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La noche del 3 de mayo de 2022, Politico publicó un documento de 98 páginas filtradas nada menos que del Tribunal Supremo de los Estados Unidos de América. Para el horror indignado de la izquierda y el júbilo victorioso de la derecha, este proyecto de opinión mayoritaria, cuyo autor es el juez Samuel Alito, trataría de anular la protección federal concedida al aborto por los casos Roe vs. Wade (1973) y Planned Parenthood vs. Casey (1992), transfiriendo en su lugar la autoridad sobre este asunto a los gobiernos estatales. Esto acabaría efectivamente con la protección constitucional general en toda la nación y permitiría a los estados decidir determinados si el aborto debe ser legal dentro de sus fronteras.

El texto dice así:

"Roe fue sumamente erróneo desde el principio... Sostenemos que Roe y Casey deben ser anulados... Es hora de hacer caso a la Constitución y devolver la cuestión del aborto a los representantes elegidos por el pueblo".

¿Cómo hemos llegado a este punto? ¿Cuáles son las posibles consecuencias si se eliminan estas protecciones federales? ¿Cuáles son las justificaciones legales, si es que hay alguna, detrás de esta opinión filtrada? ¿Puede la administración Biden hacer algo para evitar que esto ocurra?

Estas preguntas sólo pueden responderse con un conocimiento profundo de la historia del aborto en Estados Unidos. Un repaso a cómo se legalizó, a los métodos propagandísticos y activistas utilizados por los agentes antiabortistas (a veces pacíficos, a veces violentos) y a las luchas legales en ambos bandos nos ayudará a comprender mejor el clima actual.

Pocos temas encienden las pasiones como los derechos reproductivos en la política y la cultura norteamericanas; no hay más que ver los agitados titulares y el crujir de dientes tras la filtración de esta opinión. Casi 1 de cada 4 estadounidenses afirma que los derechos reproductivos, ya sea a favor o en contra, son una cuestión clave a la hora de elegir a su candidato, y el 24% de los adultos de Estados Unidos afirma que sólo votará a un candidato que se alinee con sus puntos de vista. El aborto es claramente un elemento decisivo en el panorama político.

¿Cómo se convirtió el aborto en un elemento tan central del discurso político estadounidense? No se apoderó de las mentes y los corazones de una cuarta parte de la población de forma puramente natural. No, el aborto fue insertado activamente como un tema candente por actores que obtuvieron beneficios al hacerlo.

¿Cómo empezó todo?

HISTORIA DEL ABORTO EN ESTADOS UNIDOS

Antes de Roe contra Wade en 1973, el caso que concedió protección constitucional al aborto (el mismo caso cuestionado por este borrador de una opinión mayoritaria filtrado), la protección del aborto en Estados Unidos variaba según el estado. Nueva York tenía la política más liberal, junto con Washington, Alaska y Hawai, que tenían requisitos de residencia. Trece estados permitían el aborto legal en determinadas circunstancias, mientras que todos los demás prohibían la práctica salvo para salvar la vida de la mujer embarazada.

En 1969, Norma McCorvey solicitó un aborto en el estado de Texas. Bajo el seudónimo de Jane Roe, demandó al fiscal del distrito de Dallas, Henry Wade, alegando que la ley infringía su derecho a la intimidad personal. Cuando se llevó al Tribunal Supremo de Estados Unidos, la decisión final fue que la decisión de una mujer de abortar durante el primer trimestre debe dejarse en manos de ella y de su médico, confirmando de hecho que la Constitución reconocía el derecho de la mujer a abortar, basándose en su mencionado derecho a la intimidad.

Norma McCorvey

La sentencia dividía el embarazo en tres trimestres: durante el primero, la decisión de interrumpir el embarazo quedaba a la sola discreción de la mujer. Durante el segundo, el Estado podía regular (pero no prohibir) los abortos en interés de la salud de la madre. Después de este segundo trimestre, el feto pasa a ser viable (lo que significa que podría sobrevivir fuera del útero), y el Estado puede regular o prohibir el aborto, excepto cuando sea necesario para preservar la vida o la salud de la madre.

El sistema trimestral de esta sentencia para determinar cuándo un feto es viable toca un tema central del debate sobre el aborto. Por un lado, el National Right To Life Committee ["La Comisión Nacional del Derecho a la Vida"] (NRLC, por sus siglas en inglés), que se autodenomina "la organización provida más antigua y más grande del país", afirma clara y categóricamente que "la vida de un bebé comienza mucho antes de que nazca. Un nuevo ser humano individual comienza en la fecundación...".

Por otro lado, la medicina y la ciencia se han mostrado tradicionalmente abiertas a una interpretación más liberal y a permitir zonas grises a la hora de determinar cuándo comienza la vida, y algunos sugieren cinco etapas de desarrollo: 1) la fecundación, cuando se forma el cigoto; 2) la gastrulación, dos semanas después de la fecundación; 3) las 24-27 semanas de embarazo, cuando surgen los patrones de las ondas cerebrales; 4) cuando el feto se hace viable fuera del útero, como determina el caso Roe contra Wade, y 5) el nacimiento propiamente dicho.

En cualquier caso, nada de esto acabó importando a McCorvey. Cuando ganó su caso en 1973, tras una larga batalla legal, ya había dado a luz y entregado a su hija en adopción.

¿Podía McCorvey prever que su caso daría lugar a una virulenta marea antiabortista?

INICIOS DEL MOVIMIENTO ANTIABORTISTA: UN OSCURO SECRETO

Los cristianos evangélicos son actualmente una de las principales voces de los movimientos llamados "derecho a la vida" o antiabortistas.

Pero no siempre fue así. En la época de Roe vs. Wade, la mayoría de los líderes evangélicos apenas si hacían un guiño a los "no nacidos". Sin embargo, hoy el aborto es su causa célebre. ¿Qué ha cambiado? ¿Por qué este tema se ha convertido en algo tan importante para un colectivo que representa aproximadamente el 30% de la población de Estados Unidos, es decir, unos 100 millones de personas?

