La Strategic Defence Review 2025 (en adelante, SDR 2025), publicada el 2 de junio de 2025 por el Ministerio de Defensa del Reino Unido, representa un hito en la reformulación de la política de defensa británica para la próxima década. Este documento, liderado por Lord Robertson (George Robertson, barón Robertson de Port Ellen es un político británico, miembro del Partido Laborista, que se desempeñó como Secretario General de la OTAN entre 1999 y 2004, reemplazando a Javier Solana), Richard Barrons y Fiona Hill, y supervisado por el secretario de Defensa John Healey, se presenta como una respuesta a un entorno geopolítico cada vez más volátil, marcado por la agresión rusa en Ucrania, el ascenso de China como potencia estratégica, las tensiones en el Indo-Pacífico y las amenazas híbridas como ciberataques y desinformación.

Hay que añadir que, tal y como cita en su literalidad:

"Durante el proceso de revisión, 1.700 personas, partidos políticos y organizaciones presentaron más de 8000 respuestas, 200 empresas aportaron contribuciones por escrito, más de 150 expertos de alto nivel participaron en los paneles de Revisión y Cuestionamiento, y se celebraron casi 50 reuniones entre los Revisores y nuestros altos mandos militares. El público también visitó las instalaciones de Defensa como parte de un "Panel Ciudadano" para ofrecer sus opiniones. Estas opiniones se presentan a lo largo de este informe."

Estableciendo un punto y final en ciertos aspectos clave respecto a la Integrated Review de 2021, esta SDR 2025 supone un cambio radical en el enfoque estratégico: se pasa a un modelo de “warfighting readiness” ("preparación para la guerra"), con la defensa como núcleo de la política nacional y económica. Con este enfoque, la SDR 2025 propone a lo largo de unas 144 páginas y 62 recomendaciones, todas aceptadas por el Gobierno, una transformación estructural de las Fuerzas Armadas británicas, integrando tecnología, robotización, recursos humanos y una postura renovada en la OTAN.

Los puntos de vista de Lord Robertson, Richard Barros y Fiona Hill previos a la SDR 2025

En este apartado de la presente monografía se estudiará la visión y aportaciones de cada uno de los revisores sobre seguridad europea y otros desafíos.

Los tres expertos coinciden en la necesidad de una OTAN más robusta y adaptable, pero el enfoque de Barrons se ha venido enfocando en capacidades militares, mientras que Lord Robertson hace hincapié en la cohesión política y Hill en contrarrestar amenazas no convencionales. La OTAN debe equilibrar su enfoque entre la disuasión militar y la resiliencia frente a tácticas híbridas.

Lord Robertson

Lord George Robertson, exsecretario general de la OTAN (1999-2003) y antiguo ministro de Defensa del Reino Unido (1997-1999), ha desempeñado un papel crucial en la configuración del discurso sobre la defensa europea y los desafíos estratégicos de la OTAN en un contexto geopolítico cambiante. Durante su mandato en la OTAN, Robertson impulsó una visión de una alianza atlántica renovada, promoviendo una identidad europea de defensa más robusta mientras mantenía la cohesión transatlántica. También bajo su labor como secretario general de la OTAN se habló de una cooperación entre Estados Unidos y Rusia después del contexto del 11 de septiembre de 2001, y por supuesto, Rusia siguió insistiendo, como ha venido haciendo después y antes de ese momento, en la entrada de Rusia en la OTAN, y por consiguiente, en un gran acuerdo político con y en Europa, con la aquiescencia de Estados Unidos. Aspecto este último tan a menudo obviado por unos y otros cuando se analiza a Rusia, Estados Unidos y Europa.

Robertson fue un firme defensor de una identidad europea de defensa que complementara, no compitiera, con la OTAN. Su mandato fortaleció la relación OTAN-UE a través de acuerdos como el "Berlin Plus" (2003), que permitió a la UE acceder a recursos de la OTAN. También conviene subrayarse que Robertson desempeñó un papel mediador crucial durante las tensiones entre los enfoques atlánticos y europeos; y, por último, Robertson enfrentó el desafío de equilibrar las ambiciones de autonomía estratégica de la UE con la dependencia de las capacidades estadounidenses.

Esta sesión formó parte del Simposio del CFR sobre los 60 años de la OTAN, que fue posible gracias al apoyo de la Comisión Europea, el Programa sobre Instituciones Internacionales y Gobernanza Global del CFR y la Robina Foundation.

Lord George Robertson ha ido elaborando un material significativo en el debate sobre la defensa europea y los desafíos de la OTAN a través de sus escritos y discursos. Sus contribuciones se reflejan en documentos institucionales, artículos académicos y discursos que abordan cuestiones cruciales como la ampliación de la OTAN, la relación con Rusia, la respuesta al terrorismo y la sinergia OTAN-UE. Sin embargo, su enfoque pragmático también ha generado críticas por su dependencia del liderazgo estadounidense y su limitada visión para una autonomía estratégica europea. En un contexto actual de crecientes tensiones geopolíticas y debates sobre la autonomía de la UE, las ideas de Robertson siguen siendo relevantes, pero requerían una reevaluación crítica para adaptarlas a los desafíos del siglo XXI.

Así, en discursos recientes, como en el Atlantic Council (2024), Robertson ha subrayado que la OTAN debe reforzar su unidad frente a la guerra en Ucrania y señala la cooperación entre lo que él llama "el cuarteto mortal": Rusia, China, Irán y Corea del Norte. Propone un aumento en los gastos de defensa de los aliados europeos para reducir la dependencia de Estados Unidos y fortalecer la cohesión transatlántica.

Richard Barrons

Ha sido comandante del Comando Conjunto de Fuerzas del Reino Unido.

Como militar de alto rango, Barrons ha enfatizado la necesidad de que la OTAN modernice sus capacidades frente a amenazas híbridas y convencionales. Barrons destaca que la OTAN debe invertir en tecnologías avanzadas (ciberseguridad, inteligencia artificial) para contrarrestar la agresión rusa y la creciente influencia china. Aboga por una OTAN más ágil, capaz de operar en múltiples dominios, incluyendo el ciberespacio y el espacio exterior, para mantener la disuasión frente a adversarios como Rusia y China.

Fiona Hill

Aunque Hill se centra más en Rusia, ha señalado que la OTAN enfrenta desafíos estratégicos debido a la percepción de Rusia como una amenaza existencial y a la creciente influencia de China en Europa. Hill aboga por una OTAN que integre estrategias económicas y diplomáticas para contrarrestar la manipulación de información y las campañas de desinformación rusas y chinas.

Su libro "There Is Nothing For You Here" resulta interesante desde varios puntos de vista, al analizar desde una perspectiva interesante Reino Unido, Estados Unidos y Rusia. El núcleo del libro es la tesis de Hill de que la desesperación de las comunidades "abandonadas" —como las de su infancia en Durham -Reino Unido-, las zonas industriales de Estados Unidos y las regiones empobrecidas de Rusia— ha impulsado el auge del populismo.

Hill argumenta que la desindustrialización, la falta de inversión en educación, salud y empleo, y la percepción de abandono por parte de las élites han creado un terreno fértil para líderes populistas como Donald Trump, Vladimir Putin y, en menor medida, Boris Johnson. Estas figuras aprovechan el descontento de las poblaciones marginadas, prometiendo restaurar un pasado idealizado mientras erosionan las instituciones democráticas. Hill establece paralelismos entre el declive económico de su ciudad natal y las regiones industriales de Estados Unidos (como el Rust Belt) y Rusia.

En los tres casos, observa cómo la pérdida de empleos y la falta de oportunidades han generado resentimiento hacia las élites, alimentando movimientos populistas que amenazan la estabilidad democrática. En Rusia, por ejemplo, Hill describe cómo Putin consolidó el poder explotando la inseguridad económica post-soviética, mientras que en Estados Unidos, Trump capitalizó el descontento de comunidades similares para ganar apoyo político. Un punto clave de su análisis es la advertencia de que Estados Unidos podría seguir un camino similar al de Rusia hacia un autoritarismo disfrazado de populismo si no se abordan las desigualdades estructurales. Hill señala que la democracia muere no solo por ataques directos, sino por la negligencia hacia las necesidades básicas de las personas, como el acceso a la educación, la atención médica y el empleo.

Sobre este particular, le recomiendo que lea mi propuesta analítica que escribí recientemente.

Las visiones de Robertson, Barrons y Hill sobre los diferentes ejes previamente a la SDR 2025

A continuación, propongo que veamos diferentes ejes que son interés del Reino Unido, y para cualquier actor, y las posiciones de Roberton, Barrons y Hill para cada uno de ellos. Esta es la selección de ejes y análisis que he escogido hacer por su interés y para contextualizar la SDR 2025:

Unión Europea y Europa

Barrons viene abogando por una mayor integración entre la OTAN y la UE para fortalecer la seguridad europea frente a Rusia y China. En RUSI (2024), destacaba la importancia de las capacidades de defensa autónomas de la UE, pero coordinadas con la OTAN.

A su vez, Hill subrayaba el papel de la UE en contrarrestar la desinformación rusa y china, proponiendo una mayor cooperación en ciberseguridad y políticas económicas.

Robertson ha instado a la UE a asumir un papel más activo en la seguridad global, especialmente en Ucrania y el Indo-Pacífico, para complementar los esfuerzos de la OTAN.

La UE y Australia son aliados clave en las estrategias de Barrons, Hill y Robertson.

Rusia

Como experta en Rusia, Hill ha analizado en profundidad las motivaciones de Vladimir Putin. En su libro "There Is Nothing for You Here" (2021) y artículos en Foreign Affairs (2024), Hill argumenta que Rusia utiliza la guerra en Ucrania para desafiar el orden internacional liderado por Occidente. Propone una estrategia de contención que combine sanciones económicas, apoyo militar a Ucrania y esfuerzos para contrarrestar la desinformación rusa. Hill también advierte sobre la alianza Rusia-China, que amplifica las capacidades rusas a través de tecnología y recursos chinos. Aconsejo, adicionalmente, consultar este enlace y este otro enlace.

Barrons ha destacado a través del RUSI (2025), tal y como el Atlantic Council se hace eco, la necesidad de una postura militar fuerte frente a Rusia, especialmente tras la invasión de Ucrania en 2022. Aboga por aumentar el apoyo militar a Ucrania (drones, artillería) y fortalecer las defensas de la OTAN en el flanco oriental. Barrons también señala que las tácticas híbridas rusas (ciberataques, desinformación) requieren una respuesta integrada que combine inteligencia y contramedidas tecnológicas.

Robertson ha enfatizado la importancia de la unidad transatlántica para contrarrestar a Rusia. En un discurso en Chatham House (2023), instó a los aliados de la OTAN a mantener sanciones contra Rusia y a apoyar la reconstrucción de Ucrania, advirtiendo que cualquier señal de debilidad podría envalentonar al presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin.

De modo que vemos que Hill proporciona un marco político y económico para la contención de Rusia. Sin embargo tanto Barrons como Robertson se centran en la dimensión militar y la cohesión de la OTAN. La combinación de estas perspectivas vemos que sugiere una estrategia multifacética que aborde tanto las acciones militares como las campañas de influencia rusas.

China y el marco de la Competencia Estratégica y el Indo-Pacífico

El Indo-Pacífico se ha consolidado como un teatro geopolítico crítico debido a la creciente influencia de China, las tensiones en el Mar del Sur de China, la situación en Taiwán y la cooperación entre potencias regionales como Japón, Australia e India. Las visiones de Richard Barrons, Fiona Hill y George Robertson reflejan la importancia de contrarrestar la expansión china mientras se fortalecen alianzas estratégicas en la región. Japón, como una de las principales potencias económicas y militares de la región, desempeña un papel central en estas dinámicas. A continuación, se profundiza en el análisis general del Indo-Pacífico, con apartados específicos para Japón, Taiwán, la península de Corea (y la República de Corea en particular), Australia, ASEAN, India, etcétera.

Hill ha analizado la relación China-Rusia como una “cuasi-alianza” que desafía los intereses de Estados Unidos y sus aliados. En un informe del Carnegie Endowment (2024), Hill sostiene que China utiliza su poder económico y tecnológico para expandir su influencia en el Indo-Pacífico, particularmente en el Mar del Sur de China, para que China pueda consolidar su presencia en países como Indonesia, Malasia y las naciones del Pacífico. Recomienda que Occidente desarrolle alternativas a las iniciativas chinas (como la Belt and Road Initiative) para atraer a estados clave como India e Indonesia, ofreciendo alternativas económicas y diplomáticas a la BRI de China, involucrando a socios clave como Japón, Corea del Sur, India y Australia para contrarrestar la hegemonía china Resuena con claridad en ella Mackinder, Spykman y Brzezinski, y los enfoca en el siglo XXI. Considera muy relevante el involucrar a socios clave como India, Japón y Australia para contrarrestar la hegemonía china. Además, destaca la importancia de contrarrestar las campañas de desinformación chinas en la región, que buscan moldear percepciones públicas y debilitar la influencia de Estados Unidos.

Barrons, en análisis para RUSI (2024), por su parte se ha centrado en el desafío militar de China en el Indo-Pacífico, especialmente en relación con Taiwán y el Mar del Sur de China, algo que abordaré en un apartado específico. Aboga por fortalecer alianzas como el Quad (Estados Unidos, Japón, India, Australia) y AUKUS (Australia, Reino Unido, Estados Unidos) y aumentar la presencia naval de la OTAN en la región para contrarrestar la expansión china. Barrons aboga por un aumento en los ejercicios navales conjuntos y la integración de tecnologías avanzadas, como inteligencia artificial y sistemas de vigilancia, para monitorear las actividades chinas, especialmente en áreas disputadas del Mar del Sur de China que afectan a países de la ASEAN como Filipinas y Vietnam. También destaca la necesidad de una OTAN más activa en el Indo-Pacífico, colaborando con socios regionales como la ASEAN para contrarrestar la modernización militar de China. Recomiendo la lectura de este artículo para ampliar.

Robertson ha venido subrayando la necesidad de que la OTAN se involucre más en el Indo-Pacífico, como se refleja en su apoyo a las declaraciones del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, en 2024, sobre la amenaza china. En un artículo en Foreign Policy (2025), Robertson aboga por una cooperación más estrecha con aliados como Australia y Japón para contener la influencia china. De hecho, Robertson apoya la creciente involucración de la OTAN en el Indo-Pacífico, como se refleja en las cumbres de la OTAN con socios como Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda en 2024. Robertson propone una mayor coordinación entre la OTAN y las estructuras de seguridad del Indo-Pacífico, como el Quad, para garantizar una respuesta unificada frente a posibles conflictos en la región.

En definitiva, los tres reconocen a China como una potencia revisionista. Hill se enfoca en la competencia económica y diplomática, mientras que Barrons pone el foco en la disuasión militar y Robertson en la cooperación estratégica. El Indo-Pacífico emerge como un teatro crítico donde la OTAN y sus aliados deben coordinar esfuerzos para contrarrestar a China.

Taiwán: El Epicentro de las Tensiones Sino-Occidentales

Recomiendo a las personas interesadas escuchar el programa en cuatro partes del podcast del Instituto Symposium, "La llamada de Páralos", donde analice la cuestión de Taiwán desde diferentes aproximaciones y perspectivas.

Barrons ha identificado a Taiwán como el punto de mayor riesgo de conflicto en el Indo-Pacífico debido a las ambiciones chinas de reunificación. En un informe de RUSI (2025), advierte que un conflicto en el Estrecho de Taiwán podría escalar rápidamente, involucrando a Estados Unidos, Japón y otros aliados. Barrons aboga por fortalecer las capacidades defensivas de Taiwán, incluyendo el suministro de sistemas de defensa antiaérea y naval, y por aumentar la presencia militar de Estados Unidos y sus aliados en la región para disuadir una invasión china. También destaca la importancia de la ciberseguridad para proteger a Taiwán de ataques híbridos chinos.

Hill, en un análisis de Foreign Affairs (2024), subraya que Taiwán es un símbolo de la competencia entre democracias y autoritarismos. Argumenta que China percibe el control de Taiwán como una prioridad estratégica, no solo por razones territoriales, sino también por su importancia en la producción global de semiconductores. Hill propone un enfoque diplomático que combine el apoyo a la autonomía de Taiwán con esfuerzos para reducir las tensiones con China, incluyendo el diálogo multilateral con la participación de Japón y Corea del Sur. Advierte que una postura excesivamente beligerante podría precipitar un conflicto no deseado.

