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Figura 1 . Póster que alienta a los habitantes de Crimea a elegir entre una Crimea nazi o rusa antes del referéndum de Crimea de 2014 [1]

Introducción

A pesar de la anexión de Crimea en 2014 y el despliegue de tropas rusas a lo largo de la frontera con Ucrania en 2021, nadie creía que Rusia fuera a invadir Ucrania aunque las pruebas sugirieran lo contrario. Sin embargo, considerar la propaganda rusa sobre Ucrania podría haber sido útil para evaluar la probabilidad de una invasión a gran escala. Por lo tanto, comprender cómo Rusia ve a Ucrania ha demostrado ser crucial para entender la situación actual de seguridad en Europa del Este, objetivo al que este trabajo pretende contribuir.

La visión que tiene el Kremlin de Ucrania como parte del mundo ruso no cambió tras la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS o Unión Soviética), por lo que Rusia no tolerará el más mínimo acercamiento de Ucrania a Occidente, ya sea la Unión Europea (UE) o la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Siguiendo este razonamiento, es lógico que Rusia sintiera la necesidad de intervenir en los asuntos internos de Ucrania después de que la Revolución de Maidán resultara en la destitución del presidente prorruso Víktor Yanukóvich porque se había negado a firmar un acuerdo de asociación con la UE. Por temor a perder influencia sobre Ucrania, Rusia tomó represalias invadiendo la península de Crimea y apoyando a los separatistas en la región del Donbás.

En 2022 tuvo lugar un escenario similar cuando Rusia sintió que Ucrania se estaba acercando demasiado a la OTAN, incluso si su acceso a la organización era muy poco probable, y exigió vetar la futura membresía de Ucrania en la OTAN, así como la retirada de tropas de Polonia y los estados bálticos. Tras la negativa de la OTAN a acceder a sus demandas, que algunos analistas han calificado como una maniobra de distracción, Rusia lanzó una invasión a gran escala de Ucrania.

Estas acciones no pueden entenderse sin considerar cómo la propaganda rusa retrata a Ucrania para obtener apoyo para sus objetivos de política exterior, que es precisamente el objetivo de este trabajo.

La metodología se basa en una revisión de la literatura de los estudios existentes sobre el tema, incluidos libros, artículos de revistas, artículos de periódico y documentos de conferencias, que sirven como punto de partida para realizar el análisis.

Antes de profundizar en el tema que nos ocupa, es necesario definir los principales conceptos en torno a los que gira el artículo: propaganda y desinformación. Harold D. Lasswell describió la primera como «la manipulación de símbolos con el objetivo de influir en las actitudes sobre asuntos controvertidos»,[1] mientras que «desinformación» se utiliza para referirse a «información intencionalmente falsa, incompleta o engañosa (frecuentemente combinada con información verdadera), que busca engañar y/o confundir al objetivo».[2] En este caso, Rusia está difundiendo desinformación sobre Ucrania y el pueblo ucraniano a través de varios medios para convencer a su audiencia de que Ucrania le pertenece.

Antecedentes históricos

Las técnicas modernas de propaganda y desinformación rusas se basan en gran medida en las utilizadas por la Unión Soviética durante la Guerra Fría, aunque el alcance, los objetivos y los medios han cambiado. La propaganda no es un invento soviético en absoluto y se implementó por primera vez a gran escala durante la Primera Guerra Mundial. La Segunda Guerra Mundial consolidó su uso como arma de guerra, pero no fue hasta la Guerra Fría que pasó al primer plano. El gobierno soviético comenzó a patrocinar la industria cinematográfica con este propósito poco después de la Revolución de Octubre de 1917, siguiendo el énfasis de Vladimir Lenin en “técnicas de penetración informal, propaganda, agitación y engaño político como elementos integrales de la estrategia del Partido Comunista”.[3]

Las técnicas utilizadas durante esta era, conocidas como medidas activas, tenían como objetivo expandir el poder soviético y difundir el comunismo en todo el mundo.[4] Aunque la URSS no distinguía entre acciones manifiestas y encubiertas o propaganda y acción, las medidas activas se pueden clasificar en dos categorías: falsificación propagandística e información engañosa o desinformación. La primera incluye acciones en su mayoría manifiestas iniciadas por el Comité para la Seguridad del Estado (KGB, por sus siglas en ruso), como la creación de organizaciones fachada, la falsificación de publicaciones oficiales y la publicación de pruebas falsificadas, mientras que el segundo tipo de operaciones se coordinaba a través de la Oficina Internacional de Información del Partido Comunista de la Unión Soviética para engañar y desinformar al objetivo, ya sea abierta o encubiertamente.[5]

El éxito de la propaganda soviética se basó en la capacidad de los bolcheviques para lograr que la gente diera por sentada su visión del mundo, lo cual lograron imponiendo una estricta censura y eliminando a los opositores que podían ofrecer una perspectiva diferente.[6] Hay tres conceptos clave que describen el enfoque soviético y ruso hacia el conflicto: medidas activas, que ya se han explicado, armas organizativas y control reflexivo.