Esta es una historia de política y poder. Una historia tanto de creencias sinceras como de falsedad científica. Una historia de origen turbio, teñida de racismo.

En la década de 1970, el hedor del escándalo Watergate aún estaba fresco en el aire y los republicanos y los conservadores sociales necesitaban urgentemente una victoria. Conservadores como Paul Weyrich, activista político y cofundador de la Heritage Foundation, junto con Jerry Falwell, un predicador con estatus de celebridad con sus propias instituciones educativas religiosas y canales de medios de comunicación, apostaban por Ronald Reagan como su caballo ganador.

Paul Weyrich

Estos hombres reconocían el poder político potencial de los evangélicos para lanzar a su candidato predilecto a la victoria, pero no parecían poder unirlos como cuerpo electoral. De hecho, Weyrich había intentado unir a la comunidad evangélica a través de una serie de temas diferentes, como la pornografía, la oración en las escuelas y la Enmienda de Igualdad de Derechos feminista, sin ningún resultado práctico.

Muchos evangélicos afirman que el aborto fue la chispa que finalmente encendió su llama política.

Esto no es cierto.

El aborto llegó más tarde; el tema real que Weyrich utilizó para encender el activismo político evangélico fue mucho más desagradable.

Después de que el caso Brown vs. Board of Education ordenara la integración racial de las escuelas en 1954, muchos sureños blancos formaron las llamadas "academias de segregación", que eran esencialmente instituciones sólo para blancos que se registraban como organizaciones benéficas sin ánimo de lucro y, por tanto, estaban exentas de pagar impuestos. El propio Jerry Falwell abrió su Lynchburg Christian Academy (más tarde llamada Liberty Christian Academy) como una escuela "sólo para blancos" durante los dos primeros años de su existencia.

Jerry Falwell

Una universidad fundamentalista de Carolina del Sur, la Bob Jones University, atrajo la atención especial del Servicio de Impuestos Internos por su negativa a la integración. El rechazo de esta institución a los estudiantes negros hizo que perdiera su estatus de exención fiscal en 1976, para ira de muchos líderes evangélicos. Enfurecido, en referencia a la pérdida de este estatus, Falwell declaró: "En algunos estados es más fácil abrir un salón de masajes que una escuela cristiana [sólo para blancos]".

Y así, Weyrich había encontrado el tema que finalmente uniría a los líderes evangélicos. En sus propias palabras: "Lo que les hizo cambiar de opinión fue la intervención de Jimmy Carter contra las escuelas cristianas, tratando de negarles la exención de impuestos sobre la base de la llamada segregación de hecho".

El aborto no hizo que los evangélicos se unieran como poder político para votar a Reagan.

Lo hizo el racismo.

Sin embargo, incluso hace 50 años, el uso de la discriminación racial como grito de guerra habría parecido de mal gusto. Hombres como Weyrich y Falwell sabían que tenían que encontrar algo más aceptable para el público.

Algo como el aborto. El problema era que a los evangélicos parecía no importarles.

¿Cómo podía Weyrich avivar su indignación?

LA POLÍTICA Y LOS ORÍGENES DEL ACTIVISMO ANTIABORTISTA

Hasta ese momento, los católicos romanos habían sido la voz más fuerte contra el aborto en el país. Los evangélicos habían permanecido en gran medida en silencio cuando se aprobó el caso Roe vs. Wade, y algunos líderes incluso apoyaron suavemente el cambio legislativo. De hecho, los delegados de la Southern Baptist Convention [Convención Bautista del Sur] (SBC, por sus siglas en inglés), el mayor grupo bautista del país, afirmaron que "los bautistas del sur trabajan a favor de una legislación que permita la posibilidad del aborto en condiciones tales como la violación, el incesto, la evidencia clara de una deformidad fetal grave y la evidencia cuidadosamente comprobada de la probabilidad de daño a la salud emocional, mental y física de la madre". A raíz de Roe, el presidente de la SBC, W. A. Criswell, dijo: "Siempre he pensado que sólo después de que un niño naciera y tuviera una vida separada de su madre se convertía en una persona individual, y siempre me ha parecido, por tanto, que debe permitirse lo que es mejor para la madre y para el futuro."

Nada que ver con la categórica denuncia evangélica del aborto que vemos hoy en día.

Sin embargo, las tasas de aborto habían aumentado a lo largo de la década de 1970, haciendo que algunos ciudadanos se sintieran incómodos. En 1978, los republicanos provida vencieron a los demócratas en Minnesota y en las elecciones de Iowa, demostrando que su postura antiabortista tenía peso político entre los votantes.

Y Weyrich se dio cuenta.

En 1979, Weyrich animó a Falwell a fundar una organización llamada The Moral Majority [La Mayoría Moral], cuya misión consistía en reunir a las voces conservadoras de Estados Unidos para que actuaran como fuerza política mediante el registro de votantes, el trabajo de los grupos de presión y las actividades de recaudación de fondos para llevar a Reagan a la Casa Blanca. Junto con la denuncia de los derechos de los homosexuales y de las mujeres, el aborto era uno de sus principales gritos de guerra. Sin embargo, una vez más, Ed Dobson, antiguo aliado del movimiento, aclaró "...[en sus inicios] me senté... con la Mayoría Moral, y francamente no recuerdo que se mencionara nunca el aborto como una razón por la que debíamos hacer algo". En otras palabras, la disputa sobre la raza los unió; el aborto sólo vino después.

Jerry Falwell en un mitin religioso en Tennessee

Entonces, ¿cómo llegó el aborto a dominar tanto a la Mayoría Moral así como a la conversaciones de la nación? Esto no ocurrió de forma autónoma. Más bien, el aborto fue insertado activa y conscientemente en el discurso para avivar las pasiones de los votantes y garantizar su participación en las urnas.

