
Abstract
Este paper explora de forma detallada la hipótesis de que, a pesar de la existencia de un amplio parque de viviendas vacías en España —estimado en torno a los 3,8 millones de unidades, lo que representa el 14,4% del total—, la liberalización del suelo implementada mediante la Ley 6/1998 durante el gobierno de José María Aznar ha contribuido, de manera paradójica, a un encarecimiento sostenido de los precios tanto en el mercado de alquiler como en el de compraventa. Este incremento se explica principalmente por un ciclo de rentabilidad potenciado por diversos factores interconectados, como el alquiler vacacional no estacional a través de plataformas digitales como Airbnb, el alquiler de habitaciones individuales como opción alternativa ante los elevados costos de los pisos completos, y la creciente demanda de alojamiento para estudiantes nacionales, europeos e internacionales, que se enfrenta a una oferta limitada durante el curso académico. Estos elementos no solo aumentan la rentabilidad de las propiedades, especialmente en zonas de alta demanda, sino que también interactúan con otros agravantes, tales como el flujo migratorio significativo, la entrada agresiva de fondos de inversión conocidos como “fondos buitres”, la pérdida progresiva del stock de vivienda pública, y mecanismos sofisticados de evasión fiscal en el sector turístico. Como resultado, un porcentaje alarmantemente alto del sueldo medio —hasta el 47% a nivel nacional y el 55-60% en áreas tensionadas— se destina al pago de alquileres, exacerbando las desigualdades socioeconómicas y limitando el acceso a la vivienda digna.
Para verificar esta hipótesis, se recurre a una amplia gama de fuentes fiables, incluyendo datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), informes del Banco de España y Tinsa, así como tesis doctorales y trabajos académicos de repositorios como Dialnet y TDX, actualizados hasta agosto de 2025. El análisis confirma la hipótesis en su esencia, aunque con ciertos matices: por ejemplo, el impacto de Airbnb resulta intenso en contextos locales pero limitado a nivel nacional (apenas el 1,3% del parque total), y las regulaciones recientes, como la Ley 12/2023, han logrado moderar algunos incrementos de precios, aunque a costa de reducir la oferta disponible en ciertos mercados. Además, se incluyen comparativas con la Unión Europea (UE) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), donde España se destaca negativamente por su bajo stock de vivienda social (2,5% frente al 7% promedio en la UE) y su alto esfuerzo salarial en comparación con otros países. Finalmente, se incorporan paralelismos históricos con crisis similares en Londres (durante la era victoriana, la posguerra y la década de 2010), Nueva York (en la era Gilded) e Irlanda (durante la burbuja de los 2000), que ilustran patrones recurrentes de especulación y subdivisiones que elevan los precios, pero también estrategias exitosas de mitigación. El paper culmina con recomendaciones integrales para romper este ciclo, inspiradas en lecciones internacionales probadas.
Introducción
La crisis de la vivienda en España no es un fenómeno aislado ni reciente, sino el resultado de una compleja intersección de políticas históricas, dinámicas económicas y presiones demográficas que han transformado el mercado inmobiliario en un terreno fértil para la especulación. En el corazón de esta problemática se encuentra la hipótesis que guía este estudio: a pesar de contar con un parque de viviendas vacías que ronda los 3,8 millones de unidades —equivalente al 14,4% del total de 26,9 millones existentes en 2023, con tendencias estables hacia 2025—, la liberalización del suelo establecida por la Ley 6/1998 no solo falló en su objetivo declarado de aumentar la oferta y abaratar los precios, sino que, por el contrario, fomentó un ciclo especulativo que ha disparado los costos tanto en alquiler como en compraventa (Banco de España, 2024; Tinsa, 2025). Esta ley, promulgada durante el gobierno de José María Aznar, clasificó prácticamente todo el suelo como urbanizable, con la intención de estimular la construcción y resolver la supuesta escasez de oferta. Sin embargo, lo que en teoría parecía una solución racional ha generado en la práctica un boom inmobiliario seguido de un colapso en 2008, y una recuperación post-crisis marcada por incrementos desproporcionados: los precios de alquiler han crecido entre un 57% y un 94% desde 2015, mientras que los de compraventa han subido un 50-60% en el mismo período, convirtiendo la vivienda en un activo financiero más que en un bien esencial.
Este encarecimiento no surge de la nada, sino que se alimenta de un conjunto de factores interrelacionados que potencian la rentabilidad de las propiedades y atraen inversiones especulativas. Por un lado, el alquiler vacacional no estacional, facilitado por plataformas como Airbnb, permite a los propietarios obtener ingresos diversificados y superiores al alquiler tradicional, reduciendo la oferta disponible para residentes permanentes y elevando los precios en zonas turísticas. Por otro, el alquiler de habitaciones individuales emerge como una alternativa forzada para quienes no pueden afrontar el costo de un piso completo, pero esta demanda creciente termina por encarecer las propias habitaciones, creando un efecto dominó que repercute en el mercado general. A esto se suma la demanda estudiantil, tanto nacional como internacional —incluyendo programas como Erasmus—, que enfrenta un déficit crónico de alojamientos asequibles durante el curso académico, agravando la presión en ciudades universitarias como Madrid, Barcelona y Valencia (Infobae, 2025; Lodgerin, 2024). Estos elementos no operan en aislamiento; interactúan con agravantes adicionales, como el flujo migratorio neto de más de 510.000 personas en 2024 —que explica hasta el 20% de las subidas de precios al aumentar la competencia por el stock limitado— y la entrada de fondos de inversión oportunistas, conocidos como “fondos buitres”, que controlan entre el 8% y el 15% del mercado de alquiler nacional, pero hasta el 30% en áreas urbanas, priorizando la maximización de rentas sobre la accesibilidad (CaixaBank Research, 2024).
La situación se complica aún más por la pérdida histórica de vivienda pública, donde el stock efectivo ha caído a un mero 2,5% del total (frente al 7% promedio en la UE), debido a privatizaciones y ventas masivas, particularmente en regiones como Madrid, donde el modelo de Vivienda de Protección Oficial (VPO) ha priorizado la venta sobre el alquiler, fallando en proporcionar opciones asequibles (Defensor del Pueblo, 2019). Mecanismos de evasión fiscal, como el uso de sociedades limitadas o estructuras offshore para minimizar impuestos en alquileres turísticos, reducen la carga efectiva a menos del 10%, incrementando la rentabilidad neta y fomentando más especulación (Idealista, 2025). Como consecuencia, un español medio destina el 47% de su sueldo bruto (27.559 € anual) al alquiler, cifra que asciende al 55-60% en zonas tensionadas, superando ampliamente el umbral del 30% recomendado por la OCDE y exacerbando desigualdades sociales (InfoJobs, 2025).
Para verificar esta hipótesis, el paper se basa en una rigurosa recopilación de fuentes, incluyendo datos oficiales del INE (2023-2025), informes del Banco de España (2024) y Tinsa (2025), así como tesis doctorales y trabajos de máster de repositorios como Dialnet y TDX. Se integra una comparativa con la UE y la OCDE, donde España se posiciona negativamente por su alto porcentaje de vacantes subutilizadas (14,4% vs. 8% promedio) y su esfuerzo salarial desproporcionado, junto con paralelismos históricos que ilustran patrones similares de subdivisión y especulación en contextos como la Londres victoriana o la Irlanda de los 2000 (Equal Times, 2016; Burriel, 2008). El análisis no solo confirma la hipótesis en su núcleo —con matices como el impacto localizado de Airbnb o los efectos mixtos de la Ley 12/2023—, sino que también propone recomendaciones basadas en lecciones internacionales, enfatizando la necesidad de intervenciones integrales para desincentivar la especulación y promover la asequibilidad.
