa. Para el gobierno china se debe producir una identificación en el crecimiento económico como el eje del gran desarrollo tecnológico y militar de China, así como la herramienta con la que Beijing ha fortalecido su influencia en el exterior. El ejemplo más llamativo de este proceso es la promoción de la Iniciativa One Belt One Road, un proyecto geopolítico centrado en inversiones en infraestructura en el exterior.

El documento del Departamento de Estado aborda la cuestión de las vulnerabilidades conocidas de la República Popular de China, que ya hemos resaltado en este Dossier Geopolítico especial, consistentes en la brecha de riqueza entre la costa y el interior, a lo que se suma una demanda potencial de mayores derechos y demandas por parte de la floreciente clase media china. Ambos elementos representan una amenaza para la estabilidad del país y por tanto para la soberanía del Partido Comunista, que deberá recurrir a elementos morales y/o ideológicos, además de impuestos, para contener esta cuestión. Pero, lo cierto es que de alguna manera, sí que hay una cierta penetración en capas de la sociedad china de ciertas ideas "occidentalizantes", y esto se ha puesto de manifiesto en las propias redes sociales chinas. Esta crisis de la pandemia de COVID-19 ha demostrado, antes del control de las redes sociales chinas por parte del aparato del poder, ciertas críticas que se han deslizado, con peso, en las redes sociales.

El elemento cardinal del texto se centra en las diez propuestas del Departamento de Estado sobre cómo tratar con la República Popular de China. En la parte superior de la lista está la "protección de la libertad" en el país, mediante la preservación de la gobernanza constitucional, la promoción de la prosperidad y una sociedad civil sólida. De hecho, Washington considera que la "conducta" china es un desafío a los valores y superestructuras estadounidenses.

A continuación, el documento aborda la segunda propuesta, que es es mantener el liderazgo militar. Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos deberán seguir siendo las más poderosas, ágiles y tecnológicamente avanzadas. De ahí la necesidad de obstaculizar el avance del Ejército Popular de Liberación, por ejemplo quizás metiéndolo en el nuevo tratado START, no obstante aún le falta experiencia en combate y calidad tecnológica. Para el lector interesado, recomiendo este artículo sobre un análisis hecho desde Estados Unidos sobre el Libro Blanco de Defensa de China de 2019. De modo que esta táctica incluye actualmente sanciones contra las compañías chinas que contribuyen a la mejora del Ejército Popular de Liberación de China y las operaciones navales en los mares chinos en disputa, que Beijing reclama casi en su totalidad.

Abordaremos aquí sucintamente el tercer y cuarto objetivos, pues están especialmente vinculados entre sí: “fortalecer el orden internacional libre, abierto y basado en reglas”, y sobre el que Estados Unidos lideró el proceso de construcción; además de, “Reevaluar el sistema de alianzas y la panoplia de organizaciones internacionales”.

Y resulta que estamos ante uno de los argumentos más importantes del documento. Durante la presidencia de Donald Trump, Estados Unidos criticó a varias entidades multilaterales. En primer lugar, se retiraron del tratado de libre comercio denominado Asociación Transpacífica, favoreciendo el establecimiento de la Asociación Económica Integral Regional, que era objeto de vivo deseo e interés tanto por parte de China como por parte de los países del Sudeste Asiático. Más tarde los norteamericanos abandonaban el tratado sobre fuerzas nucleares de alcance intermedio, firmado con Rusia, una medida que permitiría el posicionamiento de portaaviones balísticos y nucleares a pocos kilómetros de la costa china. Debemos tener en cuenta simplemente que China ha podido desarrollar un arsenal de misiles que en gran medida no estaría permitido por este tratado. Por ejemplo, el portaaviones antibuque Dongfeng-21, apodado en Estados Unidos "asesino de portaaviones" (alcance 1.450 kilómetros), el Dongfeng-26 (entre 3.000 y 4.000 kilómetros) y el intercontinental Dongfeng-41 (entre 12.000 y 4.000 kilómetros). 15 mil kilómetros). China ha adquirido de este modo una ventaja en el contexto de la estrategia de interdicción espacial (cortar acceso / negación área o a2 / ad), cuyo objetivo es prevenir ataques de países rivales, ante todo Estados Unidos en el sur y el este de China. En esta cuenca, se ha incrementado el número de ejercicios y patrullas navales y aéreas y ha intensificado la construcción de islas artificiales para uso militar y civil en los archipiélagos Paracel y Spratly.