Robertson ha señalado que un conflicto en Taiwán tendría implicaciones globales, afectando la seguridad de la OTAN y sus aliados en el Indo-Pacífico. En un artículo en International Affairs (2024), aboga por una estrategia de disuasión que incluya sanciones económicas preventivas y una mayor presencia naval de la OTAN en la región para apoyar a aliados como Estados Unidos y Japón. Robertson también enfatiza la necesidad de fortalecer la resiliencia económica global frente a una posible interrupción de las cadenas de suministro de semiconductores en caso de conflicto.

En definitiva, Taiwán es un punto crítico en la estrategia del Indo-Pacífico, donde las perspectivas de Barrons, Hill y Robertson convergen en la necesidad de disuasión, pero difieren en los medios. Mientras que Barrons prioriza el apoyo militar directo, Hill aboga por un equilibrio entre diplomacia y apoyo a Taiwán, y Robertson busca una respuesta multilateral que integre a la OTAN.

La gestión de las tensiones en Taiwán requiere un enfoque cuidadoso que combine disuasión militar, diplomacia y cooperación económica para evitar una escalada.

Península de Corea: Tensiones y Estabilidad Regional

Para la parte de la península de Corea, las tensiones en la zona y una evolución política, económica, entre otras cosas, recomiendo a las personas interesadas seguir los acontecimientos alrededor del golpe de Estado en la República de Corea, su fracaso, y los elementos que confluyen en este doble programa del podcast del Instituto Symposium, "La llamada de Páralos".

La Península de Corea sigue siendo un foco de tensión global debido a la amenaza nuclear y balística de Corea del Norte, las dinámicas de competencia entre grandes potencias (Estados Unidos, China y Rusia) y el papel estratégico de Corea del Sur como aliado clave de Occidente. Las visiones de Richard Barrons, Fiona Hill y George Robertson destacan la importancia de gestionar las provocaciones norcoreanas, fortalecer la disuasión y fomentar la cooperación multilateral. A continuación, se amplía el análisis con un apartado específico sobre Corea del Sur, complementando las perspectivas generales sobre la región. Recuerden que recientemente les señalé el potencial de Corea del Sur y Japón para que se doten del arma nuclear.

Barrons ha señalado que la cooperación entre Rusia, China y Corea del Norte representa un riesgo significativo para la estabilidad en la Península de Corea. En un análisis de RUSI (2024), aboga por fortalecer la presencia militar de Estados Unidos y sus aliados (Corea del Sur, Japón) para disuadir a Corea del Norte, mientras se mantiene la presión diplomática sobre China para limitar su apoyo a Pyongyang. Ampliar con la lectura del siguiente artículo. A su vez, destaca la necesidad de modernizar las capacidades militares conjuntas, incluyendo sistemas de defensa antimisiles como THAAD, y de intensificar los ejercicios militares trilaterales (Estados Unidos, Corea del Sur, Japón) para contrarrestar las provocaciones norcoreanas, como los lanzamientos de misiles balísticos en 2024 y 2025.

Hill, en un informe del Brookings Institution (2023), destaca que la alianza entre Rusia y Corea del Norte, reforzada por acuerdos de 2024, complica los esfuerzos para desnuclearizar la península. Propone un enfoque multilateral que involucre a China, pero reconoce las dificultades debido a las tensiones entre Beijing y Washington. Ver el siguiente enlace para ampliar. Hill también señala que Corea del Sur juega un papel crucial como líder económico y tecnológico, lo que refuerza su importancia estratégica en la región.

Robertson, en comentarios recogidos en el Atlantic Council (2024), ha instado a una mayor cooperación entre la OTAN y aliados asiáticos como Corea del Sur para contrarrestar las provocaciones norcoreanas. Aboga por sanciones más estrictas y un diálogo renovado con China para gestionar la amenaza nuclear de Corea del Norte. Robertson también destaca la importancia de integrar a Corea del Sur en las discusiones estratégicas de la OTAN para abordar las implicaciones globales de las tensiones en la Península.

Corea del Sur: Un Actor Clave en la Seguridad Regional y Global

Barrons considera a Corea del Sur como un pilar esencial en la estrategia de disuasión en el Indo-Pacífico, particularmente frente a Corea del Norte y la creciente influencia de China. En un análisis para el RUSI (2025), destaca el fortalecimiento de la alianza militar entre Corea del Sur y Estados Unidos, incluyendo el despliegue de activos estratégicos como submarinos nucleares y bombarderos en la región. Barrons aboga por una mayor inversión en capacidades de defensa ciberespacial y electrónica de Corea del Sur, dado su liderazgo en tecnología, para contrarrestar las amenazas híbridas de Corea del Norte y China. También propone que Corea del Sur intensifique su cooperación con Japón, al que abordaremos a continuación, a pesar de las tensiones históricas, para formar un frente unificado contra las amenazas regionales.

Hill, en un informe del Carnegie Endowment for International Peace (2024), subraya el papel de Corea del Sur como una potencia económica y tecnológica que puede contrarrestar la influencia china en el Indo-Pacífico. Destaca iniciativas como la “Estrategia Indo-Pacífica” de Corea del Sur, lanzada en 2022 y reforzada en 2024, que busca promover un orden regional basado en reglas. Hill recomienda que Occidente apoye los esfuerzos de Seúl para expandir su influencia diplomática en el sudeste asiático y el Pacífico, ofreciendo alternativas a la Belt and Road Initiative de China. Además, Hill advierte que la cooperación entre Corea del Norte, Rusia y China podría empujar a Corea del Sur a adoptar una postura más asertiva, incluyendo el desarrollo de capacidades nucleares propias, lo que requeriría una diplomacia cuidadosa para evitar una escalada, algo que también señalé en el análisis reciente que pueden repasar aquí.

Robertson ha elogiado la creciente integración de Corea del Sur en las estructuras de seguridad global. En el Atlantic Council (2024) destacó la participación de Corea del Sur en las cumbres de la OTAN como un paso hacia una cooperación más estrecha. Aboga por incluir a Corea del Sur en ejercicios militares conjuntos de la OTAN en el Indo-Pacífico y por fortalecer el intercambio de inteligencia para monitorear las actividades norcoreanas. Robertson también subraya la importancia de apoyar a Corea del Sur en su papel como proveedor de tecnología crítica, como semiconductores, que son esenciales para la seguridad económica global.

De modo que, la Península de Corea es un punto de convergencia de intereses entre Rusia, China, Corea del Norte y Occidente, con Corea del Sur como un actor clave para mantener la estabilidad. Barrons y Robertson enfatizan la disuasión militar, con un enfoque en fortalecer las capacidades de Corea del Sur y su cooperación con aliados. Hill aboga por un enfoque diplomático que involucre a China y refuerce el liderazgo económico de Seúl, aunque reconoce los desafíos de esta estrategia. La combinación de estas perspectivas sugiere una estrategia integral que integre disuasión militar, diplomacia multilateral y cooperación económica para gestionar las amenazas norcoreanas y la influencia china, con Corea del Sur como un socio indispensable.

Corea del Sur se posiciona como un actor estratégico en la Península de Corea y el Indo-Pacífico debido a su avanzada capacidad militar, su liderazgo tecnológico y su compromiso con un orden internacional basado en reglas. Barrons enfatiza la importancia de su alianza militar con Estados Unidos y la necesidad de cooperación con Japón para contrarrestar a Corea del Norte y China. Hill destaca el potencial de Corea del Sur como líder diplomático y económico para equilibrar la influencia china, mientras que Robertson aboga por su integración en estructuras de seguridad global como la OTAN. Sin embargo, las tensiones históricas con Japón y la dependencia de China como socio comercial presentan desafíos para la estrategia de Seúl. Una respuesta efectiva requeriría fortalecer la alianza Estados Unidos-Corea del Sur, fomentar la reconciliación con Japón y apoyar la diplomacia multilateral de Corea del Sur en el Indo-Pacífico.

Japón: Un Pilar Estratégico en el Indo-Pacífico

Barrons considera a Japón como un aliado indispensable para contrarrestar la influencia china en el Indo-Pacífico. En un análisis de RUSI (2024 y 2025), destacaba el fortalecimiento de las capacidades militares japonesas, incluyendo la modernización de las Fuerzas de Autodefensa de Japón (JSDF), que han ampliado sus capacidades en respuesta a las crecientes tensiones regionales. Barrons subraya la importancia de la alianza militar Japón-Estados Unidos, reforzada por tratados bilaterales y ejercicios conjuntos como Keen Sword (2024), que incluyen simulaciones de defensa frente a posibles conflictos en el Mar del Sur de China o el Estrecho de Taiwán. Propone que Japón desarrolle capacidades avanzadas en defensa antimisiles, ciberseguridad y guerra electrónica para contrarrestar las amenazas de China y Corea del Norte. Barrons abogaba por una mayor integración de Japón en estructuras de seguridad multilaterales, como el Quad, y por el desarrollo de capacidades conjuntas en ciberseguridad y defensa antimisiles para enfrentar las amenazas de China y Corea del Norte. También subrayaba la importancia de la cooperación tecnológica entre Japón, Estados Unidos y la OTAN pues en su opinión resulta ser crucial para contrarrestar la superioridad china en ciertas áreas, como la inteligencia artificial, la computación cuántica y los sistemas de vigilancia marítima.

Hill, en un informe del Brookings Institution (2024), analizaba el papel de Japón como un contrapeso diplomático y económico a China. Destaca que Japón ha intensificado su diplomacia en el Indo-Pacífico, promoviendo iniciativas como la “Visión Indo-Pacífica Libre y Abierta” (FOIP), lanzada por el ex primer ministro Shinzo Abe y reforzada por el gobierno japonés en 2024, como una estrategia clave para promover un orden basado en reglas frente a las ambiciones expansionistas de China. Esta visión incluye iniciativas de cooperación económica con países del sudeste asiático, como Vietnam, Filipinas e Indonesia, para ofrecer alternativas a la BRI de China. Hill recomienda que Occidente apoye los esfuerzos japoneses para fortalecer asociaciones económicas con países del sudeste asiático, como Vietnam y Filipinas, y aboga por una mayor cooperación en foros multilaterales, como la ASEAN, al que abordaré a continuación en el siguiente apartado, para contrarrestar la influencia de la BRI. Además, Hill subraya el liderazgo de Japón en tecnología, particularmente en semiconductores y 5G, como un activo estratégico para reducir la dependencia global de China. Sin embargo, advierte que las tensiones históricas con Corea del Sur podrían limitar la capacidad de Japón para formar un frente regional unificado, sugiriendo que Estados Unidos y la UE actúen como mediadores para mejorar la cooperación bilateral.

Robertson ha elogiado el papel de Japón como socio estratégico de la OTAN. En el Atlantic Council (2024), señaló que la participación de Japón en las cumbres de la OTAN en 2023 y 2024 refleja su importancia en la seguridad global. Robertson señaló también que Japón es un modelo de integración entre socios no miembros de la OTAN y la alianza, gracias a su compromiso con la seguridad global. Propone que la OTAN desarrolle un marco de cooperación más estructurado con Japón, incluyendo ejercicios militares conjuntos en el Indo-Pacífico y el intercambio de inteligencia para abordar amenazas compartidas, como las provocaciones de Corea del Norte y las actividades chinas en el Mar del Sur de China. También destaca la importancia de Japón como líder en la promoción de normas internacionales, como la libertad de navegación en el Mar del Sur de China, y propone que la OTAN apoye la FOIP de Japón como un complemento a sus propias estrategias en la región. Robertson subraya que la cooperación con Japón debe extenderse más allá de lo militar para incluir la seguridad económica, dado el papel crítico de Japón en las cadenas de suministro globales, especialmente alrededor de los semiconductores.

Podemos concluir que ambos señalan que Japón se posiciona como un actor central en el Indo-Pacífico debido a su combinación de capacidades militares, liderazgo económico y compromiso diplomático con un orden internacional basado en reglas. Barrons ha enfatizado la modernización militar de Japón y su integración en alianzas como el Quad y AUKUS, destacando su capacidad para contrarrestar las amenazas de China y Corea del Norte. Propone que Japón amplíe su presencia naval y aérea en el Mar del Sur de China, en coordinación con Estados Unidos y Australia, para disuadir las actividades chinas, como la construcción de islas artificiales. También señala la necesidad de que Japón invierta en capacidades espaciales y ciberdefensa, dado el aumento de los ciberataques atribuidos a China en 2024 y 2025. Hill ha destacaso el liderazgo económico y diplomático de Japón, subrayando que su estrategia FOIP no solo contrarresta a China, sino que también fortalece la resiliencia de los países del sudeste asiático frente a la coerción económica de Beijing. Recomienda que Japón y sus aliados inviertan en proyectos de infraestructura tecnológica, como redes 5G alternativas a las de Huawei, para reducir la influencia china. Robertson ve a Japón como un puente entre la OTAN y el Indo-Pacífico, proponiendo un “diálogo estratégico” formal entre Tokio y la alianza para abordar amenazas globales. Sin embargo, los tres expertos reconocen desafíos clave: las tensiones históricas con Corea del Sur, que dificultan la cooperación trilateral con Estados Unidos, y la dependencia económica de Japón de China, que limita su capacidad para adoptar una postura más confrontacional.

También conviene tener presente que Japón enfrenta el desafío de equilibrar su creciente asertividad militar con su constitución pacifista, que, aunque reinterpretada en 2015 para permitir operaciones de “autodefensa colectiva”, sigue generando debate interno. Además, la cooperación con Corea del Sur requiere superar disputas históricas, como las relacionadas con compensaciones por la ocupación japonesa. Sin embargo, Japón tiene oportunidades significativas: su liderazgo en tecnología y su posición geográfica lo convierten en un actor indispensable para contrarrestar a China y Corea del Norte. La colaboración con la OTAN, el Quad y AUKUS puede amplificar su influencia, mientras que su estrategia FOIP ofrece un marco para liderar iniciativas diplomáticas y económicas en el Indo-Pacífico.

Japón emerge como un actor central en el Indo-Pacífico debido a su capacidad militar, su influencia económica y su compromiso con un orden internacional basado en reglas. Barrons enfatiza la dimensión militar, mientras que Hill se centra en la diplomacia económica, pero Robertson lo hace en la cooperación estratégica con la OTAN. La combinación de ambas perspectivas sugiere que Japón debe ser un pilar en cualquier estrategia para contrarrestar a China, pero requiere un apoyo coordinado de Occidente para maximizar su impacto.

Australia

Barrons ve a Australia como un pilar clave en el Indo-Pacífico, especialmente a través del Quad y AUKUS. Aboga por una mayor cooperación militar con la OTAN para contrarrestar a China. Recomiendo ampliar con este artículo.

Hill destaca el papel de Australia en equilibrar la influencia china en el Pacífico, proponiendo un enfoque que combine diplomacia y cooperación económica. Debe ampliarse con la lectura de esta fuente.

Robertson apoya la integración de Australia en estrategias globales de la OTAN, como se refleja en su respaldo a las cumbres de la OTAN con aliados del Indo-Pacífico, tal y como se recoge en Atlantic Council (2024).

Cooperación con la ASEAN: Promoviendo la Estabilidad en el Indo-Pacífico

ASEAN es una organización pivotal en el Indo-Pacífico, promoviendo la cooperación regional en comercio, seguridad y diplomacia a través de su principio de “centralidad” y el ASEAN Outlook on the Indo-Pacific (AOIP), adoptado en 2019. La cooperación del Reino Unido y la UE con la ASEAN se ha intensificado en respuesta a la creciente influencia de China, las tensiones en el Mar del Sur de China y los desafíos transnacionales como el cambio climático y las amenazas híbridas. A continuación, se detallan las perspectivas de Barrons, Hill y Robertson sobre esta cooperación, complementadas con análisis contextual.

En un informe de RUSI (2025), Barrons destaca la importancia de la ASEAN como un socio estratégico para el Reino Unido en el Indo-Pacífico, especialmente en el contexto de la estrategia británica de “Global Britain” post-Brexit. Aboga por una mayor cooperación militar con países de la ASEAN, como Singapur, Malasia y Filipinas, que forman parte de acuerdos como el Five Power Defence Arrangements (FPDA), en el que el Reino Unido participa junto con Australia, Nueva Zelanda, Malasia y Singapur. Barrons propone que el Reino Unido intensifique los ejercicios navales conjuntos en el Mar del Sur de China, en coordinación con países de la ASEAN como Vietnam y Filipinas, para contrarrestar las actividades chinas, como la militarización de islas artificiales. También subraya la necesidad de apoyar las capacidades de seguridad marítima de la ASEAN, incluyendo la provisión de tecnología para la vigilancia costera y la ciberseguridad, para proteger las rutas comerciales y contrarrestar amenazas híbridas, como los ciberataques atribuidos a China en 2024. Barrons ve la cooperación Reino Unido-UE-ASEAN como una forma de amplificar el impacto de las iniciativas británicas, especialmente a través de foros como el ASEAN Regional Forum (ARF).