Un arma organizativa puede describirse como «la energía creativa de las masas organizadas y dirigidas por las autoridades para alcanzar un objetivo específico»[7] y está estrechamente relacionada con el concepto de maniobra política, que es «la capacidad [de la dirección del partido] para dirigir el movimiento de masas de la manera correcta, dependiendo de la situación objetiva».[8] El control reflexivo, es decir, “un proceso por el cual un enemigo transmite las razones o bases para tomar decisiones a otro” brinda los medios prácticos para lograr la desorganización y desorientación del enemigo, lo que indica que el despliegue de un arma organizacional ha sido exitoso.[9] Por lo tanto, el proceso es el siguiente: las medidas activas en forma de falsificaciones, agentes de influencia, etc. se despliegan como armas organizativas para obtener un control reflexivo de modo que “un mensaje falso cuidadosamente construido […] se introduce secretamente en el sistema de comunicación del oponente. para engañar a su élite decisoria [sic] o a la opinión pública”.[10]

La propaganda soviética se caracterizaba por su continuidad, flexibilidad y adaptabilidad, ya que estaba diseñada para funcionar durante un período prolongado de tiempo y podía adaptarse rápidamente a circunstancias cambiantes.[11] La propaganda rusa contemporánea se basa en técnicas soviéticas, pero también ha incorporado tecnologías modernas para su difusión, como Internet y las redes sociales. También es rápida y continua, pero no da importancia a la verdad o la coherencia, ya que se basa en pruebas inventadas y versiones cambiantes de los hechos.[12] Las Figuras 2 y 3 representan la distribución de los canales de propaganda soviéticos y rusos. El único cambio importante es la intrusión en los medios occidentales, a los que la Unión Soviética no tenía acceso, a través de agencias nacionales de noticias como RT y Sputnik. Estos actores se analizan con más detalle más abajo en este trabajo.

Figura 2. La organización de las medidas activas soviéticas [13]
Figura 3. Una hipótesis de los actuales canales de propaganda y desinformación rusos [14]

La propaganda soviética sirvió como base para la rusa no solo con respecto a sus métodos sino también a las narrativas que construyó. Incluso antes de la Revolución Rusa, que derrocó al gobierno imperial y estableció uno socialista, los rusos creían que las tierras al oeste pertenecían legítimamente a la esfera de influencia rusa como «tierras fronterizas» de Rusia.[15] Esta narrativa, específicamente en relación con Ucrania, se convertiría más tarde en la piedra angular de la propaganda rusa. Durante el período soviético, Moscú, Leningrado y Novosibirsk se convirtieron en los centros de la vida intelectual, mientras que otras ciudades importantes como Kiev eran consideradas «remansos provinciales de la cultura rusa soviética».[16] Además, los rusos eran caracterizados como los hermanos mayores del resto de pueblos bajo dominio soviético, otra narrativa clave que continúa hasta el presente. De esta forma, Ucrania llegó a ser conocida como la «Pequeña Rusia» (Малороссия), una parte integral del mundo ruso, y los ucranianos eran simplemente niños disfrazados.[17] Esta es una de las justificaciones que Rusia ha usado para justificar sus repetidas violaciones de la soberanía ucraniana.

Narrativas

Como se mencionó en la sección anterior, la propaganda rusa se basa en gran medida en métodos y narrativas soviéticos, pero ha incorporado otras narrativas que se ajustan mejor al escenario actual para seguir manteniéndose relevante y transmitiendo su mensaje. La estrategia más común que ha empleado Rusia es contarle a la gente «historias sobre la historia»[18] que adapta según sea necesario para sus objetivos estratégicos. Por ejemplo, tras la anexión ilegal de Crimea, el Kremlin primero negó su participación y luego justificó la intervención afirmando que Crimea siempre había pertenecido a Rusia.

A continuación se presentan las cinco narrativas más comunes sobre Ucrania, en orden aproximado de aparición.

«Ucrania es la sombra fallida de Rusia»

Sobre la base de la creencia de que los rusos y los ucranianos son el mismo pueblo, una de las narrativas más extendidas se basa en el mito de la nación rusa, según el cual Bielorrusia, Kazajstán y Ucrania son parte del mundo ruso y no estados independientes. Una agencia de información incluso llegó a sugerir que «hasta 1936, no existía tal cosa como “Kazajistán” o “kazajo”» y que «también los “ucranianos” son una invención».[19]

En el caso de Ucrania, Rusia basa esta afirmación en la controversia en torno a la etimología del nombre del país, que generalmente se considera que deriva del antiguo eslavo oriental ѹкраина (oukraina) y significa «tierra fronteriza» en referencia a Rusia.[20] Algunos eruditos argumentan que existe una diferencia entre україна (oukraina, «territorio») y окраїна (okraina, «tierra fronteriza»), ya que «krai» significa «segmento, pieza; pedazo de tierra», ou - significa «en», y o- significa «alrededor», por lo que la distinción sería entre los significados «en el territorio» y «alrededor del territorio».[21] Según esta última interpretación, que prevalece en los medios rusos, «Ucrania» hace referencia a las zonas fronterizas o las afueras de Rusia y, por lo tanto, no puede ser el nombre de un estado independiente.