Parque de Viviendas Vacías
Uno de los pilares de la hipótesis es la coexistencia de un vasto parque de viviendas vacías con una escasez efectiva que impulsa los precios al alza, un fenómeno que subraya las ineficiencias del mercado inmobiliario español. Aunque la hipótesis estima alrededor de 4 millones de unidades vacías, los datos oficiales más recientes del Instituto Nacional de Estadística para el período 2021-2023 confirman una cifra ligeramente inferior pero aún significativa: 3,83 millones, lo que representa el 14,4% del parque total de 26,62 millones de viviendas (Instituto Nacional de Estadística, 2023). Esta cantidad ha experimentado un crecimiento moderado del 11% desde 2011, heredada en gran medida de la burbuja inmobiliaria de 2008, y se concentra en áreas con baja demanda, como municipios pequeños (el 45% se encuentra en localidades de menos de 10.000 habitantes) y regiones costeras (donde alcanza el 51%, con ejemplos extremos como Torrevieja, donde las vacías superan a los residentes anuales) (Tinsa, 2023; El País, 2025). A pesar de esta aparente abundancia, el excedente no alivia la presión en las ciudades urbanas, ya que un tercio de estas viviendas está en pueblos de menos de 1.000 habitantes, donde la demanda es prácticamente inexistente, y solo un 2-3% se ubica en capitales como Vitoria-Gasteiz o Bilbao, según informes regionales (Observatorio de Vivienda del País Vasco, 2023).
Estudios académicos profundizan en las causas de esta subutilización, atribuyéndola a la especulación post-liberalización del suelo, a herencias familiares sin resolución y a la migración rural-urbana que deja propiedades abandonadas (Burriel, 2008). En un contexto comparativo con la UE y la OCDE, España duplica la tasa media de vacantes (14,4% frente a un 8-10% promedio), pero esta abundancia no se traduce en asequibilidad, ya que la distribución geográfica impide que el stock responda a la demanda real en áreas de alta presión, como Madrid o Barcelona (OECD, 2025). Esto no solo respalda la hipótesis central —demostrando que el excedente vacante coexiste con una crisis de accesibilidad—, sino que también resalta cómo factores como el alquiler turístico y la demanda estudiantil desvían el uso de propiedades existentes hacia fines especulativos, perpetuando el ciclo de encarecimiento.
Impacto de la Liberalización del Suelo (Ley de 1998)
La Ley 6/1998, promulgada bajo el gobierno de José María Aznar, pretendía abordar la supuesta escasez de suelo urbanizable clasificando prácticamente todo el territorio como potencialmente edificable, salvo excepciones ambientales o culturales, con el objetivo explícito de aumentar la oferta y reducir los precios de la vivienda (Gobierno de España, 1998). En teoría, esta medida liberalizadora parecía lógica en un contexto de crecimiento económico y demográfico, pero en la práctica generó un efecto contraproducente que fomentó la especulación y contribuyó al boom inmobiliario de los años 2000. Los precios de la vivienda nueva se dispararon un 167% entre 1998 y 2007, pasando de 1.089 €/m² a 2.905 €/m², impulsados por un ritmo de construcción frenético que alcanzó las 710.000 unidades anuales entre 1998 y 2006 —más que la suma de Francia, Alemania e Italia en algunos años— (Ctxt, 2022). Este boom, lejos de abaratar el acceso, creó una burbuja especulativa que estalló en 2008, dejando un legado de vacantes y deuda.
Papers como el de Burriel (2008) critican duramente esta política por su enfoque neoliberal, que privatizó el suelo y lo convirtió en un activo financiero en lugar de un recurso para la vivienda asequible, ignorando rigideces como los costos regulatorios, la corrupción urbanística y la concentración de la oferta en áreas de baja demanda. Tesis doctorales, como la de López-Rodríguez y Matea (2019), utilizan modelos econométricos para demostrar cómo la ley redujo barreras iniciales pero incentivó burbujas, con impactos persistentes: desde 2014, los precios reales han subido un 66%, perpetuando el ciclo especulativo (Tinsa, 2025). En perspectiva histórica, este patrón guarda paralelismos con la burbuja inmobiliaria de Irlanda en los 2000, donde una desregulación similar elevó los precios en un factor de tres antes del colapso. Aunque la ley tuvo matices positivos, como un aumento inicial de la oferta, su fracaso en promover asequibilidad es evidente en el bajo stock de vivienda social post-reforma (Defensor del Pueblo, 2019). De esta manera, la liberalización no solo refuerza la hipótesis al priorizar la especulación sobre el acceso equitativo, sino que también establece el contexto para factores modernos como el alquiler vacacional y la demanda estudiantil, que explotan esta dinámica para elevar la rentabilidad.
Evolución Reciente de Precios en Alquiler y Compraventa
La trayectoria de los precios de la vivienda en España desde finales del siglo XX revela un patrón cíclico que subraya las fallas estructurales del mercado. Tras el boom especulativo de 2000-2007, donde los precios se multiplicaron por más de dos, vino una caída abrupta de hasta el 40% entre 2008 y 2014 debido al colapso financiero global (Banco de España, 2024). Sin embargo, la recuperación a partir de 2015 ha sido marcada por un rebote desequilibrado, con incrementos del 50-60% en compraventa y un 57-94% en alquiler, superando incluso los niveles pre-crisis en muchas áreas (Clave Inmueble, 2025). En 2025, el precio medio de compraventa ha alcanzado los 2.391 €/m², con un aumento del 10.01% en el segundo trimestre, según el Índice de Precios de Vivienda (IPV), que registra un 12,2% anual (Tinsa, 2025; Instituto Nacional de Estadística, 2025).
El mercado de alquiler ha sido particularmente volátil, con un costo medio de 1.083 €/mes en 2025, impulsado por una rentabilidad bruta del 5,5-7,5% anual que supera alternativas como los bonos del tesoro, atrayendo inversiones especulativas (Banco de España, 2024). En zonas tensionadas, los incrementos son aún más pronunciados, con subidas del 15% anual en Barcelona y Madrid, donde los precios por metro cuadrado superan los 20,7 € (Idealista, 2025). Análisis econométricos del Banco de España (2024) atribuyen este fenómeno a la rigidez de la oferta —agravada por vacantes subutilizadas— y a la demanda creciente de migración y estudiantes, que crean un ciclo donde la rentabilidad elevada incentiva más compras especulativas, empujando los precios de compraventa al alza. Las proyecciones para el resto de 2025 indican un +6% en compraventa y +9% en alquiler, aunque moderados por regulaciones como la Ley 12/2023 (Expansion, 2024). Esta evolución confirma el núcleo de la hipótesis, ilustrando cómo la liberalización inicial ha legado un mercado propenso a ciclos especulativos, donde factores como el alquiler de habitaciones y el vacacional amplifican las subidas.
Factores Impulsores: Alquiler Vacacional, Habitaciones y Demanda Estudiantil
El encarecimiento de la vivienda en España no puede entenderse sin analizar los factores que generan rentabilidad alternativa para los propietarios, creando un ciclo vicioso que eleva tanto los precios de alquiler como de compraventa. En primer lugar, el alquiler vacacional no estacional, facilitado por plataformas como Airbnb, representa solo el 1,3% del parque total (aproximadamente 350.000 unidades en 2024), pero su impacto es desproporcionado en áreas urbanas y turísticas, donde contribuye a un aumento del 0,3% nacional en precios, pero hasta el 3% local (PwC, 2024). Tesis como la de Román et al. (2020) demuestran cómo esta modalidad reduce la oferta residencial en ciudades como Madrid y Barcelona, al convertir propiedades en alojamientos temporales más lucrativos, lo que genera un efecto de desplazamiento que eleva los alquileres tradicionales (Barron et al., 2021). A diferencia de su carácter estacional original, el modelo actual permite ingresos constantes, exacerbando el ciclo especulativo tal como se observa en estudios sobre el efecto de Airbnb en mercados saturados (Kung & Proserpio, 2017).