Una poderosa herramienta para ello fueron los medios audiovisuales. Weyrich, Falwell y otros recurrieron a Francis A. Schaeffer, una figura intelectual de los círculos de la derecha religiosa, que creía que el aborto conduciría al infanticidio y la eutanasia. En colaboración con el cirujano C. Everett Koop, realizó una serie cinematográfica titulada Whatever Happened to the Human Race? ("¿Qué le ha pasado a la raza humana?"), cuyas descripciones del aborto eran de lo más gráficas. Las representaciones reales y ficticias incluían comparaciones entre los fetos abortados y los esclavos negros del pasado de Estados Unidos, así como imágenes inquietantes de innumerables muñecos esparcidos por las orillas del Mar Rojo en representación de fetos abortados. Con una música de fondo espeluznante, la cámara se desplaza sobre los muñecos de plástico esparcidos por la arena mientras una voz en off narra el proceso de aborto en un lenguaje bastante horripilante, con la clara intención de horrorizar:

"...el cirujano raspa entonces la pared del útero... cortando el cuerpo del bebé en pedazos. Un método alternativo... se llama aborto por succión. Se introduce un potente tubo de succión a través del cuello del útero. Esto desgarra el cuerpo del bebé en desarrollo y su placenta, succionándolos en un frasco. Se reconocen pequeñas partes del cuerpo como brazos, piernas, cabeza, etc. Otro tipo común es el aborto por envenenamiento con sal, o como se le llama, 'salting out'. Este método se lleva a cabo después de las dieciséis semanas de embarazo, cuando se ha acumulado suficiente líquido en el saco que rodea al bebé. Se introduce una aguja bastante larga a través del abdomen de la madre, directamente en el saco que rodea al bebé, y se inyecta una solución de sal concentrada. El bebé la absorbe, traga la sal y se envenena con ella. La capa externa de la piel se quema por la alta concentración de sal. Este método tarda aproximadamente una hora en matar lentamente al bebé. La madre suele ponerse de parto un día después y da a luz a un bebé muerto y encogido".

En este punto, hay una cierta paradoja que merece ser mencionada. Mientras que la Mayoría Moral buscaba la elección de Reagan, Jimmy Carter, el entonces presidente en funciones y oponente de Reagan, era él mismo un evangélico, pero demasiado liberal para gente como el conservador Weyrich. Quería que se fuera y estaba dispuesto a tergiversar la verdad para lograrlo. Weyrich le culpó de la eliminación del estatus de exención de impuestos para las universidades cristianas que se negaban a integrarse, pero en realidad, esta política fue impuesta por el republicano Nixon del famoso Watergate, y la Bob Jones University perdió su estatus de exención de impuestos un año antes de que Carter tomara posesión. Además, aunque Carter no trató de prohibir el aborto directamente, sí intentó reducir las tasas de aborto; Reagan, en cambio, firmó el proyecto de ley de aborto más liberal del país durante su mandato como gobernador de California en 1967.

El presidente Ronald Reagan

Para cuando llegó la elección presidencial de Reagan, estos hechos, que no encajaban en la narrativa conservadora, fueron convenientemente olvidados.

La Mayoría Moral de Falwell logró su objetivo cuando Reagan ganó la Casa Blanca en 1980. Aunque varios factores, como la Crisis de los Rehenes en Irán, influyeron en la derrota de Carter, el propio Falwell solía mencionar una encuesta de Harris que decía que Carter habría ganado el voto popular por un 1% si no hubiera sido por la derecha religiosa. "Sabía que tendríamos algún impacto en las elecciones nacionales, pero no tenía idea de que sería tan grande".

Jerry Falwell con el presidente Ronald Reagan

Carter estaba fuera, Reagan estaba dentro, y el aborto como tema candente -y herramienta de movilización política- había llegado para quedarse. Y los opositores al aborto estaban a punto de entusiasmarse aún más que nunca. Los republicanos habían aprendido que podían ganar elecciones con una candidatura antiabortista; una lección que siguen aplicando incluso hoy. El aborto se había convertido en una parte oficial de la plataforma del partido.

Primero llegó otra película en 1984: The Silent Scream (El grito silencioso). Producido por la NRLC, sus 28 minutos presentan una ecografía que muestra a un feto de 12 semanas siendo abortado y aparentemente gritando en silencio mientras se retuerce de dolor.

Aunque muchos profesionales de la medicina han desacreditado la película por considerarla intencionadamente engañosa y científicamente poco sólida (un feto de 12 semanas no puede sentir dolor ni realizar movimientos intencionados, no tiene pulmones para gritar como se muestra en la película, etc.) Reagan hizo referencia a ello: "Se ha dicho que si todos los miembros del Congreso pudieran ver esa película, actuarían rápidamente para acabar con la tragedia del aborto". La película se emitió en los informativos de las cadenas y se difundió ampliamente por todo el país. Incluso provocó una audiencia del Subcomité Judicial del Senado sobre el tema del dolor fetal.

Esto se convirtió en un elemento central de la estrategia del movimiento antiabortista: hacer ver el dolor potencial del feto no nacido. Mientras que los argumentos sobre la santidad de la vida a menudo se quedaban en nada, las imágenes gráficas como las de The Silent Scream parecían funcionar. El NRLC llegó a difundir materiales con imágenes espantosas de un feto apuñalado por unas tijeras.

Hay muchos ejemplos del uso de la imagen visual en estos círculos activistas. El Manual sobre el Aborto de John y Barbara Willke, llamado por algunos la "Biblia del movimiento provida", contenía imágenes de fetos abortados y se difundía por toda la comunidad. Durante las marchas y protestas públicas, además de fotos de fetos en el útero y abortados y de modelos y fetos en frascos, los partidarios a menudo utilizaban muñecos y pins de fetos para exponer su punto de vista político.