Basándose en el concepto de la unidad del mundo ruso, Rusia afirma que los rusos y los ucranianos, así como los bielorrusos y los kazajos, son el mismo pueblo; sin embargo, se ha referido a Ucrania como un «Estado amigo y hermano de Rusia».[22] Demostrando su habitual incoherencia, la propaganda rusa se contradice al afirmar que los ucranianos son a la vez «pequeños rusos» y «hermanos amigos». Como Hrytsak et al. (2019) razona, «solo dos naciones distintas pueden ser “hermanas” entre sí».[23]

La segunda capa de esta narrativa describe a Ucrania como «un estado fallido que no ha podido ofrecer orden y bienestar a su población» debido a la corrupción y la incompetencia.[24]

«Ucrania es un proyecto artificial de Occidente»

Esta segunda narrativa también se basa en el mito de los rusos y los ucranianos como un mismo pueblo. En este caso alega que Ucrania no puede ser un estado independiente porque fue inventado por extranjeros, principalmente austriacos y polacos, para dividir al pueblo ruso. Según esta narrativa, Ucrania fue creada por el imperio austrohúngaro para enfrentar a los rusos entre ellos y su nombre es una invención un autor polaco y hace referencia a las afueras o zonas fronterizas de Polonia.[25]

Una segunda justificación relacionada sugiere que Occidente quiere dividir a los rusos y eliminar al «gran pueblo ruso» afirmando que los ucranianos no son rusos.[26] Por ejemplo, los medios rusos insisten en que el conflicto en Ucrania es en realidad una guerra civil impulsada por Estados Unidos para dividir a los cristianos eslavos.[27] De manera similar, la propaganda rusa alega que Occidente le había prometido al líder soviético Mijaíl Gorbachov que no ampliaría la OTAN y, por lo tanto, está violando esta promesa al expandirse por la fuerza y desplegar tropas cerca de las fronteras de Rusia.[28]

En realidad, la OTAN nunca hizo tal promesa formalmente y no ha obligado a los países de Europa del Este a unirse a la organización, son estos últimos los que han mostrado interés en convertirse en miembros. La invasión de Ucrania ha producido precisamente el efecto contrario que desea el Kremlin: dos países más—Finlandia y Suecia—, uno de los cuales limita con Rusia, han solicitado oficialmente su adhesión a la OTAN. Además, tras la invasión, países de la antigua URSS como Georgia y Moldavia, así como Ucrania, han solicitado convertirse en estados miembros de la UE.

Al enmarcar el conflicto en Ucrania como una batalla entre Occidente y Rusia utilizando la retórica de la Guerra Fría, la propaganda rusa socava aún más el Estado ucraniano y despoja a Ucrania de su libre albedrío.

«Crimea, el Donbás y el sureste de Ucrania pertenecen a Rusia»

Tras el derrocamiento de Yanukóvich durante la revolución de Maidán en 2014 y su reemplazo por el presidente proeuropeo Petró Poroshenko, Rusia anexó Crimea y comenzó a brindar apoyo a los separatistas prorrusos en el Donbás. Durante este tiempo la propaganda rusa planteó la idea de Novorossiya (Nueva Rusia) para dar una identidad a las regiones separatistas de Donetsk y Luhansk. [29] Novorossiya se presentó como una región histórica en el sureste de Ucrania basada en la región homónima que formaba parte del Imperio ruso después de que este último conquistara el Kanato de Crimea. [30]

Aunque el concepto de Novorossiya nunca alcanzó una gran popularidad, la discusión en torno a la identidad de Crimea pasó a primer plano y se convirtió en la manzana de la discordia, como demuestra el discurso oficial del presidente ruso Vladímir Putin tras la anexión de la península: «en el corazón y la mente de las personas, Crimea siempre ha sido una parte inseparable de Rusia».[31] Además de su relevancia geoestratégica por su ubicación en el mar Negro, Crimea también tiene un significado especial para Rusia, ya que se considera el lugar de nacimiento del cristianismo ortodoxo eslavo oriental porque allí fue bautizado el príncipe Vladimiro de la Rus de Kiev [32].

Además, la propaganda rusa afirma que la transferencia de la península a la República Socialista Soviética de Ucrania en 1954 fue procedimentalmente incorrecta e incluso ilegal porque no fue ratificada por un referéndum.[33] Por eso Rusia cree que el referéndum de Crimea de 2014 restauró la justicia histórica de la que habían sido privados sus habitantes.

«Los nacionalistas ucranianos son fascistas y rusófobos»

La propaganda rusa siempre ha retratado a la URSS como la salvadora de Europa durante la Segunda Guerra Mundial por liberar al continente de los nazis. La guerra se conoce en Rusia como la Gran Guerra patriótica y, por lo tanto, es «el logro más sagrado» de la historia del país.[34] «Como consecuencia, tildar a alguien de “fascista” es una manera poderosa de apelar a los valores de los rusos, que asocian la Segunda Guerra Mundial con los horrores y crímenes fascistas».[35] No es de extrañar entonces que esta etiqueta se utilice para los ucranianos que intentan abandonar la esfera de influencia de Rusia.

Una de las supuestas razones por las que los nacionalistas ucranianos, o simplemente los ucranianos proeuropeos, son neonazis es que el saludo nacional Слава Україні! (¡Gloria a Ucrania!) fue también el lema del Ejército Insurgente Ucraniano, un grupo paramilitar que luchó por la independencia del país de la Unión Soviética. La propaganda rusa afirma que es una traducción del saludo nazi Sieg Heil! (¡Gloria a la victoria!), pero de hecho fue acuñado antes de la Segunda Guerra Mundial y el surgimiento del nazismo.