Finalmente, durante la primera ola de la epidemia de coronavirus, Washington abandonó la Organización Mundial de la Salud acusándola de ser demasiado "sinocéntrica". El Estado profundo de Estados Unidos reconoce que este enfoque ha favorecido el surgimiento del poder blando chino en los foros internacionales. Los primeros intentos de interacción entre Biden y los países europeos podrían ser la razón por la que Beijing ha animado a estos últimos a seguir una "estrategia autónoma", de la que saldríamos ganando los dos.

Todo ello nos lleva a la fuerza hacia el quinto propósito, que no es otro que el "fortalecimiento del sistema de alianzas a través de una división efectiva de responsabilidades" y la formación de "grupos y coaliciones" para abordar "amenazas específicas a la libertad". El ejemplo más llamativo de esta intención es el fortalecimiento continuo del diálogo cuadrilátero de seguridad (Quad), integrado por Estados Unidos, Japón, Australia e India. No se excluye que en el futuro la OTAN también contribuirá a esta táctica. Washington ha pedido a sus aliados europeos que naveguen por el disputado Mar de China Meridional, aunque las líneas que persigan allí Reino Unido y Francia no tendrían que ser realmente coincidentes con las estadounidenses.

A continuación el documento pasa a proponer una promoción de los intereses estadounidenses con la República Popular de China, contenerlo si es necesario y apoyar a quienes "buscan la libertad" allí. En resumen, Estados Unidos continuará utilizando los expedientes de Hong Kong, Tibet y Xinjiang para desestabilizar a Beijing, que notoriamente no permite la interferencia extranjera en asuntos internos.

Llegando a la parte final del texto, el Departamento de Estado enfatiza tres tareas:

1/ Inculcar a los ciudadanos estadounidenses un mayor conocimiento de las implicaciones del desafío chino;

2/ Reformar el sistema educativo escolar para que los estudiantes “se hagan cargo” de vivir en una sociedad libre y democrática;

3/ Capacitar a una nueva generación de funcionarios para que conozcan no solo el idioma y la cultura china, sino también a otros amigos y rivales.

Para Washington es absolutamente prioritario fortalecer en las generaciones futuras los valores sobre los que se fundamenta la sociedad estadounidense frente a los de China. Y, tras ello, tal y como dice el último punto, "defender los principios de la libertad" públicamente, incluso a través de iniciativas diplomáticas.

Es decir, que Estados Unidos podría prestar más atención a la formación pedagógica , una herramienta que las grandes potencias utilizan para consolidar la identidad nacional y alimentar ambiciones futuras. Beijing está comprometida exactamente con el mismo plan: inculcar en los jóvenes chinos la memoria de las glorias de la era imperial, de las invasiones extranjeras y, finalmente, del "resurgimiento" de la República Popular de China bajo la dirección del Partido Comunista de China liderado por Xi Jinping y los círculos que le son leales.

Cabe que meditemos en un par de ideas, la primera es que Washington y Beijing van a librar un batalla del poder blando, cosa que obliga a la Unión Europea a convertirse también en un coloso cultural (y es bien fácil hacerlo), además de impulsar una reforma moral que sea un modelo a imitar al mundo. India avanza exactamente en el mismo camino.

