Introducción

Este dossier nace de una constatación exigente: las armas hipersónicas han dejado de ser una promesa de laboratorio para convertirse en instrumentos reales de poder, cuya comprensión requiere atravesar sin concesiones varias disciplinas —física de materiales, propulsión y aerodinámica; economía política de las cadenas de suministro; doctrinas de empleo y mando-control; derecho internacional y gobernanza— sin perder rigor en ninguna de ellas. El objetivo es ofrecer una evaluación integrada, técnicamente precisa y estratégicamente útil del fenómeno hipersónico entre 2010 y 2035, con atención particular a sus implicaciones para la estabilidad internacional y a los requerimientos de autonomía estratégica europea.

El marco analítico adoptado es deliberadamente realista: la credibilidad disuasoria se entiende como la convergencia entre capacidad reproducible, voluntad explícita y comunicación verosímil. Ese triángulo vertebra el dossier. La capacidad abarca mucho más que un demostrador de vuelo: incluye series y reposición, logística, sensores, defensa multicapa y la economía de las cadenas críticas que hacen viable el sistema. La voluntad no se deduce de declaraciones aisladas, sino de presupuestos, cronologías de pruebas y reglas de empleo. La comunicación no es propaganda: es la señal verosímil que reduce ambigüedades en crisis y permite al adversario interpretar la escalada sin precipitar decisiones por peor caso.

Conviene precisar desde el inicio la nomenclatura. Se denomina arma hipersónica a todo sistema que, en fase de vuelo atmosférico relevante, mantiene velocidades iguales o superiores a Mach 5 con maniobrabilidad significativa. Dentro de esa categoría, el misil hipersónico es el vector de combate que materializa la capacidad en un contexto operativo. Existen dos familias principales: el vehículo de planeo hipersónico (HGV), que recibe un impulso cohete inicial y planea en la atmósfera con control aerodinámico; y el misil de crucero hipersónico (HCM), que vuela en la atmósfera con propulsión hipersónica (scramjet). Cuando el texto se refiera al campo técnico en abstracto usará expresiones como tecnología hipersónica o capacidad hipersónica; evitará, salvo en casos justificados, construcciones sustantivadas como “la hipersónica”.

Cuatro preguntas guían la investigación. Primera, qué exige la tecnología hipersónica en términos físicos y de ingeniería —aerotermodinámica, guiado en entorno ionizado, estabilidad de scramjets— y qué restricciones duras impone esa realidad a la promesa operativa. Segunda, qué materiales, semiconductores y procesos —y en qué geografías— convierten un vector en una capacidad reproducible, y cuáles son los cuellos de botella de mayor riesgo en tierras raras (Nd, Pr, Dy, Tb), sistemas de protección térmica (UHTC y compuestos C/C) y electrónica de potencia (GaN/SiC). Tercera, cómo están integrando los principales actores los misiles hipersónicos en sus doctrinas y arquitecturas C4ISR, con qué cronologías, empresas y presupuestos, y qué efectos realistas cabe esperar en teatros como el Indo-Pacífico, Europa u Oriente Medio. Cuarta, cómo deben responder las defensas: qué arquitectura multicapa es plausible, con qué límites físicos, qué métricas verificables y qué reglas de enfrentamiento y guardarraíles de crisis reducen el riesgo de malatribución y de escalada por error.

El dossier aporta cinco contribuciones principales. Primero, una síntesis técnica sin concesiones de los fundamentos aerotermodinámicos, de los retos de guiado y discriminación bajo plasma y de la viabilidad de scramjets, con ecuaciones, órdenes de magnitud y su traducción operacional. Segundo, un mapa funcional de cadenas críticas —tierras raras e imanes NdFeB/SmCo; UHTC y compuestos C/C; GaN/SiC y aviónica endurecida— que vincula materiales y procesos con credibilidad disuasoria y ofrece medidas de mitigación industrial realistas. Tercero, una lectura comparada, por actor, de programas, cronologías, contratistas, doctrina y costes, con escenarios de empleo que integran C4ISR y guerra electrónica. Cuarto, una arquitectura de defensa frente a misiles hipersónicos que supera el fetichismo del interceptor único y sitúa en el centro la custodia de pista desde el espacio, la fusión multisensor con validación y una economía de misiles que combine efectores cinéticos, no cinéticos y energía dirigida. Quinto, una agenda de gobernanza práctica —transparencia técnica limitada, líneas directas verificadas, plantillas de preaviso, ajustes a MTCR/HCoC/Wassenaar— y un conjunto de métricas operativas para anclar la estabilidad en resultados medibles.

La metodología combina revisión técnico-científica, documentación oficial y análisis de think tanks de referencia, con corte temporal hasta 2025 para evidencias y proyección hasta 2035 en escenarios. Se aplica una lógica de falsación: cuando una afirmación descansa en una fuente estatal sin verificación independiente, se trata explícitamente como declarativa; cuando existen estimaciones divergentes, se presenta el rango y se justifica la preferencia metodológica. En defensa y gobernanza, las propuestas se acompañan de métricas, umbrales y plazos, de modo que la discusión sea auditable. Para facilitar consulta y actualización, el dossier incorpora tablas HTML listas para su inserción en web.

Dos notas de alcance. Salvo indicación en contrario, el texto usará arma hipersónica (categoría) y misil hipersónico (vector) con la distinción indicada, y explicitará las siglas en su primera aparición: vehículo de planeo hipersónico (HGV), misil de crucero hipersónico (HCM), comando, control, comunicaciones, computadores, inteligencia, vigilancia y reconocimiento (C4ISR), probabilidad de neutralización (Pk). El periodo 2010–2035 no pretende capturar el origen histórico de la tecnología hipersónica, sino su década y media de maduración operativa y la proyección razonable de cadenas e instituciones.

La estructura en seis capítulos responde a esa lógica de integración. El capítulo I establece fundamentos físicos, historia y teoría, y sitúa el problema en la tríada capacidad–voluntad–comunicación. El capítulo II desciende a la base material y electrónica y cartografía las cadenas críticas con sus riesgos y mitigaciones. El capítulo III analiza programas y actores: cronologías, empresas, presupuestos y doctrinas, con escenarios de empleo por teatro. El capítulo IV propone una defensa verificable frente a misiles hipersónicos: capa espacial, fusión, interceptores de fase de planeo, medidas no cinéticas y reglas de enfrentamiento. El capítulo V traduce la técnica a doctrina, disuasión, proliferación y gobernanza, y sugiere instrumentos concretos de estabilidad. El capítulo VI mira a 2030–2035 con escenarios, sensibilidades, hoja de ruta y métricas, e identifica responsabilidades para materializar capacidades y reglas.

El público objetivo es doble. Por un lado, responsables de políticas de defensa, industria y exteriores que necesitan base empírica para priorizar inversiones y negociar reglas; por otro, la comunidad académica y técnica que exige precisión en conceptos, ecuaciones y órdenes de magnitud, y propuestas verificables. La ambición es servir a ambos sin sacrificar densidad técnica ni utilidad política.

Una advertencia final. La tecnología hipersónica opera en el filo entre ciencia y política. Este dossier busca la excelencia sin ceder ni al entusiasmo acrítico ni a la sospecha automática: cuando la evidencia sostiene una afirmación, se ofrece con sus límites; cuando no lo hace, se propone cómo medirla o gobernarla. Si la disuasión moderna descansa en capacidad reproducible, voluntad explícita y comunicación verosímil, el conocimiento que la sostiene debe ser igualmente reproducible, explícito y verosímil. Ese es el compromiso que informa las páginas que siguen.

Capítulo I: Historia y fundamentos técnicos de los misiles hipersónicos

Los misiles hipersónicos, entendidos como vectores capaces de mantener velocidades superiores a Mach 5 en vuelo atmosférico con maniobrabilidad significativa, han pasado en pocas décadas de ser un experimento de laboratorio a ocupar un lugar central en las doctrinas de disuasión y en los planes de modernización de las principales potencias. Su relevancia deriva de la convergencia de tres rasgos difíciles de combinar: velocidad extrema, perfiles de vuelo a altitudes intermedias (aprox. 20–70 km) y trayectorias suficientemente impredecibles como para complicar la detección temprana, el seguimiento continuo y la interceptación.

El interés por estos sistemas se remonta a los años finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando se concibieron proyectos visionarios como el Silbervogel, un bombardero suborbital que, aunque nunca se materializó, anticipaba la lógica del planeador lanzado por cohete. Tras 1945, Estados Unidos y la Unión Soviética heredaron equipos y saber hacer que alimentarían una nueva disciplina: la aerodinámica de alta velocidad. En Estados Unidos, el programa X-15 (1959–1968) constituyó un salto empírico: 199 vuelos, con un récord de Mach 6,7 y altitudes superiores a 100 km, que proporcionaron datos directos sobre materiales, cargas térmicas y control en entornos de alta entalpía (Holden, 1986). En paralelo, la URSS exploró conceptos de planeadores asociados a misiles balísticos, como el programa Albatros en los años ochenta, y demostró prototipos con scramjet (GLL-8), antecedentes técnicos remotos de desarrollos posteriores como Avangard (Kristensen & Korda, 2025).

Durante la Guerra Fría, los tratados de control de armamentos limitaron categorías clásicas (SALT, START), pero no definieron ni prohibieron expresamente los misiles hipersónicos en planeo atmosférico. Ese vacío normativo permitió mantener líneas experimentales en ambos bloques. Tras 1991, el ciclo presupuestario y la percepción de riesgo redujeron la ambición: en Estados Unidos se canceló el NASP/X-30 (1994) por inviabilidad técnica y coste, aunque la investigación continuó a menor nivel. En 2004, el X-43A alcanzó Mach 9,6 durante unos 10 segundos, y en 2013 el X-51 Waverider mantuvo ~Mach 5 por 210 segundos, demostrando la viabilidad física del scramjet con vuelo propulsado sostenido a escala experimental (Van Wie, 2021). La vuelta a una competencia estratégica más intensa, tras 2014, reactivó la agenda: Rusia declaró operativo Avangard (planeador acoplado a ICBM), China exhibió en 2019 el DF-17 con planeador DF-ZF como pieza de su arquitectura A2/AD, y Estados Unidos elevó la prioridad de LRHW y CPS (CRS, 2025). Europa orientó su respuesta, de manera característica, hacia la defensa integrada con programas como HYDEF/HYDIS² bajo el Fondo Europeo de Defensa (European Commission, 2025), mientras Francia avanzaba con V-MAX como demostrador.

La física del vuelo hipersónico explica tanto su atractivo como sus límites. La temperatura de estancamiento crece con el número de Mach y el coeficiente adiabático del gas según la relación clásica T0​=T[1+(γ−1)M2/2]. En condiciones estratosféricas (T ≈ 220 K), un vuelo a Mach 7 eleva la temperatura de estancamiento a ~1 600 K (~1 300 °C), sin considerar efectos de gas real, radiación o ionización. Bordes de ataque y radomos soportan, por tanto, flujos de calor extremos y gradientes de temperatura severos. La respuesta de ingeniería combina materiales ultrarrefractarios (UHTC, como carburos de hafnio o diboruros de zirconio), compuestos carbono-carbono y recubrimientos ablativos, con diseños que gestionan la erosión y la fatiga térmica (Peters et al., 2024). En los misiles de crucero hipersónicos (HCM), la propulsión scramjet añade una segunda frontera: la combustión supersónica estable opera en ventanas estrechas de presión y temperatura; el combustible, además, se emplea como refrigerante estructural para evacuar calor del motor y de la célula. En los vehículos de planeo hipersónico (HGV), parte de la complejidad propulsiva se traslada a la aerodinámica de control durante el planeo a gran distancia después del impulso cohete.

La aviónica y el guiado constituyen el tercer desafío. A altas velocidades, el plasma que envuelve el vehículo atenúa la propagación de radiofrecuencia y degrada satnav; de ahí la adopción de navegación inercial de alta precisión reforzada por sensores ópticos/infrarrojos y algoritmos de predicción. La fusión multisensor y los métodos de estimación son hoy un área de intensa experimentación; la integración operativa a gran escala sigue siendo un objetivo, no un estándar.