Otros hicieron un llamamiento a la emotividad por otros medios, presentándose como activistas de los derechos humanos en su intento de detener el asesinato de los no nacidos. Algunos activistas compararon el aborto con el Holocausto, mientras que otros dijeron que el aborto era similar a la decisión Dred Scott de 1857, que dictaminó que los negros no eran ciudadanos estadounidenses y, por tanto, no estaban protegidos por la Constitución, en la medida en que el feto era visto de la misma manera a través de los ojos de la ley. Un giro particularmente irónico de los acontecimientos, teniendo en cuenta que los numerosos evangélicos que engrosaron las filas antiabortistas debieron sus comienzos políticos precisamente a un intento de mantener la segregación racial, como vimos con la Bob Jones University, Patrick Weyrich y Jerry Falwell.

Este mensaje visceral consiguió despertar las pasiones de la población; el aborto, del que apenas se hablaba antes, estaba ahora firmemente arraigado como tema de debate nacional. En otras palabras, el aborto se había convertido deliberadamente en una valiosa baza política.

En 1985, la Marcha por la Vida, celebrada en Washington DC el 22 de enero, contó con 70.000 participantes. Reagan prestó su apoyo emitiendo una llamada telefónica por megafonía: "Nuestra respuesta al duodécimo aniversario de Roe vs. Wade... debe ser volver a dedicarnos a acabar con la terrible tragedia nacional del aborto..."

Los activistas antiabortistas no se limitaron a protestar pacíficamente. En los meses anteriores a esta protesta, la violencia contra los centros abortistas había aumentado, con atentados, incendios provocados y acoso. Incluso antes, en 1982, el Dr. Héctor Zevallos y su esposa habían sido secuestrados por activistas antiabortistas que se autodenominaban "Ejército de Dios", y mantenidos como rehenes durante una semana.

Las estadísticas de la National Abortion Federation (Federación Nacional del Aborto) sobre los actos violentos contra los proveedores de servicios de aborto en Estados Unidos y Canadá entre los años 70 y 2000 incluyen 8 asesinatos, 17 intentos de asesinato, 41 atentados con bomba, 175 incendios provocados y toda una letanía de otros actos violentos que suman un total de 6.143 incidentes.

Uno de los grupos más ruidosos y radicales fue la Operation Rescue (Operación Rescate). Fundada por Randall Terry, la organización empleaba a menudo tácticas consideradas por otros como agresivas: mientras protestaban frente a las clínicas de aborto, se burlaban del personal sanitario, mostraban imágenes gráficas de fetos, acosaban a las mujeres que intentaban entrar e intentaban bloquear físicamente la entrada. Jerry Falwell, nuestro célebre predicador, y fundador de la Mayoría Moral, apoyó a esta organización, prestando su apoyo verbal en una conferencia de prensa durante una protesta en 1987 y su apoyo financiero en forma de una donación de 10.000 dólares.

Randall Terry

Durante las décadas de 1980 y 1990, llevaron sus protestas por todo el país, provocando varias detenciones y consiguiendo cerrar múltiples clínicas. En 1991, organizaron el "Verano de la Misericordia" en Wichita, Kansas, que cerró clínicas locales y duró seis semanas. Más de 2.700 manifestantes fueron detenidos.

En 1993, el fundador Terry trató de ampliar los objetivos del grupo, oponiéndose a los homosexuales y otras minorías, diciendo lo siguiente:

"Quiero que dejéis que una ola de intolerancia os inunde. Quiero que dejéis que una ola de odio os inunde. Sí, el odio es bueno... Nuestro objetivo es una nación cristiana. Tenemos un deber bíblico; estamos llamados por Dios, a conquistar este país. No queremos igualdad de tiempo. No queremos pluralismo".

Sin embargo, después de que el presidente Clinton firmara la Ley Federal de Acceso a las Clínicas en 1994, que obligaba a imponer multas y penas de cárcel a quienes emplearan las tácticas de Operation Rescue, Terry abandonó la organización.

En 1998, el violento legado de Operation Rescue alcanzó su punto álgido. Uno de los seguidores más cercanos de Terry, James E. Kopp, siguió a un médico abortista de Nueva York hasta su casa y lo asesinó a través de la ventana de la cocina. Tras huir a Francia, fue finalmente extraditado y condenado a veinticinco años de prisión en 2003.

A fin de cuentas, las imágenes truculentas y la violencia, aunque eficaces hasta cierto punto, no pudieron cambiar la ley ni una opinión pública cada vez más favorable al aborto. Los activistas antiabortistas necesitaban una nueva estrategia.

DESAFÍOS LEGALES AL ABORTO EN ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA

Aunque muchos activistas antiabortistas hicieron oír su voz a través de protestas tanto pacíficas como violentas, también hubo quienes trataron de conseguir sus medios por la vía legal. De hecho, a pesar de las tácticas llamativas de sus compañeros activistas más ruidosos, esta lucha legal es la que posiblemente sentó las bases de la situación actual con el proyecto de opinión mayoritario filtrado por el Tribunal Supremo.

La primera forma en que lo hicieron fue impulsando el control del aborto a nivel estatal. En 1982, Pensilvania introdujo restricciones al caso Roe vs. Wade que exigían que las menores obtuvieran el consentimiento de sus padres, añadían un periodo de espera de 24 horas a las mujeres antes de poder abortar y obligaban a las mujeres casadas a informar a sus maridos. En 1992, este caso llegó al Tribunal Supremo con el caso Planned Parenthood vs. Casey. El tribunal no anuló el caso Roe vs. Wade, pero sí dictaminó que los estados podían aprobar restricciones al aborto, siempre que no supusieran una "carga indebida" para las mujeres embarazadas.

Y aquí radica una controversia específica que se esconde bajo las diversas restricciones al aborto que los diferentes estados han intentado aprobar desde entonces. ¿Qué significa "carga indebida"? Algunos estados aprobaron leyes que exigían asesoramiento o restricciones adicionales a los médicos y hospitales, y fueron los jueces quienes decidieron si estas restricciones suponían una "carga indebida". Algunos han argumentado que para una mujer con recursos económicos y un coche, no hay muchas restricciones que supongan una carga indebida. Sin embargo, para una mujer pobre de una zona rural sin vehículo propio, un requisito de dos viajes supondría una carga increíble. La determinación de la "carga indebida" sigue siendo subjetiva.