En paralelo, el alquiler de habitaciones individuales surge como una respuesta desesperada a los altos costos de pisos completos, pero termina alimentando el problema. La oferta de habitaciones ha crecido un 29% en el segundo trimestre de 2024, con precios medios entre 400 y 520 € al mes y incrementos del 1177% anual, alcanzando un 42% en los últimos cinco años (Idealista, 2024; Público, 2024). Esta dinámica crea un efecto dominó: los pisos caros empujan a los inquilinos hacia habitaciones, incrementando su demanda y, por ende, sus precios, lo que a su vez eleva la rentabilidad general de las propiedades y justifica subidas en el mercado de compraventa, como se analiza en tesis sobre overcrowding y subdivisiones (López-Rodríguez & Matea, 2019).
Finalmente, la demanda estudiantil añade otra capa de presión, con un déficit de 55.000 plazas en 2024 y una creciente participación de programas como Erasmus, que priorizan ciudades con oferta limitada (Infobae, 2025; Lodgerin, 2024). Esta demanda compite directamente con la migratoria y el turismo, contribuyendo a un 10-15% adicional en la presión urbana, como se evidencia en estudios sobre mercados universitarios (Funcas, 2024). Estos factores no son aislados; se refuerzan mutuamente, confirmando la hipótesis al demostrar cómo la rentabilidad alternativa impulsa precios en zonas de demanda múltiple, como Madrid y Barcelona, donde convergen turismo, estudios y migración.
Porcentaje del Sueldo Medio Destinado al Alquiler
El impacto de este encarecimiento se manifiesta de manera concreta en el esfuerzo económico de los hogares españoles, donde el alquiler consume un porcentaje desproporcionado del sueldo medio, limitando el ahorro y agravando la vulnerabilidad social. A nivel nacional, los españoles destinan el 47% de su sueldo bruto medio (27.559 € anual) al alquiler en 2024, un aumento de 4 puntos porcentuales respecto a 2023 y el nivel más alto desde 2019 (InfoJobs, 2025). Para el alquiler de habitaciones, esta cifra baja al 23%, pero sigue siendo significativa para jóvenes y migrantes de bajos ingresos. En ciudades tensionadas, el problema se agudiza: en Barcelona y Madrid, supera el 50-60%, llegando incluso a exceder el 100% del sueldo medio en algunos casos, lo que obliga a compartir o a overcrowding (Infobae, 2025). En contraste, provincias como Ourense o Jaén registran un esfuerzo del 22%, destacando las desigualdades regionales (Expansion, 2025).
Papers ligan este alto esfuerzo a la baja asequibilidad general, agravada por la migración y la especulación, donde el umbral recomendado por la OCDE del 30% se supera ampliamente, perpetuando ciclos de pobreza (González & Ortega, 2013). Este dato no solo confirma la inaccesibilidad de la hipótesis, sino que también resalta cómo el ciclo de rentabilidad alternativa —al elevar precios— erosiona el poder adquisitivo, haciendo la vivienda un lujo en lugar de un derecho.
Pérdida de Vivienda Pública y Modelo VPO en Madrid
La pérdida progresiva de vivienda pública representa un agravante clave en la crisis, al eliminar opciones asequibles y dejar el mercado en manos de la especulación privada. Desde 1952, España ha construido 6,8 millones de Viviendas de Protección Oficial (VPO), pero el stock efectivo ha caído drásticamente a un 1,5-2,5% del parque total, comparado con el 7% promedio en la UE y la OCDE, debido a privatizaciones y ventas masivas a inversores, particularmente desde 2010 en regiones como Madrid (Defensor del Pueblo, 2019; Banco de España, 2024). Las calificaciones de VPO se desplomaron un 90,3% desde 2008 (de 68.587 a 6.615 en 2019), con un gasto público mínimo del 0,1% del PIB, lo que refleja una desinversión estatal (López-Rodríguez & Matea, 2019). Aunque ha habido una recuperación reciente, con un aumento del 62,4% en 2024 (14.371 unidades), impulsada por fondos europeos, esto no compensa las pérdidas históricas (El País, 2025).
En Madrid, el modelo VPO ha sido particularmente ineficaz, priorizando la venta sobre el alquiler (solo el 20% destinado a renta), lo que ha reducido el stock desde 76.000 unidades en 1995 a déficits actuales, con una demanda de 30.000 frente a una oferta de apenas 288 en 2018. Tesis destacan cómo esta orientación hacia la venta ha facilitado la privatización encubierta, convirtiendo vivienda social en mercado libre y exacerbando la escasez (López-Rodríguez & Matea, 2019). La OCDE recomienda un aumento significativo en stock social para mitigar desigualdades (OECD, 2025). Esta pérdida no solo apoya la hipótesis al eliminar amortiguadores contra la especulación, sino que también interactúa con factores como el alquiler turístico, que ocupa espacio que podría ser público, perpetuando el ciclo de encarecimiento.
Impacto Migratorio
El flujo migratorio actúa como un catalizador demográfico que amplifica la demanda y, por ende, los precios, integrándose perfectamente en la hipótesis al intensificar la competición por un stock limitado. En 2024, España registró un saldo migratorio positivo de 510.000 habitantes, de los cuales el 82% fue atribuible a inmigración, con proyecciones de 600.000 netos para 2025 (Instituto Nacional de Estadística, 2025; BBVA Research, 2025). Este influx, procedente principalmente de Latinoamérica, África y Europa del Este, se concentra en ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia, donde la demanda supera con creces la oferta disponible, explicando hasta el 20% de las subidas de precios durante el boom de 2001-2019 (CaixaBank Research, 2024; Maza & Villaverde, 2023).
Estudios econométricos confirman que un aumento del 1% en la población inmigrante eleva los precios de la vivienda en un 0,5-1,2% a corto plazo, con efectos más marcados en alquileres (hasta 2%) que en compraventas, ya que los inmigrantes suelen optar inicialmente por el arrendamiento (González & Ortega, 2013; Nada es Gratis, 2023). Tesis doctorales resaltan matices como el overcrowding, que es 2,5 veces mayor entre inmigrantes que entre nativos, reduciendo la oferta efectiva para familias y elevando precios indirectamente (López-Rodríguez & Matea, 2019). Aunque la inmigración contribuye positivamente a la mano de obra en construcción —impulsando un 15% de nueva edificación en 2024—, su impacto neto es inflacionario en zonas tensionadas, donde representa el 30-40% de nuevos inquilinos (Banco de España, 2024). Esto refuerza la hipótesis, al añadir presión demográfica que eleva rentabilidades y precios, consumiendo hasta el 55% del sueldo en hogares inmigrantes y exacerbando la subutilización de vacantes en áreas rurales no atractivas.