La etiqueta fascista comenzó a usarse para referirse al gobierno y ejército ucranianos, en el que hay grupos neonazis, después de las elecciones presidenciales de 2014, pero cobró relevancia durante el Euromaidán que precedió a la Revolución de Maidán como un término general para los nacionalistas ucranianos.[36] Así es como la caída de Yanukóvich se caracterizó como un golpe de Estado neonazi que derrocó a un presidente elegido democráticamente con el apoyo de Occidente,[37] a pesar de que los grupos de extrema derecha tuvieron una presencia limitada en el levantamiento y obtuvieron malos resultados en las elecciones de 2019.[38]

La anexión de Crimea se describió como una «manifestación pacífica de gente normal que quería protegerse de los “fascistas en Kiev”» en la que Rusia había intervenido para actuar como negociador. [39] Esto es falso por varias razones, pero la principal es que cualquier manifestación de nazismo (y comunismo) en Ucrania está prohibida por ley. [40]

La caracterización de las tropas ucranianas como neonazis se intensificó después de la invasión de Ucrania y el principal canal de televisión ruso informó que una aldea había sido liberada de los «neonazis». [41] Esta táctica ha sido bautizada como «esquizofascismo» y se refiere a «fascistas de verdad que llaman “fascistas” a sus enemigos» utilizando una técnica nazi que consiste en decir una mentira tan grande «que el coste psíquico de resistirla es demasiado alto», como que «un autócrata libra una guerra genocida contra una nación democrática con un presidente judío y llama nazis a las víctimas». [42]

Posteriormente se agregó una segunda capa difamatoria para retratar al gobierno de Ucrania como rusófobo tras la introducción de una ley que disminuía el estatus oficial del idioma ruso a favor del ucraniano pero no lo prohibía, como afirmó Rusia. [43] Según el Kremlin, esta rusofobia está siendo alimentada por Occidente y ha llevado a la discriminación de los rusos étnicos.

«Ucrania está llevando a cabo un genocidio contra la población de habla rusa»

Esta narrativa es la más reciente y la principal justificación de la invasión de Ucrania, que Putin pretende «desnazificar». Afirma que el gobierno ucraniano rusófobo está llevando a cabo un genocidio contra la población de habla rusa del Donbás, donde se han producido enfrentamientos entre el ejército ucraniano y los separatistas respaldados por Rusia desde 2014.

De esta manera, la propaganda rusa conjura el fantasma de la Segunda Guerra Mundial y el genocidio nazi y presenta a Rusia como el salvador una vez más, solo que esta vez Occidente no es un aliado sino el enemigo. Los principales medios de comunicación rusos se han hecho eco de esta narrativa y enmarcan la invasión como «una lucha de los rusos étnicos contra el fascismo». [44] Rusia usó una estrategia similar durante la guerra ruso-georgiana de 2008 cuando las tropas rusas invadieron Georgia para apoyar a los separatistas de Osetia del Sur.

Una narrativa paralela retrata la situación en el este de Ucrania desde 2014 como una catástrofe humanitaria. Las declaraciones oficiales rusas destacaron «la difícil situación de los civiles en la región, la naturaleza cooperativa y transparente de las intenciones de Rusia y que la ayuda se entregaría a los civiles», [45] creando una vez más una dicotomía entre el bien y el mal y retratando a Rusia como el protector de los civiles indefensos que están siendo atacados porque hablan ruso y no ucraniano.

Actores

Tras analizar las narrativas de Rusia sobre Ucrania, esta sección está dedicada a los actores que han ayudado a difundirlas. No es ningún secreto que el gobierno es el principal motor de la propaganda rusa, como en cualquier otro tipo de propaganda, pero no está tan claro hasta qué punto están implicados el resto de actores. La Figura 4 muestra una propuesta de cómo se organiza la maquinaria propagandística.

Figura 4. Maquinaria en la guerra informativa de Rusia [46]

La organización de esta sección se basa aproximadamente en la Figura 4 según la cual la primera subsección corresponde a la estructura estatal; la segunda se ocupa de los medios de comunicación, que están controlados por el Estado o afiliados a él; la tercera subsección se refiere a la sociedad civil, tanto individuos como grupos, independientemente de su afiliación, y la cuarta está dedicada exclusivamente a la Iglesia ortodoxa rusa, que es difícil de categorizar.

El Estado

Al igual que sucede con las narrativas, la participación estatal en la propaganda comenzó durante la época soviética. El Kremlin usaba Radio Moscú y agencias de prensa como TASS y RIA Novosti para pintar una imagen optimista de la vida en la Unión Soviética a través de informes sobre granjas colectivas exitosas y héroes nacionales que habían ido al espacio. [47] Esta propaganda manifesta estaba dirigida a personas que ya vivían bajo un régimen comunista y, por lo tanto, no necesitaban ser convencidas.

La propaganda encubierta, por otro lado, fue difundida por organizaciones fachada con nombres inocentes como «Consejo Mundial de la Paz» o «Comité Médico de Vietnam», [48] ya que el gobierno soviético no tenía acceso a los medios occidentales, a diferencia de la actualidad.

Después de la caída del comunismo, Rusia comenzó a desarrollar su poder blando para seguir siendo un actor relevante en el plano internacional basado en «la presencia de minorías rusas [en países vecinos], el idioma ruso, la nostalgia postsoviética y la fuerza de la Iglesia ortodoxa rusa». [49] Durante este periodo el Kremlin redobló sus esfuerzos y contrató agencias de relaciones públicas occidentales para llevar a cabo su ofensiva propagandística.