El siguiente aspecto que quiero que tengan muy presente es que si hay un Imperio, una nación-imperialista, que tiene una firme y arraigada impronta geopolítica esta es Estados Unidos. Haríamos muy bien en recordarlo, tanto China como la Unión Europea. Esto quiere decir exactamente que se debe generar una escuela de pensamiento estratégico y geopolítico de gran nivel y ser tenida muy en cuenta, tanto China como la Unión Europea. Insisto en ello, y por más que insista no es suficiente: Si decíamos que Reino Unido reinaba sobre los mares, Estados Unidos reina sobre los tableros geopolíticos. Si los estadounidenses desmembraron el Imperio británico fue aprendiendo, entre otros, de él, y mejorándolo. Sirva esto de lección.

China podría intentar ponerse en sintonía con Estados Unidos acerca de la cuestión del cambio climático, tema al que Biden le ha asignado prioridad junto con la lucha contra el coronavirus. En 2019, las dos potencias produjeron el 27% y el 13% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, respectivamente. Sin embargo, dejaron de enfrentarlo después de que la administración Trump retiró a Estados Unidos  del acuerdo climático, aunque de forma no vinculante, de París. Una medida que Biden ha anunciado que quiere revocar como se recoge en este artículo del Financial Times. Este 2021 viene de la mano del Festival de Primavera en febrero, el centenario del Partido Comunista Chino (PCCh) en julio y las elecciones de Hong Kong en septiembre; además, hay que contar con seguir de cerca la posibilidad de una segunda ola del virus en China y qué impacto tendrá en la legitimidad del sistema encabezado por Xi Jinping.

En mi opinión creo que parece muy probable que las tensiones entre China y Estados Unidos por cuestiones comerciales, pero también tecnológicas, militares e incluso del campo de la salud, entre muchas otras tengan una clara tendencia a intensificarse durante la presidencia de Joe Biden, e incluso más allá. La presidencia de Biden tratará de "tragarse" a los Estados Europeos y la misma Unión Europea para compartir la hiperinflación y el gran volumen de deuda, a la vez que se obliga a los europeos a ejercer de vasallos en cualquier aspecto. Esto no es un problema sólo con Biden. Con Trump se iba a dar exactamente igual, porque es una cuestión estratégica y vital para Estados Unidos, que además ve perder el ancla y salvavidas que era el dólar, tal y como lo conocíamos hasta ahora. Los métodos utilizados por Estados Unidos y China en esta competencia serán, sin embargo, decisivos, tanto para el futuro del sistema multilateral de comercio como para los aliados y socios comerciales de estas dos potencias, buscando ambas superpotencias crear una polaridad máxima para atrapar o capturar mercados, industrias, poblaciones, recursos, datos, países, cerebros, etcétera. ¿Hasta dónde llegarán si no hay un "fiel de balanza" capaz de cambiar las condiciones del Juego en este Dilema del Prisionero? Con el tiempo, hasta el mismo conflicto, eso es evidente. Estados Unidos necesita ganar tiempo, capturar recursos, convertir a Europa en vasalla y lanzarse sobre China, China también sabe que la partida se juega en Europa, pues es la zona perfecta para establecer un control tricontinental, dominar los estrechos marcados por el Canal de Suez y el estrecho de Gibraltar, y porque Europa tiene unas capacidades extraordinarias. Es como si fuesen dos ballenas enormes. Una de ellas ahora más desgastada, pero poderosa. Quien coma más plancton enriquecido y más bancos de peces abundantes, y eso es lo que es Europa, más posibilidades tiene de vencer en el futuro conflicto, entre vasallos de los dos grandes por el centro del tablero geopolítico: el Mediterráneo ampliado. La única solución posible para Europa es crecer aprovechando nuestros recursos y ser "el tercero" en el centro.

China podría intentar renegociar la fase 1 del acuerdo comercial con Estados Unidos con la administración Biden .

IPAC: Inter-Parliamentary Alliance on China. ¿Hacia otra fase del conflicto?