No existe consenso académico sobre el alcance disruptivo de estas armas. Una línea crítica subraya costes muy elevados, complejidad de empleo y eficacia no probada en escenarios de saturación o con niebla de guerra, y advierte contra narrativas tecnologicistas que alimentan una carrera armamentística subóptima (Acton, 2019; Gormley, 2020). Otra corriente sostiene que la combinación de velocidad, baja sección radar aparente y maniobrabilidad erosiona la estabilidad basada en la Destrucción Mutua Asegurada, al acortar ventanas de decisión, complicar el seguimiento continuo y abrir opciones de “primer golpe” más creíbles, aunque no garantizadas (Freedman, 2004; Lieber & Press, 2023). En la práctica doctrinal, Rusia los inserta en su lógica de escalada controlada; China los integra en su entramado A2/AD del Pacífico Occidental; Estados Unidos los enmarca en el conventional prompt strike; y Europa, consciente de sus dependencias, prioriza la defensa hipersónica dentro de una arquitectura de defensa aérea y antimisil integrada, buscando al mismo tiempo autonomía industrial selectiva (SWP, 2023; EUISS, 2024; IFRI, 2024).

La experiencia asiática reciente aporta matices útiles. El Libro Blanco de Defensa de Japón (2023) identifica el desarrollo y la defensa frente a misiles hipersónicos como línea estratégica, con inversiones en sensores, intercepción de fase de planeo y resiliencia de mando-control (Japan Ministry of Defense, 2023). En China, publicaciones técnicas y reseñas académicas señalan una creciente masa crítica en túneles hipersónicos, materiales UHTC y diseño de planeadores, aunque el acceso abierto a datos de validación en vuelo es limitado y la literatura disponible en inglés suele ser resumida o secundaria (véanse panoramas en revistas de la CAS y compendios técnicos universitarios).

Como apoyo visual, la tabla siguiente sintetiza diferencias técnicas y consecuencias estratégicas entre vehículos planeadores (HGV) y misiles de crucero hipersónicos (HCM). Su función es ilustrativa; no sustituye el análisis desarrollado.

Comparación técnica y estratégica entre HGV y HCM (síntesis 2025)
DimensiónHGV (planeador)HCM (misil de crucero hipersónico)Consecuencia estratégica
Propulsión Cohete + planeo atmosférico Scramjet (combustión supersónica) HGV orientado a penetración estratégica; HCM a precisión táctica/operacional
Altitud típica 20–70 km (variable según perfil) 20–30 km (crucero sostenido) HGV complica detección y predicción; HCM reduce tiempo de reacción
Guiado y sensores Control aerodinámico; INS reforzado INS + EO/IR; tolerancia a degradación GNSS Ambos exigen fusión multisensor robusta
Madurez (2025) Operatividad declarada (Rusia/China) Demostradores avanzados (EE. UU., India, Japón) Brecha tecnológica en integración motor-vehículo y aviónica

Nota: cifras y caracterizaciones basadas en CRS (2025), SIPRI (2025), Van Wie (2021), y notas europeas (IFRI, SWP, EUISS).

Más allá de la técnica, la historia reciente de estos sistemas se entrelaza con un marco de control de armamentos cada vez más erosionado. La retirada del Tratado INF en 2019, la incertidumbre sobre la continuidad de marcos START y la ausencia de un régimen específico para misiles hipersónicos han creado un entorno donde la innovación tecnológica avanza más deprisa que la gobernanza estratégica. En ese contexto, algunos analistas europeos abogan por incorporar los misiles hipersónicos —al menos en su versión nuclear— a conversaciones ampliadas de control y transparencias mutuas, aunque la verificación en vuelo y la clasificación dual complican cualquier esquema de inspección (EUISS, 2024; IFRI, 2024).

La sección se cierra con dos advertencias metodológicas y una implicación jurídica. La primera advertencia es epistemológica: velocidades extremas y alcances atribuídos a determinados sistemas (por ejemplo, Mach 20–27 para Avangard) provienen de declaraciones oficiales cuya verificación independiente es difícil; por ello se citan como tales y se contrastan con literatura técnica, evitando inferencias no respaldadas. La segunda concierne al sesgo de publicación: parte de la bibliografía abierta procede de conferencias tecnocientíficas y compendios gubernamentales con agendas explícitas; el informe adopta una lectura crítica y comparativa. En lo jurídico, el empleo de misiles hipersónicos —convencionales o no— reabre cuestiones del derecho internacional humanitario relativas a distinción, proporcionalidad y precaución, dada la reducción de tiempos de decisión y el potencial de daño colateral si la guía terminal falla; estos aspectos se tratarán de forma específica en una sección posterior.


Capítulo II: Materiales, electrónica y cadenas de suministro para misiles hipersónicos (versión final — correcciones terminológicas)

Los misiles hipersónicos son la intersección entre física extrema y la geopolítica de los recursos. Cada misil es, al mismo tiempo, un experimento aerotermodinámico y una condensación de cadenas industriales complejas, concentradas y frágiles. Sin carburo de hafnio, sin disprosio, sin obleas de GaN/SiC, la ecuación técnica colapsa. La capacidad de los misiles hipersónicos, como recuerda Martín Menjón (2025), debe analizarse en la tríada realista de la disuasión: capacidad, voluntad y comunicación. Aquí, la capacidad es material, tangible, y depende de recursos dispersos y mal distribuidos en un sistema internacional multipolar.

La materia como límite de la velocidad

La fricción atmosférica a Mach 5–10 genera temperaturas de entre 1 800 y 2 500 °C en bordes de ataque y radomos. Los materiales ultrarrefractarios (UHTC), como el carburo de hafnio (~3 900 °C) o el diboruro de zirconio (~3 240 °C), y los compuestos carbono–carbono (C/C), con dilatación mínima, son la única respuesta técnica viable.

Sin embargo, lo crucial es la dificultad de escalado. El Journal of the European Ceramic Society (2023) subraya: “la producción mundial de UHTC de grado aeroespacial es limitada; fabricar un radomo para un misil hipersónico requiere meses y costes del orden de decenas de miles de dólares por kilogramo” (p. 5124).

La experiencia histórica confirma esta fragilidad: el programa Apolo dependía de ablativos que condicionaban los plazos de reentrada; el transbordador espacial necesitaba revisar miles de losetas cerámicas tras cada vuelo; la Unión Soviética optó por recubrimientos ablativos en las Soyuz, menos sofisticados pero igualmente intensivos en recursos. Hoy, la protección térmica de cada misil hipersónico reproduce ese mismo dilema industrial.

Minerales críticos y el poder de la concentración

Los actuadores de un misil hipersónico requieren imanes permanentes NdFeB y SmCo, con 20–50 kg por vector en función del diseño. El disprosio y el terbio son imprescindibles para mantener las propiedades magnéticas a alta temperatura. China controla el 70 % de la extracción y el 85 % de la refinación (USGS, 2025).

Baotou, en Mongolia Interior, simboliza esta hegemonía: plantas de separación rodeadas de lagos de residuos. Amnesty International (2023) documenta que “la gestión inadecuada de residuos ha contaminado acuíferos y afectado gravemente a comunidades locales” (p. 47).

El dominio chino se construyó desde los años ochenta mediante subsidios industriales, prácticas de precios agresivos y una regulación ambiental inicialmente laxa. En 2010 Pekín demostró su capacidad de instrumentalizar estas cadenas cuando restringió exportaciones hacia Japón.

Las alternativas existen, pero son limitadas. Estados Unidos reabrió Mountain Pass; Australia, con Lynas, dispone de aproximadamente un 15 % del mercado global; Japón ha invertido en reciclaje, con plantas piloto en Sendai capaces de recuperar hasta un 70 % de Nd/Pr de imanes usados. La Unión Europea, con el Critical Raw Materials Act (2023), aspira a cubrir un 10 % de extracción y un 40 % de refinación interna en 2030. No obstante, como advierte el EUISS (2024), “la autonomía industrial no se decreta: requiere décadas de inversión y ecosistemas completos de innovación” (p. 27).

Además, Vietnam, Brasil y Groenlandia aparecen como fuentes alternativas de monacita y tierras raras pesadas, pero su explotación plantea retos técnicos, ambientales y geopolíticos que retrasan su contribución real a corto plazo.

Semiconductores de banda ancha: GaN y SiC

Los semiconductores de banda prohibida ancha son el “cerebro” del misil hipersónico. El nitruro de galio (GaN, 3,4 eV) y el carburo de silicio (SiC, 3,2 eV) sostienen radares AESA, enlaces resistentes al plasma y sistemas de guerra electrónica. Su resistencia térmica y capacidad de manejo de potencia los hacen imprescindibles en electrónica para condiciones hipersónicas.

La producción está concentrada: TSMC (Taiwán), Sumitomo y Mitsubishi (Japón), Wolfspeed/Cree (Estados Unidos) y un conjunto limitado de foundries asiáticas y americanas. Europa mantiene investigación avanzada (centros Fraunhofer, CNRS, universidades técnicas), pero carece de foundries a escala militar para obleas de GaN/SiC. El SWP (2023) resume el riesgo: “Europa no puede desplegar interceptores hipersónicos mientras dependa de chips fabricados en Asia” (p. 14).

El CHIPS Act estadounidense (2022) y el EU Chips Act (2023) buscan revertir esta dependencia con subvenciones y programas industriales. Sin embargo, el tiempo de maduración de una foundry militar es de 5 a 7 años y exige una cadena de proveedores completa. La situación se complica además por la concentración de la litografía EUV en ASML (Países Bajos): sin su tecnología, fabricar chips de 5 nm y menores es inviable para gran parte de la industria mundial.

Perspectivas comparadas: Rusia, India, Japón, Corea del Sur, Irán y Turquía

Rusia dispone de ventaja metalúrgica (titanio, VSMPO-AVISMA) y experiencia espacial, pero depende de importaciones chinas de disprosio y tántalo. Sus misiles hipersónicos operativos (Avangard, Zircon) se sostienen en balances industriales que integran actores extranjeros.

India explota depósitos de monacita en Odisha y Kerala y firma acuerdos con Japón y Australia para diversificar suministros. El éxito del HSTDV y del BrahMos-II dependerá de que la capacidad de refinación se haga realidad a escala.

Japón ha desarrollado reciclaje avanzado de imanes y busca sustitutos ferríticos; su Defence White Paper (2023) plantea stockpiles y cooperación internacional para asegurar materias críticas.

Corea del Sur combina programas como Hycore con un sector semiconductor avanzado (Samsung, SK Hynix), pero le falta capacidad en GaN/SiC militares a gran escala.

Irán y Turquía muestran ambiciones, pero su acceso a cadenas de refinación y foundries avanzadas es limitado, lo que condiciona la madurez de sus programas hipersónicos.

En conjunto, incluso potencias con desarrollos avanzados dependen de cadenas internacionales que no controlan totalmente.

Dimensión ética y ambiental

Los costes humanos y ecológicos asociados a la minería crítica son considerables. UNICEF estima que alrededor de 40.000 menores trabajan en minas artesanales de cobalto en la República Democrática del Congo. En Baotou, estudios independientes han documentado concentraciones de metales pesados en aguas superficiales hasta 10–15 veces superiores a límites internacionales de seguridad.

Europa afronta una contradicción normativa: pretende una autonomía estratégica “basada en valores”, pero la realidad de las cadenas de suministro puede entrar en conflicto con esos mismos valores. IFRI (2024) señala que “la credibilidad de la autonomía europea se erosionará si se construye sobre cadenas incompatibles con sus propios principios” (p. 6). El Critical Raw Materials Act incorpora requisitos de trazabilidad y criterios de sostenibilidad, pero los mecanismos de verificación y cumplimiento están todavía en desarrollo.

Por su parte, el discurso oficial chino reconoce la necesidad de racionalizar la minería, pero defiende que la modernización económica requiere costes ambientales, lo que produce un contraste marcado entre la retórica y las evidencias independientes.

Estrategias de mitigación

Estados Unidos, Japón, la Unión Europea y actores aliados han puesto en marcha medidas de mitigación que combinan stockpiling, reciclaje, diversificación de proveedores e incentivos industriales:

• Estados Unidos: National Defense Stockpile reabastecido parcialmente, contratos de offtake con MP Materials, subsidios del CHIPS Act y programas de reciclaje.

• Japón: stockpiles estratégicos, plantas piloto de reciclaje (Sendai) con tasas de recuperación de Nd/Pr de hasta el 70 % en entornos controlados, acuerdos bilaterales con Australia.

• Unión Europea: Critical Raw Materials Act, EU Chips Act, financiación para proyectos de reciclaje y centros de excelencia (Fraunhofer, universidades técnicas).

• OTAN: intercambio inicial de diagnósticos sobre cadenas críticas y discusiones para coordinaciones conjuntas; no obstante, las iniciativas forman aún parte de la agenda y no constituyen una estructura operativa consolidada.

Resultados y limitaciones: el reciclaje japonés muestra viabilidad técnica pero escala limitada; el stockpile estadounidense cubre una proporción reducida de la demanda proyectada por programas como LRHW; Europa ha lanzado programas de apoyo pero su base industrial para foundries militares todavía es insuficiente.