Hoy en día la propaganda estatal proviene directamente del Kremlin en forma de declaraciones oficiales que a veces se contradicen entre sí. Por ejemplo, durante la invasión de Crimea, que se presentó como un conflicto interno, Putin negó la presencia de tropas rusas en territorio ucraniano, pero luego admitió que soldados rusos habían cruzado la frontera con Ucrania. La invasión a gran escala en 2022 fue descrita como una operación militar especial que tenía como objetivo proteger a los rusos que viven en el Donbás, pero después de anunciar la movilización parcial de reservistas, Putin afirmó que el objetivo era salvaguardar la integridad territorial de Rusia. Estos dos ejemplos muestran que el gobierno ruso no teme contradecirse.

Medios de comunicación

Aunque el enfoque hacia los medios ha cambiado desde la era soviética, el objetivo es el mismo: controlarlos y, por lo tanto, la narrativa. Las tácticas han pasado de ser «presión directa e intimidación de periodistas a una política de redistribución de los bienes de los medios a grupos empresariales que apoyan la agenda del gobierno». [50] El resultado es que los medios de comunicación más grandes, incluidas las agencias de noticias, los periódicos, las estaciones de radio y los canales de televisión, están directamente controlados por el Estado (Piervy Kanal, RIA Novosti, RT, Rossiya 1, Sputnik, TASS) o administrados por corporaciones estatales (NTV) o empresas privadas vinculadas al gobierno (REN-TV). [51]

Algunos de ellos tienen versiones en varios idiomas y se transmiten en todo el mundo, como Piervy Kanal, RT y Sputnik; los dos últimos están prohibidos en la Unión Europea y el Reino Unido desde la invasión de Ucrania por difundir propaganda prorrusa. RT se creó específicamente para competir con medios de comunicación globales como Al Jazeera, BBC World y CNN y defender los intereses rusos. [52] Durante la guerra ruso-georgiana, el editor en jefe de RT admitió abiertamente que el medio estaba librando una guerra de información para apoyar la política exterior de Rusia. También se ha comprobado que RT ha logrado afectar la opinión política de la audiencia televisiva para servir a los intereses rusos, incluso en Estados Unidos. [53]

Sociedad civil

Justo antes de la anexión de Crimea, la propaganda rusa comenzó a apoderarse de Internet gracias a la Agencia de Investigación de Internet, una empresa de propaganda en línea supuestamente financiada por un amigo cercano de Putin que fue creada para apoyar las acciones rusas en Ucrania. La organización ha llegado a ser conocida como una «fábrica de trolls» que produce contenido «para distorsionar, distraer de, descartar y negar la participación de Rusia en el conflicto [ucraniano]» [54] al vincular sitios web de medios de comunicación falsos que se parecen a los reales en tuits que también incluyen hashtags y menciones para aumentar la visibilidad.

Los llamados trolls, que supuestamente trabajan las 24 horas del día y publican 135 comentarios al día, [55] han recibido instrucciones de nunca escribir nada negativo «sobre la autoproclamada República Popular de Donetsk o la República Popular de Luhansk y nunca nada bueno sobre el gobierno ucraniano». [56] También se organizaron para publicar en los sitios web de periódicos occidentales como The Guardian en apoyo de la anexión de Crimea por parte de Rusia.

Gracias a ellos, la desinformación y la propaganda también se han difundido a nivel de base, lo que «indica una comprensión inherente de cómo penetrar en sociedades naturalmente escépticas hacia los principales canales de información», [57] como es el caso del entorno postsoviético debido a la difusión generalizada de propaganda gubernamental durante la época soviética.

Importantes actores de la sociedad civil, como grupos de expertos y académicos, también están cada vez más controlados por el gobierno ruso para que «sus conclusiones e instrucciones se alineen más con los objetivos y las narrativas del Kremlin». [58] Esto ha generado una fuga de cerebros, ya que muchos expertos han salido del país intimidados por el gobierno, creando así un círculo vicioso en el que el diálogo interno sale perjudicado: la academia y los think tanks refuerzan las políticas gubernamentales y el gobierno influye en las conclusiones de los primeros.

Iglesia ortodoxa rusa

Putin ha elogiado repetidamente a la Iglesia ortodoxa rusa desde el comienzo de su primer mandato presidencial y se ha esforzado por presentarse como un hombre religioso que defiende los valores tradicionales. Esta relación es recíproca, ya que el patriarca Cirilo de Moscú dijo que las capacidades de defensa rusas debían reforzarse con valores ortodoxos, fusionando así seguridad y religión en lo que se ha denominado «seguridad espiritual». [59]

La actitud de la Iglesia ortodoxa rusa provocó tensiones con la Iglesia ortodoxa ucraniana en 2009, cuando el patriarca Cirilo respaldó la visión del Kremlin de Ucrania como parte del mundo ruso, así como el concepto de Novorossiya, y defendió «los vínculos históricos y religiosos de Rusia con Kiev y Crimea». [60]

Más recientemente, el patriarca expresó su apoyo a la invasión de Ucrania, llegando incluso a llamarla una guerra sagrada, reforzando así el estatus de la Iglesia ortodoxa rusa como aliada ideológica del gobierno ruso, que a su vez utiliza los valores de la Iglesia para justificar sus acciones. Ejerce una influencia tan grande sobre el Kremlin que Putin obedeció su llamado a un alto el fuego en el frente durante la Navidad ortodoxa y ordenó una tregua de 36 horas. [61]

Características y tácticas

Como se explica en la sección dos, la propaganda rusa contemporánea se basa en gran medida en las técnicas soviéticas, pero también tiene algunas características distintivas como “un gran número de canales y mensajes y una desvergonzada voluntad de difundir verdades parciales o puras ficciones”. [62] Esta sección amplía los medios y las tácticas que utilizan los diferentes actores para transmitir las narrativas discutidas en la sección tres.