El pasado 4 de junio de 2020 los senadores estadounidenses por el Partido Republicano, Marco Rubio (Florida) y el demócrata Bob Menéndez (Nueva Jersey), ambos con origen cubano, daban lugar a una alianza llamada Alianza Interparlamentaria sobre China (IPAC). Dicha alianza se presenta con los siguientes objetivos, y cito textualmente:

"La misión del IPAC es fomentar una colaboración más profunda entre legisladores con ideas afines. Su trabajo principal es monitorear los desarrollos relevantes, ayudar a los legisladores a construir respuestas apropiadas y coordinadas, y ayudar a elaborar un enfoque proactivo y estratégico sobre temas relacionados con la República Popular de China. Sus actividades se dividen en cinco grandes áreas:

Salvaguardar el orden basado en normas internacionales
La República Popular de China (RPC) debe estar sujeta a los estándares del orden jurídico internacional, que a su vez debe estar protegido de la distorsión.

Defender los derechos humanos
Las relaciones entre los estados y la RPC deben dar la debida importancia a los derechos humanos universales.

Promoción de la equidad comercial
La RPC debe estar sujeta a los estándares del orden basado en reglas, especialmente aquellos establecidos por la Organización Mundial del Comercio.

Fortalecimiento de la seguridad.
Las democracias deben desarrollar estrategias de seguridad complementarias para abordar los desafíos presentados por la RPC.

Protegiendo la integridad nacional
No se debe permitir que la RPC comprometa la soberanía o las instituciones de ningún mercado desarrollado o emergente a través de préstamos, inversiones o por cualquier otro medio."

Dicha alianza reúne a más de 100 representantes de 12 países (Estados Unidos, Canadá, Australia, Japón, Reino Unido, Alemania, Italia, Suecia, Noruega, Países Bajos, República Checa y Lituania), además de diputados en activo en el Parlamento Europeo.

Esta alianza cabe entenderla como parte de las acciones tomadas a cabo a partir de la última Conferencia de Seguridad de Múnich. En el comité de consulta resulta interesante observar la presencia de varias personas vinculadas a Hong Kong, como Shaomin Li, Joey Siu (una estudiante activista en Hong Kong), Zhang Wei o la disidente china Vicky Xiuzhong Xu. Destaca también Robert L. Suettinger, oficial de inteligencia retirado, actualmente trabaja en un estudio biográfico de Hu Yaobang y el fracaso de la reforma en la República Popular de China. De 1975 a 1999, fue analista político y gerente de la Agencia Central de Inteligencia, Director de la Oficina de Inteligencia e Investigación del Departamento de Estado, Subdirector de Inteligencia Nacional para Asia Oriental, Director de Asuntos de Asia (China) en el Consejo de Seguridad Nacional y NIO para Asia oriental. Su libro, Beyond Tiananmen: The Politics of US-China Relations, 1989-2000, fue publicado por la Brookings Institution en 2003.

Dentro del comité de consulta destacan las secciones: Legal, Economía, Medicina, Sinología, Derechos Humanos, Hong Kong, Libertad Religiosa, Políticas de Minorías Étnicas y Tecnología y Vigilancia.

Esta acción no sería la única que se estaría desarrollando, pues ya comenté que la propuesta de un G11 está hecho en una clara sintonía de contención a China, incluiría a Rusia... y la propuesta no causaría, ni mucho menos, ningún rechazo en Rusia. También hablé de la respuesta al 5G de Huawei, la OpenRan Policy Coalition y de su atractivo, además de las empresas que se han sumado que anuncian una reacción de Washington bastante interesante, y que se dirige, como ya hemos señalado desde hace meses, hacia la búsqueda de la integración transatlántica con Europa.

Las tierras raras son uno de los elementos clave, dentro de los 35 minerales estratégicos del informe Wilbur Ross, para orientar el desarrollo económico... pero se trata de algo más. Se trata hardware y de software. Se trata de construir una economía digital, pero también del llamado "capitalismo de vigilancia" (y esto no es patrimonio de los chinos). También el objetivo es construir un Imperio digital y/o ciber, la carrera espacial relanzada... y en definitiva la construcción del Imperio global, como ya tuve ocasión analizar en esta misma revista digital.

El último artículo sobre esta serie puede leerse aquí.

La serie completa de estos artículos temáticos consta de las siguientes partes: [1] [2] [3] [4] [5] [6] [7] y [8]