Debate bibliográfico y voces enfrentadas

Existen tres bloques analíticos destacados en la bibliografía:

• Postura alarmista: NDIA (2023), CRS (2025), Chatham House (2025) apuntan a una vulnerabilidad inmediata que exige respuestas urgentes; “sin acceso seguro a disprosio y terbio, los programas occidentales son de alto riesgo” (NDIA, 2023, p. 19).

• Postura moderada: SIPRI (Schreer, 2022), SWP (2023) reconocen riesgos pero defienden que la diversificación, sustitución tecnológica y reciclaje permiten mitigarlos en el medio plazo.

• Postura optimista tecnológica: literatura técnica (centros japoneses, artículos en Nature Communications y JECS) subraya avances en recuperación y sustitución que, aplicados con inversión, pueden reducir la dependencia.

La síntesis indica que la vulnerabilidad es real en el corto plazo, pero mitigable a medio plazo mediante políticas industriales sostenidas y cooperación internacional.

La voz de China

Informes públicos de la Academia China de Ciencias (CAS, 2024) y de la Chinese Academy of Aerospace Aerodynamics (CAAA, 2024) ponen de relieve la ambición china por integrar capacidades civiles y militares en torno a tecnologías hipersónicas. En ellos se subraya el progreso en túneles hipersónicos, materiales UHTC y electrónica resistente. La narrativa oficial enfatiza la autosuficiencia y vincula estos avances a la estrategia de “doble circulación” económica; en términos estratégicos, Pekín afirma que la competitividad industrial es a la vez fuente de seguridad y de poder internacional.

Epílogo prospectivo: 2035 y la proliferación de misiles hipersónicos

Si para 2035 en torno a una docena de Estados dispusieran de misiles hipersónicos operativos, la presión sobre materias críticas y foundries avanzadas aumentaría drásticamente. Las dos consecuencias estratégicas más probables son:

  1. adaptación o reforma de los regímenes de control (MTCR, HCoC) para incluir tecnologías y cadenas de suministro asociadas a misiles hipersónicos; y
  2. revalorización del control sobre minerales críticos y capacidad de fabricación como vectores decisivos de poder estatal, equiparables en importancia al control de plataformas de lanzamiento.

El EUISS (2024) sintetiza la idea: “la disuasión del futuro no se medirá sólo en megatones o en Mach, sino en la resiliencia de cadenas y la capacidad de sostenerlas en crisis” (p. 33).

Marco histórico comparativo

La dependencia de materias estratégicas tiene precedentes. La Primera Guerra Mundial demostró la importancia del caucho; la Segunda Guerra Mundial, la del petróleo; la Guerra Fría, la del uranio enriquecido. Los misiles hipersónicos encajan en esa genealogía: son tecnologías de punta cuya eficacia práctica se condiciona por la disponibilidad y la seguridad de materias primas y procesos industriales críticos.

Conclusión de la sección

La paradoja central es inequívoca: el misil hipersónico, diseñado para burlar defensas y acortar tiempos de decisión, descansa en cadenas de producción y suministro que son, en muchos casos, frágiles y políticamente expuestas. La capacidad material —toneladas de disprosio, wafers de GaN, UHTC manufacturados a nivel aeroespacial— es el fundamento último de cualquier credibilidad disuasoria.

Como recuerda Martín Menjón (2025), la disuasión realista se apoya en capacidad, voluntad y comunicación; sin capacidad material sostenida, la voluntad es retórica y la comunicación se vacía. En última instancia: el misil hipersónico es, paradójicamente, una arma cuyo poder depende de minas, refinerías y fábricas cuyas vulnerabilidades pueden determinar la estrategia internacional.


Capítulo III: Programas, actores y credibilidad estratégica: los misiles hipersónicos en la práctica

El análisis de los misiles hipersónicos exige conjugar física de materiales, ingeniería de propulsión y aerodinámica avanzada con estudios políticos sobre doctrinas, cadenas industriales y comunicaciones estratégicas. El valor real de un misil hipersónico no se reduce a su Mach nominal: se deriva de la capacidad del Estado para sostenerlo industrialmente, integrarlo en C2/C4ISR, probarlo con repetibilidad y articular una doctrina y discurso que hagan creíble su empleo (o su amenaza de empleo) dentro de márgenes comprensibles por adversarios y aliados. Desde la perspectiva del realismo clásico aplicado a la disuasión —capacidad, voluntad y comunicación— es indispensable evaluar no sólo la tecnología, sino también la industria que la reproduce y la política que la emplea. Este capítulo ofrece una visión integral y actualizada (hasta 2025) de los principales actores, sus programas y sus efectos sobre la estabilidad estratégica.

Estados Unidos: pluralidad programática, cronología de pruebas y el reto de la fiabilidad repetida

La historia de Estados Unidos con los misiles hipersónicos es paradójica. Fue pionero en vuelos experimentales de alta velocidad durante la Guerra Fría con el X-15, que alcanzó Mach 6,7 en 1967, y con programas como el NASP/X-30, cancelado en 1993 tras enormes sobrecostes. En 2010 y 2011, el HTV-2 del Falcon Project de DARPA realizó dos vuelos de planeadores hipersónicos: ambos fracasaron a los pocos minutos por problemas de control, pero aportaron datos críticos sobre aerotermodinámica y materiales. Aquellos experimentos evidenciaron que los fundamentos físicos eran conocidos, pero que faltaba madurez industrial para sostenerlos.

A partir de 2014, con la creciente preocupación por los avances rusos y chinos, el Pentágono relanzó con fuerza la agenda hipersónica. El Department of Defense Hypersonics Strategy de 2020 y la National Defense Strategy 2022 señalaron estas armas como prioritarias. La estrategia optó por una cartera diversificada de programas, a riesgo de dispersión, pero con la ventaja de experimentar en paralelo múltiples conceptos.

El Ejército lidera el Long-Range Hypersonic Weapon (LRHW), conocido como “Dark Eagle”. Su cronología muestra avances graduales y tropiezos. En 2017 se probó un planeador experimental desde el Pacífico. En marzo de 2020, una prueba conjunta del Common Hypersonic Glide Body (C-HGB) desde el Pacífico alcanzó el objetivo tras más de 3 700 km, confirmando la viabilidad del concepto. En 2021 una prueba de integración falló por problemas eléctricos, y en 2022 se retrasó el despliegue inicial. En 2023, un vuelo desde Hawái fue exitoso, y en 2025 se programó el despliegue inicial en el Indo-Pacífico. Lockheed Martin integra el sistema, Dynetics construye el planeador, y Northrop Grumman junto con Aerojet Rocketdyne aportan propulsión.

La Marina desarrolla el Conventional Prompt Strike (CPS), con el mismo C-HGB adaptado a plataformas navales. En octubre de 2022, un lanzamiento desde un polígono terrestre validó subsistemas. Está prevista su integración en submarinos clase Virginia hacia 2026 y, más adelante, en destructores Zumwalt. El programa ha implicado contratos por más de 2 000 millones de dólares con Lockheed Martin.

La Fuerza Aérea gestionó el Air-Launched Rapid Response Weapon (ARRW), lanzado desde B-52. Entre 2019 y 2021, acumuló pruebas fallidas de encendido. En diciembre de 2022 se logró un vuelo completo a Mach 5, pero en marzo de 2023 un nuevo fallo llevó a su cancelación. En 2024, el Congreso aprobó fondos limitados para un rediseño, y en 2025 se realizaron pruebas más modestas para recuperar credibilidad.

DARPA, con el Hypersonic Air-breathing Weapon Concept (HAWC), validó scramjets en 2021 y 2022, alcanzando Mach 5+ en vuelos de varios minutos. El Tactical Boost Glide (TBG) exploró planeadores maniobrables. Estos proyectos, sin pretensión inmediata de despliegue, han generado datos de materiales y combustión que alimentan las líneas de servicio.

El esfuerzo presupuestario ha sido sustancial. En FY2019 se invirtieron 2,6 mil millones de dólares en hipersónicos; en FY2023, 4,7 mil millones; en FY2025, 6,9 mil millones. El CRS advierte que la presión para sostener modernización nuclear y F-35 obliga a priorizar. Think tanks como RAND alertan del riesgo de dispersión. Legisladores como James Inhofe han defendido acelerar despliegues ante el desafío chino, mientras otros señalan el coste unitario estimado de un LRHW —superior a los 40 millones de dólares por misil en lotes iniciales— como insostenible si no se escala producción.

La doctrina estadounidense enmarca estos programas en la lógica de conventional prompt strike, ofreciendo al presidente opciones de ataque rápido contra objetivos estratégicos o móviles sin necesidad de recurrir a armas nucleares. Esta capacidad busca reforzar la disuasión extendida sobre aliados como Japón, Corea del Sur y Australia, y complementar la tríada nuclear en escenarios de escalada flexible. Sin embargo, la doctrina también reconoce los riesgos de compresión temporal: la reducción de ventanas de decisión eleva el riesgo de errores de cálculo, algo que la comunicación estratégica debe gestionar con protocolos de crisis y transparencia selectiva.

La integración práctica depende del ecosistema C4ISR. La Agencia de Desarrollo Espacial (SDA) ha lanzado desde 2023 satélites de la constelación HBTSS para detección infrarroja, en paralelo a radares over-the-horizon y algoritmos de IA para predicción de trayectorias. Estos elementos son tan decisivos como el misil: sin detección ni traspaso de pista, la velocidad se vuelve irrelevante.

El reto principal de Estados Unidos no es la voluntad ni la comunicación, ambas claras y consistentes, sino la capacidad repetible de producción y despliegue. La dependencia de tierras raras, de semiconductores de GaN/SiC y de litografía avanzada en Asia constituye una vulnerabilidad. Cada fallo erosiona la comunicación; cada retraso presupuestario afecta la percepción de capacidad. En términos realistas, la voluntad y la comunicación existen, pero la capacidad material sigue anclada en cadenas frágiles.

En escenarios doctrinales concretos, la planificación estadounidense prevé el uso de baterías LRHW desde archipiélagos como las Marianas o Filipinas para disuadir movimientos navales chinos en el estrecho de Taiwán, o el lanzamiento de CPS desde submarinos clase Virginia en patrulla silenciosa para destruir radares enemigos antes de un conflicto abierto. Estos casos de uso, bosquejados en documentos de planificación, muestran la función hipersónica como opción intermedia entre la inacción y la escalada nuclear.

La dialéctica es completa si se añade la defensa. Estados Unidos no sólo invierte en misiles hipersónicos ofensivos, sino en interceptores como el Glide Phase Interceptor (GPI), destinado a interceptar planeadores en fase media de vuelo. En 2024–25, la MDA otorgó contratos a Raytheon y Northrop para madurar prototipos. Esto muestra que la carrera hipersónica es bidireccional: cada avance ofensivo genera una respuesta defensiva, y la disuasión se convierte en un equilibrio dinámico.

Estados Unidos, en suma, se encuentra en la encrucijada. Tras décadas de exploración, transforma prototipos en sistemas que buscan ser operativos y repetibles. Su ventaja está en su industria y en su red de alianzas; su debilidad, en las cadenas críticas y en la fiabilidad. La disuasión hipersónica estadounidense será creíble si logra articular pruebas sostenidas, producción escalable y comunicación estratégica coherente. En caso contrario, el riesgo es que la narrativa de liderazgo tecnológico quede expuesta a la prueba de la realidad.

Rusia: despliegue precoz, disuasión activa y los límites de la sostenibilidad industrial

Rusia fue el primer Estado en declarar operativos misiles hipersónicos, y esa prioridad se convirtió en parte central de su narrativa estratégica. En marzo de 2018, Vladímir Putin, en su discurso sobre el estado de la nación, presentó públicamente el Avangard, el Kinzhal y el Zircon como prueba de que Moscú había superado los sistemas de defensa antimisiles occidentales. La puesta en escena —incluyendo animaciones que mostraban ataques contra objetivos en Florida— revelaba la dimensión comunicativa del anuncio: no se trataba sólo de tecnología, sino de voluntad política y de comunicación estratégica dirigida simultáneamente a la OTAN, a la opinión pública rusa y a actores emergentes en el sistema internacional.

La trayectoria rusa hunde sus raíces en proyectos soviéticos de los años ochenta y noventa. El programa Albatros buscaba un vehículo de planeo maniobrable montado en ICBM, pero fue cancelado tras la caída de la URSS. Otros proyectos como el GLL-8 Igla y el conceptual AJAX exploraron la aerotermodinámica hipersónica, sentando bases que reaparecerían décadas después.

En el siglo XXI, Rusia reactivó estas líneas con el apoyo de NPO Mashinostroyeniya y de la Corporación de Misiles Tácticos. El Avangard se probó en 2004 y 2010 (con resultados fallidos), en 2013 (vuelo parcial), y entre 2016 y 2018 (con éxito declarado). En diciembre de 2019, el Ministerio de Defensa anunció que la división de Orenburg había recibido los primeros Avangard operativos montados sobre ICBM UR-100NUTTH.