Debido a las características antes mencionadas, la propaganda rusa es continua y repetitiva y no está comprometida con la coherencia, como se ha demostrado en diferentes ejemplos a lo largo de este trabajo. Su eficacia se puede atribuir a estas características, ya que se ha demostrado que “múltiples fuentes son más persuasivas que una sola fuente”, “el respaldo de una gran cantidad de usuarios aumenta la confianza del receptor en la información”, “se ha demostrado que la exposición repetida a una declaración aumenta su aceptación como verdadera”. [63] Si bien los argumentos a favor de la propaganda multicanal, continua y repetitiva tienen sentido intuitivo, su éxito a pesar de la falta de compromiso con la coherencia o la verdad es más desconcertante.

Aunque con frecuencia inventa pruebas y fuentes, la propaganda rusa goza de credibilidad debido a varios factores. Primero, las personas a menudo no saben distinguir entre información verdadera y falsa y la refutación de un argumento falso llega a una audiencia más pequeña que el mensaje original. En segundo lugar, el contenido que despierta emociones negativas, que suele ser el caso de la desinformación rusa, es más persuasivo y, por lo tanto, es más probable que se transmita más.

En tercer lugar, el sesgo de confirmación, es decir, estar expuesto a opiniones que confirman las creencias existentes, juega un papel importante en el entorno de las redes sociales. Finalmente, “es más probable que se acepten declaraciones falsas si están respaldadas por evidencia, incluso si esa evidencia es falsa”, [64] y dado que las personas normalmente no esperan que la información que reciben sea falsa, es poco probable que investiguen para refutar los argumentos.

Podría decirse que la desinformación rusa es más exitosa en línea, particularmente fuera del país, debido a sus características y las razones antes mencionadas. Narrativas como la que retrata a los nacionalistas ucranianos y al gobierno como fascista pueden convertirse en armas para producir fuertes sentimientos negativos como ira y miedo, que pueden conducir al odio y, en última instancia, a la violencia. [65]

Esta estrategia se implementa en múltiples plataformas, incluidas no sólo las principales redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter y YouTube, sino también otras como Reddit y Tumblr y Odnoklassniki (OK) y Vkontakte (VK) en ruso, así como aplicaciones de mensajería como Telegram y WhatsApp y plataformas de blogs. Además, algunas de ellas están orientadas a comunidades específicas: Tumblr, por ejemplo, se utilizó para dirigirse al público afroamericano, [66] mientras que OK y VK están destinadas a hablantes de ruso.

Para difundir propaganda, los actores de la sociedad civil, como los trolls del IRA, utilizan fotografías de personas reales para crear perfiles falsos o incluso hacerse pasar por ellos. [67] Privilegian la cantidad sobre la calidad “favoreciendo el volumen sobre la plausibilidad o la consistencia” mediante el uso de bots y la promoción de contenido existente de fuentes extremistas, como sitios web neonazis y partidos políticos de extrema derecha. [68]

Si bien los bots no se dirigen a usuarios específicos y solo tienen como objetivo maximizar la cantidad de personas que ven un mensaje retuiteando en lugar de producir contenido, los actores humanos usan técnicas de extracción de datos para recopilar información sobre los usuarios de las redes sociales y audiencias específicas usando los algoritmos publicitarios de Facebook. [69] Esto crea burbujas en las redes sociales en las que las creencias y opiniones de los usuarios reverberan debido al sesgo de confirmación.

Internet ha contribuido así a crear un modelo de propaganda bidireccional en el que la propaganda oficial “interactúa con las audiencias objetivo que juegan un papel activo en la producción de significado”. [70] Esta es otra razón por la cual la propaganda rusa es tan efectiva, ya que no solo los actores afiliados al Estado producen desinformación, sino que también los individuos la difunden e incluso producen su propio contenido.

Conclusiones

Rusia ha utilizado campañas de desinformación desde incluso antes de la Guerra Fría para poner a la opinión pública a su favor y justificar sus acciones de política exterior, desde la anexión de Crimea hasta la invasión de Ucrania. Mediante una serie de narrativas adaptadas al contexto ha cuestionado la soberanía e independencia de Ucrania con el objetivo final de incorporarla nuevamente bajo su dominio.

Diferentes actores bajo el control o la influencia del Kremlin, incluidos los medios de comunicación, la sociedad civil y la Iglesia ortodoxa rusa, han utilizado una amplia gama de canales para difundir desinformación, desde programas de televisión hasta publicaciones en redes sociales, tanto dentro como fuera de Rusia. Han tenido éxito a pesar de su falta de compromiso con la coherencia porque la propaganda rusa se caracteriza por la forma continua y repetitiva en que se difunde. Además, que el público produzca su propio contenido también ha contribuido a difundir aún más las narrativas.