En este punto, es importante mencionar que, aunque Casey permitía a los estados aprobar restricciones más estrictas al aborto, seguía confirmando Roe. Esto se debió a la stare decisis, que significa seguir el precedente de casos anteriores. Este es otro ejemplo que confirma que es muy poco común que los tribunales reviertan sus propias opiniones, lo que hace que la opinión mayoritaria filtrada sea aún más sorprendente.

"Por lo tanto, es imperativo adherirse a la esencia de la decisión original de Roe, y así lo hacemos hoy", dijeron los jueces en 1992.

Aunque la sentencia eliminó el marco trimestral al permitir a los estados prohibir los abortos en etapas más tempranas del embarazo, reafirmó que el derecho a la intimidad, en el que se basa la protección del aborto, sitúa las decisiones individuales sobre el aborto y la planificación familiar dentro de "un ámbito de libertad personal en el que el gobierno no puede entrar".

El NRLC, la organización que está detrás de la película The Silent Scream, avivó aún más el debate en los años 90 al acuñar el término "aborto de nacimiento parcial", encargando deliberadamente ilustraciones de la práctica y anuncios pagados para provocar la indignación del público. Douglas Johnson, del NRLC, declaró que "a medida que el público se entere de lo que es el "aborto de nacimiento parcial", también podría aprender algo sobre otros métodos de aborto, y... esto fomentaría una creciente oposición al aborto".

¿Qué es el llamado "aborto de nacimiento parcial"?

En términos médicos, este procedimiento se conoce como "dilatación y extracción", o D&E, que consiste en eliminar el feto intacto mediante la dilatación del cuello uterino y la extracción de todo el cuerpo a través del canal de parto. Esta práctica sólo se lleva a cabo cuando es absolutamente necesaria y, en el año 2000, por ejemplo, sólo representó el 0,2% de los 1,3 millones de abortos realizados ese año.

Sin embargo, los políticos aprovecharon el término incendiario y lo repitieron hasta la saciedad. El representante Charles Canady, republicano de Florida, propuso en 1995 un proyecto de ley que tipificaba como delito la realización de un aborto de "nacimiento parcial". A partir de ahí, la espiral de la ley fue ascendente, y el presidente George W. Bush firmó en 2003 una ley que prohibía a los médicos ejecutar deliberadamente este tipo de procedimiento, tras una batalla de 8 años en el Congreso. El Tribunal Supremo de Estados Unidos confirmó esta prohibición de la dilatación y extracción en el caso Gonzales vs. Carhart.

"Aborto de nacimiento parcial" no es el único término que el NRLC introdujo en el léxico popular. En 2012, el representante Todd Akin afirmó escandalosamente que las mujeres que son víctimas de una "violación legítima" rara vez se quedan embarazadas. "El cuerpo femenino tiene formas de intentar cerrar todo eso". Resulta que el doctor John C. Willke, ex presidente del NRLC, publicó por primera vez esta idea en un libro de 1985. En una entrevista de 2012, insistió: "Esto es algo traumático: ella está, digamos, tensa. Está asustada, tensa, etc. Y los espermatozoides, si se depositan en su vagina, tienen menos posibilidades de fecundar. Las trompas están espásticas". No importa que los mejores expertos en salud reproductiva descarten esta improbable circunstancia.

El representante Todd Akin

Además de introducir los términos "aborto de nacimiento parcial" y "violación legítima" como temas de debate, la NRLC también desarrolló modelos legales para impulsar la legislación, de modo que 18 estados han adoptado la prohibición del aborto de 20 semanas. Los estados más conservadores han continuado avanzando gradualmente hacia mayores restricciones al aborto hasta el punto que Roe vs. Wade permitiría legalmente, desafiando la definición de "carga indebida" hasta su límite, hasta los tiempos presentes.

En Texas se aplican algunas de las medidas más draconianas. Conocida como SB 8, esta ley prohíbe la mayoría de los abortos, incluso en casos de violación o incesto, en cuanto haya una actividad cardíaca detectable (nótese que no se trata de un latido del corazón; es sólo una corriente eléctrica dentro del feto). Esto suele ocurrir en torno a las seis semanas de embarazo, momento en el que la mayoría de las mujeres no saben que están embarazadas. Además, esta ley de Texas designa a ciudadanos particulares para demandar a cualquiera que "ayude e instigue" un procedimiento, lo que significa que personas sin conexión ni relación con la paciente o el centro sanitario pueden demandar a mujeres, médicos e incluso taxistas, y recuperar las costas judiciales, además de 10.000 dólares extra si ganan. Algunos ven estos 10.000 dólares como una posible recompensa por delatar a sus conciudadanos.

Otro caso es el de Mississippi, que hace ilegales la mayoría de los abortos después de las 15 semanas; aún más estricto es el proyecto de ley aprobado recientemente por los legisladores de Oklahoma, que haría ilegal el aborto justo después de la concepción, prohibiéndolo de hecho. Esta ley también prevé una justicia vigilante aplicada por civiles, similar a la de Texas. El gobernador Kevin Stitt ha declarado que firmaría todos los proyectos de ley antiabortistas que le envíe la Legislatura, por lo que es muy probable que esta realidad se convierta en ley si el proyecto del Tribunal Supremo se convierte en ley y se elimina la protección constitucional del aborto.