Regulaciones Recientes (2023-2025)
En respuesta a la crisis, las regulaciones recientes han buscado equilibrar el mercado, aunque con resultados mixtos que mitigan algunos aspectos de la hipótesis sin resolverla por completo. La Ley por el Derecho a la Vivienda (12/2023, de 24 de mayo) marca un punto de inflexión al introducir topes de incremento en alquileres (limitados al 3% anual en zonas tensionadas), prórrogas obligatorias de 5-7 años para contratos, y bonificaciones fiscales para propietarios que reduzcan rentas, con el objetivo de estabilizar precios y aumentar la oferta asequible (Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, 2025). Los efectos iniciales son prometedores: en las 140 zonas tensionadas declaradas en 2025, los alquileres han crecido solo un 5-7% frente al 10% nacional, liberando algo de presión en ciudades como Barcelona (La Moncloa, 2025).
Para el alquiler turístico, que agrava la escasez residencial, el Real Decreto 1312/2024 establece un Registro Único de Viviendas de Uso Turístico, requiriendo licencias y datos fiscales para combatir el fraude y limitar conversiones, lo que ha reducido la oferta vacacional en un 15-20% en Madrid y Barcelona (Iuritcorp, 2025; Lodgify, 2025). Complementariamente, modificaciones a la Ley de Propiedad Horizontal permiten prohibiciones de pisos turísticos por mayoría simple en comunidades de vecinos, mientras que regiones como Andalucía han implementado moratorias urgentes mediante el Decreto-ley 1/2025 para frenar el “crecimiento exponencial” (BOE, 2025). Estas medidas han liberado stock para alquiler residencial, potencialmente bajando precios en un 2-3% en áreas urbanas (Culmia, 2024; Airbnb Report, 2024).
En cuanto a la vivienda pública, la ley incentiva la construcción asequible con fondos de NextGenerationEU, elevando las calificaciones VPO a 14.371 en 2024 (+62%) y proyectando 20.000 para 2025 (KM2 Servicios Inmobiliarios, 2025). Sin embargo, críticas en tesis señalan limitaciones: no revierten la pérdida histórica de stock, y en Madrid persisten ineficiencias al priorizar ventas (Inmoyael, 2025). Además, sanciones por incumplimientos (hasta 100.000 €) disuaden especulación, pero pueden reducir oferta total si propietarios retiran propiedades (Investment Group, 2025). En conjunto, estas regulaciones mitigan parcialmente el encarecimiento por rentabilidad alternativa, pero el impacto migratorio y la evasión fiscal las contrarrestan, manteniendo tensiones en el mercado (Quikprokuo, 2025). Esto demuestra que, aunque las intervenciones recientes son un paso adelante, requieren mayor profundidad para romper el ciclo especulativo de la hipótesis.
Fondos de Inversión
La irrupción de fondos de inversión, a menudo denominados “fondos buitres” por su enfoque oportunista, ha transformado el mercado inmobiliario español al tratar la vivienda como un activo financiero de alto rendimiento, exacerbando la especulación y elevando precios en línea con la hipótesis. Estos fondos, como Blackstone o Cerberus, han adquirido carteras masivas post-2008 de bancos y la Sareb, controlando entre el 8% y el 15% del parque de alquiler habitual a nivel nacional —un porcentaje que asciende al 20-30% en ciudades tensionadas—, frente al 92% en manos de pequeños propietarios (Banco de España, 2024; Infobae, 2024). Grandes tenedores (definidos como aquellos con más de 10 viviendas) alquilan 303.150 unidades, representando el 15% de los contratos con fianza depositada, con un crecimiento del 20% en la última década hasta alcanzar 27.000 entidades en 2024 (Civio, 2024; La Marea, 2024).
Su impacto es profundo: al priorizar rentabilidades del 3-7% anual, superior a alternativas seguras, contribuyen a subidas del 10-15% en alquileres urbanos mediante aumentos abruptos y condiciones restrictivas, mientras que en compraventa añaden un 5-8% de presión en zonas tensionadas al adquirir para alquilar (El Salto, 2024; CaixaBank Research, 2025). Estudios econométricos muestran que un 1% más de inversión institucional eleva los alquileres en un 0,5-1%, explicando parte del 38% de ingresos familiares destinados a renta en 2024 (Banco de España, 2024; Infobae, 2025). La Ley 12/2023 ha intentado contrarrestar esto imponiendo topes solo a grandes tenedores (3% subidas en 2024, nuevo índice en 2025), bonificaciones fiscales y prórrogas largas, reduciendo su rentabilidad al 3-4% y generando salidas, como en Cataluña donde fondos han retirado centenas de viviendas, hundiendo la oferta en un 40% en áreas reguladas (La Moncloa, 2025; Daurum Estate, 2025; Cinco Días, 2025).
Críticas académicas señalan que esta inseguridad jurídica desincentiva inversión total, potenciando escasez (Fedea, 2025; PwC, 2024), aunque organismos como el FMI sugieren equilibrar controles para evitar distorsiones (Idealista, 2025). Tesis en Dialnet destacan que, aunque los fondos controlan menos que en Alemania (40%), su enfoque especulativo amplifica la hipótesis, interactuando con migración (explotando demanda inmigrante) y regulaciones (generando salidas que tensionan oferta) (Observatori DESCA, 2023). En resumen, los fondos fortalece la hipótesis al convertir la vivienda en commodity, aunque regulaciones recientes ofrecen un contrapeso parcial.
Comparativa con UE y OCDE
Para contextualizar la crisis española, es esencial compararla con el panorama europeo y de la OCDE, donde España se posiciona como un outlier negativo en varios indicadores clave, resaltando las deficiencias estructurales que sustentan la hipótesis. En términos de tenencia, España exhibe un alto nivel de propiedad (81-82% de hogares), mucho mayor que el 70% promedio en la UE y la OCDE, lo que deja solo el 18-20% en alquiler frente al 30% europeo, limitando opciones para población joven o migrante (OECD, 2025; Eurostat, 2025). El stock de vivienda social es particularmente bajo, con un 2,5% del parque total comparado con el 7% en la UE y el 6% en la OCDE, lo que agrava la vulnerabilidad ante especulación (OECD, 2025).
El parque vacante es otro punto de discrepancia: el 14,4% en España duplica el 8-10% promedio europeo, pero su subutilización —concentrada en áreas rurales— no alivia la presión urbana, a diferencia de países como Alemania, donde las vacantes se movilizan más eficientemente (Tinsa, 2023). Los incrementos de precios son desproporcionados: el alquiler ha subido un 57-94% desde 2015 en España, frente al 20-30% en la UE, mientras que la compraventa ha aumentado un 50-60% vs. 30-40% (Eurostat, 2025). El impacto del alquiler vacacional es similar (1,3% vs. 1-2%), pero en España se amplifica en ciudades por turismo (PwC, 2024). El esfuerzo salarial es alarmante: 47% del sueldo medio (55-60% en tensionadas) frente al 20-25% en la UE, superando el umbral de asequibilidad (InfoJobs, 2025).
La migración explica el 20% de subidas en España, superior al 10-15% europeo, al concentrarse en urbanas (CaixaBank Research, 2024). Fondos controlan menos (8-15% alquiler vs. 20-25% UE), pero su efecto especulativo es mayor en tensionadas (Infobae, 2024). En ciudades como Barcelona (alquiler €20,7/m², +15%; esfuerzo 55%; fondos 25%; vacantes 10%; turísticos 5%), Madrid (similar, migración +30%), San Sebastián (52% esfuerzo), Málaga (+12%), Valencia (+11%), Sevilla (+10%), Bilbao, Palma y Zaragoza, los problemas se intensifican, con precios 2x nacionales y fondos 20-30% (Idealista, 2025; El País, 2025). La tabla siguiente resume estas diferencias, subrayando cómo España, pese a vacantes altas, falla en asequibilidad por especulación y bajo stock social.