En conclusión, al retratar a Ucrania como parte del mundo ruso y a los ucranianos como rusos y afirmar que su gobierno es rusófobo y fascista, Rusia intenta legitimar la invasión como una operación para desnazificar el país y proteger a la población de etnia rusa del genocidio porque teme perder influencia sobre los antiguos territorios soviéticos a favor de Occidente. El uso de una retórica que evoca la Segunda Guerra Mundial, a la que los rusos se refieren como la Gran Guerra patriótica, pretende despertar sentimientos nostálgicos para compensar la creciente impotencia de Rusia en el escenario internacional.

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Notas

[1] Katri Pynnöniemi and András Rácz (eds.), Fog of Falsehood: Russian Strategy of Deception and the Conflict in Ukraine (Helsinki: Finnish Institute of International Affairs, 2016), https://www.fiia.fi/en/publication/fog-of-falsehood, 27.

[2] Pynnöniemi and Rácz, Fog of Falsehood, 29.

[3] Ladislav Bittman, The KGB and Soviet Disinformation: An Insider’s View (McLean, VA: Pergamon Brassey’s, 1985), 35.

[4] Bitman, Soviet Disinformation.

[5] Bitman, Soviet Disinformation.

[6] Pynnöniemi and Rácz, Fog of Falsehood, 32.

[7] Pynnöniemi and Rácz, Fog of Falsehood, 35.

[8] Pynnöniemi and Rácz, Fog of Falsehood, 35.

[9] Pynnöniemi and Rácz, Fog of Falsehood, 36.

[10] Ladislav Bittman, “The Language of Soviet Disinformation,” in Contemporary Soviet Propaganda and Disinformation: A Conference Report (United States Department of State, 1987), 113.

[11] Pynnöniemi and Rácz, Fog of Falsehood, 38.

[12] Christopher Paul and Miriam Matthews, “The Russian ‘Firehose of Falsehood’ Propaganda Model: Why It Might Work and Options to Counter It” (RAND Corporation, 2016).

[13] Pynnöniemi and Rácz, Fog of Falsehood, 41.

[14] Pynnöniemi and Rácz, Fog of Falsehood, 47.

[15] Mark von Hagen, “Does Ukraine Have a History?,” Slavic Review 54, no. 3 (1995): 658–673. https://doi.org/10.2307/2501741.

[16] Von Hagen, “Does Ukraine Have a History?,” 663.

[17] “Disinfo: Myth about Ukraine as a separate nation was created in the USSR,” EUvsDisinfo, 16 de abril de 2020, https://euvsdisinfo.eu/report/myth-about-ukraine-and-ukrainians-as-a-separate-nation-was-created-in-the-ussr/.

[18] Yaroslav Hrytsak et al., Re-Vision of History: Russian Historical Propaganda and Ukraine (Kyiv: K.I.S., 2019), 4.

[19] “Disinfo: Ukrainians and Kazakhs did not exist as ethnic groups before the USSR,” EUvsDisinfo, 13 de agosto de 2021, https://euvsdisinfo.eu/report/ukrainians-and-kazakhs-did-not-exist-as-ethnic-groups-before-the-ussr.

[20] “Ukraine”, Online Etymology Dictionary, 20 de junio 2022, https://www.etymonline.com/word/Ukraine#etymonline_v_4435.

[21] Hryhoriy Pivtorak, “«Україна» — це не «окраїна»,” 2001, Ізборник, http://litopys.org.ua/pivtorak/pivt12.htm.

[22] Pynnöniemi and Rácz, Fog of Falsehood, 91.

[23] Hrytsak et al., Re-Vision of History, 11.

[24] Pynnöniemi and Rácz, Fog of Falsehood, 92.

[25] Hrytsak et al., Re-Vision of History, 13.

[26] “Disinfo: For the West, it is necessary to divide the Russians,” EUvsDisinfo, 29 de enero de 2016, https://euvsdisinfo.eu/report/for-the-west-it-is-necessary-to-divide-the-russians.

[27] “Disinfo: The current event in Ukraine is a civil war provoked by the US: Russians and Ukrainians are one people,” EUvsDisinfo, 28 de febrero de 2022, https://euvsdisinfo.eu/report/the-current-event-in-ukraine-is-a-civil-war-provoked-by-the-us-russians-and-ukrainians-are-one-people.

[28] Maris Riekstins, “Putin’s Propaganda,” Foreign Affairs, noviembre/diciembre de 2014, https://www.foreignaffairs.com/articles/russia-fsu/2014-12-24/putins-propaganda.

[29] Elina Treyger, Joe Cheravitch, and Raphael S. Cohen, Russian Disinformation Efforts on Social Media (Santa Monica, CA: RAND Corporation, 2022), https://www.rand.org/pubs/research_reports/RR4373z2.html, 111.

[30] Pynnöniemi and Rácz, Fog of Falsehood, 106.

[31] Vladimir Putin, “Address by President of the Russian Federation,” President of Russia, 18 de marzo de 2014, http://en.kremlin.ru/events/president/news/20603.

[32] Austin Charron, “Whose is Crimea? Contested Sovereignty and Regional Identity,” Region 5, no. 2 (2016): 225–256, https://doi.org/10.1353/reg.2016.0017, 232.

[33] Hrytsak et al., Re-Vision of History, 18.

[34] Irina Khaldarova and Mervi Pantti, “FAKE NEWS: The narrative battle over the Ukrainian conflict,” (2016): 891–901, https://doi.org/10.1080/17512786.2016.1163237, 895.

[35] Christina Cottiero et al., “War of words: The impact of Russian state television on the Russian Internet,” Nationalities Papers: The Journal of Nationalism and Ethnicity 43, no. 4 (2015): 533–555, https://doi.org/10.1080/00905992.2015.1013527.