La llegada del ex presidente republicano Donald Trump a la escena política infundió al movimiento antiabortista una energía renovada. Mientras que su compañero de candidatura, Mike Pence, era abiertamente evangélico y antiabortista, el propio Trump también dejó clara su postura antiabortista. Durante un debate presidencial, dijo: "Yo soy provida", que la autoridad sobre el derecho al aborto volvería a los estados y que el caso Roe vs. Wade sería anulado "automáticamente" porque él nombraría a jueces provida en el Tribunal Supremo. Una declaración sorprendentemente profética, teniendo en cuenta las circunstancias actuales y el tema de este artículo.

El presidente Donald Trump con el vicepresidente Mike Pence

Es interesante observar su similitud en este punto con Reagan, que hizo de su postura antiabortista un bastión de su campaña, aunque había firmado leyes liberales sobre el aborto mientras era gobernador de California. Al igual que Reagan, cuando Trump fue entrevistado en el programa Meet the Press de la NBC en 1999, había dicho "soy muy pro-aborto", añadiendo que esta posición se debía a "un poco de fondo neoyorquino". Muy lejos de su promesa de devolver el derecho al aborto a los estados y de poner jueces antiabortistas en el tribunal durante su carrera presidencial.

¿Por qué este cambio de rumbo? Una posible explicación es que Trump ganó las elecciones de 2016 con el 80% del voto evangélico. Estaría en deuda con este grupo demográfico, uno de los que más se oponen al aborto en la nación. Simplemente, si quería seguir recibiendo su apoyo, tenía que darles lo que querían.

Y lo haría a través del Tribunal Supremo.

¿Cómo?

EL TRIBUNAL SUPREMO: CÓMO FUNCIONA Y POR QUÉ ES IMPORTANTE

Para entender el papel de Trump en la existencia de la opinión filtrada, es necesario hacer una breve explicación sobre la estructura y el funcionamiento del Tribunal Supremo. El Tribunal está formado por nueve jueces cuyos cargos son vitalicios. El presidente debe nominar primero a su candidato, que luego se somete a un procedimiento de audiencia de confirmación en el Senado. Aunque los nominados, en teoría, son apolíticos, dado que los Jueces deben ser imparciales, suele entenderse que cualquier presidente nominará a candidatos afines a sus inclinaciones políticas, ya sea a la derecha o a la izquierda. Y una vez nombrados, estos jueces tienen un enorme poder político para marcar el rumbo de la nación; el caso que nos ocupa, con el proyecto de opinión mayoritaria filtrado, es un claro ejemplo de este poder.

Edificio del Tribunal Supremo de los Estados Unidos

Los republicanos han hecho suyo este poder político. En 2016, el entonces presidente Barack Obama designó al juez Merrick Garland para cubrir la vacante dejada por el juez Antonin Scalia, un hombre conocido por su inclinación hacia la jurisprudencia conservadora antes de su muerte. Este nombramiento habría inclinado la balanza en dirección liberal.

Sin embargo, antes de que Obama pudiera siquiera nombrar a su candidato y sólo unas horas después de la muerte de Scalia, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, ya había anunciado que declararía nulo cualquier nombramiento de Obama y planeaba bloquear la votación para confirmar a su candidato antes de que pudiera siquiera ser considerado como una posibilidad. Esto se debía, según McConnell, a que el próximo juez debía ser nombrado por el presidente entrante, que sería elegido más adelante en el año, y no por el presidente Obama en funciones. La toma de poder de McConnell fue especialmente chocante porque no había precedentes de una acción semejante desde la Guerra Civil en la década de 1860.

El senador Mitch McConnell

Por lo tanto, esta vacante estaba convenientemente esperando a Trump cuando llegó al poder. Le permitió ofrecer un quid pro quo a los votantes conservadores que le habían lanzado a la victoria, nominando a Neil Gorsuch para sustituir a Antonin Scalia en 2017. Más tarde tuvo la oportunidad de sustituir a otros dos jueces, nombrando a Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett, forjando así una mayoría conservadora de 6-3 en el máximo tribunal del país.

Trump obtuvo recompensas políticas por este movimiento. Después de prometer que iba a apilar el Tribunal Supremo para anular el derecho al aborto (y cumplir su promesa), las figuras religiosas le llamaron el "presidente más provida" de la historia. El NRLC apoyó su reelección. El presidente del Seminario Teológico Bautista del Sur anunció su apoyo en 2020, en gran medida por el tema del aborto. Y en enero de 2020, en un acto para solidificar su vínculo con sus votantes antiabortistas, Trump fue el primer presidente de Estados Unidos en hablar en la manifestación de la Marcha por la Vida.

Está claro que Trump conocía a su público.

El presidente Trump participó en una plegaria evangélica

Hemos llegado a los tiempos presentes, con el famoso borrador de opinión filtrado, que supone un sorprendente cambio de rumbo y un desprecio por la stare decisis. Es tan sorprendente, de hecho, que plantea la pregunta: ¿cómo puede el Tribunal invalidar una jurisprudencia de hace casi 50 años? ¿Y por qué lo haría, en un momento en que la mayoría del público estadounidense apoya la ampliación, y no la limitación, de los derechos reproductivos?

¿CÓMO SE PUEDE REVOCAR EL CASO ROE VS. WADE?

Cuando el juez Samuel Alito, el autor de la opinión filtrada, se sometió a su audiencia en el Senado en 2006, declaró específicamente que Roe vs. Wade merecía "respeto", pero se negó a calificarlo de "derecho establecido". En 1985, mientras trabajaba como abogado del Departamento de Justicia, escribió un memorando en el que afirmaba que el gobierno "debería dejar claro que no estamos de acuerdo con Roe vs. Wade". En 1991, durante el caso Planned Parenthood vs. Casey, utilizó su disenso para argumentar que las mujeres deberían notificar a sus maridos antes de abortar. Teniendo en cuenta su historial, no debería sorprender que intente reducir las protecciones que ofrece el caso Roe vs. Wade.