Hill, en un análisis del Carnegie Endowment (2024), enfatizaba que la ASEAN es un actor clave para contrarrestar la influencia económica y diplomática de China en el sudeste asiático. Destaca el AOIP, que promueve un orden regional inclusivo y basado en reglas, como un marco compatible con las estrategias británicas y europeas, como la “Visión Indo-Pacífica Libre y Abierta” de Japón y la Estrategia Indo-Pacífica de la UE (2021). Hill recomienda que el Reino Unido y la UE apoyen la integración económica de la ASEAN, particularmente a través de acuerdos comerciales como el Comprehensive and Progressive Agreement for Trans-Pacific Partnership (CPTPP), al que el Reino Unido se unió en 2023, y el Regional Comprehensive Economic Partnership (RCEP), en el que participan los países de la ASEAN. También aboga por inversiones en infraestructura sostenible, como las promovidas por la iniciativa Global Gateway de la UE, para competir con la BRI de China en países como Indonesia y Malasia. Hill subraya la importancia de contrarrestar la desinformación china en la región, proponiendo que el Reino Unido y la UE apoyen iniciativas de la ASEAN, como el ASEAN Centre for Countering Disinformation, para fortalecer la resiliencia regional.

Robertson, en el Atlantic Council (2024), destaca que la OTAN debe considerar a la ASEAN como un socio estratégico para abordar las implicaciones globales de las tensiones en el Indo-Pacífico, particularmente en el Mar del Sur de China. Propone que la OTAN establezca un diálogo formal con la ASEAN, similar a su cooperación con Japón y Corea del Sur, que incluya intercambio de inteligencia sobre amenazas chinas y ejercicios conjuntos en seguridad marítima. Robertson subraya la importancia de apoyar el principio de “centralidad” de la ASEAN, que busca mantener la neutralidad y la autonomía de la organización frente a la competencia entre grandes potencias. También aboga por que el Reino Unido y la UE coordinen esfuerzos para apoyar iniciativas de la ASEAN en cambio climático y desarrollo sostenible, como el ASEAN Centre for Climate Change, dado el impacto de los desastres naturales en la seguridad regional. Robertson ve la cooperación Reino Unido-UE-ASEAN como una oportunidad para alinear las prioridades de seguridad y desarrollo en el Indo-Pacífico.

Por consiguiente, la cooperación con ASEAN es esencial para las estrategias británicas y europeas en el Indo-Pacífico, pero enfrenta desafíos como la diversidad de intereses entre los estados miembros de la ASEAN y su reticencia a adoptar posturas confrontacionales contra China debido a la dependencia económica. Barrons se centra en la dimensión de seguridad, promoviendo la cooperación militar y el fortalecimiento de las capacidades marítimas de la ASEAN para contrarrestar a China. Hill enfatiza la cooperación económica y diplomática, apoyando la integración regional y las alternativas a la BRI. Robertson opta por abogar por una integración más profunda entre la OTAN, el Reino Unido, la UE y la ASEAN, destacando la importancia de la seguridad marítima y el cambio climático. Ambos coinciden en la necesidad de un enfoque coordinado que respete la “centralidad” de la ASEAN, pero enfrentan obstáculos como la fragmentación interna de la ASEAN (por ejemplo, la neutralidad de Camboya frente a China) y la necesidad de alinear las prioridades británicas y europeas post-Brexit.

ASEAN ha fortalecido su rol como actor regional, pero su principio de no interferencia limita su capacidad para abordar conflictos como las disputas en el Mar del Sur de China. El Reino Unido, como Socio de Diálogo de la ASEAN desde 2021, ha intensificado su compromiso a través del FPDA y el CPTPP, mientras que la UE, Socio de Diálogo desde 1977, ha avanzado con la Estrategia Indo-Pacífica y el Global Gateway, que incluye €10 mil millones en inversiones para el sudeste asiático hasta 2027. Sin embargo, la influencia de China, que representa el 20% del comercio de la ASEAN (frente al 10% de la UE en 2024), y esto plantea un desafío, evidentemente. La cooperación Reino Unido-UE-ASEAN debe priorizar el fortalecimiento de la resiliencia económica y de seguridad, respetando la autonomía de la ASEAN.

De modo que, priorizan, idealmente:

1 ) Fortalecer la Seguridad Marítima: El Reino Unido y la UE deben apoyar las capacidades de vigilancia y defensa marítima de la ASEAN, incluyendo ejercicios conjuntos en el Mar del Sur de China y tecnología para la ciberseguridad.

2 ) Promover la Integración Económica: Apoyar acuerdos comerciales como el CPTPP y el RCEP, y financiar proyectos de infraestructura sostenible a través de Global Gateway.

3 ) Cooperación OTAN-ASEAN: Establecer un diálogo formal entre la OTAN y la ASEAN para abordar amenazas transnacionales, como el terrorismo y la desinformación.

4 ) Apoyar el AOIP: Alinear las estrategias británicas y europeas con el ASEAN Outlook on the Indo-Pacific, promoviendo un orden basado en reglas y la centralidad de la ASEAN.

La cooperación con la ASEAN es crucial para contrarrestar la influencia china, pero requiere un enfoque que respete su neutralidad y promueva la resiliencia regional.

India (y Pakistán)

Hill identifica a India como un “estado pivote” que busca equilibrar sus relaciones con Estados Unidos, China y Rusia. En un informe del Carnegie Endowment (2024), recomienda involucrar a India en instituciones globales para contrarrestar la influencia china. Sobre Pakistán, advierte que su relación con China y su historial de apoyo a grupos militantes complican la estabilidad regional. Recomiendo repasar el contenido de este enlace.

Barrons analiza el conflicto Indo-Pakistán desde una perspectiva militar, destacando el riesgo de escalada debido a incidentes como el conflicto de drones de 2025. Propone un diálogo mediado por potencias neutrales para reducir tensiones. Las personas interesadas pueden acceder a este análisis para ampliar.

Robertson aboga por un enfoque multilateral para gestionar las tensiones entre India y Pakistán, instando a la OTAN y la ONU a desempeñar un papel más activo en la región.

Para los tres, India y Pakistán representan desafíos debido a sus intereses divergentes. La cooperación multilateral es esencial para integrar a estos actores en un marco de seguridad global.

Así que, los tres expertos reconocen al Indo-Pacífico como un teatro estratégico donde la competencia con China define el futuro del orden global. Japón, Taiwán, Corea del Sur y la ASEAN son actores clave en esta región. Barrons se centra en la disuasión militar y la modernización de alianzas como el Quad y AUKUS, aunque Hill enfatiza la competencia económica y la diplomacia para contrarrestar la influencia china, y Robertson aboga por una mayor involucración de la OTAN en la región. Japón y Taiwán son actores clave: Japón como un aliado estable y Taiwán como un punto de fricción potencial. Una estrategia efectiva en el Indo-Pacífico debe integrar capacidades militares, cooperación económica y diplomacia multilateral, con un enfoque particular en fortalecer a Japón y proteger la autonomía de Taiwán sin provocar un conflicto directo con China.

El Indo-Pacífico se ha consolidado como un teatro geopolítico crítico debido a la creciente influencia de China, las tensiones en el Mar del Sur de China, la situación en Taiwán, y la cooperación entre potencias regionales como Japón, Australia, India, Corea del Sur y los estados miembros de la ASEAN. Las visiones de Richard Barrons, Fiona Hill y George Robertson reflejan la importancia de contrarrestar la expansión china mientras se fortalecen alianzas estratégicas en la región. La ASEAN, como organización regional que agrupa a diez países del sudeste asiático (Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Brunéi, Vietnam, Laos, Myanmar y Camboya), desempeña un papel central en la promoción de la estabilidad, el comercio y la seguridad en el Indo-Pacífico.

Las visiones de Richard Barrons, Fiona Hill y George Robertson reflejan enfoques complementarios para abordar los desafíos geopolíticos contemporáneos. Barrons enfatiza la modernización militar y la disuasión, Hill destaca la importancia de la diplomacia y la contención económica, y Robertson aboga por la cohesión transatlántica y la cooperación multilateral. Juntos, sus perspectivas sugieren que la seguridad global requiere un enfoque integrado que combine capacidades militares, diplomacia, sanciones y cooperación con aliados y estados pivote.

Señalan cuatro ejes claros:

1 ) Fortalecer la OTAN: Aumentar la inversión en tecnologías avanzadas y reforzar la unidad transatlántica para contrarrestar a Rusia y China.

2 ) Contención Multifacética: Combinar sanciones, apoyo militar y esfuerzos contra la desinformación para gestionar las amenazas de Rusia, China e Irán.

3 ) Diplomacia en el Indo-Pacífico: Involucrar a Australia, India y otros aliados en estrategias para contrarrestar la influencia china.

4 ) Gestión de Tensiones Regionales: Mediar en conflictos como el Indo-Pakistán y apoyar la estabilidad en la Península de Corea a través de la diplomacia multilateral.

Irán: Amenazas Regionales y Seguridad Global

Barrons ha venido avisando sobre el papel desestabilizador de Irán en Oriente Medio, particularmente tras los ataques de 2024 entre Irán e Israel. En RUSI (2025), abogó por una coalición internacional liderada por Estados Unidos para contrarrestar el programa nuclear iraní y sus proxies regionales, como Hezbollah y los huthíes. Recomiendo encarecidamente ampliar con este enlace.

Por su parte, Hill, en un análisis de Foreign Affairs (2024), señaló que la caída del régimen de Al-Assad en Siria (2024) ha debilitado la red de proxies de Irán, pero advertía de que Teherán podría intensificar sus esfuerzos para recuperar influencia. Su propuesta consiste en una combinación de sanciones y diplomacia para evitar una escalada militar directa. Recomiendo una ampliación mediante el siguiente enlace.

Robertson ha destacado la necesidad de una postura coordinada de la OTAN frente a Irán, y subraya la necesidad de hacerlo en respuesta a su apoyo a Rusia en Ucrania. En un discurso en Chatham House (2023), instó a la comunidad internacional a mantener la presión sobre Irán para limitar su capacidad nuclear y su apoyo a grupos militantes.

Es decir, que los tres ven a Irán como una amenaza multifacética, pero Barrons se centra en la respuesta militar, mientras que Hill lo hace en la diplomacia y las sanciones, y Robertson insiste en la coordinación internacional. La reciente debilidad de Irán ofrece una oportunidad para negociar, pero también riesgos de escalada.

Palestina e Israel: Conflictos y Perspectivas de Paz

Hill, en su análisis del Carnegie Endowment (2024), sostiene que el conflicto entre Israel y Palestina, exacerbado por el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, requiere una solución política que aborde las aspiraciones palestinas. Criticaba la falta de un plan claro de Estados Unidos e Israel en ese momento para Gaza y abogaba por un alto el fuego duradero seguido de negociaciones multilaterales.

Barrons, desarrolaba para RUSI (2025) un análisis del conflicto desde una perspectiva militar, destacando la dificultad de derrotar a Hamás sin un plan político para Gaza. Propone una presencia internacional de mantenimiento de la paz para estabilizar la región, pero reconoce las limitaciones debido a la oposición de Israel. Recomiendo la lectura de este enlace.

Por su parte, Robertson, en un artículo en International Affairs (2024), abogaba por un enfoque multilateral que incluyese a la Unión Europea y la ONU para mediar en el conflicto. Subrayaba que la solución de dos estados, aunque desafiante, sigue siendo la única vía viable para la paz.

En definitiva, tanto Hill como Robertson enfatizaban soluciones políticas, mientras que Barrons se centraba en la estabilización militar. El conflicto sigue siendo un desafío complejo, con pocas perspectivas de resolución inmediata debido a las posiciones intransigentes de ambas partes.

Solución Política en Palestina e Israel: No hay otra que no pase por promover un alto el fuego duradero y negociaciones multilaterales para avanzar hacia una solución de dos estados.

África: Estrategia Británica y Europea en un Continente Estratégico

África se ha convertido en un continente de creciente importancia estratégica para el Reino Unido y la Unión Europea debido a su potencial económico, su riqueza en recursos naturales, su creciente influencia geopolítica y los desafíos de seguridad, como el terrorismo, los conflictos y la migración. La competencia con potencias como China y Rusia, que han intensificado su presencia en África, ha llevado a un replanteamiento de las estrategias británicas y europeas hacia el continente. A continuación, se analizan las perspectivas de Barrons, Hill y Robertson, complementadas con fuentes académicas confiables.

En publicaciones del Royal United Services Institute (RUSI, 2024), Barrons destaca la importancia de África como un teatro estratégico donde el Reino Unido debe contrarrestar la influencia de China y Rusia, particularmente en regiones como el Sahel y el Cuerno de África. Aboga por una estrategia británica que combine cooperación militar con socios africanos, como Nigeria, Kenia y Sudáfrica, y apoyo a misiones de paz de la Unión Africana (UA). Barrons subraya la necesidad de fortalecer las capacidades de seguridad africanas, incluyendo entrenamiento militar y tecnología para combatir el terrorismo, como los grupos yihadistas en el Sahel (por ejemplo, Boko Haram y Al-Shabaab). También propone que el Reino Unido invierta en ciberseguridad para proteger a los estados africanos de amenazas híbridas, como la desinformación patrocinada por actores externos. Barrons ve la cooperación con la UE como esencial para maximizar el impacto de las iniciativas británicas, especialmente tras el Brexit, que ha reducido la influencia directa del Reino Unido en las políticas africanas de la UE.

Hill, en un análisis del Carnegie Endowment (2024), optaba por enfatizar que África es un terreno clave en la competencia global entre democracias y autoritarismos, con China y Rusia ganando terreno a través de inversiones económicas y acuerdos de seguridad. Propone que tanto el Reino Unido como la UE adopten un enfoque basado en asociaciones igualitarias, respetando el principio de “soluciones africanas para problemas africanos” promovido por la UA. Hill destaca la importancia de contrarrestar la influencia china, particularmente la Belt and Road Initiative, mediante inversiones en infraestructura sostenible, como las promovidas por la iniciativa Global Gateway de la UE (lanzada en 2021). También aboga por abordar el “brain drain” africano, proponiendo programas de intercambio educativo, como el Nyerere Programme, para transformar la fuga de talentos en un “brain gain” a través de la cooperación con universidades europeas. Hill subraya que el Reino Unido, con su diáspora africana y su pertenencia a la Commonwealth, tiene una ventaja única para fomentar la cooperación cultural y económica con países como Nigeria, Ghana y Kenia.

Robertson, en el Atlantic Council (2024), ha señalado que la OTAN debe considerar a África como un componente crítico de la seguridad global, dado el impacto de los conflictos africanos (como en el Sahel y Somalia) en la migración y el terrorismo, que afectan a Europa. Aboga por una mayor cooperación entre la OTAN y la UA, incluyendo el apoyo a misiones de paz africanas y el intercambio de inteligencia para contrarrestar amenazas transnacionales. Robertson también destaca la necesidad de que el Reino Unido y la UE trabajen juntos para apoyar la Agenda 2063 de la UA, que busca el desarrollo socioeconómico del continente. Propone que el Reino Unido, a pesar del Brexit, coordine sus esfuerzos con la UE para maximizar la asistencia al desarrollo y las inversiones en infraestructura, especialmente en energías renovables y digitalización, para competir con las iniciativas chinas y rusas.

Queda patente, pues, que África representa un desafío y una oportunidad para el Reino Unido y la UE en un contexto de competencia geopolítica. Barrons se centra en la dimensión de seguridad, destacando la necesidad de fortalecer las capacidades militares africanas y contrarrestar las amenazas híbridas, con un énfasis en la cooperación Reino Unido-UE post-Brexit. Hill aboga por un enfoque económico y diplomático, promoviendo asociaciones igualitarias y programas educativos para abordar desafíos como el “brain drain” y la influencia china. Robertson enfatiza la integración de África en las estrategias de seguridad global de la OTAN y la UE, subrayando la importancia de apoyar la Agenda 2063 y las misiones de paz de la UA. Los tres expertos coinciden en la necesidad de una estrategia coordinada que combine seguridad, desarrollo económico y diplomacia para contrarrestar la influencia de China y Rusia, pero difieren en sus enfoques: Barrons prioriza la seguridad militar, Hill la cooperación económica y cultural, y Robertson la integración multilateral.