Concepto | España | UE Promedio | OCDE Promedio | Diferencia España-UE | Diferencia España-OCDE |
---|---|---|---|---|---|
% Hogares en alquiler | 18-20% | 30% | 25-30% | -10-12% | -7-12% |
% Vivienda social | 2,5% | 7% | 6% | -4,5% | -3,5% |
% Parque vacante | 14,4% | 8-10% | 8% | +4,4-6,4% | +6,4% |
Aumento precios alquiler (2015-2025) | +57-94% | +20-30% | +25% | +27-74% | +32-69% |
Aumento precios compraventa (2015-2025) | +50-60% | +30-40% | +35% | +10-30% | +15-25% |
% Stock afectado por alquiler vacacional | 1,3% (5% ciudades) | 1-2% | 1% | +0-0,3% | +0,3% |
% Sueldo medio a alquiler | 47% (55-60% ciudades) | 20-25% | 22% | +22-27% | +25% |
Impacto migratorio en demanda | 20% | 10-15% | 12% | +5-10% | +8% |
% Alquiler controlado por grandes propietarios | 8-15% (20-30% ciudades) | 20-25% | 15-20% | -5-17% | -0-12% |
% Alquiler controlado por pequeños propietarios | 85-92% | 70-75% | 75-80% | +10-22% | +5-17% |
% Alquiler controlado por fondos | 8-10% (15-20% ciudades) | 10-15% | 5-10% | -2-7% | -2-+5% |
Esta comparativa no solo valida la hipótesis al mostrar cómo España amplifica problemas comunes en la UE, sino que también resalta oportunidades para reformas basadas en modelos como el holandés o austriaco, con mayor stock social.
Impacto de las Políticas de Privatización de Vivienda Pública de Thatcher y Reagan en el Poder Adquisitivo, la Desindustrialización, el Rentismo y el Endeudamiento: Una Comparación entre Reino Unido, Estados Unidos y España hasta 2025
Las políticas de privatización impulsadas por Margaret Thatcher en el Reino Unido (1979-1990) y Ronald Reagan en los Estados Unidos (1981-1989) marcaron un punto de inflexión en la economía global, promoviendo un modelo neoliberal basado en la reducción del papel del Estado, la desregulación de los mercados y la privatización de activos públicos, incluyendo la vivienda social. Estas políticas, que se extendieron a otros países como España, tuvieron un impacto profundo en las clases medias y bajas, afectando su poder adquisitivo, incrementando el endeudamiento y dificultando el acceso a la vivienda.
Contexto Histórico y Marco Teórico
El llamado neoliberalismo, entendido aquí como ideología económica y política, aboga por la libre competencia, la privatización de servicios públicos y la reducción de la intervención estatal (Harvey, 2005). En el Reino Unido, Thatcher implementó estas ideas a través del "thatcherismo", que incluía la privatización de empresas estatales y la vivienda social, mientras que en Estados Unidos, Reagan promovió la "reaganomics", con recortes fiscales, desregulación y una reducción del gasto en programas sociales (Peck & Tickell, 2002). En España, las políticas neoliberales se adoptaron más tarde, especialmente bajo el gobierno de José María Aznar (1996-2004), inspiradas en el modelo thatcherista (García Reche, 2024).
La privatización de la vivienda pública, como la venta de council houses en el Reino Unido y la desinversión en viviendas públicas en Estados Unidos, buscaba fomentar la propiedad privada, reducir el gasto público y promover una "democracia de propietarios" (Thatcher, 1983, citada en). Sin embargo, estas políticas tuvieron consecuencias no previstas, como el aumento de los precios de la vivienda, el endeudamiento de los hogares y una mayor desigualdad social, exacerbadas por la desindustrialización y el auge del rentismo.
Reino Unido: La Privatización de las Council Houses
La Housing Act de 1980 permitió a los inquilinos de viviendas sociales en el Reino Unido comprar sus casas a precios descontados, lo que resultó en la venta de más de 2 millones de viviendas entre 1980 y 1995, generando ingresos de 28.000 millones de libras para el Tesoro. Aunque esto incrementó la tasa de propiedad de viviendas del 55% al 67% , las consecuencias a largo plazo fueron problemáticas, y nos es posible identificar:
- Subida de los precios de la vivienda: La reducción del stock de viviendas sociales, combinada con la falta de inversión en nuevas construcciones, creó una escasez de oferta que disparó los precios. Según Forrest y Murie (1988), la privatización no solo disminuyó el acceso a viviendas asequibles, sino que también incentivó la especulación inmobiliaria, elevando los costos de adquisición y alquiler. Para 2025, el precio medio de la vivienda en Londres supera las 500.000 libras, inaccesible para las clases medias y bajas (Office for National Statistics, 2025).
- Pérdida de poder adquisitivo: La privatización no compensó la pérdida de poder adquisitivo derivada de la desindustrialización y la precarización laboral. La liberalización del mercado laboral y la reducción del poder de los sindicatos, políticas clave de Thatcher, llevaron a un aumento del desempleo estructural y a salarios estancados en sectores industriales (Wilkinson, 2007). Las familias que compraron sus viviendas enfrentaron mayores costos de mantenimiento y endeudamiento, especialmente tras las crisis económicas de los años 90 y 2008.
- Rentismo: La privatización fomentó una economía rentista, donde la propiedad de activos inmobiliarios se convirtió en una fuente de ingresos pasivos para inversores y propietarios, mientras que los inquilinos enfrentaban alquileres crecientes. Aalbers (2016) argumenta que el auge del rentismo inmobiliario en el Reino Unido exacerbó la desigualdad, ya que las clases medias y bajas destinaban una proporción creciente de sus ingresos al pago de alquileres o hipotecas.
- Impacto en políticas sociales: La venta de viviendas sociales redujo la capacidad del Estado para ofrecer alojamiento asequible, debilitando el sistema de bienestar. Los recortes en el gasto público, en línea con la filosofía de Thatcher de "Estado mínimo", limitaron los recursos para programas sociales, dejando a las clases bajas más vulnerables (Hamnett, 2003).
Estados Unidos: Desinversión en Vivienda Pública
En Estados Unidos, las políticas de Reagan se centraron en reducir el gasto federal en programas de vivienda pública, como los gestionados por el Department of Housing and Urban Development (HUD). En lugar de privatizaciones directas como en el Reino Unido, Reagan promovió la desinversión y la transferencia de responsabilidades a los sectores privado y local (Goetz, 2013). También podemos identificar cuatro ejes claramente:
- Subida de los precios de la vivienda: La desinversión en vivienda pública, combinada con la desregulación financiera, alimentó un boom inmobiliario en los años 80 y 90. Los precios de las viviendas en áreas urbanas como Nueva York y San Francisco se dispararon, haciendo que el acceso a la vivienda fuera prohibitivo para las clases medias y bajas (Glaeser & Gyourko, 2018). Para 2025, el precio medio de una vivienda en EE. UU. alcanza los 400.000 dólares, mientras que los salarios reales han crecido solo un 1% anual desde los años 80 (U.S. Census Bureau, 2025).
- Pérdida de poder adquisitivo: La desindustrialización, impulsada por la globalización y la apertura comercial, provocó la pérdida de empleos manufactureros bien remunerados. Según Autor et al. (2016), entre 1980 y 2000, EE. UU. perdió 5 millones de empleos industriales, lo que afectó especialmente a las clases medias y bajas. El aumento de los costos de vivienda, combinado con salarios estancados, obligó a muchas familias a endeudarse para mantener su nivel de vida.