El Kinzhal (Kh-47M2), variante aerolanzada del Iskander, realizó vuelos de prueba en 2017 y fue declarado operativo en 2018. Desde 2022, ha sido utilizado en Ucrania contra depósitos de armas y defensas aéreas. En mayo de 2023, Ucrania anunció haber interceptado uno con un sistema Patriot PAC-3, cuestionando la narrativa rusa de invulnerabilidad.

El Zircon (3M22) tiene una cronología igualmente densa. Pruebas iniciales se reportaron en 2012, vuelos subsiguientes en 2016 y múltiples lanzamientos desde la fragata Admiral Gorshkov entre 2020 y 2021, así como desde el submarino Severodvinsk en 2021. En 2022, Putin anunció su inminente despliegue, y en enero de 2023 se declaró operativo en la Armada.

El ecosistema industrial ruso se sostiene en conglomerados herederos de la tradición aeroespacial soviética. NPO Mashinostroyeniya es responsable del Avangard, la Corporación de Misiles Tácticos (KTRV) del Kinzhal, el Raduga Design Bureau de misiles aerolanzados, Sevmash del Zircon, y TsNIIMash y UAC en pruebas e integración de plataformas. Estas entidades sostienen el músculo técnico, pero arrastran carencias estructurales: dependencia de importaciones para semiconductores avanzados, maquinaria de litografía y ciertos materiales críticos como disprosio y tántalo.

El gasto exacto en programas hipersónicos es opaco, pero estimaciones de SIPRI sitúan entre un 10 y un 15 % del presupuesto ruso de I+D en defensa destinado a modernización estratégica e hipersónicos. El coste unitario de un Zircon se estima entre 4 y 6 millones de dólares, el de un Kinzhal en torno a 10 millones, mientras que un Avangard puede situarse muy por encima, lo que limita su producción a decenas de unidades. Moscú ha priorizado calidad simbólica sobre cantidad masiva: un pequeño arsenal capaz de penetrar defensas estadounidenses refuerza la credibilidad de su disuasión nuclear, aunque no pueda desplegar miles de unidades.

La doctrina militar rusa (2014) y la Estrategia de Seguridad Nacional (2021) subrayan la necesidad de superar sistemas de defensa antimisiles de la OTAN. Los misiles hipersónicos forman parte de la “disuasión estratégica no nuclear”, junto a capacidades cibernéticas y de guerra electrónica. En términos prácticos, el Avangard refuerza la tríada nuclear asegurando penetración; el Zircon busca negar la superioridad naval estadounidense en el Atlántico, el Ártico y el Mediterráneo; y el Kinzhal proporciona flexibilidad regional como vector aerolanzado, apto para golpear bases y defensas aliadas en Europa del Este.

El concepto de “escalada para desescalar” es central: la amenaza de usar armas avanzadas en fases tempranas de un conflicto para obligar al adversario a retroceder. La presentación de estas armas en 2018 y su reiterada mención en foros internacionales muestran que Rusia concibe los hipersónicos no sólo como herramientas técnicas, sino como instrumentos comunicativos de primer orden.

En escenarios hipotéticos, el Avangard actuaría como garantía de penetración nuclear, el Zircon como arma antiportaaviones en el Atlántico Norte o el Ártico, y el Kinzhal como herramienta de disuasión regional contra bases OTAN en Polonia o Rumanía. Cada vector responde a una lógica distinta: nuclear global, naval estratégica y regional convencional.

La comunicación pública ha sido cuidadosamente gestionada. Los vídeos animados de Putin en 2018 buscaban un impacto psicológico en Occidente. TASS y RT amplificaron la narrativa de invulnerabilidad del Kinzhal, aunque los informes occidentales señalaron vulnerabilidades tras intercepciones en Ucrania. Moscú utiliza cada anuncio de prueba como instrumento propagandístico, reforzando la percepción de que posee capacidades disruptivas.

Las sanciones occidentales desde 2014, agravadas tras 2022, restringen el acceso a microchips, maquinaria litográfica y componentes duales. La dependencia de China para REE y procesadores se ha intensificado. La demografía industrial —con una generación de ingenieros envejecida y fuga de cerebros hacia el extranjero— plantea problemas de sostenibilidad a largo plazo. Además, la economía de guerra derivada de la invasión de Ucrania obliga a priorizar la producción masiva de artillería y drones, lo que podría restar recursos a programas complejos y costosos como los hipersónicos.

Desde la óptica de la tríada capacidad–voluntad–comunicación, Rusia presenta un perfil singular. Su voluntad es altísima: ha usado el Kinzhal en combate y exhibe públicamente sus programas. Su comunicación es potente: discursos presidenciales, medios estatales y demostraciones públicas refuerzan la narrativa. Su capacidad, en cambio, es más limitada: existen misiles operativos, pero la sostenibilidad de su producción y reposición a gran escala está en duda. La paradoja rusa es que cuanto más fuerte es su narrativa de superioridad hipersónica, más visible resulta su dependencia de cadenas globales que no controla plenamente. Esa tensión es en sí misma parte de la dinámica de la disuasión multipolar.

China: aceleración tecnológica, fusión civil–militar y la lógica A2/AD como arquitectura operativa

La República Popular China ha convertido el desarrollo de misiles hipersónicos en uno de los pilares de su modernización militar. No se trata sólo de una respuesta a la superioridad tecnológica estadounidense o a la prioridad rusa, sino de la concreción de un proyecto estratégico más amplio: asegurar la negación de área en el Pacífico occidental, erosionar la disuasión extendida de Washington sobre Japón, Corea del Sur y Taiwán, y consolidar una autonomía industrial que le permita sostener la carrera a largo plazo.

Entre enero de 2014 y noviembre de 2016, el Departamento de Defensa de Estados Unidos registró al menos siete pruebas de un planeador hipersónico denominado WU-14 o DF-ZF, lanzado desde Taiyuan. Cinco de esas pruebas fueron consideradas exitosas y dos fallaron por pérdida de control. En octubre de 2019, el desfile por el 70º aniversario de la República Popular mostró públicamente por primera vez el DF-17 con planeador DF-ZF. En 2021 se informó de una prueba de un vector hipersónico con perfil orbital parcial que sorprendió a los analistas. En 2022 y 2024, la armada exhibió el YJ-21 en destructores Type 055, reforzando la dimensión naval con roles antiportaaviones y de ataque terrestre. Paralelamente, se inauguró el túnel JF-22 en Pekín, capaz de simular condiciones Mach 20–30.

La industria está dominada por la CASC y la CASIC. Dentro de CASC, la CALT aporta experiencia en cohetes, mientras que en CASIC la Third Academy lidera misiles de crucero y planeadores. La CAAA desempeña un papel central en investigación hipersónica. Universidades como Beihang y la NUDT operan túneles de viento y laboratorios de combustión. Empresas estatales de materiales producen compuestos carbono–carbono y recubrimientos ultrarrefractarios.

Las cifras oficiales son opacas, pero estimaciones de RAND y SIPRI sugieren que China destina varios miles de millones de dólares anuales a investigación y desarrollo hipersónico. El túnel JF-22 habría costado más de 500 millones de dólares y la inversión acumulada entre 2016 y 2025 equivaldría a la destinada a programas espaciales tripulados.

Los manuales doctrinales chinos enmarcan el arma hipersónica en el concepto de “sistemas contra sistemas”: la idea de que la guerra moderna se libra entre arquitecturas integradas de detección, mando y fuego. La Science of Military Strategy subraya que los misiles hipersónicos forman parte de la “disuasión activa” de China, destinada a imponer dilemas al adversario. El concepto de “fusión de fuego de precisión de largo alcance” describe la integración de misiles hipersónicos con ataques cibernéticos y de guerra electrónica.

En escenarios hipotéticos, un DF-17 podría saturar defensas THAAD en Corea del Sur; el YJ-21 lanzado desde destructores Type 055 podría coordinarse con misiles DF-21D para atacar un grupo de portaaviones; y la amenaza creíble de misiles hipersónicos contra nodos logísticos podría retrasar refuerzos aliados hacia Taiwán.

La comunicación pública ha sido cuidadosamente gestionada. En 2019, la CCTV retransmitió el desfile del DF-17. En 2021, Xinhua publicó artículos sobre la prueba orbital parcial. En contraste, informes del DoD y del CSIS matizaron estas afirmaciones, señalando que la validación operacional en condiciones de guerra real aún no estaba demostrada.

Las vulnerabilidades estructurales incluyen la falta de acceso a maquinaria EUV de ASML, limitando la producción de microchips de 5 nm. Aunque China ha avanzado en nodos de 7 nm, la brecha persiste. Los túneles hipersónicos han mostrado riesgos de seguridad. Y la reforma del Rocket Force reveló problemas de corrupción y cultura organizativa.

La lectura en clave de capacidad–voluntad–comunicación sitúa a China con capacidad creciente pero aún no validada en combate real, voluntad altísima respaldada por prioridad política y comunicación eficaz pero parcialmente propagandística. Su disuasión será más sólida cuanto más logre demostrar fiabilidad repetida en escenarios contestados y cuanto más transforme la percepción propagandística en evidencia operativa.

Europa y Francia: autonomía selectiva, programas cooperativos y el reto de la defensa antihipersónica

El enfoque europeo refleja su arquitectura política y militar: una combinación de iniciativas nacionales con Francia a la cabeza y programas multinacionales bajo la UE. La ambición europea se centra menos en el despliegue masivo de vectores ofensivos y más en la defensa frente a amenazas externas, en la consolidación de una base industrial estratégica y en la preservación de la autonomía tecnológica.

Francia inició su apuesta con el ASN4G, anunciado en 2019 como sucesor hipersónico del ASMP-A. El ASN4G está previsto como misil aire–suelo nuclear para el Rafale F5 hacia mediados de la década de 2030. En junio de 2023, el Ministerio de las Fuerzas Armadas confirmó la primera prueba del demostrador V-MAX, lanzado en la Guayana Francesa, liderado por ArianeGroup.

A escala de la Unión Europea, en 2022 se aprobó el programa HYDEF bajo el Fondo Europeo de Defensa, con un presupuesto inicial de 100 millones de euros. HYDEF, coordinado por España y Alemania, involucra a Sener, GMV y Diehl Defence, y busca un interceptor europeo para 2035. En paralelo, HYDIS², liderado por MBDA Francia e Italia, madurará tecnologías de interceptación, sensores y fusión de datos.

La industria francesa se apoya en ArianeGroup, MBDA, Safran y ONERA. A escala europea, OCCAR coordina los programas. Europa carece de foundries GaN/SiC a escala militar y depende de importaciones de tierras raras. Aunque la UE ha lanzado el Critical Raw Materials Act, su efecto será gradual.

Los recursos destinados a hipersónicos en Europa son modestos. Francia dedica varios cientos de millones de euros anuales al ASN4G y al V-MAX. La UE ha comprometido 100 millones en HYDEF y 80 millones en HYDIS². Estas cifras son bajas frente a EE. UU., pero marcan un cambio cualitativo: Europa financia su propia investigación en interceptores.

La doctrina francesa integra los hipersónicos en su disuasión nuclear. El ASN4G es parte del pilar aéreo de la fuerza nuclear, asegurando penetración frente a defensas avanzadas. La Revisión Estratégica Nacional de 2021 y la Loi de Programmation Militaire 2024–2030 incluyen la continuidad nuclear y la inversión en hipersónicos. La doctrina europea es defensiva: la Brújula Estratégica subraya la amenaza rusa e iraní y la necesidad de IAMD.

En escenarios, el ASN4G garantizaría penetración nuclear francesa, mientras que HYDEF se integraría en la arquitectura OTAN para defender bases europeas. La comunicación francesa enfatiza soberanía nuclear y la UE resalta resiliencia y cohesión industrial.

Las limitaciones son claras: carencia de cadenas críticas, presupuestos modestos, dependencia de OTAN. En términos de capacidad–voluntad–comunicación, Europa muestra capacidad media, voluntad creciente y comunicación coherente. Su autonomía es parcial, pero creíble en defensa.

Otros actores regionales

India desarrolla el HSTDV y el BrahMos-II, con lógica de disuasión mínima creíble frente a China y Pakistán. Japón avanza con el HVGP, centrado en defensa costera, y Corea del Sur con el Hycore, integrando industria civil de semiconductores con requisitos militares. Israel prioriza la defensa con Arrow-4, mientras Irán y Turquía buscan visibilidad regional con programas como Fattah y Tayfun. Australia se consolida como socio logístico y de pruebas en AUKUS.