La estrategia británica hacia África, como se detalla en el British Foreign Policy Group (2024), se centra en dos pilares: relaciones bilaterales con estados clave (Sudáfrica, Nigeria, Kenia, Ghana, Egipto, Angola) y prioridades temáticas como el comercio, la inversión, la seguridad, el desarrollo sostenible y el apoyo a la African Continental Free Trade Area (AfCFTA). Sin embargo, el declive en la inversión directa británica (de £8 mil millones en 2018 a £4 mil millones en 2020) y la reducción de la ayuda al desarrollo (de £1,241 millones en 2022 a £1,229 millones en 2023) sugieren una pérdida de influencia frente a competidores como China. La UE, por su parte, ha avanzado con su estrategia “Towards a Comprehensive Strategy with Africa” (2020), que propone cinco asociaciones temáticas: transición verde, transformación digital, crecimiento sostenible, paz y gobernanza, y migración. La iniciativa Global Gateway de la UE, lanzada en 2021, busca financiar infraestructura en África (por ejemplo, €750 millones para corredores estratégicos) para competir con la BRI de China. Sin embargo, la fragmentación histórica en las políticas europeas hacia África y los recientes golpes de estado en el Sahel (Mali, Burkina Faso, Níger) han complicado la implementación de estas estrategias. Para las personas interesadas en los planteamientos británicos para África les recomiendo repasar este enlace y este otro enlace. Para las personas que les interese el punto de vista de la Unión Europea deben ver este enlace.

Podemos concluir que los tres señalan que tanto el Reino Unido como la UE tienen oportunidades para fortalecer su influencia en África mediante la coordinación de esfuerzos, como la promoción de la AfCFTA y el apoyo a la Agenda 2063. La Commonwealth ofrece al Reino Unido una plataforma para profundizar los lazos con países africanos, mientras que la UE puede aprovechar su posición como el mayor donante de ayuda al desarrollo en África (60% del total). Los desafíos incluyen la competencia con China, que ofrece préstamos e infraestructura sin condiciones políticas, y la inestabilidad en regiones como el Sahel. Las estrategias deben priorizar asociaciones igualitarias, respetando la autonomía africana, e invertir en sectores clave como la educación, la salud y la energía renovable para abordar el crecimiento demográfico y la urbanización acelerada de África. Las personas interesadas pueden ampliar en este enlace.

Una estrategia efectiva hacia África debe combinar seguridad, desarrollo económico y diplomacia multilateral, apoyando iniciativas africanas como la UA y la AfCFTA, pues la cooperación con la Unión Africana (UA) es un componente clave de estas estrategias, dado su papel como la principal organización continental para promover la paz, la seguridad y el desarrollo.

Cooperación con la Unión Africana (UA)

La Unión Africana, con su visión de “una África integrada, próspera y pacífica” articulada en la Agenda 2063, es un actor central para abordar los desafíos de seguridad, gobernanza y desarrollo en el continente. La cooperación con la UA se ha convertido en un pilar clave de las estrategias británicas y europeas hacia África, especialmente en el contexto de la competencia geopolítica con China y Rusia. A continuación, se detallan las perspectivas de Barrons, Hill y Robertson sobre esta cooperación, complementadas con análisis contextual.

Barrons, en un informe de RUSI (2025), subraya que la cooperación con la UA es esencial para fortalecer la arquitectura de paz y seguridad africana, particularmente a través de la African Peace and Security Architecture (APSA). Aboga por que el Reino Unido apoye las misiones de paz de la UA, como la Misión de la Unión Africana en Somalia (ATMIS), proporcionando entrenamiento militar, equipos y financiación. Barrons destaca la importancia de la Fuerza Africana en Espera (ASF), un componente clave de la APSA, y propone que el Reino Unido y la UE ofrezcan asistencia técnica para mejorar su capacidad de respuesta rápida frente a conflictos, como los de Sudán y la República Democrática del Congo (RDC) en 2024-2025. También enfatiza la necesidad de contrarrestar las amenazas híbridas, como los ciberataques y la desinformación patrocinados por Rusia en países como la República Centroafricana, mediante la cooperación con el Centro de Excelencia en Ciberseguridad de la UA en Addis Abeba. Barrons ve la cooperación Reino Unido-UE-UA como una forma de amplificar el impacto de las iniciativas británicas, especialmente en un contexto post-Brexit donde la coordinación con Bruselas es crucial.

Hill, en un análisis del Carnegie Endowment (2024), destaca que la cooperación con la UA debe basarse en el principio de “soluciones africanas para problemas africanos”, respetando la autonomía de los estados africanos. Propone que el Reino Unido y la UE apoyen la Agenda 2063, particularmente en áreas como el desarrollo económico, la integración regional y la gobernanza. Hill recomienda que la UE, a través de su iniciativa Global Gateway, financie proyectos de infraestructura en colaboración con la UA, como el Programa para el Desarrollo de Infraestructura en África (PIDA), que prioriza corredores de transporte y energía. También aboga por fortalecer los programas educativos y de capacitación, como el African Union Youth Volunteer Corps, para empoderar a la juventud africana y reducir el “brain drain”. Hill subraya que el Reino Unido puede aprovechar su pertenencia a la Commonwealth para coordinar esfuerzos con la UA, especialmente en países anglófonos como Nigeria y Kenia, y propone que Londres y Bruselas trabajen juntos para contrarrestar la influencia china, que ha financiado proyectos de infraestructura a gran escala sin condiciones de gobernanza democrática.

Robertson, en el Atlantic Council (2024), enfatiza que la OTAN debe fortalecer su cooperación con la UA para abordar amenazas transnacionales, como el terrorismo y la migración irregular, que tienen implicaciones directas para la seguridad europea. Propone que la OTAN establezca un marco formal de cooperación con la UA, similar al Partnership for Peace, que incluya intercambio de inteligencia, capacitación en ciberseguridad y apoyo logístico para misiones de paz. Robertson destaca el papel de la UA en la resolución de conflictos, como los esfuerzos de mediación en Sudán (2023-2025), y aboga por que el Reino Unido y la UE financien el Fondo de Paz de la UA para reducir su dependencia de donantes externos. También subraya la importancia de apoyar la African Continental Free Trade Area (AfCFTA), un proyecto insignia de la UA, para promover la integración económica y la resiliencia frente a la coerción económica china. Robertson ve la cooperación Reino Unido-UE-UA como un medio para alinear las prioridades de seguridad y desarrollo, especialmente en regiones inestables como el Sahel.

Concluimos, pues, que ambos entienden que la cooperación con la UA es un componente crítico de las estrategias británicas y europeas hacia África, pero requiere superar desafíos como la fragmentación en las políticas europeas, la limitada capacidad institucional de la UA y la competencia con actores externos. Barrons se centra en fortalecer la seguridad africana, apoyando la APSA y las capacidades militares de la UA para abordar conflictos y amenazas híbridas. Hill enfatiza el desarrollo económico y la gobernanza, promoviendo asociaciones igualitarias que respeten la autonomía africana y contrarresten la influencia china. Robertson aboga por una integración más profunda entre la OTAN, el Reino Unido, la UE y la UA, destacando la importancia de la seguridad transnacional y el apoyo a la AfCFTA. Los tres expertos coinciden en que la cooperación con la UA debe ser estratégica y coordinada, pero enfrentan obstáculos como la falta de financiación consistente para las misiones de paz de la UA (que dependen en un 90% de donantes externos, según un informe de la UA de 2024) y la necesidad de alinear los intereses británicos y europeos post-Brexit.

No deberíamos pasar por alto que la UA ha avanzado en la consolidación de su rol como actor regional, pero enfrenta limitaciones financieras y operativas. La UE es el mayor donante de la UA, contribuyendo con €2.5 mil millones anuales a través de programas como el African Peace Facility (hasta 2023) y el European Peace Facility (2024-2025). El Reino Unido, aunque ya no participa directamente en estos programas debido al Brexit, ha mantenido compromisos bilaterales, como el apoyo al entrenamiento militar en Somalia y Kenia. Sin embargo, la influencia de China (que ha financiado la sede de la UA en Addis Abeba) y Rusia (que ha firmado acuerdos de seguridad con países como Mali y Sudán) plantea desafíos. La cooperación Reino Unido-UE-UA debe priorizar el fortalecimiento institucional de la UA, el apoyo a la AfCFTA y la inversión en sectores estratégicos como la energía renovable y la digitalización.

Alrededor de África proponen cuatro líneas muy claras:

1 ) Fortalecer la APSA: El Reino Unido y la UE deben aumentar la financiación y el apoyo técnico para la Fuerza Africana en Espera y las misiones de paz de la UA, asegurando una respuesta rápida a conflictos.

2 ) Apoyar la Agenda 2063: Coordinar esfuerzos para financiar proyectos de infraestructura y educación en colaboración con la UA, contrarrestando la influencia china a través de iniciativas como Global Gateway.

3 ) Integración OTAN-UA: Establecer un marco de cooperación formal entre la OTAN y la UA, incluyendo intercambio de inteligencia y capacitación en ciberseguridad.

4 ) Promover la AfCFTA: Apoyar la integración económica africana mediante acuerdos comerciales preferenciales y asistencia técnica para maximizar el impacto de la AfCFTA.

África es un continente de creciente relevancia estratégica donde la cooperación con la UA es esencial para abordar los desafíos de seguridad, desarrollo y competencia geopolítica. Barrons, Hill y Robertson coinciden en la necesidad de un enfoque coordinado Reino Unido-UE que apoye la autonomía africana y contrarreste la influencia de China y Rusia. La UA ofrece una plataforma para alinear estas estrategias, pero requiere un compromiso sostenido para superar las limitaciones institucionales y financieras.

La Strategic Defence Review 2025 (en adelante, SDR 2025)

La Strategic Defence Review 2025 (SDR 2025), publicada el 2 de junio de 2025 por el Ministerio de Defensa del Reino Unido, se presenta como una respuesta estratégica a un entorno global descrito como “más severo e impredecible que en cualquier momento desde la Guerra Fría” (The Strategic Defence Review 2025, p. 5). Veamos a continuación, en detalle los siguientes aspectos:

Contexto Geopolítico y Estratégico de la SDR 2025

La SDR 2025 identifica un panorama de seguridad global caracterizado por la volatilidad y la colaboración entre adversarios:

Rusia, un estado con armas nucleares, ha invadido y ocupado brutalmente parte de un estado soberano vecino. Y al hacerlo, ha sido apoyada por China, abastecida con equipamiento de Irán y por tropas de Corea del Norte, desplegadas en Europa por primera vez” (The Strategic Defence Review 2025, p. 7).

El documento subraya un cambio paradigmático en el panorama de seguridad global, definido por lo que Lord Robertson describe como el "cuarteto mortal" (deadly quartet) de Rusia, China, Irán y Corea del Norte. Este diagnóstico refleja una percepción de creciente rivalidad interestatal, con Rusia como la amenaza "inmediata y persistente" (mencionada 28 veces) y China como un "desafío sofisticado y prolongado" (mencionada 24 veces). La invasión rusa de Ucrania en 2022, las acciones de los rebeldes hutíes respaldados por Irán en el Mar Rojo y las ambiciones expansionistas de China en el Indo-Pacífico son factores clave que justifican la urgencia del documento.

El análisis de la SDR 2025 se alinea con la Strategic Compass de la Unión Europea (2022), pues enfatiza la necesidad de una mayor autonomía estratégica en un contexto de agresión rusa y competencia global, lo que resuena con la postura "NATO-first" de la SDR. Este punto, va en la línea de lo trazado anteriormente por ejemplo, por Jolyon Howorth, quien en su artículo en Journal of Transatlantic Studies (2005), señala que el dilema de seguridad euroatlántico requiere una reevaluación constante de las capacidades militares frente a amenazas multipolares. A esto se añade el trabajo de Mary Kaldor en New Wars and Old Wars (2003), que proporciona un marco teórico para entender el retorno a las "guerras de necesidad" descritas en la SDR 2025.

Conviene subrayar una virtud, y lo que podría ser un defecto, de esta SDR 2025: estamos claramente ante un documento que demuestra ambición de la SDR, pero existe una falta de claridad en la implementación, teniendo que hacer presente que existen, a priori, salvo transformación económica de gran intensidad, unas limitaciones presupuestarias para cumplir las 62 recomendaciones del documento.

Cambio Estratégico

De la "Inclinación Indo-Pacífica" a la Prioridad Euroatlántica. Esta sería la síntesis de un pilar fundamental de esta SDR 2025, pues se marca un alejamiento de la "inclinación Indo-Pacífica" (Indo-Pacific tilt) de la Integrated Review de 2021, que priorizaba la proyección global del Reino Unido, marcada por los diferentes elementos que han transformado el panorama geopolítico y los desafíos con ellos aparejados.

En cambio, adopta un enfoque "NATO-first", centrado en la seguridad euroatlántica, en respuesta a la agresión rusa y la percepción de una menor fiabilidad de Estados Unidos bajo la administración Trump. Este giro estratégico responde a la necesidad de reforzar el liderazgo británico en la OTAN, especialmente en un contexto donde Europa debe asumir mayor responsabilidad por su defensa.

Con la guerra aún en curso en Europa, y Estados Unidos ‘adaptando sus prioridades regionales’, la OTAN y Europa ocupan un lugar central en la Revisión” (The Strategic Defence Review 2025, p. 31).

El think tank IISS subraya que este cambio refleja un realismo estratégico (o realismo político) dado que las capacidades británicas son insuficientes para mantener una presencia significativa en el Indo-Pacífico sin comprometer la seguridad europea. Sin embargo, analistas como Anisa Heritage critican la renuncia práctica al eje Indo-Pacífico, argumentando que podría debilitar la influencia global del Reino Unido. Pero más bien cabe señalarse un doble elemento en la SDR 2025, pues, por un lado, posiciona al Reino Unido como un "puente" entre Europa y Estados Unidos, fortaleciendo la cohesión transatlántica frente a amenazas híbridas; por el otro, indirectamente, no renuncia a este eje Indo-Pacífico y otros, más bien muestra la ambición de conseguirlos en cooperación con otros actores en una alianza más sólida. El Reino Unido tiene sentido como parte de un todo, no como el todo de una simple parte, y esto es algo que debemos entender todos en Europa, no es sólo cosa del Reino Unido.

Análisis de la SDR 2025 desde el realismo estratégico

Veamos los diferentes ejes que definen el realismo estratégico presentes en la SDR 2025:

Anarquía internacional y la centralidad de la OTAN

El realismo estratégico asume que el sistema internacional es anárquico, lo que obliga a los Estados a priorizar su seguridad mediante la acumulación de poder o alianzas. La SDR 2025 adopta explícitamente una política de "NATO First", reconociendo a la OTAN como la piedra angular de la seguridad euroatlántica. Esta decisión refleja el principio realista de que las alianzas son esenciales para contrarrestar amenazas en un entorno donde ningún Estado puede garantizar su seguridad de manera unilateral. La priorización de la OTAN responde a la percepción de una Rusia agresiva y la incertidumbre sobre el compromiso de Estados Unidos con Europa, especialmente bajo una posible administración Trump que podría cuestionar el Artículo V.

Desde el realismo defensivo (Walt, 1987), el énfasis en la OTAN busca mantener el equilibrio de poder en Europa frente a la amenaza rusa, mientras que desde el realismo ofensivo (Mearsheimer, 2001) se podría interpretar el liderazgo del Reino Unido en la OTAN como un intento de maximizar su influencia relativa en el sistema internacional. No obstante, cabe señalar el abandono parcial del enfoque "Global Britain" y la relegación del Indo-Pacífico a una prioridad secundaria, cosas estas que sugieren una reorientación hacia el teatro euroatlántico, lo que podría debilitar la proyección global del Reino Unido frente a potencias como China, salvo que se trabaje más intensamente y con unas sinergias mayores con más aliados en una estructura federal de defensa a gran escala, igual que en términos económicos, diplomáticos, industriales, etcétera.

El realismo estratégico enfatiza que el poder económico es la base del poder militar (Morgenthau, 1948). La SDR 2025 propone que la defensa sea un motor de crecimiento económico, promoviendo empleos y asociaciones con la industria. Sin embargo, la ambición de la SDR enfrenta críticas por su viabilidad fiscal. La meta de alcanzar el 2.5% del PIB para 2027 y el 3% en los 2030 está sujeta a condiciones económicas inciertas, lo que genera escepticismo sobre la capacidad de financiar las 62 recomendaciones de la SDR. Desde una perspectiva realista, la incapacidad de alinear los recursos con las ambiciones estratégicas podría debilitar la credibilidad del Reino Unido como potencia militar, especialmente si no se priorizan las amenazas (fijemos, por ejemplo, Rusia vs. China).