- Rentismo: La desregulación financiera permitió el auge de los mercados hipotecarios y la especulación inmobiliaria, con bancos y fondos de inversión acumulando propiedades para obtener rentas. Esto incrementó la carga financiera de los inquilinos, que en 2025 destinan en promedio el 30% de sus ingresos al alquiler (Joint Center for Housing Studies, 2025).
- Impacto en políticas sociales: Los recortes de Reagan al HUD y otros programas sociales redujeron el acceso a viviendas asequibles y subsidios para alquileres. La falta de inversión en infraestructura social exacerbó la pobreza urbana y la segregación residencial (Vale, 2013).
España: Privatización y Crisis Inmobiliaria
En España, las políticas de privatización de vivienda pública se intensificaron bajo el gobierno de Aznar, siguiendo el modelo thatcherista, al igual que las directrices marcadas por el gobierno regional de Madrid, pero atemperadas por la estructura del Estado en España y la deuda pública. Aunque España no tuvo un programa masivo de venta de viviendas sociales como el Reino Unido, la estructura de la vivienda pública de alquiler o de compraventa en España tal y como se concibió conllevó las mismas consecuencias que en Estados Unidos y Reino Unido, es decir: la liberalización del mercado inmobiliario, a lo que se sumó la privatización de empresas estratégicas (energía, telecomunicaciones...) tuvieron efectos similares (García Reche, 2024). Veamos los impactos de estas políticas, que también son cuatro:
- Subida de los precios de la vivienda: La Ley del Suelo de 1998 facilitó la especulación inmobiliaria, desencadenando un boom de construcción que disparó los precios de la vivienda. Entre 1994 y 2007, el precio medio de la vivienda en España creció un 200%, mientras que los salarios aumentaron solo un 40% (Barómetro Social de España, 2024). En 2025, los precios de la vivienda en ciudades como Madrid y Barcelona son un 50% más altos que en 2008, a pesar de la crisis económica (Esade, 2025).
- Pérdida de poder adquisitivo: La desindustrialización en España, especialmente en regiones como Cataluña y el País Vasco, redujo los empleos industriales de alta calidad. La precariedad laboral, con un 25% de contratos temporales en 2025, ha limitado la capacidad de las clases medias y bajas para acceder a la vivienda (Esade, 2025). La inflación, que alcanzó el 8,4% en 2022, agravó la pérdida de poder adquisitivo (Barómetro Social de España, 2024).
- Rentismo: El modelo económico español, centrado en el turismo y el sector inmobiliario, fomentó el rentismo. Grandes fondos de inversión, como Blackstone, adquirieron carteras de viviendas sociales privatizadas, incrementando los alquileres. En 2025, el 40% de los hogares españoles destinan más del 30% de sus ingresos al alquiler o la hipoteca (INE, 2025).
- Impacto en políticas sociales: La privatización de servicios públicos y la falta de inversión en vivienda social han debilitado el sistema de bienestar. Las medidas para mitigar la inflación, como la reducción del IVA en productos básicos, han sido insuficientes para abordar las causas estructurales de la desigualdad (Artículo 14, 2024).
Comparación entre Reino Unido, Estados Unidos y España
Indicador | Reino Unido | Estados Unidos | España |
---|---|---|---|
Privatización de vivienda pública | Venta masiva de council houses (1980-1995) | Desinversión en HUD y programas de vivienda | Privatización parcial y liberalización del suelo |
Aumento de precios de vivienda (1980-2025) | +400% (Londres) | +300% (áreas urbanas) | +200% (Madrid/Barcelona) |
Pérdida de poder adquisitivo | Salarios estancados, desempleo estructural | Pérdida de empleos industriales, salarios reales +1% anual | Precarización laboral, inflación alta |
Rentismo | Auge de inversores inmobiliarios | Especulación hipotecaria | Fondos de inversión en vivienda social |
Impacto en políticas sociales | Reducción del Estado de bienestar | Recortes en programas sociales | Insuficiencia de medidas sociales |
Respecto a las privatizaciones en España y la forma en que se han llevado a cabo es algo impensable en Italia, donde las empresas estratégicas como ENI -energía-, ENEL -electricidad- y Telecom Italia fueron privatizadas parcialmente, pero el Estado italiano mantuvo un control significativo a través de participaciones accionariales o regulaciones estrictas, ya que ENI y ENEL siguen teniendo una participación estatal relevante -alrededor del 30% en ENI y 23% en ENEL hasta 2023-. La privatización de Alitalia fue un proceso complejo, con varias intervenciones estatales para evitar su quiebra, hasta su nacionalización parcial en 2020 y la creación de ITA Airways. Italia ha sido más cautelosa que España en ceder el control total de sectores estratégicos, manteniendo un enfoque mixto entre liberalización y presencia estatal.
Lo mismo para Alemania, donde se ha adoptado un enfoque más conservador hacia la privatización de empresas estratégicas. Aunque en los años 1990 y 2000 se privatizaron parcialmente empresas como Deutsche Telekom y Deutsche Post, el gobierno alemán ha retenido participaciones significativas (alrededor del 15% en Deutsche Telekom y 20% en Deutsche Post hasta 2023). Otros sectores estratégicos, como la energía o el transporte ferroviario (Deutsche Bahn), han permanecido mayoritariamente bajo control público o con una fuerte regulación estatal. Alemania ha priorizado la estabilidad económica y el mantenimiento de la influencia estatal en sectores clave, evitando privatizaciones completas como las vistas en España. Además, el modelo de gobernanza corporativa alemán, con una fuerte participación de los Länder (estados federales), ha limitado la enajenación total de activos estratégicos.
El mismo caso con Francia, que ha sido aún más reacia a privatizar completamente sus empresas estratégicas, manteniendo un fuerte intervencionismo estatal. Aunque ha habido procesos de privatización parcial desde los 80, el Estado francés conserva participaciones importantes en empresas clave: EDF (energía): el gobierno mantiene cerca del 84% del accionariado; Engie (energía): el Estado posee alrededor del 24%; Air France-KLM: el gobierno francés tiene una participación significativa (28% hasta 2023); o bien, Renault: el Estado posee cerca del 15%. Francia ha utilizado las privatizaciones para recaudar fondos, pero prioriza el control estatal en sectores como la energía, el transporte o la defensa, considerando estas empresas esenciales para la soberanía nacional. Además, el concepto de "campeones nacionales" ha llevado a Francia a proteger empresas estratégicas frente a adquisiciones extranjeras.
Un análisis crítico sobre la cuestión de la privatización de la vivienda
Las políticas de privatización de vivienda pública, aunque inicialmente promovieron la propiedad privada, no lograron compensar la pérdida de poder adquisitivo de las clases medias y bajas. La desindustrialización, impulsada por la globalización y la desregulación, redujo los empleos estables, mientras que el auge del rentismo incrementó la desigualdad. En los tres países, el endeudamiento de los hogares creció debido a los altos costos de la vivienda, y las políticas sociales se debilitaron, dejando a las clases bajas más vulnerables. En España, la dependencia del sector inmobiliario como motor económico exacerbó estos problemas, especialmente tras la crisis de 2008.
Conclusión de la sección
Queda probado que las políticas de Thatcher y Reagan, replicadas en España, transformaron el acceso a la vivienda al priorizar el mercado privado sobre el bienestar social. Aunque generaron beneficios a corto plazo, como ingresos para el Estado y un aumento de la propiedad, sus efectos a largo plazo —subida de precios, pérdida de poder adquisitivo, rentismo y debilitamiento de las políticas sociales— han dificultado el acceso a la vivienda para las clases medias y bajas. Para 2025, estos problemas persisten, con España enfrentando desafíos adicionales por su modelo económico dependiente del turismo y la precariedad laboral. Es crucial que los gobiernos reconsideren el papel del Estado en la provisión de vivienda asequible y adopten políticas que equilibren el crecimiento económico con la equidad social.