[36] Khaldarova and Pantti, “FAKE NEWS,” 895.

[37] Oliver Boyd-Barrett, “Ukraine, Mainstream Media, and Conflict Propaganda,” Journalism Studies 18, no. 8 (2015): 1016–1034, https://doi.org/10.1080/1461670X.2015.1099461, 1025.

[38] “Disinfo: Ukraine is a Russophobic, Nazi state, controlled by the US,” EUvsDisinfo, 30 de marzo de 2020, https://euvsdisinfo.eu/report/ukraine-is-a-russophobic-state-with-nazis-controlled-by-the-us.

[39] Pynnöniemi and Rácz, Fog of Falsehood, 203.

[40] “Disinfo: We have Nazis in Ukraine, not in Russia,” EUvsDisinfo, 9 de julio de 2019, https://euvsdisinfo.eu/report/nazis-rule-ukraine.

[41] Masha Gessen, “Inside Putin’s propaganda machine,” The New Yorker, 18 de mayo de 2022, https://www.newyorker.com/news/annals-of-communications/inside-putins-propaganda-machine.

[42] Masha Gessen, “Inside Putin’s propaganda machine”.

[43] Alan Yuhas, “Russian propaganda over Crimea and the Ukraine: how does it work?,” The Guardian, 17 de marzo de 2014, https://www.theguardian.com/world/2014/mar/17/crimea-crisis-russia-propaganda-media.

[44] Irina Grigor (Khaldarova) and Mervi Pantti, “Visual images as affective anchors: strategic narratives in Russia’s Channel One coverage of the Syrian and Ukrainian conflicts,” Russian Journal of Communication, 13, no. 2 (2021): 140–162, https://doi.org/10.1080/19409419.2021.1884339, 147.

[45] Pynnöniemi and Rácz, Fog of Falsehood, 76.

[46] Treyger, Cheravitch, and Cohen, Russian Disinformation Efforts, 34.

[47] Marcel H. van Herpen, Putin’s Propaganda Machine (Lanham, MD: Rowman & Littlefield, 2016), 106.

[48] Van Herpen, Putin’s Propaganda Machine, 106.

[49] Van Herpen, Putin’s Propaganda Machine, 109.

[50] Ulises A. Mejis and Nikolai E. Vokuev, “Disinformation and the media: the case of Russia and Ukraine,” Media, Culture & Society 39, no. 7 (2017): 1027–1042, https://doi.org/10.1177/0163443716686672, 1030.

[51] “The Propaganda of the Putin Era,” Institute of Modern Russia, 13 de noviembre de 2012.

[52] Van Herpen, Putin’s Propaganda Machine, 110.

[53] Erin Baggott Carter and Brett L. Carter, “Questioning More: RT, Outward-Facing Propaganda, and the Post-West World Order,” Security Studies 30, no. 1 (2021): 49–78, https://doi.org/10.1080/09636412.2021.1885730.

[54] Larissa Doroshenko and Josephine Lukito, “Trollfare: Russia’s Disinformation Campaign During Military Conflict in Ukraine,” International Journal of Communication 15 (2021): 4662–4689, https://ijoc.org/index.php/ijoc/article/view/16895/3587, 4683.

[55] Paul and Matthews, “Firehose of Falsehood”, 2.

[56] Mejis and Vokuev, “Disinformation and the media”, 1034.

[57] Margarita Jaitner and Peter A. Mattsson, “Russian Information Warfare of 2014,” in 7th International Conference on Cyber Conflict: Architectures in Cyberspace, eds. M. Maybaum, A.-M. Osula, and L. Lindström (Tallinn: NATO CCD COE Publications, 2015), 9.

[58] Joshua P. Mulford, “Non-State Actors in the Russo-Ukrainian War,” Connections QJ 15, no. 2 (2016): 89–107, https://doi.org/10.11610/Connections.15.2.07, 93.

[59] Van Herpen, Putin’s Propaganda Machine, 198–199.

[60] Mulford, “Non-State Actors,” 96.

[61] Elie Saikali, “Patriarch Kirill: The politically influential head of the Russian Orthodox Church,” France 24, 9 de enero de 2023, https://www.france24.com/en/europe/20230109-patriarch-kirill-the-politically-influential-head-of-the-russian-orthodox-church.

[62] Paul and Matthews, “Firehose of Falsehood”, 1.

[63] Paul and Matthews, “Firehose of Falsehood”, 2–4.

[64] Paul y Matthews, “Firehose of Falsehood”, 6.

[65] Leon Aron, “Russian Propaganda: Ways and Means” (American Enterprise Institute, 2015), http://www.jstor.org/stable/resrep03227, 5.

[66] Treyger, Cheravitch, and Cohen, Russian Disinformation Efforts, 69.

[67] Treyger, Cheravitch, and Cohen, Russian Disinformation Efforts, 70.

[68] Treyger, Cheravitch, and Cohen, Russian Disinformation Efforts, 71.

[69] Treyger, Cheravitch, and Cohen, Russian Disinformation Efforts, 72.

[70] KJ Boyte, “An Analysis of the Social-Media Technology, Tactics, and Narratives Used to Control Perception in the Propaganda War Over Ukraine,” Journal of Information Warfare 16, no. 1 (2017): 88–111. ISSN 1445-3347, 98.