Dilema de seguridad y preparación para la guerra

La SDR 2025 subraya la necesidad de "warfighting readiness" para disuadir amenazas y evitar conflictos costosos. Este enfoque alinea con el concepto realista del dilema de seguridad, donde las acciones de un Estado para fortalecer su seguridad pueden ser percibidas como amenazas por otros, generando una espiral de tensión (Jervis, 1978). La inversión en capacidades nucleares (£15 mil millones para el programa de ojivas nucleares) y convencionales (7,000 misiles de largo alcance y seis nuevas fábricas de municiones) refleja una estrategia realista de disuasión mediante la preparación para el conflicto.

No obstante, el realismo estructural (Waltz, 1979) advierte que las capacidades deben ser proporcionales a las amenazas. La falta de aumento en el tamaño del ejército británico podría limitar la capacidad del Reino Unido para proyectar poder creíble en escenarios de alta intensidad, especialmente si se priorizan tecnologías avanzadas sobre la "masa" militar tradicional.

Recordemos de nuevo a Clausewitz, pues este enfatiza en su obra que la guerra es una continuación de la política por otros medios, lo que implica que los objetivos militares deben estar subordinados a los objetivos políticos y, crucialmente, deben ser realistas en función de los recursos disponibles. En el Libro I, Capítulo 1, de De la Guerra, Clausewitz introduce el concepto de la "tríada" (el gobierno, el ejército y el pueblo), destacando que el éxito en la guerra depende del equilibrio y la armonía entre estos elementos. Recuerden que sobre esto he hablado recientemente en este artículo que les aconsejo repasar. Si un Estado no tiene los recursos militares suficientes para alcanzar sus ambiciones estratégicas, Clausewitz sugeriría lo siguiente, basado en sus principios:

  1. Ajustar los fines a los medios: Clausewitz insiste en que los objetivos políticos y militares deben ser proporcionales a los recursos disponibles. Si un Estado carece de la fuerza militar necesaria para estar presente en todos los escenarios deseados, debe priorizar sus objetivos estratégicos. En el Libro VIII, Capítulo 3, subraya la importancia de concentrar las fuerzas en los puntos decisivos, evitando la dispersión de recursos en esfuerzos secundarios. Un Estado que intenta abarcar demasiado con recursos limitados corre el riesgo de fracasar en todos los frentes.
  2. Economía de fuerzas: Clausewitz aboga por el principio de la "economía de fuerzas", que implica usar los recursos militares de manera eficiente, concentrándolos en los objetivos más críticos. Si un Estado no puede estar presente en todos los escenarios con credibilidad, debería enfocarse en aquellos donde pueda lograr un impacto decisivo, en lugar de diluir su poder.
  3. Diplomacia y alianzas: Aunque Clausewitz se centra principalmente en la guerra, reconoce que los Estados operan en un contexto político más amplio. Si la fuerza militar es insuficiente, un Estado puede complementar su poder mediante alianzas o maniobras diplomáticas para compensar su debilidad militar, algo que se deriva de su visión de la guerra como un instrumento político.
  4. Credibilidad y percepción: Clausewitz también aborda la importancia de la percepción en la guerra. Un Estado que intenta proyectar poder sin los recursos necesarios puede perder credibilidad, ya que la eficacia militar depende no solo de la fuerza real, sino también de cómo los adversarios perciben esa fuerza. En el Libro III, Capítulo 10, discute cómo la moral y la percepción influyen en el resultado de los conflictos. Un Estado con recursos limitados debe evitar compromisos que expongan su debilidad.

Poder económico y limitaciones fiscales

El realismo estratégico enfatiza que el poder económico es la base del poder militar (Morgenthau, 1948). La SDR 2025 propone que la defensa sea un motor de crecimiento económico, promoviendo empleos y asociaciones con la industria. Sin embargo, la ambición de la SDR enfrenta críticas por su viabilidad fiscal. La meta de alcanzar el 2.5% del PIB para 2027 y el 3% en los 2030 está sujeta a condiciones económicas inciertas, lo que genera escepticismo sobre la capacidad de financiar las 62 recomendaciones de la SDR. Desde una perspectiva realista, la incapacidad de alinear los recursos con las ambiciones estratégicas podría debilitar la credibilidad del Reino Unido como potencia militar, especialmente si no se priorizan las amenazas (volvemos al paradigma Rusia vs. China).

Innovación tecnológica y tempo estratégico

La SDR 2025 apuesta por la integración de tecnologías como la inteligencia artificial, drones y ciberdefensa, buscando un "tempo dominance" para superar a los adversarios. Recuerden aquí que la ventaja tecnológica por sí misma no es nada: depende qué se haga con ella. Desde el realismo, la superioridad tecnológica es una forma de poder relativo que refuerza la capacidad de disuasión. Dolman (2009) al abordar el poder aeroespacial, sugiere que la ventaja tecnológica puede alterar los equilibrios de poder. Sin embargo, la dependencia de tecnologías emergentes plantea riesgos, ya que la obsolescencia rápida y la falta de personal técnico calificado podrían socavar la implementación.

Críticas desde el realismo estratégico

La ambigüedad financiera es la primera y más evidente, pues la falta de un plan de financiación detallado y la separación de la SDR de la National Security Strategy y el Defence Investment Plan limitan su capacidad para alinear "fines, medios y caminos" (ends, ways, means), un principio clave del realismo estratégico.

El siguiente punto desde el punto de vista del realismo estratégico que merecería una crítica viene de la dependencia de aliados inciertos. La confianza en la OTAN asume la fiabilidad de Estados Unidos, pero las dudas sobre su compromiso futuro, como señala Dorman (2025), podrían exponer al Reino Unido y a Europa a riesgos estratégicos. Señales hemos visto, sobradas. Quienes tienen una venda en los ojos al respecto son los países del Este de Europa, que creen que gastar más de los productos estadounidenses es la solución. Han hecho exactamente esto durante décadas, priorizando lo estadounidense, y acostumbrando a Estados Unidos a parasitar las emisiones en euros de la Unión Europea, y esto no ha evitado los intentos de acuerdo de Estados Unidos con Rusia, la relajación de sanciones para que Rusia acceda a material crítico de Occidente con más facilidad para que pueda sostener su guerra en Ucrania con más facilidad, mientras pone trabas a diversos factores.

Otro aspecto que conviene resaltar si hacemos una crítica desde el punto de vista del realismo estratégico es la falta de priorización de amenazas. El realismo exige claridad en la identificación y jerarquización de amenazas. La SDR 2025 menciona múltiples desafíos (Rusia, China, Irán, Corea del Norte), eso es evidente, y se centra ante todo en Rusia y China, pero no establece una jerarquía clara, lo que podría diluir los recursos y la efectividad estratégica. Para los que están sobreexcitados con España, tal y como ha puesto en marcha Estados Unidos a su retahíla de aliados para controlar a la UE, obvian un detalle que no es menor respecto a China: las inversión directa en China de los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) aumentó un 8,8 por ciento, de acuerdo con el Ministerio de Comercio. Asimismo, los fondos procedentes de Suiza, Japón, Reino Unido, Alemania y la República de Corea crecieron un 68,6, un 59,1, un 37,6, un 6,3 y un 2,7 por ciento, respectivamente, tal y como se puede ver aquí.

Merece la pena que hablemos de Reino Unido y Alemania en China, de la misma manera que también hablaremos de Estados Unidos en China, o Italia.

Si hablamos de Alemania, algunos de cuyos fabricantes de automóviles ya he citado en este documento, China ha aumentado su inversión en Alemania en los últimos años, especialmente en Hamburgo. 

Hamburgo es la segunda ciudad más grande de Alemania y la primera ciudad por número de habitantes de las que no son capitales de la UE. También es el centro industrial más grande de Alemania, con el PIB per cápita más alto entre los 16 Länder alemanes, mientras que a nivel europeo es la cuarta región por riqueza per cápita. El motor económico de la ciudad es su puerto, como antaño, con la logística y el comercio. Otro pilar de trascendencia mundial es el sector de la aeronáutica civil que gira en torno a Airbus, donde tan sólo Toulouse (Francia) y Seattle (Estados Unidos) cuentan con mayor importancia. El tercer pilar gira alrededor de los medios de comunicación (por ejemplo, Der Spiegel o Die Zeit tienen sede en la ciudad), las nuevas tecnologías y las industrias creativas.

Hamburgo tiene la particularidad de ser un puerto fluvial, algo que lo caracteriza a nivel global, ya que todos los demás puertos importantes del mundo están, de hecho, en el mar o no lejos de él. En Hamburgo, el Elba está a unos 130 kilómetros de su desembocadura en el Mar del Norte. En el caso de Hamburgo esto tiene una doble perspectiva pues desde allí es posible continuar el transporte por agua hacia el interior del país, ahorrando costes considerablemente, pero también presenta el problema de que el volumen y los límites de calado de los barcos lo hacen menos adecuado para los modernos y grandes portacontenedores. Dada la excelente red de conexiones por ferrocarril, agua y tierra en varias direcciones del continente europeo, se puede considerar a Hamburgo como el puerto más meridional del norte de Europa y el más occidental de Europa del Este.

Sin embargo, la tendencia del comercio mundial a moverse hacia el Mediterráneo debido a las inversiones chinas, la navegación por el Ártico y otros factores de diversa índole, por lo que los grandes portacontenedores de Asia optan por centrarse en El Pireo desde donde las mercancías continúan luego hacia el norte de Europa en barcos más pequeños. El mencionado calado, ampliado en Hamburgo mediante dragados se sitúa a 13,5 metros (14,5 metros con marea alta), pero lejos de los 16 metros necesarios para los portacontenedores de nueva generación. A su vez, las fuertes inversiones en infraestructuras de Gdańsk y San Petersburgo (ahora fuera de la competición por la guerra... otro factor de presión a tener en cuenta, y a ser neutralizado, por la fuerza si es preciso, por parte del presidente Vladímir Putin, aunque como expliqué, no resulta nada sencillo aislar a Rusia) han ido mermando el papel de puerto de tránsito de Hamburgo en beneficio de estos dos competidores.

Hamburgo es la puerta de entrada de Beijing al mercado europeo, pues ninguna otra ciudad europea alberga tantas empresas chinas: hasta 550. Gigantes como Cosco, China Shipping, Sinotrans y Bank of China tienen en Hamburgo su principal sede europea.

Hamburgo organiza una de las cumbres económicas chino-europeas más importantes cada dos años, la Cumbre de Hamburgo.

De hecho, las relaciones comerciales entre Hamburgo y China datan de finales del siglo XVIII. En el siglo XIX la ciudad pasó a representar el segundo socio comercial de los chinos tras el Reino Unido, y antes de Francia y Estados Unidos. El hermanamiento firmado en 1986 entre Hamburgo y Shanghái no hizo más que ser la punta de lanza para que las relaciones entre China y Hamburgo, y con Alemania, se hayan fortalecido aún más. Numerosas asociaciones apoyan el intercambio chino-alemán, así como las diferentes redes existentes en la comunidad de habla china de gran implantación en la ciudad. Hay varias instituciones que lanzan iniciativas destinadas a la promoción del diálogo científico y cultural, además de las relaciones económicas entre China y Hamburgo, y por extensión Alemania, tales como la Chinesisch-Deutsche Gesellschaft, la Hamburger China-Gesellschaft, la Hamburger Sinologische Gesellschaft o la Gesellschaft für Deutsch-Chinesische Verständigung. En este aspecto, y recordando que Scholz fue alcalde de Hamburgo, se entiende la noticia que comenté en el Trazo de Kalamos del pasado 21 de diciembre de 2021, pues Xi Jinping se dirigió al nuevo canciller Scholz para estrechar lazos, y a través de Alemania, presionar a la Unión Europea para que aceptase el CAI negociado por Merkel, y dado que los Verdes estaban en la coalición de gobierno de Alemania, presionar a europarlamentarios como Reinhard Bütikofer de los Verdes europeos, alguien que de acuerdo con el 'Global Times', el diario chino ultranacionalista vinculado al Partido Comunista, es el "N. º 1 en la lista de sanciones" de Beijing, pues resulta que Bütikofer ha venido ejerciendo como líder de la Delegación del Parlamento Europeo para las relaciones con China, y miembro del Comité de Relaciones Internacionales.

También en Hamburgo hay que señalar el evento China Time, que tiene lugar cada dos años, y en el que se incluye conciertos, conferencias y eventos que ilustran los diversos aspectos de las relaciones entre China y Hamburgo. En este sentido, los contactos culturales cuentan con una larga tradición, como son los que giran alrededor del Institut für Asienkunde, hoy GIGA-Institut (Instituto Alemán de Estudios Globales y de Área), durante décadas la mayor institución científica de investigación contemporánea sobre China en Europa. Además, Hamburgo tiene una de las cátedras universitarias de sinología más antiguas de Alemania.

China se ha enfocado en sectores clave de Alemania, como la automoción, la tecnología limpia y la ingeniería mecánica. Así, China ha aumentado su inversión en Alemania en los últimos años. 

Alemania importa maquinaria para la producción y distribución de electricidad, otros artículos de hierro, y otra maquinaria, aparatos y electrodomésticos eléctricos de China. China exporta baterías eléctricas, ordenadores, y vehículos de motor a Alemania. 

Alemania ha venido siendo el principal país europeo que invierte en China, especialmente en el sector automotriz. En el primer semestre de 2024, las inversiones alemanas representaron el 57% del total de las inversiones de la UE en China. Y entre las principales multinacionales que invierten en China se encuentranHon Hai Precision Industry (Taiwán), BASF (Alemania), Toyota (Japón), Volkswagen y BMW (Alemania), Samsung Electronics (República de Corea). 

La inversión de la UE en proyectos greenfield en China aumenta hasta alcanzar la cifra récord de 3.600 millones de euros en el segundo trimestre de 2024. Las fusiones y adquisiciones europeas en China, por el contrario, se han ralentizado bruscamente en los dos últimos años. Las inversiones están siendo impulsadas por Alemania y sus fabricantes de automóviles. La IED alemana representó el 57% del total de las inversiones de la UE en China en el primer semestre de 2024, el 62% en 2023 y un récord del 71% en 2022. Información del estadounidense Rhodium Group, que puede ampliar leyendo su informe aquí.

¿Y qué hay del Reino Unido? Lo cierto es que el Reino Unido y China están reanudando sus relaciones, centrándose en áreas pragmáticas como las finanzas, la energía verde y el comercio. Desde el Reino Unido se busca aprovechar las oportunidades en servicios financieros, finanzas verdes y exportaciones específicas.


Hay que destacar, a su vez, que el comercio bilateral ha experimentado un descenso, pero para comprender ciertos aspectos clave hay que fijarse en la postura sólida de China respecto a las inversiones específicas en sectores como el de los bienes raíces, la tecnología y la infraestructura. El sólido sector financiero del Reino Unido y la demanda china de soluciones sostenibles generan perspectivas de crecimiento mutuo.


Si desglosamos los datos, vemos que las exportaciones del Reino Unido a China ascendieron a un total de 32.000 millones de libras, lo que supone un descenso del 17,4 % en comparación con el año anterior. De estas exportaciones, 19.900 millones de libras (62,1 %) fueron bienes y 12 100 millones de libras (37,9 %) fueron servicios. En particular, la exportación de bienes a China experimentó una fuerte disminución del 27,3 %, lo que equivale a 7.500 millones de libras menos que el año anterior. Por otro lado, las exportaciones de servicios del Reino Unido crecieron un 6,3 %, aumentando en 715 millones de libras.

Las importaciones del Reino Unido procedentes de China se valoraron en 57.000 millones de libras esterlinas, lo que representa una disminución del 10,3 % en comparación con el año anterior. De estas importaciones, 53 900 millones de libras esterlinas (94,5 %) fueron bienes y 3100 millones de libras esterlinas (5,5 %) fueron servicios. Al igual que las exportaciones, la importación de bienes cayó, observándose las mayores caídas en diversos productos eléctricos y equipos de telecomunicaciones. Cabe destacar que las importaciones de automóviles (4300 millones de libras) y otros productos manufacturados (4500 millones de libras) del Reino Unido siguieron siendo significativas, aunque experimentaron descensos del 12,6 % y el 11,7 %, respectivamente.

El Reino Unido siguió registrando un déficit comercial con China de 25.000 millones de libras en los cuatro trimestres hasta el final del tercer trimestre de 2024, ligeramente superior al déficit de 24.800 millones de libras del año anterior. Este desequilibrio comercial se debe principalmente al elevado volumen de bienes importados de China, especialmente en sectores como la electrónica y los bienes de consumo. Sin embargo, el Reino Unido registró un superávit comercial de 9000 millones de libras esterlinas en servicios, una mejora con respecto al superávit del año anterior de 8.300 millones de libras esterlinas. Este superávit pone de relieve la creciente importancia del sector de los servicios, ya que los servicios financieros, los viajes y los servicios empresariales constituyen la mayor parte de las exportaciones de servicios del Reino Unido.