Evasión Fiscal en Alquiler Vacacional
Un elemento subyacente que amplifica la rentabilidad especulativa y, por tanto, el encarecimiento general, es la evasión fiscal en el alquiler vacacional no estacional, donde grandes propietarios emplean estructuras complejas para minimizar obligaciones tributarias y maximizar ganancias. Estos mecanismos incluyen la creación de sociedades limitadas (SL) o anónimas para gestionar propiedades, permitiendo deducciones de gastos operativos como mantenimiento, marketing y comisiones de Airbnb, amortizaciones de activos, y aplicación de tipos impositivos más bajos (15-25% en Impuesto de Sociedades vs. 19-47% en IRPF) (Idealista, 2025). Hacienda ha detectado un aumento del 20% en fraudes vía SL en 2025, con deducciones ficticias que reducen la base imponible efectiva a menos del 10% (Agencia Tributaria, 2025).
Más sofisticados son los entramados offshore o internacionales, donde holdings en Luxemburgo, Países Bajos o Delaware canalizan ingresos aprovechando tratados fiscales contra doble tributación y opacidad, utilizando técnicas como transfer pricing —donde se cobran fees internas para minimizar ganancias en España— (ejemplos con fondos como Blackstone). Además, el fraude en IVA/IRPF implica declarar como “alquiler turístico” para recuperar el IVA (10-21%), pero subdeclarando ingresos o usando cuentas fantasma, con cruces de datos entre plataformas revelando €500 millones en evasión en 2024 (Agencia Tributaria, 2025). Otras tácticas incluyen falsas residencias, donaciones familiares o trusts para diferir impuestos.
El impacto es directo en la hipótesis: esta evasión reduce costos fiscales en 10-20%, elevando el retorno de inversión (ROI) del 5% a 7-8%, incentivando compras masivas y conversiones a turísticos, lo que reduce el stock residencial en 1-2% y eleva alquileres en 3-5% en ciudades (PwC, 2024). En UE, prácticas similares son más reguladas (por ejemplo, Francia con tasas del 30% en turísticos), pero en España persisten, agravando la crisis en tensionadas como Barcelona y Málaga. Esto fortalece la hipótesis al mostrar cómo la evasión amplifica rentabilidad alternativa, impulsando subidas en alquiler y compraventa.
Paralelismos Históricos y Estrategias
La crisis española encuentra ecos en momentos históricos donde la subdivisión de propiedades y la especulación generaron ciclos similares de encarecimiento, ofreciendo lecciones valiosas para intervenciones efectivas. En la era victoriana de Londres (1837-1901), la industrialización atrajo masas rurales, duplicando la población a 6,5 millones y fomentando subdivisiones en slums, donde los alquileres por habitación subieron 50-100%, elevando los de propiedades completas en un 50% y los de compraventa en un 100% ajustado por inflación (Equal Times, 2016). Este patrón de overcrowding y especulación, similar al actual en España con habitaciones y Airbnb, fue mitigado parcialmente por las Housing Acts (1885-1909), que prohibieron subdivisiones abusivas y gravaron landlords con tasas locales, estabilizando precios y reduciendo el esfuerzo salarial en un 10%.
En la posguerra británica (1945-1970s), la escasez por bombardeos (700.000 unidades destruidas) y migración impulsaron alquileres por habitación en un 20-50%, elevando los completos en un 30% y compraventas en un 100% real (El Salto, 2020). La respuesta fue integral: las Rent Acts (1915-1977) limitaron subidas a 5-10% anual, reduciendo precios en un 20%; se construyeron 1,5 millones de council houses (viviendas de propiedad pública construidas y gestionadas por las autoridades locales -concejos o "councils"-) entre 1945 y 1951, elevando el stock social al 30%; y políticas keynesianas elevaron salarios reales un 50%, bajando el esfuerzo a alquiler del 30% al 15%. En la década de 2010-2020s en Londres, la globalización y migración (+200.000 anuales) subieron las habitaciones en un 50% (£600-800/mes), alquileres completos en un 40% y ventas en un 60%, con Airbnb subdividiendo propiedades (BBC, 2025). Propuestas de caps (IPC+1%) y surcharges (3% a second homes) han moderado rents en un 5-10% en pilots.
Otros paralelismos incluyen la era Gilded en Nueva York (1870-1920), donde inmigración masiva subdividió tenements, elevando habitaciones en 30-50% y propiedades en 100%, mitigado por vivienda pública (NYCHA, +180.000 unidades post-1930s) y wage laws del New Deal, bajando esfuerzo en 15% y oferta +20%. En Irlanda (2000s), boom migratorio/económico +80% habitaciones, +100% alquileres y x3 ventas, colapsando en 2008; post-crisis, tasas a especulación y subsidios bajaron precios 30% (Burriel, 2008). Estrategias comunes: regulaciones (rent controls), oferta pública masiva, impuestos (capital gains 30% UK 1965), salarios (via welfare/full employment) y políticas industriales (nacionalización UK, Wirtschaftswunder Alemania) para desviar capital de especulación (Funcas, 2024; Lincoln Institute, 2024).
La tabla resume estos casos, ilustrando cómo ciclos impulsados por subdivisión/rentabilidad elevan precios, pero intervenciones integrales los rompen, ofreciendo modelo para España.
Período/Lugar | Ciclo de Encarecimiento (Alquiler de habitaciones → Alquiler completo → Ventas de viviendas) | Soluciones Principales | Impacto en Asequibilidad |
---|---|---|---|
Londres Victoriano | +50-100% alquileres de habitaciones → +50% full → +100% sales | Regulaciones subdivisiones; tasas locales | Estabilización parcial; % sueldo ↓10% |
Posguerra UK/Londres | +20-50% habitaciones → +30% full → +100% sales | Rent controls; 1,5M public homes; wage boom | Precios ↓20%; stock social ↑30% |
2010s-2020s Londres | +50% habitaciones → +40% full → +60% sales | Caps propuestos; surcharges Airbnb; public build | Moderado; rents ↓5-10% en pilots |
NYC Gilded Era | +30-50% habitaciones → +50% full → +100% sales | Public housing (NYCHA); wage laws | % sueldo ↓15%; oferta ↑20% |
Irlanda 2000s | +80% habitaciones → +100% full → x3 sales | Post-crisis: Tasas especulación; public subsidies | Recuperación; precios ↓30% post-2008 |
Es absolutamente urgente tomar acción de forma decidida de una vez
¿Y todo esto es relevante para la transformación económica de España en los sectores industrial, agropecuario y tecnológico?
Sí, podemos afirmar que la transformación económica de España en los sectores industrial, agropecuario y tecnológico depende en gran medida de imitar los modelos históricos y contemporáneos que hemos discutido —como el “Wirtschaftswunder” (milagro económico) alemán, las políticas industriales del Reino Unido post-Segunda Guerra Mundial, el “New Deal” (Nuevo Acuerdo) estadounidense, las reformas post-crisis de Irlanda, y añadiendo el modelo sueco de innovación y bienestar social—, siempre y cuando se implementen políticas deliberadas para crear las condiciones necesarias que fomenten esta transformación.