Cadenas de suministro críticas y credibilidad disuasoria

La cadena de suministro hipersónica es la cadena de la credibilidad. Imanes NdFeB y SmCo, UHTC y C/C para TPS, semiconductores GaN/SiC y aviónica endurecida constituyen el núcleo material. La concentración de refinación de tierras raras en China, la dependencia de ASML para EUV y la capacidad artesanal limitada en UHTC hacen que cada programa nacional se sostenga o se fracture en estos eslabones.

El riesgo es muy alto en REE y GaN/SiC, alto en UHTC y aviónica, medio en ensayos y logística. Mitigaciones: reciclaje de imanes, creación de plantas en la UE y EE. UU., contratos de offtake con Australia/Canadá, duplicación de foundries aliadas, nearshoring de líneas UHTC y programas de cooperación universidad–industria.

La economía política de la disuasión muestra que levantar una planta de separación de REE requiere 3–7 años, una foundry militar de GaN/SiC cinco a siete, y una línea UHTC/C/C dos a cinco. Estos plazos deben incorporarse a la planificación estratégica: no se trata sólo de financiar misiles, sino de financiar la cadena que los hace posibles.

La conclusión es nítida. Un misil hipersónico sin imanes ni GaN/SiC es una promesa vacía; una arquitectura antihipersónica sin UHTC ni sensores espaciales es incompleta. La política de defensa del siglo XXI debe gestionar simultáneamente la física de la velocidad y la economía política de los materiales. Sólo cuando ambas convergen en plazos y presupuestos realistas, la disuasión se transforma en una capacidad verificable.


Capítulo IV: Intercepción y defensa antihipersónica: arquitectura, límites físicos, verificación y economía operativa

La defensa frente a misiles hipersónicos obliga a transformar el paradigma antimisiles: de un encuentro terminal relativamente predecible a una custodia de pista casi ininterrumpida, con transferencias de datos fiables entre capas y decisiones de fuego en ventanas temporales comprimidas. No existe la defensa basada en un único sistema; la respuesta viable es un sistema de sistemas que recupere tiempo y geometría frente a vectores diseñados para negarlos. La arquitectura resultante es necesariamente multicapa, multimodal y, en la práctica, multinacional.

Fundamentos físicos y ventana de oportunidad

Un planeador hipersónico maniobra en altitudes intermedias, aproximadamente entre 20 y 70 kilómetros, con números de Mach elevados y capacidad de variación de rumbo que degrada los modelos puramente balísticos. La ventana de compromiso es el tiempo disponible desde la detección confirmada hasta la solución de tiro; todo el diseño de la defensa busca ensanchar esa ventana. La temperatura de estancamiento del flujo condiciona firma infrarroja, ablación y envolvente de maniobras. Para un flujo compresible ideal, la temperatura de estancamiento se aproxima por T0 = T·[1 + (γ − 1)·M²/2]. A Mach 7, en aire estratosférico con T≈220 K, T0 ronda 1 600 K, lo que justifica sensores infrarrojos de alta sensibilidad y algoritmos de discriminación robustos frente a falsos positivos térmicos. La simple geometría contribuye a la exigencia de una capa espacial: para un sensor a altura h sobre una Tierra de radio R, la distancia al horizonte se aproxima por d ≈ √(2·R·h) si h ≪ R. Un radar a 20 km ofrece un horizonte de unos 500 km; un sensor en LEO a 1 000 km observa un horizonte de unos 3 570 km. La defensa necesita esa mirada larga para mantener la continuidad de pista que los sensores de superficie no pueden sostener por sí solos.

Capa espacial de detección y custodia

La constelación espacial no es un lujo tecnológico, sino el primer requisito operacional. Tres decisiones la definen: órbita, banda espectral y arquitectura de enlace. La órbita baja proporciona revisit y latencia reducida a costa de mayor complejidad de comunicaciones; la media o geoestacionaria mejora continuidad pero penaliza latencia y geometría. La combinación de MWIR/LWIR para firmas hipersónicas, con SWIR para contexto, optimiza sensibilidad; la calidad de las focales planas (HgCdTe, InSb o superlattices) y de los criocoolers condiciona la relación señal-ruido. La arquitectura de enlace exige downlinks seguros y de baja latencia, resilientes a interferencias y con priorización de paquetes que preserven las actualizaciones de pista. La prioridad no cambia: detección temprana, seguimiento persistente y hand-off fiable al siguiente sensor.

Sensores de superficie y embarcados

Los radares sobre el horizonte aportan volumen de vigilancia inicial; el refinamiento, necesario para guiar un interceptor, lo proporcionan AESA de banda X o S con semiconductores GaN en la etapa de potencia. La arquitectura contemporánea combina modalidades biestáticas y multistáticas para reducir vulnerabilidad frente a técnicas furtivas y de jamming, y se apoya en nodos costeros y navales que comparten pistas y marcan compromisos para interceptores cercanos. En litoral, un radar naval bien emplazado puede ofrecer discriminación terminal allí donde el horizonte radar terrestre impone límites. La integración de sensores electroópticos e infrarrojos embarcados aporta confirmaciones de último instante cuando la meteorología lo permite.

Fusión de datos, aprendizaje automático y validación

La defensa antihipersónica fracasa si la fusión de datos no es robusta. La cadena de sensores debe tolerar pérdidas temporales de señal, degradación por plasma, mediciones asíncronas y ruido. Es aconsejable emplear filtros de estado con modelos de maniobra hipersónica y estimadores multihipótesis que mantengan trayectorias físicas plausibles hasta que nuevas observaciones colapsen la ambigüedad. El aprendizaje automático aporta valor en clasificación de firmas, gestión de colas y predicción de trayectorias, pero su uso exige validación y verificación rigurosas: conjuntos de datos curados, pruebas en entorno degradado, técnicas antiadversariales y supervisión humana efectiva en decisiones letales. Sin estos elementos, la automatización puede introducir sesgos invisibles en la sala de mando.

Interceptores: fase de planeo y terminal

Interceptar durante el planeo maximiza la probabilidad contra planeadores, que aún conservan energía pero no han iniciado su maniobra terminal más agresiva. Esto impone interceptores con alto margen de aceleración lateral, seekers duales RF/IR y enlaces de datos tolerantes a interferencias. La aproximación terminal puede funcionar en escenarios limitados, pero la ventana es estrecha y el atacante buscará maniobras evasivas y degradación sensorial. En ambos casos, el time-to-go y la calidad de la predicción de trayectoria son determinantes; los sistemas de control de desvío con micropropulsores, el control vectorial y el impacto directo con discriminación fina son tecnologías habilitadoras.

Medidas no cinéticas y energía dirigida

La guerra electrónica puede degradar la navegación del atacante mediante interferencia o suplantación selectiva, o atacar su enlace de targeting reduciendo la calidad del guiado terminal. El engaño, con señuelos físicos y térmicos, y la ciberoperación sobre mandos y logística del atacante son multiplicadores costo-eficientes. La energía dirigida a gran potencia añade opciones de corta distancia y defensa puntual; su eficacia frente a planeadores con protección térmica avanzada todavía está por demostrar a gran escala, pero combinada con cinéticos puede elevar la tasa de letalidad en la fase terminal. La propagación atmosférica, la turbulencia y la gestión térmica del emisor definen el sobre operativo; la tasa de fuego y la recarga son ventajas relativas frente a la economía misil-contra-misil que el atacante tratará de explotar.

Arquitecturas por teatro operativo

En teatros marítimos, la defensa se centra en grupos navales con radares AESA, enlaces cooperativos y sistemas de fuego embarcados que compartan pistas con satélites y sensores costeros. En teatros continentales europeos, el énfasis recae en una red terrestre densa con backhaul robusto, interoperable OTAN/UE, y protección de infraestructura crítica en capas. En entornos archipelágicos del Indo-Pacífico, la geometría favorece burbujas superpuestas desde islas aliadas con sensores y baterías móviles, apoyadas por constelaciones LEO que mantengan custodia a lo largo de corredores marítimos.

Pruebas, evaluación y certificación operacional

Sin campañas de pruebas representativas, la defensa es retórica. Una pirámide de T&E proporcionará confianza: simulación de alto nivel y gemelos digitales; bancos hardware-in-the-loop para seekers y enlaces; túneles hipersónicos para validar modelos de firma; y eventos live-fire escalonados con blancos representativos y agresión electrónica. La certificación debe incluir métricas de probabilidad conjunta —detección por espacio y superficie, fusión, asignación, probabilidad de impacto— y latencia de hand-off. La repetibilidad es el antídoto contra la sorpresa tecnológica.

Economía de la defensa y logística del cargador

La ecuación coste-contra-coste importa. Un sistema viable necesita profundidad de cargadores y tiempos de recarga que superen la cadencia de salvas adversarias. Se impone una mezcla de efectores: cinéticos de alta probabilidad para blancos prioritarios; no cinéticos y engaños para diluir salvas; energía dirigida para defensa puntual. La logística define la estrategia: sin reaprovisionamiento, la primera salva decide. La planificación debe incorporar inventarios de interceptores, recambios de seekers y refrigeración de sensores espaciales con mantenimiento programado.

Gobernanza, reglas de enfrentamiento y gestión de crisis

La excelencia técnica requiere reglas claras de empleo para minimizar escaladas por error. Los umbrales de compromiso, la autoridad de fuego, las condiciones para automatización y las degradaciones seguras deben estar definidas antes de la crisis. La transparencia técnica limitada —notificaciones de ensayo, líneas de comunicación de crisis, salvaguardas contra suplantaciones estratégicas— reduce la probabilidad de escalada por error. La defensa responsable incluye interceptores, pero también reglas, datos y lenguaje compartido.

Base industrial y normalización

La defensa antihipersónica depende de cuatro bases industriales: semiconductores GaN/SiC para radares y potencia; focales infrarrojas y criocoolers con alta fiabilidad; materiales UHTC y compuestos C/C para radomos; y packaging militar con electrónica tolerante a radiación. La capacidad europea en semiconductores y focales es incipiente; en materiales UHTC/C-C, moderada; en aviónica endurecida, dependiente de alianzas. La normalización técnica con estándares OTAN/UE y la homologación cruzada de componentes aceleran la maduración de cadenas.

Contramedidas del atacante y discriminación multisensor

Los misiles hipersónicos pueden acompañarse de señuelos térmicos enfriados, reflectores y trayectorias con microzig-zag para forzar cortes de pista. La defensa debe responder con fusión multiespectral, combinando MWIR y LWIR, y cuando sea posible SWIR o UV; con polarimetría radar para distinguir texturas de superficie; y con Doppler de alta tasa de repetición que capture micromovimientos de superficies de control difíciles de replicar por señuelos pasivos. En la asociación de pistas, conviene utilizar estimadores multihipótesis y técnicas de asignación probabilística conjunta con ventanas cinemáticas adaptativas y coherencia temporal estricta. La cortina de plasma del atacante, que atenúa RF de forma intermitente, debe explotarse como oportunidad para sostener la pista con sensores electroópticos complementarios.

Resiliencia PNT y ciberseguridad del mando

La pérdida o degradación GNSS durante una crisis obliga a reforzar la navegación de interceptores y la sincronización del mando con sistemas inerciales de alto grado recalibrados por referencias estelares, posicionamiento en LEO y, donde exista, ayudas terrestres de baja frecuencia. La sincronización temporal de red, fundamental para el hand-off y la asignación de fuego, debe contemplar relojes disciplinados y protocolos de transferencia de tiempo bidireccional. En ciberseguridad, la arquitectura de confianza cero, los guardias de cruce de dominios, la telemetría firmada y los perfiles de degradación explícitos evitan decisiones opacas de la automatización.

Escenarios operativos ampliados

En el corredor báltico-Kaliningrado, una constelación LEO comparte pista con radares sobre el horizonte del norte de Europa; el hand-off a radares de banda X en costa alimenta un interceptor endoatmosférico que compromete el planeador a altitud intermedia; la guerra electrónica y los señuelos protegen nodos energéticos. En el Mediterráneo oriental, una defensa naval cooperativa con enlaces multinodo y cueing desde espacio permite asignación distribuida de fuego; la energía dirigida protege un puerto crítico en terminal. En el archipiélago del Indo-Pacífico, burbujas superpuestas desde islas aliadas combinan sensores y baterías; sistemas de largo alcance niegan puntos de lanzamiento y la defensa combinada marítimo-costera mitiga salvas de negación de área.