El juez Samuel Alito

Alito afirma que el caso Roe vs. Wade concedió erróneamente protección constitucional al derecho de la mujer al aborto y que el derecho al aborto no estaba "profundamente arraigado en la historia de esta nación". La sentencia del caso Roe fundamentó el derecho al aborto en la Decimocuarta Enmienda, que protege el derecho al debido proceso y que entró en vigor inmediatamente después de la Guerra Civil y el fin de la esclavitud. El Tribunal Supremo consideró que esta enmienda protege el derecho a la intimidad de las personas, la base sobre la que se decidió el caso Roe vs. Wade. Alito basa su argumento en las leyes estatales de 1868, argumentando que, aunque se ratificó para proteger los derechos de los antiguos esclavos, 28 de los 37 estados de Estados Unidos que existían en ese momento "habían promulgado leyes que convertían el aborto en un delito", respaldando así su afirmación de que el aborto no tiene precedentes históricos en Estados Unidos.

La jueza Amy Coney Barrett, nombrada por Trump para el Tribunal Supremo y católica declarada, tiene un historial de voto favorable a las posiciones antiabortistas. Algunos expertos sostienen que esperan que invalide el caso Roe, lo que se evidencia en el hecho de que Trump había dicho que sólo nombraría jueces comprometidos con la revocación del caso y no hay razón para creer que no cumplió esta promesa cuando la nombró.

La jueza Amy Coney Barrett

El juez Neil Gorsuch, otro nombrado por Trump, también ha hecho donaciones a políticos contrarios al aborto, ha apoyado a otro político para retirar los fondos públicos de Planned Parenthood y ha comparado los hospitales que prestan servicios de aborto y el suicidio asistido.

El juez Neil Gorsuch con el presidente Trump

Aunque el tercer nombrado por Trump, el juez Brett Kavanaugh, ha hecho comentarios que parecen indicar una postura más moderada que la de sus colegas, su historial de voto ha respaldado sistemáticamente las restricciones al aborto.

El juez Brett Kavanaugh

El más categórico en su oposición al aborto es el juez Clarence Thomas, nombrado por George H.W. Bush, que escribió que el caso Roe vs. Wade "creó el derecho al aborto de la nada, sin un ápice de apoyo en el texto de la Constitución". Además, afirma que "nuestros precedentes sobre el aborto son gravemente erróneos y deberían ser anulados... la idea de que los autores de la Decimocuarta Enmienda entendieron que la Cláusula del Debido Proceso protegía el derecho al aborto es una farsa".

El juez Clarence Thomas

Es importante tener en cuenta que el borrador del documento que se ha filtrado no es inamovible. El fallo real, que debería llegar a finales de junio o principios de julio de 2022, podría finalmente no anular el caso Roe vs. Wade. Sin embargo, a la luz de todo lo anterior, parece bastante probable que el Tribunal anule las protecciones concedidas por Roe vs. Wade, dada la composición de tendencia conservadora, la posición legal y el historial de los actuales jueces.

Si se anula, las consecuencias podrían ser rápidas. Veintitrés estados y territorios aplicarían una prohibición inmediata, y 13 tienen las llamadas "leyes de activación", que están diseñadas para "activarse" y hacer que el aborto sea ilegal en caso de que el Tribunal Supremo decida prohibir la práctica. Por el contrario, otros estados, como California, Nueva York, Oregón y Washington, han codificado el derecho al aborto en la legislación estatal para garantizar su protección.

Sin embargo, las consecuencias van mucho más allá del ámbito del aborto. Kathryn Tullos, natural de Texas y actual presidenta de Democrats Abroad Spain, es profesora especializada en Estudios de la Mujer y Derecho. Sostiene que, aunque muchas protecciones diferentes podrían ser anuladas, las dos más vulnerables en la actualidad son las otorgadas por el caso Obergefell vs. Hodges, que legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo, y el caso Griswold vs. Connecticut, que legalizó ampliamente el uso de anticonceptivos. Otros juristas afirman incluso que la protección federal del matrimonio interracial podría verse ahora en peligro, manteniendo la protección legal en algunos estados, pero no en otros.

En este escenario, con la eliminación de la protección federal del aborto, y posiblemente de otros derechos, nos encontraríamos con un mosaico de estados con leyes diferentes en el que las mujeres se verían obligadas a viajar a diferentes estados para abortar. En caso de que el Congreso prohíba el aborto a nivel nacional, Tullos menciona la posibilidad de que se obligue a viajar a México, Canadá o Europa para abortar.

Tullos profundiza mencionando que "tratar de imponer una prohibición de viajar, algo que muchos legisladores están interesados en hacer, es realmente difícil de entender desde el punto de vista constitucional, porque la libertad de movimiento es una de las libertades básicas que garantiza la Constitución. Cuando se empieza a decir a la gente que no puede viajar con un propósito concreto, se está realmente ante un estado policial".

El presidente Joe Biden ha dejado claro su descontento con la posibilidad de que el Tribunal Supremo anule el caso Roe vs. Wade, calificando la decisión de "radical". "Va mucho más allá de la preocupación por el derecho a elegir", dice. "Va a otros derechos básicos, el derecho al matrimonio, el derecho a determinar toda una serie de cosas".

Pero, ¿podrá la administración Biden hacer realmente algo para evitar que esto ocurra?

LA REACCIÓN CONTRA EL BORRADOR DE UNA OPINIÓN MAYORITARIA FILTRADA

Apenas 12 horas después de que se filtrara el documento, el líder de la mayoría del Senado y demócrata Chuck Schumer anunció que "es mi intención que el Senado celebre una votación sobre la legislación para codificar el derecho al aborto en la ley" como salvaguarda ante la posible derogación de Roe vs. Wade.

El líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer

El 11 de mayo se celebró una votación en el Senado, que finalmente no protegió el derecho al aborto con un resultado de 49 a favor y 51 en contra. Todos los republicanos y Joe Manchin, un demócrata conocido por su inclinación conservadora y su postura abiertamente antiabortista, votaron en contra de la medida. Tras la votación, la vicepresidenta Kamala Harris lamentó el resultado: "Lamentablemente, el Senado no ha defendido el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo".