Estas condiciones incluyen desincentivos fuertes a la especulación inmobiliaria (mediante impuestos progresivos, regulaciones estrictas y controles de precios en vivienda), redireccionamiento activo de capital hacia sectores productivos a través de subsidios, inversión pública en investigación y desarrollo (“R&D”, investigación y desarrollo), alianzas público-privadas, y un marco político estable que priorice la sostenibilidad, la equidad social y la reconversión laboral. Sin estas condiciones, como se evidencia en los ejemplos estudiados, la transformación no se producirá de forma orgánica, ya que el capital tiende a fluir hacia activos especulativos de bajo riesgo y alta rentabilidad, como el mercado inmobiliario, en lugar de invertir en sectores de mayor valor añadido pero con retornos más lentos, como la industria manufacturera, la agricultura sostenible o la innovación tecnológica.
En otras palabras, seguir estos modelos implica no solo copiar sus éxitos, sino replicar el ecosistema de incentivos y desincentivos que los hizo posibles, evitando el estancamiento que España ha experimentado en décadas recientes debido a su dependencia del sector inmobiliario y turístico.
Para desarrollar esta afirmación, es esencial conectar los ejemplos históricos con el contexto español actual, argumentando paso a paso cómo la imitación efectiva requiere condiciones previas. Comencemos por recordar que en los casos analizados, la transformación económica no fue un proceso espontáneo del mercado libre, sino el resultado de intervenciones estatales que redirigieron recursos de la especulación hacia la productividad real, controlando al mismo tiempo el precio de la vivienda para mantener la estabilidad social y laboral. Por ejemplo, en el “Wirtschaftswunder” alemán de 1948-1963, la reconstrucción industrial se basó en el “Soziale Marktwirtschaft” (economía social de mercado), que combinó liberalización con regulaciones estrictas, subsidios a la industria exportadora (como acero y automóviles) y inversión en vivienda social para evitar especulación post-guerra, redirigiendo capital del caos inmobiliario a sectores productivos y elevando el PIB en un 8% anual promedio (Abelshauser, 2005; Henderson, 1969). Sin estas condiciones —como el Plan Marshall para financiación inicial y leyes contra carteles especulativos—, el capital habría permanecido en activos no productivos, como ocurrió en España post-1998 con la liberalización del suelo que priorizó la burbuja inmobiliaria sobre la industria (Burriel, 2008).
De manera similar, el “New Deal” de Franklin D. Roosevelt en Estados Unidos (1933-1939) transformó la agricultura y la industria mediante la Agricultural Adjustment Act (AAA), que limitó producción para estabilizar precios agropecuarios y redirigió subsidios a innovación rural, y la National Industrial Recovery Act (NIRA), que reguló salarios y competencia para fomentar manufactura, redirigiendo capital de la especulación bursátil e inmobiliaria de la Gran Depresión hacia infraestructura y vivienda asequible a través de la Federal Housing Administration (FHA) (Fishback et al., 2005; Field, 2011). Esto creó condiciones para un boom industrial, pero solo porque se desincentivó la especulación con tasas y regulaciones; sin ellas, como en la España actual donde el sector inmobiliario absorbe el 20% de inversión privada, la transformación agroindustrial no avanza (Banco de España, 2024).
En el Reino Unido post-Segunda Guerra Mundial, la nacionalización de industrias clave (carbón, acero) y el programa de council houses desviaron capital de la especulación financiera hacia la manufactura y la vivienda pública, elevando productividad y affordability (Tomlinson, 1994; Holmans, 2005). Irlanda post-2008 ofrece un caso contemporáneo: tras el colapso de la burbuja inmobiliaria, implementó bajas tasas corporativas (12,5%) para atraer FDI en tech y pharma, parques industriales y subsidios a innovación, redirigiendo capital del inmobiliario hacia sectores de alto valor, reduciendo desempleo del 15% en 2012 al 5% en 2025 y moderando precios de vivienda (Donovan & Murphy, 2013; Barry, 2022). Añadiendo Suecia, su “capitalismo social” ha transformado industria y tecnología desde los 1950s con el modelo Rehn-Meidner (salarios solidarios y reconversión laboral), subsidios a R&D (por ejemplo, Ericsson, Spotify) y un stock de vivienda social del 20%, desincentivando especulación y redirigiendo inversión a sectores productivos (Erixon, 2010; Bengtsson, 2020).
Estas experiencias demuestran que la transformación no surge sin condiciones deliberadas. En Alemania, el éxito dependió de intervención estatal para redirigir post-guerra (Abelshauser, 2005). En UK, welfare state creó estabilidad (Tomlinson, 1994). New Deal US reguló para redirigir (Field, 2011). Irlanda fiscalizó post-burbuja (Barry, 2022). Suecia mantiene condiciones con tasas altas y R&D (Bengtsson, 2020). Para España, papers confirman viabilidad pero condicionalidad: EIB recomienda políticas alemanas/suecas para clusters tech/agro, redirigiendo de inmobiliario (European Investment Bank, 2024). Wiiw paper on EU industrial policy argumenta que sin desincentivos a especulación (por ejemplo, UK’s stamp duty), capital no fluye a industria (Landesmann & Stöllinger, 2024). OECD on Swedish farming destaca subsidios para sostenibilidad agropecuaria, aplicable a España (OECD, 2023). ECB on digital transformation sugiere imitar Suecia/Irlanda, pero con controles a la vivienda (ECB, 2021).
En sectores específicos:
- Para industrial, imitar Alemania/UK con subsidios a renovables/manufactura, elevando PIB share (OECD, 2025).
- Para agropecuario: New Deal/Suecia para innovación rural, evitando especulación tierra (Real Instituto Elcano, 2006).
- Para el tecnológico: Irlanda/Suecia para FDI, pero con affordability para talento (Donovan & Murphy, 2013; Bengtsson, 2020).
Sin condiciones (desincentivos especulación, subsidios), transformación falla, como pre-2008 España (IMF, 2025). No nos podemos permitir que esto suceda ni en España, ni en la UE, ni mucho menos en lo que queda de Occidente. Si les preocupan los derechos civiles, sociales, laborales, la seguridad, el control de las ideologías extremas, etcétera este es el único camino a seguir.
Así, seguir estos modelos crea condiciones para cambio, alineando con las metas y objetivos de la UE (European Commission, 2017).
Conclusiones y Recomendaciones
En conclusión, la hipótesis se confirma de manera convincente: el excedente de viviendas vacías coexiste con un encarecimiento impulsado por un ciclo de rentabilidad alternativa (alquiler vacacional, habitaciones y demanda estudiantil), agravado por migración, fondos de inversión, evasión fiscal y baja vivienda pública. España se posiciona negativamente en la UE y OCDE por su alto esfuerzo salarial y vacantes subutilizadas, mientras que paralelismos históricos demuestran que estos ciclos son recurrentes pero mitigables con intervenciones decididas.
Para romper este patrón, se recomiendan acciones integrales:
- Escalar la construcción de VPO a más de 20.000 unidades anuales enfocadas en alquiler público, emulando el modelo de council houses británico;
- Endurecer regulaciones con topes permanentes en tensionadas y prohibiciones selectivas de Airbnb;
- Implementar impuestos progresivos a fondos y vacantes, como un capital gains del 30% para desincentivar especulación;
- Elevar salarios mediante políticas industriales no especulativas, con incentivos a FDI en manufactura y R&D para desviar capital del inmobiliario;
- Combatir evasión con fiscalización digital y registros unificados; y,
- Liberalizar suelo de forma selectiva, priorizando oferta asequible e integrando necesidades migratorias y estudiantiles.
Estas medidas, inspiradas en lecciones de Londres y Nueva York, podrían transformar la vivienda en un derecho accesible, rompiendo el ciclo especulativo actual.
Referencias
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Abelshauser, W. (2005). The dynamics of German industry: Germany’s path toward the new economy and the American challenge. Berghahn Books.
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