Comparativa de sensores por capa: fortalezas, limitaciones y función en el hand-off
Capa/sensorFortalezasLimitacionesFunción en la cadena
LEO IR (MWIR/LWIR) Detección temprana; baja latencia; cobertura distribuida Ventanas de nube; congestión espectral Custodia inicial y cueing a radares/seekers
Radar sobre el horizonte Volumen de vigilancia continental Resolución baja; dependencia ionosférica Confirmación lejana y continuidad de pista
AESA banda X/S Discriminación terminal; resistencia a clutter Horizonte; exposición a EW si no hay modos discretos Refinamiento para el interceptor y terminal
EO/IR embarcado Confirmación visual/IR; baja latencia local Dependencia de meteorología; alcance limitado Cierre terminal y verificación
Opciones de efecto en defensa: misión, ventajas y restricciones
EfectoMisión primariaVentajasRestricciones
Cinético (fase de planeo) Neutralización en planeo Mayor probabilidad contra HGV Exige custodia y latencia muy baja
Cinético terminal Defensa puntual Integrable con capas existentes Ventana estrecha; riesgo de saturación
Guerra electrónica/ciber Degradar targeting y guiado Coste unitario bajo; flexible Requiere inteligencia y acceso
Energía dirigida Neutralización terminal corta distancia Profundidad de cargador; tiempo de disparo alto Propagación y gestión térmica
Métricas de rendimiento y verificación en defensa antihipersónica
MétricaDescripciónObjetivoObservaciones
Latencia de hand-off Tiempo desde detección a solución de tiro Sub-segundos a pocos segundos Crítica en planeo; depende de red
Probabilidad conjunta Detección × fusión × asignación × Pk Maximizar bajo saturación Medición en campañas live-fire
Resiliencia a EW Rendimiento bajo interferencia Degradación bajo umbral Pruebas en entornos duros
Custodia de pista Porcentaje de tiempo con pista continua Umbral definido por teatro LEO y enlaces redundantes

Guardarraíles de automatización y rol humano

La calidad técnica debe traducirse en reglas claras que minimicen la probabilidad de compromiso erróneo cuando la automatización propone soluciones de tiro. La siguiente tabla resume umbrales operativos típicos y el papel del operador en cada caso:

Umbrales operativos y guardarraíles de automatización
Condición Acción del sistema Rol humano Observaciones
Pista espacial de alta confianza más confirmación radar Genera solución de tiro y propone compromiso Autorización explícita Interfaz de 1–2 pasos; kill-web distribuido
Pista con ambigüedad multisensor Retiene fuego; solicita sensor adicional Revisión rápida en 10–15 segundos Evita disparos sobre falsos positivos
Degradación por EW o ciberataque Conmuta a modos degradados y rutas alternas Supervisión y priorización de activos críticos Fallos visibles; registros con trazabilidad
Saturación por salvas múltiples Asignación por valor y economía de misiles Ajuste dinámico de reglas de enfrentamiento Combina cinéticos, no cinéticos y engaño

Recomendaciones

Priorizar la capa espacial y la fusión con validación rigurosa; sin custodia no hay defensa. Acelerar interceptores de fase de planeo e integrarlos con radares navales y terrestres, con objetivos de latencia definidos por teatro. Financiar capacidad industrial en GaN/SiC, focales infrarrojas y UHTC/C-C, articulando consorcios universidad–industria con homologación OTAN/UE. Institucionalizar reglas de enfrentamiento y canales de crisis que reduzcan el riesgo de escalada por error. Establecer una economía de misiles realista que combine cinéticos, no cinéticos y energía dirigida para maximizar supervivencia y coste-efectividad.


Capítulo V: Doctrina, disuasión, proliferación y gobernanza de los misiles hipersónicos

El valor estratégico de los misiles hipersónicos no se comprende con la física sola. Es una cuestión de doctrina, de economía política de la fuerza y de gobernanza. La doctrina sitúa el arma en la escalada; la disuasión convierte velocidad y precisión en credibilidad; la proliferación determina el número y la distribución de actores con capacidades reales; y la gobernanza decide si los riesgos que introduce la tecnología se amortiguan o se amplifican. Nada de esto es ajeno a la tríada realista capacidad–voluntad–comunicación: sin capacidad reproducible, la voluntad se vacía; sin voluntad, la capacidad es stock inerte; sin comunicación inteligible, la interacción entra en zonas grises de malinterpretación.

Doctrinas nacionales y el lugar de lo hipersónico en la escalada

Las doctrinas de las principales potencias han asignado a los misiles hipersónicos funciones distintas pero convergentes: comprimir el tiempo de decisión del adversario y elevar el coste de su intervención. Estados Unidos los inscribe en el marco de conventional prompt strike, como opción convencional de gran alcance para objetivos de alto valor o móviles, con la ambición de evitar la escalada nuclear. Rusia los integra en su disuasión activa y en el concepto de escalada para desescalar, como instrumento de señal temprana y de penetración estratégica en la tríada. China los concibe como vértice de una arquitectura A2/AD integrada con ciber y guerra electrónica. Francia articula su apuesta con la continuidad de su disuasión nuclear aérea, mientras que la UE prioriza interceptores y sensores para una defensa multinivel. India, Japón y Corea del Sur los adaptan a disuasiones regionales, reforzando alianzas y resiliencia.

Teoría de señales y tiempos de decisión: por qué la velocidad importa y cuándo desestabiliza

La velocidad reduce el tiempo político disponible para verificar, consultar y decidir. Desde la teoría de señales, lo hipersónico cambia el juego si permite emitir una señal de capacidad que el adversario no puede ignorar sin riesgo. Cuando la señal es creíble y el receptor tiene tiempo de procesarla, la estabilidad puede aumentar; si el tiempo es insuficiente y la carga es ambigua, el receptor puede tomar decisiones por peor caso. El punto de inflexión entre disuasión reforzada y desestabilización no está en el Mach, sino en la relación entre ventanas de detección, fusión de datos y protocolos de crisis. La transparencia técnica limitada y los canales de comunicación reducen el componente de incertidumbre que convierte la velocidad en amenaza de pánico y no en opción política.

Disuasión por negación y por castigo en la era hipersónica

La disuasión por castigo se refuerza si el atacante puede alcanzar nodos críticos con baja probabilidad de intercepción; la disuasión por negación se refuerza si el defensor puede degradar, dispersar y endurecer lo suficiente como para que el primer golpe no decida. Lo hipersónico opera en ambos planos, pero su credibilidad depende de la economía de misiles de ambas partes. Ningún vector es invulnerable; ninguna defensa es perfecta. La estabilidad estratégica se refuerza cuando ambas partes internalizan costes marginales crecientes en la ofensiva y densidades de defensa que niegan beneficios decisivos al primer golpe.

Entrelazamiento convencional–nuclear y riesgos sobre NC3

Los misiles hipersónicos comparten entornos y, a veces, vectores y sensores con sistemas nucleares o duales. El riesgo de entrelazamiento surge cuando un ataque convencional sobre nodos de mando y control, sensores de alerta o bases con funciones duales degrada la percepción nuclear del adversario. Si ese adversario interpreta que su red NC3 ha sido comprometida, puede responder con escalada para evitar quedar ciego. Los conceptos de operación deberían excluir perfiles y patrones asociados a empleo nuclear, separando rutas, altitudes y ventanas temporales cuando sea posible, y acompañarlos de señales doctrinales que acoten esa ambigüedad.

Proliferación: barreras reales y vectores de difusión

La proliferación hipersónica es posible pero no trivial. Existen barreras industriales (imanes NdFeB/SmCo, UHTC/C-C, GaN/SiC, aviónica endurecida), infraestructurales (túneles hipersónicos, bancos de seeker, campañas live-fire) y doctrinales (C4ISR maduro). Aun así, la difusión puede darse por cooperación técnico-militar, transferencia desde programas civiles avanzados y mercados grises de componentes. La trayectoria más probable es una proliferación selectiva: potencias mayores, más un conjunto de actores regionales con base industrial amplia. La narrativa de omnipresencia inmediata es exagerada; la de concentración en polos tecnológicos, más realista.

Marco jurídico y DIH: del principio a la guía operativa

El derecho internacional humanitario no proscribe per se los misiles hipersónicos; obliga a cumplir distinción, proporcionalidad y precauciones. La compresión temporal no exime de verificar el blanco ni de minimizar el daño colateral; obliga a dotarse de procesos y herramientas que lo hagan factible. Las evaluaciones conforme al artículo 36 deben incluir, además de la legalidad abstracta del arma, su interacción con el ciclo de targeting, la calidad y latencia de sensores, la trazabilidad de datos en decisiones de fuego y la auditoría posterior del daño.

Lista de verificación (artículo 36) para sistemas hipersónicos
DimensiónPreguntas claveEvidencia exigible
Distinción ¿Los sensores y la fusión permiten distinguir blancos militares de civiles con la latencia real? Pruebas en entorno degradado; registros de decisión
Proporcionalidad ¿Se modelan efectos colaterales con márgenes adecuados dado el perfil de impacto? Modelos y validación; análisis post-impacto
Precauciones ¿Existen procedimientos de abort/retargeting viables en ventanas cortas? Protocolos y ejercicios documentados
Datos y trazabilidad ¿Queda registro íntegro y verificable de sensores, fusión y decisión? Logs firmados; cadena de custodia de datos

Gobernanza escalonada: de lo posible a lo deseable

Una arquitectura de gobernanza útil no pretende un gran tratado inmediato; propone escalones de factibilidad creciente. El primer escalón es técnico-operativo: notificaciones mínimas de ensayo con ventanas, altitudes y áreas de exclusión; plantillas comunes de NAVAREA/NOTAM; líneas militares directas y ejercicios de verificación de canal. El segundo es de transparencia limitada: registros voluntarios de ensayos con campos básicos y un secretariado técnico ligero; códigos de conducta para evitar perfiles que maximicen ambigüedad nuclear; formatos de telemetría compartida en casos puntuales para resolver incidentes. El tercero, institucional: ajustes al MTCR, al HCoC y a Wassenaar para incluir cadenas industriales y perfiles de prueba, con incentivos para adherirse y penalizaciones reputacionales para desviaciones.

Plantilla de preaviso técnico de ensayo hipersónico
CampoContenido mínimoObservaciones
Ventana temporal Fecha/hora UTC inicio–fin Márgenes razonables según teatro
Áreas de exclusión Polígonos georreferenciados (mar/aire) Coherentes con NAVAREA/NOTAM
Perfil aproximado Altitud/banda de altitud; corredor Sin divulgar IP sensible
Contacto técnico Punto militar 24/7 Ensayo de canal previo

Control de exportaciones y trazabilidad

Los regímenes MTCR, HCoC y Wassenaar pueden reforzarse con cláusulas de trazabilidad de componentes de alto riesgo y debida diligencia en cadenas críticas. La cooperación entre aduanas, agencias de control y sector privado es esencial para detectar envíos fraccionados de óxidos de tierras raras, piezas de GaN/SiC o maquinaria de deposición y sinterizado. Los contratos de defensa deben incluir obligaciones de sustitución rápida de proveedores cuando se identifique riesgo de concentración.

Economía política de la disuasión: costes, series y sostenibilidad

La credibilidad no se mide en prototipos, sino en series. La economía política de la disuasión exige comparar el coste marginal de la ofensiva con el de la defensa en cada escalón. Si un interceptor cuesta mucho más que un misil de ataque, el atacante tenderá a la saturación; si la defensa combina cinéticos, no cinéticos y energía dirigida y logra ratios favorables en terminal, el incentivo de la saturación disminuye. Los presupuestos deben internalizar el coste de reposición y de mantenimiento de sensores y redes, no sólo el de adquisición inicial.

Métricas de éxito para la gobernanza

Una gobernanza creíble necesita métricas. Pueden ser modestas, pero medibles: porcentaje de ensayos con preaviso según plantilla; número de ejercicios de línea directa técnico-militar al año; tiempos de respuesta y latencia media de hand-off en ejercicios; número de auditorías de trazabilidad de cadenas; reducción de incidentes de notificación por zona.

Métricas sugeridas de gobernanza y estabilidad
MétricaDefiniciónObjetivo anual
Ensayos con preaviso % de pruebas notificadas con plantilla estándar >= 80%
Ejercicios de línea directa Número de pruebas de canal técnico-militar >= 4
Auditabilidad de cadenas Auditorías de trazabilidad en eslabones críticos >= 10 por año
Latencia de hand-off Promedio en ejercicios multinodo Sub-segundo a pocos segundos

Estudios de caso hipotéticos

En el Báltico, una salva limitada lanzada desde el enclave de Kaliningrado contra nodos energéticos polacos pondría a prueba la arquitectura OTAN de alerta y hand-off. La neutralización dependería de satélites LEO, radares de banda X y una mezcla de interceptores y engaño; el éxito reduciría la probabilidad de segunda salva, enviando señal de disuasión por negación. En el mar de China Meridional, una maniobra antiportaaviones exigiría coordinación multinodo de cueing espacial y discriminación naval; la imposibilidad de negar el primer golpe no implica derrota, si la defensa preserva funciones críticas y el atacante no logra efectos operacionales decisivos. En Oriente Medio, un empleo demostrativo de un vector hipersónico por parte de un actor regional pondría a prueba normas de preaviso y líneas de crisis; la respuesta prudente y rápida reduciría el incentivo de imitadores.