Incluso sin que Manchin votara en contra de las líneas de su partido, esta votación estaba condenada desde el principio. Aunque los demócratas ocupan el 50% del Senado y la vicepresidenta Harris puede deshacer cualquier empate con sus homólogos republicanos, era casi seguro que los republicanos harían uso del filibusterismo para paralizar el proyecto de ley. Por lo tanto, esta votación pretendía tener un carácter meramente simbólico, una muestra al público estadounidense de la desaprobación de la administración a la opinión del Tribunal Supremo y su solidaridad con los derechos reproductivos.

Así pues, ¿le queda algún recurso legal?

Tullos menciona la posibilidad de buscar resquicios legales; por ejemplo, utilizar el argumento del derecho a la vida de la madre si tiene un feto moribundo en su interior, basándose en la pregunta: "¿Tiene ella el derecho a la vida, o sólo el feto?". Esto podría llevar a un litigio al margen en algunas jurisdicciones.

Pero "legalmente, las opciones son limitadas. Políticamente, tratar de presionar a alguien como Ted Cruz [senador republicano de Texas conocido por sus posiciones conservadoras] es una pérdida de tiempo. Cruz siempre dice: 'Es lo que querían los padres fundadores', lo que te mantiene atascado en una visión del mundo de los años 1700".

El senador Ted Cruz

Tullos aboga por la participación ciudadana en el proceso democrático como solución para proteger el derecho al aborto. "Depende del ciudadano de a pie votar como un loco en las elecciones locales. Si se puede empezar a cambiar la fisonomía de las legislaturas estatales, se va a empezar a conseguir fuerza... se puede empezar a romper algunos obstáculos porque la opinión pública está claramente del lado de los derechos reproductivos. Por eso es absolutamente esencial votar en las elecciones de mitad de mandato, cuando no hay una elección presidencial en la parte superior de la papeleta".

Biden ha compartido el mismo sentir. "Si el Tribunal anula Roe, corresponderá a los funcionarios electos de nuestra nación en todos los niveles de gobierno proteger el derecho de la mujer a elegir. Y corresponderá a los votantes elegir a funcionarios favorables al aborto este noviembre".

En resumen, las tornas habrán cambiado. Mientras que los activistas antiabortistas tuvieron que luchar contra la protección general que ofrecía el caso Roe vs. Wade a nivel nacional, y fueron avanzando estado por estado para aplicar mayores restricciones, si se anula Roe, los defensores del derecho a decidir se encontrarán en la misma posición de desventaja opuesta, y también se verán obligados a trabajar estado por estado para habilitar la protección del aborto y elegir a los líderes favorables al derecho a decidir.

¿Cómo podría desarrollarse todo esto?

EL FUTURO

Hemos visto que el aborto en Estados Unidos es complejo e incita a sentimientos de feroz protección o de enfurecida hostilidad. Enredado con una serie de otras cuestiones culturales, científicas y políticas, es evidente que el debate no va a desaparecer pronto. Los evangélicos lo pusieron en primer plano a finales de los años setenta para desviar el foco de atención de los orígenes racistas de su organización, y el aborto se utilizó con éxito para suscitar la indignación y atraer a sus miembros al Partido Republicano. Con el aborto como grito de guerra, estos militantes han llevado a los republicanos a la victoria una y otra vez. Esto demuestra la eficacia del aborto como herramienta política y garantiza que los "líderes conservadores republicanos" seguirán oponiéndose a la práctica para apaciguar a esta base de votantes.

Incluso si, como Reagan y Trump, hacerlo significa contradecir directamente su posición anterior sobre el tema y olvidar convenientemente que una vez fueron "pro-choice," o a favor del aborto.

Al margen de toda la discusión sobre los trimestres, la viabilidad, cuándo empieza la vida, los candidatos al Tribunal Supremo, las sentencias judiciales anteriores, los historiales de voto de los jueces y todo lo demás, no debemos olvidar que las propias mujeres están en el centro de este debate; son ellas las que realmente se quedan embarazadas.

Si el borrador de una opinión se convierte en ley (y ciertamente parece que así será), estas mujeres se enfrentarán a un futuro difícil. Un futuro en el que una mujer podría verse obligada a llevar a término un embarazo con un feto muerto o a seguir embarazada aunque su propia vida corra peligro. Un futuro en el que una niña se vería obligada a dar a luz a un hijo fruto de una violación o de un incesto. Un futuro cargado de cargas añadidas y confusión legal, donde los viajes interestatales o internacionales, caros y largos, serán una necesidad. Un mundo en el que unos desconocidos pueden demandar a una mujer o a su médico por practicar un aborto, y luego reclamar una recompensa de 10.000 dólares, y en el que otros derechos, como el matrimonio homosexual e interracial y la anticoncepción, pasan de repente de puntillas por arenas movedizas...

Como ya se ha dicho, la única forma factible de consagrar el derecho al aborto en Estados Unidos es participar activamente en todas las elecciones y votar a los candidatos proabortistas en todos los niveles de gobierno. Pero esto debería haberse hecho antes. El daño causado por personas como Trump y sus jueces nombrados a la protección constitucional, que una vez se dio por sentada, ya está hecho; la proverbial pasta de dientes ha sido exprimida del tubo. Este daño se ve agravado por el hecho de que esta estrategia, aunque es la única disponible, también lleva tiempo.

Un tiempo que se cobrará un alto precio.

La sentencia Roe se dictó en 1973. Entre 1972 y 1974, los procedimientos de aborto ilegal disminuyeron de 130.000 a 17.000, y el número de muertes pasó de 39 a cinco. Si la sentencia Roe vs. Wade es finalmente anulada, es lógico que veamos un retroceso en estas estadísticas, y que los abortos ilegales y las muertes vuelvan a aumentar.

¿cuántas mujeres morirán o se lesionarán al intentar meter la pasta de dientes en el tubo?