Merece la pena subrayarse que las relaciones económicas evolucionarán con avances progresivos en comercio, inversión e iniciativas de sostenibilidad. Se espera que las empresas del Reino Unido se beneficien de un mayor acceso al mercado, especialmente en agricultura, servicios financieros y tecnologías verdes, aunque persisten obstáculos regulatorios.

De hecho, dentro de la ofensiva arancelaria de Donald Trump hay que fijar la visita de la ministra de Hacienda del Reino Unido, Rachel Reeves, a China del 11 al 13 de enero de 2025, en la que organizó conjuntamente el Diálogo Económico y Financiero entre el Reino Unido y China (ver este enlace, y este otro enlace) junto con el viceprimer ministro chino, He Lifeng, Reeves buscó ampliar la cooperación bilateral en áreas de interés mutuo, en particular en finanzas y comercio. Reeves trató de ampliar la cooperación bilateral en áreas de interés mutuo, en particular en finanzas y comercio.

En estos momentos, la inversión china en el Reino Unido gira alrededor de sectores clave de la economía británica con un fuerte interés para la inversión extranjera directa china sobre las bases de:

  • Sector inmobiliario: los inversores chinos han contribuido significativamente al mercado inmobiliario del Reino Unido, especialmente en Londres. Esto incluye propiedades comerciales, urbanizaciones residenciales y edificios emblemáticos.
  • Sector tecnológico: China ha realizado inversiones en el sector tecnológico del Reino Unido, tanto en empresas emergentes como en empresas consolidadas, especialmente en áreas como la inteligencia artificial, el comercio electrónico y las tecnologías de energías renovables.
  • Infraestructura: Las empresas chinas han invertido en proyectos de infraestructura, incluidos los de transporte y energía, con empresas como China National Petroleum Corporation y China State Construction Engineering Corporation involucradas en proyectos a gran escala.

Entre las inversiones y asociaciones más destacadas se encuentran:

  • Universidades del Reino Unido: La inversión china también ha llegado al sector educativo del Reino Unido, con notables asociaciones entre empresas chinas y las principales universidades del Reino Unido. Estas asociaciones suelen centrarse en la investigación conjunta, los programas de intercambio de estudiantes y la inversión en innovación impulsada por la tecnología.
  • Instituciones financieras: Los bancos e inversores chinos tienen una fuerte presencia en el sector financiero del Reino Unido, con inversiones en empresas bancarias, de seguros y de tecnología financiera. Bancos chinos como el Banco Industrial y Comercial de China (ICBC) y el Banco de China han establecido sucursales en Londres, un centro financiero clave.

Si hablamos de inversiones británicas en China, en tal caso hay que señalar que las empresas británicas tienen una presencia consolidada en China, especialmente en los siguientes campos:

  • Finanzas: El Reino Unido ha sido durante mucho tiempo un inversor clave en los mercados financieros de China, con una presencia significativa de empresas británicas de servicios financieros como HSBC y Standard Chartered. Estas empresas operan en banca de inversión, gestión de activos y seguros.
  • Sanidad: Las empresas farmacéuticas y sanitarias británicas están bien representadas en China, con inversiones en investigación y desarrollo, fabricación y distribución. Empresas como AstraZeneca y GlaxoSmithKline han reforzado su posición en el mercado sanitario chino, que está experimentando un rápido crecimiento.
  • Bienes de consumo: Las empresas británicas de bienes de consumo, especialmente de productos de lujo, se han expandido en China. Marcas como Burberry, Rolls-Royce y Diageo son muy importantes en el mercado chino, aprovechando la creciente demanda de productos de primera calidad por parte de la clase media, cuyos números podrían expandirse paradójicamente como consecuencia de las acciones de Donald Trump.
  • Comercio de bienes: El Reino Unido sigue dependiendo en gran medida de las importaciones de bienes de consumo, maquinaria y productos electrónicos procedentes de China. Aunque se han producido descensos en muchas categorías, algunos sectores, como el de los generadores de energía mecánica, experimentaron un crecimiento.
  • Comercio de servicios: Las exportaciones de servicios a China experimentaron un crecimiento en los sectores de viajes y propiedad intelectual. Los servicios financieros siguieron contribuyendo de forma constante, aunque se produjo un ligero descenso en otros servicios empresariales.

Respecto a Italia, es cierto que Italia dejó la BRI en 2023, pero no es menos cierto que Giorgia Meloni ha trabajado para cerrar muy importantes acuerdos con China desde entonces para buscar una suerte de BRI, pero sin BRI, entre cuyos esfuerzos podemos ver este artículo, este otro artículo y este artículo más.

Y respecto a Estados Unidos, hemos visto que Microsoft, que acoge estructura del Gobierno de Estados Unidos a través de Azure, obviamente, incluida la cuestión de defensa, pues se incluye el Departamento de Defensa de EEUU, ha estado teniendo los servidores físicos en China, tal y como vemos en esta investigación. Esto ha obligado a Microsoft a tomar cartas en el asunto:

Pero hay más: chips de inteligencia artificial de Nvidia por valor de 1.000 millones de dólares fueron introducidos de contrabando en China tras los controles de exportación de Trump. El mercado negro de semiconductores estadounidenses sigue en auge pese a los esfuerzos por frenar las ambiciones tecnológicas de Pekín, tal y como prueba la investigación del FT.

¿Y de qué sirve la guerra arancelaria con China de Donald Trump? Este estudio del BCE señala que si los aranceles de Estados Unidos obligan a China a reorientar sus exportaciones de Estados Unidos a la UE, "la zona del euro podría ver aumentar las importaciones procedentes de China hasta un 10% en 2026." El informe también señala que "las exportaciones chinas adicionales podrían reducir la inflación general en torno a 0,15 puntos porcentuales en 2026", lo que, a su vez, permitiría al BCE recortar los tipos de interés. Un recorte de los tipos de interés del BCE destinado a evitar un aumento del desempleo en la UE desplazará, no obstante, la estructura de la producción de la UE de los bienes comercializables a los no comercializables, es decir, de la industria manufacturera a los servicios...

¿Ahora entienden el porqué Donald Trump insiste en que Europa y Asia industrialicen a Estados Unidos con sus respectivas divisas...? Pero lo cierto es que cuando se es un perfecto cretino todo lo que haces, en lugar de beneficiarte a ti, beneficia a quien pretendes perjudicar, pues si las exportaciones chinas se redirigen hacia la UE en lugar de quedarse en China, sucede que se impulsa más la industrialización... ¿de Estados Unidos en detrimento de la UE? Lo dudo, y mucho, más bien de China en detrimento de Estados Unidos y la UE... ¿por qué?

Permítanme que veamos juntos estos hechos y datos objetivos:

1) En la isla de Hainan China cuenta desde mayo de este año con un pequeño reactor modular Linglong-1, desarrollado íntegramente en China, el primero de su clase. Será un escaparate al mundo de la tecnología de China en esta dirección;

2) En la isla de Hainan cuentan desde hace ya más de un año con un centro de datos absolutamente impresionante. De acuerdo con CGTN, Beijing Highlander Digital Technology finalizó en 2023 la construcción de la primera etapa del “primer centro de datos comercial submarino del mundo”. Se trata de una estructura que, en total, constará de 100 cabinas con varias unidades de cómputo cada una y que se beneficiarán del clima oceánico. Pero seguimos... qué plantea China en la isla de Hainan, se estarán preguntando:

3) He aquí la respuesta: a finales de este año 2025 la isla de Hainan pondrá en marcha su operación aduanera independiente a gran escala, y pasará a ser el nuevo centro neurálgico para el comercio internacional con China. Movimiento que llega cinco años después de que Hong Kong perdiera su papel histórico como puente entre Oriente y Occidente, mientras se reconfigura para adaptarse a un gran hub en el sureste de China en esta dirección, que incluye al propio Hong Kong, y demás estructura: en Hainan el 74% de las líneas arancelarias contarán con productos libres de aranceles, cosa que se opone al 21% actual. Los artículos libres de impuestos pasarán de 1.900 a 6.600. Además, los productos importados que experimenten al menos un 30% de valor añadido al procesarse en Hainan podrán entrar en territorio continental chino sin aranceles. Es decir, China está creando su zona económica más libre justo cuando el resto de países se fragmentan en bloques comerciales. Como he señalado más arriba con datos del Ministerio de Comercio de China, Europa se posiciona para invertir masivamente allí y no en Estados Unidos. Estados Unidos queda, como he venido señalando, como el proveedor obligatorio de energía y minerales estratégicos sobre la base de la extorsión, acabando de transformar su economía en una economía tipo latinoamericana de hace 40 años. Y si nos saca Donald Trump algo de industria para que haga bonito en Estados Unidos con euros y divisas de los principales países de Asia, pues con eso cumple, y ya.

4) No olviden que, con datos de 2020, China representa el 35% de la producción manufacturera mundial, datos TiVA de la OCDE, esto es más que la suma de los nueve países siguientes combinados... y hay estimaciones que avisan que a hacia finales de esta década alcance el 40% aproximadamente. Japón representa el 10% de la producción manufacturera mundial; Corea del Sur representa alrededor del 3%; Taiwán el 2% de la producción manufacturera mundial. Es decir, que aproximadamente, Asia Oriental representa el 50% de la producción mundial, quizás más. Si le suman el peso de ASEAN, que representa el 5%, tienen que entre Asia Oriental y ASEAN el 55% de la producción manufacturera mundial, como mínimo, está focalizado (y entrelazado) entre ambas regiones. Mucho me temo que lo lógico es que en términos industriales y demás Europa debe empezar a cambiar su orientación, porque si le sumamos la India, que es otro 3% de la producción manufacturera mundial, obtenemos un mínimo del 58% de la producción mundial, que seguramente esté más cerca del 60% que del 58% a día de hoy.

Se trata de un ejemplo de cómo, en un mundo hiperglobalizado, las políticas que modifican los desequilibrios internos de los países que optan por controlar sus cuentas comerciales y de capital también modifican automáticamente los desequilibrios en los países que deciden no hacerlo. Dicho de otro modo, se trata de un ejemplo de cómo las políticas industriales de un país pueden convertirse también en las políticas industriales (a la inversa) de otro país, tanto si ello beneficia como si perjudica a este último. Es evidente que esto no es sostenible. O bien hay que reformar el sistema de comercio mundial para limitar la capacidad de las grandes economías de externalizar sus desequilibrios internos, o bien todas las economías acabarán optando por protegerse levantando barreras comerciales y de capital. Si esto último ocurre (y es casi seguro que está ocurriendo), el resultado será la contracción global del comercio que Joan Robinson dijo que era la consecuencia inevitable de un mundo de desequilibrios comerciales que empobrecen al vecino... y más si "el vecino", en este caso Europa, debe dotarse de estabilidad, presupuesto, defensa... y un amplio etcétera. Para quien lo desconozca, esta idea de Joan Robinson parte de su análisis de las políticas de "empobrecer al vecino" (beggar-thy-neighbor policies), en concreto este término lo acuñó en su libro Essays in the Theory of Employment (1937), específicamente en el ensayo titulado "Beggar-My-Neighbour Policies for Employment". En este trabajo, Robinson describe cómo las políticas proteccionistas, como aranceles o devaluaciones competitivas, buscan mejorar la situación económica de un país a expensas de otros, lo que puede generar desequilibrios comerciales y tensiones económicas globales.

La cita exacta es:

"In times of general unemployment a game of beggar-my-neighbour is played between the nations, each one endeavouring to throw a larger share of the burden upon the others. As soon as one succeeds in increasing its trade balance at the expense of the rest, others retaliate, and the total volume of international trade sinks continuously, relatively to the total volume of world activity."

Su traducción al español sería algo así como:

"En épocas de desempleo generalizado, las naciones se dedican a jugar al juego del «pobre de mi vecino», en el que cada una se esfuerza por hacer recaer sobre las demás una parte mayor de la carga. Tan pronto como una consigue aumentar su balanza comercial a expensas de las demás, estas responden con represalias, y el volumen total del comercio internacional se hunde continuamente en relación con el volumen total de la actividad mundial."

Esta cita, extraída de la página 216 de Essays in the Theory of Employment , refleja directamente la idea de que las políticas de "empobrecer al vecino", como aranceles o devaluaciones competitivas, provocan una contracción global del comercio al generar represalias y reducir el volumen total del comercio internacional. Robinson argumenta que estas políticas, al intentar mejorar la balanza comercial de un país a expensas de otros, desencadenan un ciclo de represalias que perjudica a todos, reduciendo el comercio global y agravando las condiciones económicas mundiales, especialmente durante períodos de desempleo generalizado como la Gran Depresión, situación esta a la que van a obligar a Europa, tanto Estados Unidos como China, al hacerse imposible el funcionamiento correcto de la Tríada de Clausewitz, tal y como analicé aquí, y sembrar nuestra propia destrucción.

A esto se añade una reformulación estratégica de China. Se trata de un artículo del World Economic Forum basado en las perspectivas de Markus Herrmann Chen, fundador de China Macro Group, y que describe cómo la estrategia de "Doble Circulación" de China, adoptada en respuesta a un entorno externo complejo, la pandemia de COVID-19 y tensiones geopolíticas, prepara al país para enfrentar disrupciones comerciales y choques geopolíticos. Esta estrategia, fue diseñada para enfrentar "cambios no vistos en un siglo", término acuñado por el Partido Comunista Chino en 2017 tras eventos como el Brexit y la elección de Donald Trump, y queda consolidada en el Tercer Pleno del Partido Comunista Chino en julio de 2024, busca fortalecer la resiliencia doméstica y la integración global mediante seis pilares clave. Persigue el objetivo de reorientar el modelo económico de China desde ser la "fábrica del mundo" (basada en exportaciones) hacia un enfoque que equilibre la resiliencia doméstica con la integración global, priorizando la demanda interna como motor del crecimiento económico para reducir la vulnerabilidad a choques externos. La estrategia anticipa disrupciones comerciales, como las esperadas tras la reelección de Trump en 2024, y busca mitigar riesgos derivados de tensiones con Estados Unidos, la UE y otros actores.

Profundicemos más en ella.

Los seis pilares de la estrategia de Doble Circulación

La estrategia se estructura en seis pilares fundamentales, cada uno diseñado para fortalecer la economía china frente a la incertidumbre global y alinearse con objetivos de desarrollo a largo plazo:

  1. Actualización industrial (Industrial Upgrading): China busca avanzar en la cadena de valor global, pasando de la producción de bienes de bajo valor a industrias de alta tecnología (como podría ser el caso de la IA, energías renovables, semiconductores). Persigue el objetivo de mejorar la competitividad global y reducir la dependencia de tecnologías extranjeras, fortaleciendo la autonomía económica.
  2. Gobernanza de mercado (Market Governance): Reformas para mejorar la regulación del mercado interno, promoviendo la competencia justa y la eficiencia económica. El objetivo perseguido en este caso es crear un entorno de mercado más transparente y predecible, atrayendo inversión nacional y extranjera.
  3. Reequilibrio social (Social Rebalancing): Marcado énfasis en la equidad social y la protección laboral para reducir las desigualdades regionales y sociales. Según Herrmann, el presidente Xi Jinping ha elevado la política social al mismo nivel que la política económica, marcando un legado significativo. El objetivo en pos del cual se avanza es el lograr mejorar la cohesión social y reducir tension respecting regional disparities, fostering a more inclusive economic model. Así, podemos poner de ejemplo concreto para este caso, reformas en leyes de residencia (hukou), expansión de la cobertura de seguridad social y aumento del umbral del impuesto sobre la renta personal.
  4. Demanda doméstica (Domestic Demand): Hacer de la demanda interna el núcleo del crecimiento económico, reduciendo la dependencia de las exportaciones y las inversiones en activos fijos. Aquí lo que se pretende es aislar en la medida de lo posible la economía de choques externos (como pueden ser guerras comerciales, sanciones) al fortalecer el consumo de los hogares. Esto implica una transformación de China realmente revolucionaria si se aplica tal cual se anuncia. Hasta el momento hay propuestas para liberalizar leyes de residencia, aumentar pensiones rurales y expandir la seguridad social para estimular el gasto doméstico.
  5. Apertura (Opening-Up): Mantener la integración con la economía global a través de acuerdos comerciales y cooperación internacional, a pesar de las tensiones geopolíticas, y todo ello con la finalidad de poder aprovechar los beneficios del comercio global mientras se protege contra riesgos externos. En este sentido cabe señalar la participación en foros multilaterales como la ASEAN y la Organización Mundial del Comercio (OMC) para promover un comercio inclusivo.
  6. Reducción de riesgos (De-risking): Se trata de estrategias para minimizar la exposición a choques geopolíticos y comerciales, como diversificar las cadenas de suministro y reducir la dependencia de mercados específicos, con la finalidad de fortalecer la resiliencia frente a sanciones, restricciones comerciales o interrupciones en las cadenas de suministro globales. Así, busca la reubicación de cadenas de suministro hacia países aliados (friendshoring) y desarrollo de reservas estratégicas de recursos críticos.