Una lectura final: doctrina, disuasión y gobernanza en convergencia

La tecnología hipersónica no deroga las reglas de la disuasión; las tensiona. Añade velocidad donde lo escaso es el tiempo político; introduce ambigüedad en sistemas duales y obliga a reformular protocolos de crisis. La gobernanza útil no promete lo imposible, sino que reduce el espacio para errores graves: clarificar doctrinas, señalizar intenciones, robustecer canales, ajustar regímenes a cadenas reales y asumir que la disuasión moderna se sostiene tanto en sensores y algoritmos como en hábitos de cooperación. La excelencia doctrinal vendrá de la coherencia y de la prudencia: usar la velocidad para ofrecer opciones políticas, no para robarle tiempo al juicio.

Correspondencias doctrinales: función de los misiles hipersónicos por actor
ActorFunción primariaEscalada previstaNotas sobre comunicación
Estados Unidos Conventional prompt strike Peldaño intermedio no nuclear Transparencia selectiva; disuasión extendida
Rusia Penetración estratégica / coerción temprana “Escalada para desescalar” Énfasis propagandístico; opacidad de volúmenes
China A2/AD y antiportaaviones Negación de área; compresión temporal Desfiles y prensa estatal; validación aún no bélica
Francia/UE Penetración nuclear (FR) / defensa (UE) Continuidad disuasión aérea / IAMD Soberanía (FR) y resiliencia (UE)
India/Japón/Rep. Corea Disuasión regional Contención y alianza Comunicación aliada coordinada


Capítulo VI: Escenarios 2030–2035, análisis de sensibilidad y recomendaciones estratégicas

El horizonte 2030–2035 para los misiles hipersónicos no lo determinará una cifra de Mach, sino la convergencia de cuatro vectores: cadenas críticas resilientes (imanes NdFeB/SmCo, UHTC/C-C, GaN/SiC), custodia de pista desde el espacio con latencias sub-segundo, una dialéctica ofensiva–defensiva que haga económicamente costosa la primera salva, y una gobernanza que convierta la velocidad en opción política sin precipitar pánicos estratégicos. Se modelan tres escenarios plausibles (cooperación prudente, competencia contenida, espiral de crisis), se someten a pruebas de estrés (retrasos LEO, choques de tierras raras, brecha GaN/SiC, latencias de hand-off, fiabilidad de scramjets) y se extraen implicaciones por teatro (Indo-Pacífico, Europa, Oriente Medio). Se propone una hoja de ruta 2025–2035, métricas verificables y un plan de implementación con responsabilidades. La tesis final es realista: la credibilidad es capacidad reproducible más voluntad explícita más comunicación verosímil; sin esa tríada la velocidad desestabiliza.

Metodología y supuestos

Los escenarios combinan tendencias industriales (separación de tierras raras, foundries GaN/SiC, líneas UHTC/C-C), madurez tecnológica (TRL/MRL/SRL de interceptores, sensores y C2), doctrinas publicadas y cronologías de pruebas con custodia de pista. Las sensibilidades se expresan en rangos cualitativos y semicuantitativos (latencias objetivo, ventanas de compromiso, umbrales de probabilidad conjunta de defensa). Se aplica red-teaming: para cada supuesto clave se identifica cómo podría falsarse y qué correcciones desencadenaría.

Escenario 1. Cooperación prudente (probabilidad moderada; impacto estabilizador)

Las grandes potencias reconocen el coste creciente de la carrera hipersónica y convergen en transparencia técnica limitada: preavisos estandarizados, NAVAREA/NOTAM con plantillas comunes, líneas directas verificadas y ejercicios de canal. Maduran los interceptores de fase de planeo en teatros críticos; las constelaciones LEO alcanzan densidad para hand-off sub-segundo en ejercicios; la economía de misiles mezcla cinéticos, engaño, guerra electrónica y energía dirigida para defensa puntual. La proliferación es selectiva y la disuasión se apoya más en negación creíble que en castigo inapelable.

Escenario 2. Competencia contenida (probabilidad base; impacto mixto)

La carrera se intensifica sin ruptura catastrófica. Estados Unidos, Rusia y China consolidan arsenales operativos limitados; Europa/Francia logran hitos IAMD; Japón y Corea estabilizan programas regionales. La industria sigue siendo el cuello: foundries GaN/SiC, focales IR y refinación de REE marcan el paso. Las defensas mejoran, pero los atacantes aprenden a secuenciar salvas y a combinar vectores con ciber/EW. La gobernanza avanza por piezas (preavisos, hotline), con zonas de opacidad en crisis. La estabilidad es frágil, sostenida por el reconocimiento de costes crecientes y la imposibilidad de un primer golpe sin represalia.

Escenario 3. Espiral de crisis y malatribución (probabilidad baja–media; impacto desestabilizador alto)

Un impacto hipersónico mal atribuido o la percepción de carga nuclear precipitan decisiones por peor caso. Fallos de custodia de pista, latencias altas y ausencia de líneas directas activas desencadenan represalias escalonadas. La defensa improvisa, agota cargadores y negocia reglas ex post. La pérdida de confianza y el daño reputacional fuerzan reformas de gobernanza.

Sensibilidades críticas

Retraso LEO (≥24 meses). Degrada probabilidad conjunta de defensa y empuja a terminal más costosa. Mitigación: IOC parcial por capas, backhaul reforzado, edge-compute para reducir latencia.
Choque REE (–30 % Dy/Tb durante 12–18 meses). Afecta actuadores y disponibilidad. Mitigación: reciclaje, contratos de offtake, stock crítico y sustitución parcial.
Brecha GaN/SiC militar. Penaliza potencia radar y refinamiento terminal. Mitigación: capex en foundries aliadas, packaging militar europeo, compras anticipadas.
Latencias de hand-off >3 s. Vuelve marginal la intercepción en planeo. Mitigación: optimización de red, priorización de telemetría, nodos intermedios, cómputo en borde.
Fiabilidad scramjet por debajo de umbral. Reduce credibilidad HCM. Mitigación: campañas de ignición/estabilidad, perfiles híbridos, transición escalonada vía HGV.

Indicadores de alerta temprana

Indicadores de alerta temprana (EWI) y umbrales
IndicadorFuenteUmbralRespuesta recomendada
Ensayos sin preaviso NAVAREA/NOTAM; OSINT satelital ≥2 en 90 días Activar hotline; elevar posture IAMD; mensaje disuasorio
Latencia media de hand-off Informes post-ejercicio >3 s Optimizar red; priorizar tráfico; desplegar nodos edge
Disrupción de Dy/Tb Mercados; aduanas –20 % flujo 6 meses Liberar stockpiles; activar reciclaje; compras de emergencia
Foundries GaN/SiC militares Contratos/plantas Sin duplicación a 18 meses Capex acelerado; acuerdos trilaterales; packaging local
Fallas de fusión/atribución Incidentes declarados ≥2 graves/año Auditoría V&V IA; reforzar humanidad en el bucle

Implicaciones por teatro

Indo-Pacífico. Postura de dispersión, bases endurecidas, burbujas archipelágicas, custodia LEO aliada, C2 con kill-web y edge-compute, negación de puntos de lanzamiento con LRHW/CPS/aliados.

Europa. Red terrestre densa interoperable OTAN/UE, constelación LEO europea acoplada a aliados, interceptores europeos en IOC, coordinación OTAN-UE para asignación de fuego, protección de infraestructura crítica y doctrinas de economía de misiles.

Oriente Medio. Defensa multinivel con énfasis en atribución rápida, custodia combinada espacio-superficie, capas EW/engaño y lecciones iterativas a partir de salvas mixtas.

Hoja de ruta 2025–2035

2025–2027. IOC de custodia LEO parcial; pilotos de fusión IA con V&V; contratos capex de foundries GaN/SiC y plantas REE; ejercicios de preaviso y hotline; pruebas live-fire de interceptores de planeo con agresión EW.

2028–2031. Madurez de redes sensoriales; IOC de interceptores; packaging militar y focales IR con alta fiabilidad; ROE aliadas con automatización supervisada; métricas de gobernanza activas (≥80 % preavisos; ≥4 ejercicios de hotline/año).

2032–2035. FOC en arquitecturas multicapa; cadenas críticas estabilizadas; códigos de conducta consolidados; verificación ligera; mezcla coste-eficiente de cinéticos/no cinéticos/energía dirigida.

Recomendaciones por actor

Unión Europea/Francia. Completar el triángulo IAMD (espacio, sensores, interceptores); financiar foundries y packaging militar con retorno industrial; cláusulas de trazabilidad en contratos; institucionalizar preavisos y ejercicios OTAN/UE; métricas comunes de hand-off.

Estados Unidos. Acelerar GPI y capa espacial con metas de latencia; blindar cadenas GaN/SiC y focales IR; protocolos de transparencia selectiva y guardarraíles de crisis; evitar dispersión programática que diluya volumen operativo.

Japón/República de Corea. Resiliencia de bases, stockpiles de REE y reciclaje; interoperabilidad con custodia LEO; asignación distribuida; ROE con humanidad en el bucle.

India. Cerrar brecha de refinación y microelectrónica; priorizar C2 y sensores robustos; madurar scramjets; adoptar perfiles híbridos y HGV como puente.

Israel. Exportar lecciones de defensa superpuesta y atribución rápida; contribuir a estándares de fusión y ROE; cooperación en capa espacial.
Industria aliada. Consorcios universidad-industria en UHTC/C-C; normalización OTAN/UE de seekers y enlaces; auditorías de ciberseguridad/PNT en C2; programas de reciclaje NdFeB a escala.

Métricas de éxito

Métricas 2025–2035: estabilidad y capacidad
KPIDefiniciónMeta 2027Meta 2031Meta 2035
Custodia LEO % de tiempo con pista continua en ejercicios ≥70% ≥85% ≥90%
Latencia de hand-off Media en ejercicios multinodo ≤3 s ≤1,5 s ≤1 s
Intercepción en planeo Pk en campañas live-fire ≥0,45 ≥0,60 ≥0,70
Preaviso de ensayos % con plantilla estándar ≥70% ≥80% ≥90%
Capacidad GaN/SiC Líneas militares duplicadas en aliados ≥1 ≥2 ≥3

Marco cuantitativo de decisión
La probabilidad conjunta de defensa frente a un planeador puede aproximarse por P_J = P_D × P_F × P_A × P_K (detección, fusión válida, asignación de fuego, probabilidad de neutralización). Umbrales orientativos por teatro:

Umbrales de decisión defensiva (orientativos 2030–2035)
TeatroLatencia hand-offCustodia de pista (≥)P_J objetivo (salva simple)P_J objetivo (salva saturada)
Indo-Pacífico archipelágico ≤ 1,5 s 85 % ≥ 0,60 ≥ 0,40
Europa continental ≤ 2,0 s 80 % ≥ 0,55 ≥ 0,35
Mediterráneo/Oriente Medio ≤ 1,8 s 82 % ≥ 0,58 ≥ 0,38

Economía de misiles: reglas prácticas

Si el atacante lanza una salva N con coste unitario, y el defensor añade m cinéticos por blanco más no cinéticos y energía dirigida cuando proceda, el coste esperado del defensor es C_d ≈ m·c_k + α·c_ew + β·c_de​. Tres reglas útiles: i) subir m por encima de 2 rara vez mejora PJP_JPJ​ más que invertir en fusión/latencia; ii) el primer euro va a custodia LEO y hand-off, el segundo a interceptores de planeo, el tercero a no cinéticos; iii) la energía dirigida es eficiente cuando reduce el coste marginal terminal en defensa puntual.

Plan de implementación 2025–2035 y responsabilidades

Plan (RACI simplificado) y metas por hito
LíneaMeta 2027Meta 2031Meta 2035RACI
Capa LEO IOC parcial; latencia ≤ 3 s Latencia ≤ 1,5 s; 85 % custodia Latencia ≤ 1 s; 90 % custodia Agencias espaciales Gobiernos OTAN/UE Industria
Interceptores de planeo Pruebas live-fire IOC en teatros críticos FOC multicapa Consorcios defensa MOD OTAN/UE Agencias T&E
Foundries GaN/SiC 1 línea duplicada 2 líneas; packaging local 3 líneas; cadena completa Industria Gobiernos Bancos públicos OTAN/UE
Separación/reciclaje REE Planta + piloto (≥30 %) 2 plantas + reciclaje (≥50 %) Red REE + reciclaje (≥60 %) Industria Gobiernos Academia OTAN/UE
Gobernanza/ROE Plantillas; hotline probada ≥80 % preavisos; ≥4 ejercicios/año ≥90 %; métricas públicas MOD/EEAS Gobiernos OTAN/UE Think tanks

Mapa de actores y palancas

Actores y palancas estratégicas
PalancaActor principalCoactoresResultado
Custodia LEO y enlaces Agencias espaciales Industria; OTAN/UE Latencia sub-segundo y continuidad de pista
Interceptores de planeo Consorcios defensa Agencias T&E; MOD Pk ≥ 0,6 en 2031; ≥ 0,7 en 2035
Foundries GaN/SiC Gobiernos/industria Bancos públicos Red aliada de 2–3 líneas militares
Separación/reciclaje REE Industria Gobiernos; academia Suministro estable; >50 % reciclaje a 2031
Gobernanza técnica MOD/EEAS/DoD OTAN/UE; UNIDIR Preavisos, hotline y métricas operativas

Registro de riesgos y mitigación

Riesgos y medidas de mitigación
RiesgoProb.ImpactoMitigaciónPropietario
Malatribución de impacto Media Muy alto Hotlines; protocolos de atribución; transparencia limitada MOD/EEAS/OTAN
Choque REE Media Alto Stockpiles; reciclaje; offtake Comisión/DoD/industria
Brecha GaN/SiC Media Alto Capex foundries; packaging local Gobiernos/consorcios
Latencia de red Media Alto Edge-compute; QoS priorizado; nodos intermedios C2 aliados
Fallo V&V IA Baja–media Alto Datasets curados; pruebas adversariales; humanidad en el bucle Autoridades T&E

Agenda mínima de investigación 2025–2030

Fusión e IA con V&V adversarial; física de firma en planeo (librerías MWIR/LWIR y ventanas EO/IR bajo plasma); scramjets (ignición/estabilidad/enfriamiento regenerativo) y perfiles híbridos HCM/HGV; economía de misiles por teatro; prospectiva REE y GaN/SiC militar bajo shocks; plantillas interoperables de preaviso y protocolos de atribución técnica; ejercicios de hotline con evaluación pública.

Conclusión de la sección

El 2030–2035 hipersónico no lo decidirán Mach ni alcance, sino la convergencia entre cadenas críticas, verificación operativa, defensa multicapa y gobernanza de crisis. La excelencia consiste en invertir donde el tiempo se gana de verdad: custodia LEO, fusión y validación, interceptores de planeo, foundries y separación de tierras raras, y protocolos de crisis que devuelvan margen al juicio político. Allí donde capacidad reproducible, voluntad explícita y comunicación verosímil convergen, la velocidad es política; donde no, es pánico.


Conclusión

Este dossier ha mostrado que la hipersónica no es un atajo tecnológico hacia la invulnerabilidad, sino un campo donde la física, la industria y la política se entrelazan de manera inseparable. La velocidad y la maniobrabilidad, por sí solas, no otorgan poder estratégico; lo hace la capacidad de convertirlas en una aptitud reproducible, integrada en arquitecturas de detección y mando, defendida frente a contramedidas y gobernada con reglas que reduzcan la probabilidad de error. A lo largo de los seis capítulos hemos sostenido una tesis sencilla y exigente: la credibilidad disuasoria descansa en la convergencia entre capacidad reproducible, voluntad explícita y comunicación verosímil. Allí donde una de esas piezas falla, la promesa hipersónica se vuelve retórica; donde las tres se alinean, la velocidad deja de ser un factor de pánico y se convierte en una opción política útil.

En el plano técnico, los límites duros no desaparecen. La aerotermodinámica, el guiado en entorno ionizado, la estabilidad de scramjets y la gestión térmica imponen condiciones que no se resuelven con proclamas. Este trabajo ha precisado ecuaciones, órdenes de magnitud y sus implicaciones operativas, a fin de separar lo físicamente posible de lo improbable. Del mismo modo, la defensa frente a misiles hipersónicos no es un único interceptor, sino una arquitectura: custodia de pista desde el espacio, fusión multisensor validada, radares modernos, interceptores en fase de planeo, medidas no cinéticas y reglas de enfrentamiento claras. La viabilidad no se mide en fichas técnicas, sino en la probabilidad conjunta de defensa y en la latencia real del traspaso de pista.

El análisis industrial ha sido inequívoco. Ningún programa hipersónico se sostiene sin cadenas críticas resilientes: imanes NdFeB/SmCo, sistemas de protección térmica UHTC y compuestos C/C, semiconductores de banda prohibida ancha GaN/SiC y aviónica endurecida. La concentración de la refinación de tierras raras, la dependencia de maquinaria litográfica avanzada y la capacidad artesanal limitada en UHTC revelan que el “eslabón más débil” de la cadena es, a menudo, el verdadero cuello de botella estratégico. La respuesta realista no es la autarquía, sino una combinación de diversificación, reciclaje, inversión en capacidades propias y acuerdos de offtake que conviertan vulnerabilidades estructurales en riesgos gestionables.

En la comparación por actores, las trayectorias divergen pero los condicionantes convergen. Estados Unidos ha pasado del récord puntual a la búsqueda de fiabilidad repetible, con una cartera plural de programas y el reto de la producción en serie. Rusia ha convertido el despliegue temprano en un activo comunicativo, pero con sombras sobre sostenibilidad industrial. China ha construido el ecosistema más sistémico —masa de pruebas, integración doctrinal, ventaja en recursos—, a la vez que arrastra brechas tecnológicas en microelectrónica de vanguardia y la necesidad de validación en guerra real. Europa y Francia han apostado por la defensa y por una autonomía selectiva que encaje su fortaleza en sistemas con la maduración de eslabones críticos. India, Japón y Corea del Sur han calibrado ambición y alianzas en clave regional. En todos los casos, el valor estratégico depende menos del Mach y más de la capacidad de sostener en el tiempo lo que se proclama.

En el terreno de la estabilidad y la disuasión, la hipersónica actúa como multiplicador ambivalente. Puede reforzar la disuasión por castigo al reducir la probabilidad de intercepción y acortar el tiempo a objetivo; también puede apuntalar la disuasión por negación si las defensas multicapa elevan el coste del primer golpe. Pero la compresión temporal y la ambigüedad tecnológica incrementan el riesgo de malatribución y de escaladas por error, especialmente cuando sistemas convencionales y redes nucleares comparten sensores, nodos o doctrinas. La respuesta no es negar la física, sino sumar gobernanza a la técnica: transparencia limitada en ensayos, líneas directas verificadas, plantillas de preaviso, protocolos de atribución técnica y reglas de automatización con supervisión humana efectiva.

Los escenarios a 2030–2035 confirman que el desenlace no es fatalista. La cooperación prudente —transparencia técnica acotada, hotlines activas, códigos de conducta prácticos— es compatible con la competencia tecnológica si se interioriza el coste de la carrera y la utilidad de medir lo que importa: latencias reales de traspaso, probabilidad conjunta de defensa, disponibilidad de inventarios y resiliencia de cadenas. La competencia contenida seguirá siendo el escenario base: arsenales limitados y crecientes capacidades defensivas bajo presión industrial. El peor caso —espiral de crisis y malatribución— es menos probable, pero de impacto alto; mitigarlo exige invertir antes en los eslabones que ganan tiempo político: custodia LEO, fusión validada, interceptores de planeo, foundries y separación de tierras raras, y reglas de crisis ensayadas.

Este trabajo ha propuesto métricas verificables y una hoja de ruta con metas intermedias. No se trata de prometer invulnerabilidades, sino de comprometer plazos y resultados auditablemente alcanzables: porcentajes de ensayos con preaviso, ejercicios de línea directa superados, latencias medias de hand-off, tasas de intercepción en campañas representativas, duplicación de foundries militares aliadas, capacidades de reciclaje de Nd/Pr y stock críticos para amortiguar choques. La economía de misiles debe incorporar, con realismo, que el primer euro va a custodia de pista y fusión; el segundo, a interceptores de planeo; y el tercero, a medidas no cinéticas y engaño que diluyan salvas y hagan eficientes las capas terminales.

Europa recibe de este dossier una doble tarea. La primera, culminar el triángulo IAMD —capa espacial, sensores y interceptores— con indicadores públicos de progreso; la segunda, cerrar brechas industriales en GaN/SiC, focales IR y REE mediante inversión, alianzas y normas de trazabilidad. Estados Unidos, por su parte, ha de consolidar producción repetible, proteger cadenas críticas y afinar la transparencia selectiva y los guardarraíles de crisis. China ha de demostrar rendimiento repetible en entornos contestados y gestionar la diferencia entre propaganda y evidencia; Rusia, convertir la señal en capacidad sostenible. Japón y Corea pueden seguir liderando la resiliencia industrial en reciclaje y semiconductores; India, la transición de laboratorio a serie con C2 y sensores robustos; Israel, la atribución rápida y la defensa superpuesta como escuela práctica.

La principal limitación de este estudio es la opacidad inherente a programas sensibles y la volatilidad de datos industriales. Para salvarla, se han explicitado rangos, supuestos y métodos de verificación; allí donde la evidencia no alcanza, se han propuesto métricas y procesos para medir y gobernar. La agenda de investigación que queda abierta es concreta: fusión e IA con validación adversarial; física de firma en planeo y ventanas EO/IR bajo plasma; encendido y estabilidad de scramjets; economía comparada por teatro; prospectiva REE y GaN/SiC bajo choques; y estandarización de plantillas de preaviso y protocolos de atribución técnica.

Este dossier no concluye con una promesa de control absoluto, sino con un compromiso de medición y de gobierno. En una era de velocidad, la estabilidad la asegura quien sabe dónde se gana el tiempo: en sensores que sostienen la pista, en redes que transfieren sin latencias inasumibles, en defensas que combinan capas y en cadenas industriales que no se quiebran al primer shock. Lo hipersónico, leído con realismo, no obliga a una carrera sin frenos; obliga a una madurez técnica, industrial y política proporcionada a los riesgos que introduce. Si capacidad reproducible, voluntad explícita y comunicación verosímil convergen, la velocidad será un instrumento de disuasión responsable. Esa es la vara con la que deberán medirse las decisiones que sigan a estas páginas.


Nota metodológica sobre datos no verificables

Cuando se reproduce una cifra proporcionada por una fuente oficial sin verificación independiente, se indica en el texto y/o en nota al pie. En casos de discrepancia entre fuentes, se priorizan informes gubernamentales consolidados (CRS), think tanks de alto impacto (RAND, IISS, SIPRI, EUISS, IFRI, SWP) y literatura revisada por pares (JHU/APL, Nature Communications). No se extraen conclusiones cuantitativas más allá del alcance de esa evidencia.


Nota metodológica

Las estimaciones de consumos, costes y plazos proceden de USGS (2025), NDIA (2023), CRS (2025), JECS (2023) y artículos de materiales (Peters et al., 2024). La literatura china se ha incorporado a partir de resúmenes y traducciones autorizadas de documentos de la CAS y la CAAA. Las cifras relativas a programas rusos y chinos deben leerse con cautela dadas las limitaciones de verificación independiente; por eso se presentan como órdenes de magnitud y no como valores absolutos.


Glosario mínimo

Mach: cociente entre la velocidad del vehículo y la velocidad del sonido en el medio.

HGV: Hypersonic Glide Vehicle (planeador hipersónico).

HCM: Hypersonic Cruise Missile (misil de crucero hipersónico con scramjet).

TPS: Thermal Protection System.

UHTC: Ultra-High Temperature Ceramics.

A2/AD: antiacceso/negación de área.

C2/C4ISR: mando y control / mando, control, comunicaciones, computadores, inteligencia, vigilancia y reconocimiento.

DIH: derecho internacional humanitario.

HCoC: Código de Conducta de La Haya.

IAMD: defensa aérea y antimisiles integrada.

INS: sistema de navegación inercial.

MTCR: Régimen de Control de Tecnología de Misiles.

NC3: redes de mando, control y comunicaciones nucleares.

ROE: reglas de enfrentamiento.

custodia de pista: continuidad de seguimiento de un blanco a lo largo del tiempo.

hand-off: transferencia de pista entre sensores/nodos para solución de tiro.

Pk: probabilidad de neutralización del efector.

IOC/FOC: capacidad operativa inicial/final.

edge-compute: cómputo en el borde de la red para reducir latencia.

V&V: validación y verificación.

HOTL/HITL: human-on-the-loop / hardware-in-the-loop.


Referencias (selección, APA)

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