Así que, sobre esta base han hecho preparativos para choques geopolíticos y comerciales, ya que la estrategia de Doble Circulación prioriza la autosuficiencia en sectores clave como los semiconductores y la energía, reduciendo la vulnerabilidad a sanciones o interrupciones. También ha impulsado la diversificación comercial, pues China busca fortalecer relaciones con el Sur Global (que representa el 70% de la población mundial y ha incrementado su participación en el comercio global del 30% al 45% desde 2000) para compensar la pérdida de mercados en economías desarrolladas. Conviene señalar aquí el creciente peso del Sur Global en el comercio global, con un aumento de 4,6 veces en el comercio de bienes desde 2000, lo que refuerza la estrategia china de diversificar socios comerciales

La estrategia responde a tensiones comerciales, particularmente con Estados Unidos, donde las exportaciones chinas a este mercado cayeron de $44 mil millones a $28.8 mil millones en mayo de 2025, y a la incertidumbre generada por las políticas proteccionistas de Trump (e.g., aranceles del 55% a bienes chinos).

La estrategia de Doble Circulación se alinea con un mundo multipolar, donde las rivalidades geopolíticas y las políticas proteccionistas han reducido el comercio de bienes en un 2% en 2023, el mayor descenso en un siglo fuera de recesiones.

A pesar de los choques externos, China logró un crecimiento del PIB del 5.4% en el primer trimestre de 2025, con mejoras en indicadores económicos desde el segundo trimestre.

Otro aspecto digno de reseñarse es la colaboración internacional y herramientas analíticas, y aquí conviene destacar:

  • Industry Intelligence del Foro Económico Mundial: Esta herramienta de datos mapea interacciones entre industrias globales, políticas comerciales y geopolítica, ayudando a los formuladores de políticas a anticipar riesgos y aprovechar oportunidades en un entorno de inversión global en flujo.
  • Global Alliance for Trade Facilitation: China participa en esta colaboración liderada por el Foro Económico Mundial, la Cámara de Comercio Internacional y otras organizaciones, que busca implementar el Acuerdo de Facilitación del Comercio de la OMC, reduciendo barreras no arancelarias en fronteras.

La Doble Circulación es un cambio estratégico a largo plazo y proactivo, no una reacción temporal, que equilibra la resiliencia doméstica con la integración global, respaldado por decisiones del Tercer Pleno de 2024 y herramientas como la Global Alliance for Trade Facilitation. Sin embargo, su éxito dependerá de la capacidad de China para implementar reformas internas y mantener la cooperación internacional en un mundo multipolar.

Una reflexión sobre España en este contexto

Es bueno tener presente que Donald Trump es un "genio estable", además de inteligentísimo y repleto de éxito económico en sus negocios, por supuesto todo ello en su propia definición, porque los hechos demuestran otras cosas, como podemos ver.

Lo que es evidente también, y con esto finalizo este necesario inciso, es que Estados Unidos está muy interesado en España: Elon Musk ha hablado varias veces de ello; a esto se se suma un a riqueza mineral estratégica, la posición geográfica y las conexiones de España con varias regiones que también son del interés de Estados Unidos; adicionalmente, la OCDE ve a España como un lugar estratégico para acoger industrias europeas que requieren un gran consumo de energía o recursos, aprovechando las ventajas que ofrece el país. Esto podría generar un impulso económico y oportunidades de empleo en España, al mismo tiempo que ayudaría a otras regiones europeas a reestructurar sus economías. Y aquí es donde encaja Vox, pues además de estar presente en la "coronación" de Donald Trump, se suma su voluntad de agradar al presidente estadounidense, y esto es por motivos obvios: su competencia con el Partido Popular. Lo ideal desde Estados Unidos es un gobierno de coalición de Partido Popular y Vox, porque así la deriva del Partido Popular sigue la misma que otros partidos afines en Europa: empequeñecerse hasta acabar por ser arrastrado a la irrelevancia, y mientras tanto, legitimar el discurso del competidor. Por el camino, se va socavando el proyecto europeo, objetivo de alcance religioso en la geopolítica estadounidense. Mientras tanto, Vox aspira a ser el nuevo hegemón y ser capaz de construir un nuevo pacto en España en que Vox y sus élites destacadas aspiran a ser las piezas clave desplazando a la derecha sociológica y económica de España. Para ello es evidente que además van a dar todas las facilidades y privilegiar todas las ofertas que vengan desde Estados Unidos en detrimento de otras.

Así que, yo no sé quién o quiénes están dirigiendo la estrategia del Partido Popular, pero parece que el objetivo es ser primero fagocitado y luego destruido por fuerzas afines a las líneas de la Casa Blanca, como Fratelli di Italia o la Lega, que están en el proceso de fagocitar a Forza Italia; o bien, por ejemplo, RN o Reconquête ! Francia, que están avanzando mucho en el proceso de fagocitar no sólo el espacio de LR, también a parte de la formación política; el mismo caso sucede con el Conservative Party del Reino Unido, donde primero los conservadores británicos se disfrazaron de Nigel Farage, luego fueron destruidos en las elecciones y perdieron cuotas de poder de una forma prácticamente definitiva, y ahora los conservadores británicos se hunden definitivamente en las encuestas y la primera fuerza política en intención de voto es... Nigel Farage, superando al Labour Party. En fin, es como ser una gallina y asociarse con el zorro y el lobo para mandar en el gallinero a cambio de derribar las puertas y muros y quitar a los perros guardianes. Creo que la imagen y el símil es el más acertado.

Análisis Detallado del Contenido de la SDR 2025

Recursos Humanos: Una Limitación Estructural

Uno de los temas centrales de la SDR 2025 es la crisis de recursos humanos, identificada como un factor limitante para la estrategia de defensa británica. El documento reconoce que las Fuerzas Armadas británicas enfrentan una "hemorragia estructural" de personal, con aproximadamente 5,000 soldados abandonando el servicio anualmente sin ser reemplazados. Esta situación se agrava por la competencia del sector privado en profesiones técnicas y digitales, el ritmo intenso de despliegues operativos y los recortes presupuestarios de la década de 2010, que dejaron cicatrices duraderas.

Las medidas adoptadas, como aumentos salariales y mejoras en las condiciones de vivienda, han sido insuficientes para revertir esta tendencia. En un artículo en Defence Economics, Marcus Keupp (2021) argumenta que la sostenibilidad de las fuerzas armadas modernas depende de la capacidad de atraer y retener talento en un mercado laboral competitivo. La SDR 2025 propone soluciones como la expansión de las fuerzas de cadetes en un 30% para 2030 y la creación de brigadas de reserva para operadores de drones, pero estas medidas enfrentan desafíos logísticos y financieros.

Es evidente que la SDR 2025 aborda esta crisis con un enfoque innovador al proponer la integración de reservistas en roles tecnológicos, pero cabe reflexionar y plantearse si el presupuesto permitirá su implementación efectiva.

Robotización y Tecnología: Hacia una Fuerza Integrada

La SDR 2025 apuesta por la robotización masiva, con una doctrina "20-40-40" que busca que el 80% de la potencia de fuego sea autónoma para 2035.

Es decir, la SDR busca un ejército (British Army) "diez veces más letal" mediante la integración de:

  • IA;
  • Drones;
  • Armas de largo alcance; y,
  • Capacidades blindadas,

El modelo utilizado, "20-40-40" (20% plataformas tripuladas, 40% drones reutilizables, 40% consumibles como misiles y drones kamikaze). Se propone mantener un mínimo de 73,000 soldados regulares y aumentar a 76,000 en el próximo Parlamento, junto con un 20% más de reservistas. Esto incluye el uso de enjambres de drones, sistemas autónomos y capacidades digitales avanzadas, inspiradas en lecciones de la guerra en Ucrania. El documento propone la creación de unos Military Strategic Headquarters y un CyberEM Command para integrar estas tecnologías en una "Fuerza Integrada" multidominio.

La inversión en drones y armas de largo alcance (7,000 misiles) estimulará la industria de defensa, creando empleos en la producción de tecnología avanzada. La SDR destaca £6 mil millones para nuevas fábricas de municiones, generando "más de 1,000 empleos". Pero hay que tener claro que la modernización del ejército requiere una inversión significativa, y la falta de un aumento inmediato en personal podría limitar la efectividad. La literatura económica (Heritage, 2025) señala que el tamaño reducido del ejército (70,860 soldados) es un riesgo en un contexto de alta inflación militar.

Desde el realismo estratégico, el ejército es esencial para la defensa terrestre y la proyección de poder en Europa, especialmente frente a Rusia. El modelo "20-40-40" refleja un intento de compensar la reducida "masa" del ejército (70,860 soldados, que es literalmente el menor desde la era napoleónica) con tecnología, alineándose con la lógica realista de maximizar el poder relativo (Mearsheimer, 2001). Sin embargo, la falta de un aumento inmediato en el personal y la dependencia de drones podrían limitar la capacidad para conflictos de alta intensidad, un punto crítico desde el realismo defensivo (Walt, 1987).

Esta apuesta tecnológica en mi opinión va en la dirección correcta y sin duda merece elogio, pero cabe pensar que la dependencia excesiva en sistemas autónomos podría generar vulnerabilidades frente a ciberataques y guerra electrónica, y las capacidades en esta línea van camino de ser disruptivas, con lo que, si siempre se va algo por detrás de la amenaza, quizás entremos en una fase donde presumiblemente se vaya bastante más por detrás, salvo que se invierta desde el sector público masivamente, con aplicaciones evidentes en la administración, la producción y el comercio, entre otros factores.

En este sentido, la SDR 2025 acierta al priorizar la innovación constante como parte de la actividad habitual de defensa, en lugar de buscar soluciones puntuales como armas láser. El único pero vuelve a ser el mismo: la falta de claridad sobre cómo se financiarán estas ambiciones tecnológicas, especialmente en un contexto de presión presupuestaria en esta línea.

La ausencia de un incremento inmediato en el personal y la dependencia de tecnologías no probadas en combate plantean riesgos. Además, la falta de sistemas de defensa aérea basada en tierra (GBAD) para sitios críticos, como aeródromos, es una omisión que a mi juicio considero más que notable.

Royal Air Force (RAF)

La SDR propone una RAF de próxima generación con más aviones F-35 (mezcla de modelos A y B), Typhoons mejorados, el programa Global Combat Air Programme (GCAP) para cazas de sexta generación, y sistemas autónomos. También se planea aumentar los aviones E-7 Wedgetail y A400M, aunque sujeto a financiación. Se destaca la posible reintroducción de un rol nuclear para la RAF mediante F-35A con bombas B61-12. El GCAP y la adquisición de F-35 generarán empleos en la industria aeroespacial (como resulta evidente, por ejemplo, BAE Systems, Rolls-Royce), con la SDR destacando "miles de empleos" en programas como AUKUS. La exportación de tecnologías derivadas del GCAP podría impulsar el crecimiento económico. Sin embargo, los altos costos del GCAP (estimados en miles de millones) y la dependencia de socios internacionales (Japón, Italia) plantean riesgos de sobrecostos y retrasos. La literatura (Chalmers, 2024) advierte, y esto es indiscutible, que los programas multinacionales suelen enfrentar desafíos financieros, que si se saben gestionar puedan redundar en múltiples mercados en condiciones de acceso inmejorables.

Desde el realismo estratégico, la RAF es crucial para proyectar poder y disuadir amenazas en el dominio aéreo, un componente clave del equilibrio de poder. La inversión en cazas avanzados y sistemas autónomos refleja un esfuerzo por mantener una ventaja tecnológica, alineándose con el concepto de "tempo dominance" (Dolman, 2009). Sin embargo, la falta de compromisos firmes de financiación y cronogramas debilita, a mi juicio, la credibilidad de estas ambiciones, un punto crítico desde el realismo estructural, que enfatiza la necesidad de capacidades reales para respaldar las políticas (Waltz, 1979).

La ambigüedad financiera y la dependencia de programas multinacionales como el GCAP plantean riesgos de retrasos y costos elevados. Además, el enfoque en tecnología avanzada podría descuidar la necesidad de "masa" aérea para conflictos prolongados, y esta es una clave básica que debería atenderse.

Royal Navy

La SDR reafirma el compromiso con hasta 12 submarinos de ataque nuclear (SSN-AUKUS), algo de lo que hablaré más abajo en la sección nuclear, y añade seis nuevas fábricas de municiones, y la modernización de portaaviones para operar alas aéreas híbridas con cazas, drones y armas de largo alcance. También se prioriza la protección de infraestructuras subacuáticas y el comercio marítimo, con el RFA Proteus liderando esfuerzos contra amenazas rusas.

Desde el realismo estratégico, la Royal Navy es crucial para la estrategia de "offshore balancing" del Reino Unido, que busca proyectar poder marítimo y proteger líneas de comunicación marítimas (Lambert, 2021). La inversión en submarinos SSN-AUKUS y la protección de infraestructuras subacuáticas refleja un enfoque realista para contrarrestar amenazas rusas en el Atlántico y el Ártico, pero sin una estrategia netamente europea, dotada de los medios adecuados... percibo una debilidad evidente que Estados Unidos también percibe y quiere gestionar para beneficio de Estados Unidos solamente. Sin embargo, el realismo estructural (Waltz, 1979) advierte que la dependencia del programa AUKUS con EE.UU. y Australia podría limitar la autonomía estratégica del Reino Unido, particularmente el caso estadounidense sin una integración industrial europea a gran escala esto, en mi opinión, es otra debilidad, y no sólo británica.

La falta de claridad sobre nuevos buques de superficie y la dependencia de programas multinacionales plantean riesgos de retrasos. Además, el enfoque marítimo podría desviar recursos de otras ramas, un dilema clásico en el realismo estratégico.

Modernización Nuclear y Submarinos SSN-AUKUS

La SDR 2025 reafirma el compromiso del Reino Unido con su disuasión nuclear, incluyendo la modernización de los submarinos Dreadnought y la integración de 12 submarinos SSN-AUKUS, desarrollados en colaboración con Estados Unidos y Australia. Este enfoque responde a la percepción de una amenaza nuclear rusa más ambigua y a la necesidad de mantener una postura creíble de disuasión.

El IISS destaca que esta modernización fortalece la posición del Reino Unido como líder en la OTAN, pero advierte sobre los costos asociados, que podrían limitar la inversión en otras capacidades.

A su vez, la SDR 2025 reafirma el compromiso del Reino Unido con su Continuous at Sea Deterrent (CASD), basado en los submarinos de la clase Vanguard (que serán reemplazados por la clase Dreadnought) y los misiles Trident II D5. Se destinarán £15 mil millones ($20.3 mil millones) al programa de ojivas nucleares soberanas antes de 2029, y se propone definir los requisitos para un sucesor de la clase Dreadnought en los próximos cinco años. Además, la SDR 2025 sugiere una mayor participación en la misión nuclear de la OTAN, potencialmente mediante la adquisición de aviones F-35A compatibles con bombas nucleares B61-12 de EE.UU., lo que marcaría el regreso de armas nucleares tácticas al Reino Unido desde 2008.

Desde el realismo estratégico, el énfasis en el disuasivo nuclear refleja la necesidad de mantener una capacidad de segundo ataque creíble para garantizar la supervivencia nacional frente a amenazas nucleares, especialmente de Rusia, identificada como una "amenaza inmediata y apremiante". El realismo clásico (Morgenthau, 1948) subraya que la disuasión nuclear es una herramienta de poder absoluto, mientras que el realismo estructural (Waltz, 1979) ve las armas nucleares como un medio para estabilizar el equilibrio de poder. Sin embargo, la propuesta de reintroducir armas nucleares tácticas en la OTAN plantea riesgos de escalada, ya que podría intensificar el dilema de seguridad con Rusia, que ha amenazado con el uso de armas nucleares tácticas en Ucrania. La dependencia de la cooperación con Estados Unidos para las bombas B61-12 también plantea preocupaciones sobre la autonomía estratégica del Reino Unido, un punto crítico desde el realismo defensivo (Walt, 1987).

La inversión en el programa nuclear, especialmente en sitios como Barrow y Raynesway, generará miles de empleos directos e indirectos, estimulando economías locales. Por ejemplo, la SDR destaca que los submarinos SSN-AUKUS crearán "miles de empleos" en la construcción naval. La producción de ojivas soberanas reduce la dependencia de proveedores extranjeros, fortaleciendo la resiliencia económica (Lambert, 2021). Aunque también es cierto que el costo de £15 mil millones es significativo en un contexto de finanzas públicas limitadas. La literatura económica (Chalmers, 2024) advierte que los programas nucleares tienen altos costos de mantenimiento y modernización, lo que podría desviar recursos de otras prioridades de defensa. Además, la incertidumbre sobre la financiación a largo plazo (el aumento al 3% del PIB está sujeto a condiciones económicas) plantea riesgos de sobrecostos.

Cabe señalar aquí la falta de claridad sobre dónde se basarían las armas nucleares de la OTAN y la viabilidad financiera del programa de ojivas soberanas generan incertidumbre. Pero hay otro factor que tiene un peso específico en este párrafo de críticas: el realismo ofensivo (Mearsheimer, 2001) cuestionaría si el Reino Unido tiene los recursos para competir con potencias como Rusia o China en el ámbito nuclear sin comprometer otras capacidades convencionales.

Por otro lado, si se parte de perspectivas de la ONU y no proliferación, ¿se podría llegar a cuestionar que la producción de nuevos armamentos nucleares vulnere implícitamente el espíritu del Tratado de No Proliferación (NPT)? Insisto en que conviene que pensemos en las consecuencias para la región de las acciones de Israel sobre Irán y la lección "Corea del Norte" que se puede sacar por parte de Irán, Turquía... y que se pueden sumar potencialmente a escenarios tales como Corea del Sur y/o Japón.

No obstante, hay que tener presente que los programas de modernización nuclear suelen generar tensiones presupuestarias, especialmente en un contexto de inflación y fluctuaciones monetarias.

Industria de Defensa y "Economía de Guerra en Tiempos de Paz". Resiliencia económica

La SDR 2025 propone una "economía de guerra en tiempos de paz", con una producción constante de municiones (always-on) y una mayor inversión en la Base Industrial y Tecnológica de Defensa (BITD). Esto incluye la construcción de al menos seis nuevas fábricas de municiones y una inversión de £1.5 mil millones en infraestructura militar.

La SDR propone que la defensa sea un motor de crecimiento económico, con £6 mil millones para nuevas fábricas de municiones, £400 millones para un fondo de innovación, y la creación de una Defence Exports Office. También se planea una reforma de adquisiciones para reducir plazos y mejorar la eficiencia.

Tenemos aquí también un impacto en la economía que podemos dividir en dos bloques: uno positivo, y el otro negativo. Paso a abordarlos por separado:

En positivo:

  • Creación de empleos: La SDR estima que las seis nuevas fábricas de municiones generarán más de 1.000 empleos directos, con efectos multiplicadores en comunidades locales. Los programas como SSN-AUKUS y GCAP crearán miles de empleos en sectores de alta tecnología, fortaleciendo la base industrial. Empresas como BAE Systems y Rolls-Royce han visto alzas en sus acciones tras el anuncio de la SDR, reflejando confianza del mercado.
  • Exportaciones: La Defence Exports Office promoverá la venta de tecnologías británicas (caso de drones, ciberdefensa), potenciando el crecimiento económico y reduciendo la dependencia de mercados extranjeros. La literatura (Crowell & Moring, 2025) destaca que las exportaciones de defensa pueden generar ingresos significativos.
  • Resiliencia de la cadena de suministro: La producción doméstica de municiones aborda la fragilidad de las cadenas de suministro globales, expuesta durante la pandemia y la guerra en Ucrania.
  • Innovación: La inversión en IA, drones y ciberdefensa estimulará la I+D, con beneficios potenciales para sectores civiles como la tecnología y la ciberseguridad.

En negativo aprecio los siguientes puntos:

  • Altos costos iniciales: Los £6 mil millones para fábricas de municiones y los £15 mil millones para el programa nuclear representan una carga significativa en un contexto de finanzas públicas limitadas. La literatura económica (Chalmers, 2024) advierte que los costos de defensa suelen superar las estimaciones iniciales debido a la inflación militar.
  • Dependencia de condiciones económicas: El aumento al 2.5% del PIB para 2027 y al 3% en los 2030 está sujeto a "condiciones económicas y fiscales", lo que genera incertidumbre. El Consejo de Riesgos Estratégicos (CSR) señala que la falta de un compromiso financiero claro limita la viabilidad de la SDR.
  • Existe un riesgo de recortes en otros sectores: El énfasis en defensa podría desviar recursos de áreas como salud o educación, generando tensiones políticas y sociales, y rompiendo así la Tríada de Clausewitz. La literatura (Dorman, 2025) destaca que una economía débil puede socavar la credibilidad de un socio internacional.
  • Falta de personal calificado: La Royal Academy of Engineering cuestiona si el Reino Unido tiene suficientes técnicos calificados para implementar las ambiciones tecnológicas de la SDR, lo que podría aumentar los costos de capacitación o contratación externa. Y aquí les voy a dejar una nota personal para su reflexión: una de las claves del ascenso de China es el equilibrio entre humanidades y las ciencias, particularmente, la ingeniería. Sin ambas partes China no sería lo que es, ni podría ser lo que será. Tomen nota, y apliquen, urgentemente.

Desde el realismo estratégico, la base industrial es la base del poder militar (Morgenthau, 1948). El enfoque en la industria de defensa refleja un intento de autoayuda para reducir la dependencia de importaciones y fortalecer la resiliencia nacional. Sin embargo, el realismo estructural (Waltz, 1979) advierte que las limitaciones fiscales (el aumento al 2.5% del PIB para 2027 y al 3% en los 2030 está sujeto a condiciones económicas) podrían socavar estas ambiciones.

La falta de un plan de financiación detallado y la incertidumbre sobre el crecimiento económico plantean dudas sobre la viabilidad de estas iniciativas. Además, la dependencia de asociaciones con la industria privada podría generar conflictos de intereses.

Quiero destacar aquí el análisis de Antonio Fonfría en Revista CIDOB d’Afers Internacionals (2024), donde subraya que la revitalización de la industria de defensa es crucial para la autonomía estratégica, pero requiere una coordinación efectiva con aliados europeos. Hay que advertir que la falta de un plan fiscal claro para alcanzar el objetivo de gasto del 2.5% del PIB en 2027 podría socavar estas ambiciones.

Resiliencia nacional y enfoque de "toda la sociedad"

La SDR propone un enfoque de "toda la sociedad" para la resiliencia, incluyendo la expansión de las reservas en un 20%, una Defence Readiness Bill para movilizar recursos en crisis, y £1.5 mil millones para mejorar el alojamiento militar. También se planea aumentar las fuerzas de cadetes en un 30% para 2030.

La inversión en reservistas y cadetes promoverá el empleo y la cohesión social, mientras que el mejoramiento del alojamiento militar (£1.5 mil millones) mejorará la moral y la retención del personal. El enfoque de "toda la sociedad" podría generar beneficios intangibles, como una mayor confianza pública en la defensa. Aunque, los costos de implementar el Defence Readiness Bill y expandir las reservas son inciertos, y podrían competir con otras prioridades presupuestarias. La literatura económica (Heritage, 2025) señala que los programas de resiliencia requieren una financiación sostenida, difícil en un contexto de alta deuda pública.

Desde el realismo estratégico, la resiliencia nacional es crucial para soportar conflictos prolongados, un principio con un peso específico clave en un sistema anárquico. La literatura sobre resiliencia estratégica (Dorman, 2025) destaca que la preparación de la sociedad es esencial para contrarrestar amenazas híbridas como la desinformación y los ciberataques. Sin embargo, el realismo defensivo (Walt, 1987) cuestionaría si estas medidas son suficientes para enfrentar un conflicto de alta intensidad.

La falta de detalles, al menos en un documento público, sobre la estructura y financiación de las reservas y la ambigüedad sobre la implementación del enfoque de "toda la sociedad" limitan su impacto.

Ciberdefensa

La SDR establece la creación de un Cyber and Electromagnetic Command (CyberEM) para 2025, con £1 mil millones destinados a fortalecer las defensas de misiles y ciberdefensas nacionales. Este comando liderará operaciones defensivas y ofensivas en el ciberespacio, respondiendo a más de 90,000 ataques "subumbrales" en los últimos dos años. También se propone un Digital Targeting Web (£1 mil millones para 2027) para integrar sensores, tomadores de decisiones y efectores, utilizando inteligencia artificial (IA) para mejorar la toma de decisiones en el campo de batalla.

La inversión en ciberdefensa impulsará definitivamente la industria tecnológica británica, creando empleos en sectores de alta cualificación (por ejemplo, IA, ciberseguridad). La SDR destaca la colaboración con la industria y la academia, lo que podría generar innovación y exportaciones de tecnología. La Defence Exports Office habrá de promover estas capacidades en mercados internacionales, potenciando el crecimiento económico. No obstante, los costos iniciales de £2 mil millones para el CyberEM Command y el Digital Targeting Web son significativos, y la dependencia de tecnologías emergentes plantea riesgos de obsolescencia rápida. La literatura sobre la Revolución en Asuntos Militares (Owens & Offley, 2000) señala que la integración de IA requiere una base industrial robusta y personal calificado, áreas donde el Reino Unido enfrenta déficits.

Desde el realismo estratégico, el ciberespacio es un nuevo dominio de poder, donde las capacidades ofensivas y defensivas son esenciales para proteger los intereses nacionales y disuadir a adversarios que operan en la "zona gris" (actividades por debajo del umbral de conflicto abierto). La literatura académica, como Steed (2021), destaca que la ciberdefensa es crucial para contrarrestar actores como Rusia, que utiliza operaciones de información y ciberataques para desestabilizar democracias. El CyberEM Command refleja un enfoque realista de autoayuda, buscando reducir la vulnerabilidad del Reino Unido a ataques que podrían interrumpir infraestructuras críticas, como redes energéticas o financieras. Sin embargo, el realismo estructural (Waltz, 1979) advierte que la proliferación de capacidades cibernéticas ofensivas podría exacerbar el dilema de seguridad, ya que otros Estados podrían percibirlas como una amenaza.

La falta de detalles sobre la estructura y financiación del CyberEM Command, así como la dependencia de la IA, plantea riesgos. La literatura sobre la Revolución en Asuntos Militares (RMA) (Owens & Offley, 2000) sugiere que la integración de tecnologías avanzadas requiere una base industrial y un personal técnico robusto, áreas donde el Reino Unido enfrenta limitaciones. Además, el enfoque en ciberdefensa podría desviar recursos de capacidades convencionales, y de nuevo estamos ante un dilema clásico en el realismo estratégico.

Uso del espacio

Aunque la SDR no detalla un programa espacial específico, reconoce la importancia del espacio como un dominio crítico, especialmente para contrarrestar las capacidades rusas en guerra espacial (por ejemplo, la interferencia satelital). Se menciona la protección de la infraestructura crítica subacuática y marítima, lo que implica un interés en capacidades espaciales para la vigilancia y comunicaciones. La Royal Navy, con el RFA Proteus, ya está involucrada en la protección de infraestructuras subacuáticas, que dependen de satélites para la navegación y la inteligencia.

Las inversiones en capacidades espaciales (caso de, por ejemplo, satélites de vigilancia) podrían estimular la industria aeroespacial británica, generando empleos y exportaciones. La colaboración con aliados como Estados Unidos en programas espaciales podría reducir costos mediante economías de escala. No obstante, a falta de un programa espacial explícito en la SDR sugiere una subinversión en un dominio crítico, lo que podría aumentar la dependencia de aliados y elevar los costos a largo plazo. La literatura (Dolman, 2009) destaca que el desarrollo de capacidades espaciales requiere inversiones significativas en I+D, un desafío en un contexto de restricciones fiscales.

Desde el realismo estratégico, el espacio es un dominio emergente de competencia de poder, donde el control de activos satelitales es crucial para la superioridad militar y económica. Dolman (2009) argumenta que el dominio espacial puede alterar los equilibrios de poder al proporcionar ventajas en inteligencia, vigilancia y comunicaciones. La SDR 2025, al no priorizar explícitamente el espacio, podría estar subestimando su importancia frente a adversarios como China y Rusia, que están invirtiendo fuertemente en capacidades antisatélites. Combatiremos en la órbita baja terrestre, y esto es un vacío que puede ser calificado de amenaza existencial. El realismo ofensivo (Mearsheimer, 2001) sugeriría que el Reino Unido debería buscar una ventaja relativa en el espacio para contrarrestar estas amenazas, mientras que el realismo defensivo (Walt, 1987) enfatizaría la protección de activos espaciales existentes.

La ausencia de un plan claro para el dominio espacial es una omisión significativa, especialmente en un contexto donde actores como China están desarrollando armas antisatélites. Además, la dependencia de la OTAN y EE.UU. para capacidades espaciales podría limitar la autonomía estratégica del Reino Unido.

Análisis Estratégico: Fortalezas, Debilidades y Desafíos

Fortalezas

Giran alrededor de tres ejes claros:

  • Compromiso con la OTAN: La postura "NATO-first" refuerza el liderazgo británico en la alianza, crucial en un contexto de incertidumbre transatlántica.
  • Enfoque Tecnológico Innovador: La integración de drones, IA y sistemas autónomos refleja lecciones aprendidas de Ucrania, posicionando al Reino Unido como un actor proactivo en la guerra moderna.
  • Diagnóstico Preciso de Amenazas: La SDR 2025 identifica con claridad las amenazas estatales (Rusia, China) y no estatales (ciberataques, desinformación), alineándose con el consenso académico y de think tanks.

Debilidades

Fundamentalmente también tres:

  • Dependencia de Estados Unidos: A pesar del énfasis en la OTAN, la relación con una administración Trump menos predecible plantea riesgos estratégicos.
  • Restricciones Presupuestarias: La ambición de la SDR 2025 choca con la realidad fiscal. RUSI y Carnegie advierten que el objetivo de gasto del 2.5% del PIB es insuficiente para financiar las reformas propuestas sin recortes adicionales.
  • Falta de Claridad Estratégica: Como señala Alec Smith, el documento carece de un "plan de juego" claro para alinear fines, medios y recursos, lo que podría limitar su efectividad.

Desafíos

También tres evidentes:

  • Competencia Global: La renuncia al Indo-Pacífico podría ceder espacio a potencias como China, debilitando la influencia global del Reino Unido.
  • Equilibrio entre Tecnología y Recursos Humanos: La robotización no puede compensar completamente la crisis de reclutamiento, y la formación de reservistas para roles tecnológicos enfrenta obstáculos logísticos.
  • Implementación Práctica: La transformación propuesta requiere una reforma organizativa profunda, pero la historia de reformas parciales genera escepticismo.

Conclusiones y valoraciones finales

No cabe duda que, desde el realismo estratégico, la SDR 2025 es un esfuerzo ambicioso para fortalecer la seguridad del Reino Unido en un sistema anárquico, alineándose con los principios de disuasión, alianzas y maximización del poder. Su enfoque en la OTAN y la preparación para la guerra refleja una comprensión realista de las amenazas actuales, mientras que su apuesta por la tecnología busca mantener una ventaja competitiva.

La SDR 2025 es pues un cambio doctrinal profundo en la política de defensa británica. Integra tecnologías emergentes, disuasión nuclear renovada, industrialización estratégica y una posición firme en la OTAN.

Sin embargo, las limitaciones fiscales, la falta de priorización de amenazas y la dependencia de aliados inciertos plantean desafíos significativos. Para que la SDR sea efectiva, el Reino Unido debe traducir sus ambiciones en capacidades concretas, priorizando recursos y fortaleciendo la resiliencia doméstica.

El éxito del documento dependerá de la capacidad del Ministerio de Defensa para implementar sus 62 recomendaciones con rapidez y recursos suficientes. Esto también implicará una traducción efectiva en políticas concretas, financiación sostenida y resultados verificables. El éxito de la SDR 2025 requiere una gobernanza robusta, un marco legislativo claro (como la iniciativa del Defence Readiness Bill) y un compromiso sólido de recursos en un contexto económico volátil.

Adicionalmente, se hace más perentorio que nunca la integración del espacio europeo entre sí, y con Japón, la República de Corea y Taiwán, con una serie de elementos de cooperación mayor y más intensa, caso de ASEAN, UA y el polo de la América Latina alrededor de dos ejes: Cono Sur y México-Caribe.

El enfoque hacia China debe mejorar, y debemos entrar como europeos en la era geopolítica, lo que implica reconocer las estrategias de Estados Unidos, China, Rusia, India... y cualquier actor de una manera más sensata, perspicaz y realista.

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